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20 años después



Simon observó las grises paredes de la enorme instalación penitenciaria y suspiró derrotado, Alec y su equipo de persuación habían hecho un gran trabajo al convencerlo de asistir a la liberación de la única mujer que esperaba no ver en lo que le quedaba de vida, tenía ganas de salir corriendo, pero no había vuelta atrás, después de décadas volvería a ver el rostro de quién fuera su primer amor, aunque, si lo pensaba bien, tal vez aún seguía siéndolo. Agitó su cabeza negando ese último pensamiento, no podía seguir pensando en ella de manera sentimental, no después del crimen cometido contra su propio hijo y menos cuando estaba a minutos de volver a verla, ella vería que seguía siendo su debililidad y no podía permitirlo.

Una suave voz lo sacó de sus pensamientos, Clary lo observó con una sonrisa y de inmediato empezó una conversación en el afan de distraerlo, Simon la abrazo agradecido y depositó un beso en su frente, iba a preguntarle en donde estaban sus sobrinos cuando de pronto el ronronear de una moto llamó su atención.

Una imponente Harley hizo su entrada muy lentamente y aparcó cerca a dónde la pareja se demostraba afecto, Simon no pudo disimular la sorpresa en su rostro, no podía creer que aquel joven de castaños cabellos estuviera ahí, siempre pensó que Gideon jamás se acercaría a la penitenciaría de Fuchu, pero ahora después de 20 años parecía que el sueño de su ex esposa se haría realidad.

— Hola hijo, me alegra de verte tan....

— Abuelito — un alegre niño de cinco años salió de entre los brazos de Gideon, el pequeño rubio intentaba quitarse el casco de protección.

— Patrick, pero... — Simon vio boquiabierto a su pequeño nieto que de un salto bajó de la moto y se pegó a sus piernas para saludarlo. Cargó al pequeño diablillo que ya se estaba escapando para ir junto a sus primos y lo besó sonoramente en la mejilla haciéndolo reír, luego de darle todos los mimos que podía, lo dejó ir y se centró en su hijo — Gideon, es irresponsable traer a un niño tan pequeño en la moto, pudo haber pasado un accidente y...

— No te preocupes papá, tomé todas las precauciones, jamás permitiría que mi hijo se lastimara por mi culpa.

Simon suspiró, era inútil discutir con él, se acercó a su hijo para abrazarlo y darle un beso en la mejilla — te amo hijo, solo me preocupo por ti y mi nieto.

— Lo sé, yo también te amo papá — ambos compartieron un cálido abrazo — ahora necesito que me salves del ogro de...

— ¡Gideon! — un gritó furioso se escuchó y el nombrado dio un salto, tembló y corrió al lado de su pequeño hijo — no huyas cobarde — un alto joven terminó de bajar del coche en el que había llegado y de inmediato recibió en sus brazos una pequeña bebe de dos años que se aferró a su cuello.

El recién llegado caminó hasta acercarse a Simon y lo saludo con todo el respeto del mundo, luego le pasó a su nena pidiéndole que la cuidara mientras le daba su correctivo a su pareja.

— Apa, poblemas — dijo la pequeña mientras se colgaba del cuello de Simon.

— Dejemos que lo regañe un momento y luego vamos a salvarlo, ahora, más importante, la princesa más hermosa del mundo mundial me a dado un beso, ¿qué debo hacer?

— Beso abuelito — Simon no resistió y lleno de besos las rosadas y regordetas mejillas de su nieta.

Estaban compartiendo mimos cuando un moreno llegó corriendo a arrebatar a la pequeña de los brazos del castaño — abuelito Mags.

— Hola preciosura, dame muchos besos, dame más besos de los que le diste a Sheldon — La niña río y empezó a darle besos ante las quejas de Simon.

— Hola Mica, ¿cómo estas pequeña?.

Al escuchar la voronil voz, Micaela Lightwood, saltó de los brazos de Magnus y corrió hacia su otro abuelo, a pesar de sus cortos pasitos logró llegar a él en segundos — Ale — fue lo único que dijo la niña antes de darle un beso en los labios. Ese gesto dejó con la mandíbula en el suelo a sus otros abuelos presentes.

— Mica, te e dicho que...

— Mica posa Ale.

Al escuchar aquello Rafe se acercó a su padre con el ceño fruncido — Que rayos papá, ¿Qué significa esto?

— No guites Alec, papá malo — Mica se aferró al cuello de Alec mientras le lanzaba una dura mirada con ceño fruncido a su padre.

Una carcajada se escuchó, Jace miraba a Rafe con burla — sabía que algún día esto sucedería, te lo mereces sobrino, eso te pasa por haberte burlado de mi cuando mi princesa se confundió y besó al sapo Lewiss — Rafe lo fulminó con la mirada y eso solo causó que Jace se carcajeara aún más fuerte.

Gideon pasó a tío y sobrino para tratar de tomar a su hija, pero la pequeña se rehusaba a ir con él pese a que le dijo que la llevaría a tomar un helado.

En eso las enormes puerta de la cárcel se abrieron y una pelinegra pálida y delgada salió acompañada de un anciano Robert Lightwood, Gideon no pudo apartar la mirada, nada quedaba de aquella imponente mujer que solía gritarle cuando cometía algún error, la expresión que mostraba era de absoluta tristeza, pero esa expresión cambió cuando sus ojos se encontraron, Isabelle lo reconoció a pesar de los años, ella susurró su nombre y sonrió.

Todos miraban expectantes, nadie movió ni un solo músculo esperando que sea Gideon quien diera el primer paso, pero no fue él quien lo hizo, Patrick como todo niño curioso se acercó a su bisabuelo para preguntar quien era esa mujer.

Robert lo miraba sin saber que decir, si bien había arreglado sus problemas familiares y convivía con sus hijos y nietos, no había considerado decirle a su hija que ya era abuela — Ella es...

— Ella es mi hija, tu nieta — sorprendiendo a todos Gideon se acercó a Isabelle — Hola Isabelle.









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