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Capítulo 4: "Gerty911"

¡Hola! 

Sí, he vuelto de mi viaje, muy triste porque haya terminado *Llora* pero aquí un nuevo capítulo de SST, que es lo que me levanta el ánimo :D Sé que me lo han estado pidiendo pero me ha costado horrores escribirlo puesto que estuve con falta de tiempo (Al ir al viaje, me atrasé con la escuela y bueno, ya saben, los profesores no tuvieron piedad) pero aquí lo tienen. A partir de ahora, capítulo nuevo cada semana, no los abandonaré más. Lo siento por eso u.u

Y bueno, que disfruten de este nuevo capítulo y los quiero :3

____________________

Hacía mucho frío en los metros de Manhattan. Quizá porque estaba nevando como si fuera el fin del mundo, allí, unos metros más arriba del suelo. Pero Brian, Alisson y yo, habíamos podido sobrevivir a tanta corrida entre el helado invierno. Quisimos rentar un coche, pero no resultó, nos cruzamos con dos hombres provenientes de Argentina el cual con dificultad nos explicaron dónde estaba la estación de metro, y por último, varios chinos nos corrieron varias calles como si quisieran matarnos. De película, ¿No? Ojalá lo hubiese sido...

Sin embargo, ya sentados en el metro, Brian meneaba la cabeza como si se estuviese durmiendo cada segundo que pasaba, en cambio, Alisson apuntaba su celular para todos lados, bajo la mirada curiosa de otros pasajeros que no sabían qué hacía. Me hubiese gustado decirles que solo buscaba señal, pero seguí en lo mío, mirando mis uñas y pensando en Ryan, algo de lo cual ya estaba acostumbrada a hacer.

Nunca estuvo en mis planes que repentinamente me dijeran que él jugaría en Brooklyn, pero sucedió y por primera vez tuve que tomar las riendas de este problema e intentar manejarlo por mí misma, con ayuda de Brian y Alisson.

Tenía casi cuarenta minutos para poder pensar en las próximas horas. A veces evité hacerlo, pero ya todo estaba hecho, solo quedaba esperar y lamentablemente, era momento de pensar.

Probablemente, cuando llegara a Brooklyn, íbamos a tener que asistir al gran y esperado partido de Ryan, hasta ahí todo estaría bien, pero luego llegaría la decisión. Irían entrenadores de las grandes ligas y querrían llevárselo lejos. O podía ser que no. Pero si sucedía, mi relación con Ryan sería a distancia.

Y seamos realistas, la mayoría de estas relaciones no suelen terminar del todo bien.

¿Podríamos soportar algo como eso una vez más?

Un nudo en mi estómago me envistió. Probablemente me había puesto pálida, sin embargo, me tranquilicé. Habría tiempo para hablarlo con él una vez que llegara. Sin embargo, iba a tener que ir mentalizándome.

¿Mentalizarme de qué? Ni siquiera tenía idea de lo que sucedería conmigo en los próximos tres cuartos de hora.

Necesitaba hablar con alguien.

Y solo se me ocurrió llamar a Gerty911.

Pero claro, siempre que necesitamos nuestro celular con tanto fervor, nos damos cuenta de que ya casi no tiene batería.

Alisson sí, por cierto.

-Hey –la llamé suavemente, Brian estaba casi dormitando y no tenía ganas de despertarlo.

-¿Qué sucede? Estoy enfadada, ya te voy advirtiendo.

-¿De qué? –pregunté sorprendida.

-De esta porquería de señal que hay aquí.

-¿Pero qué quieres hacer?

-Necesito actualizar urgentemente mi estado de perfil...

-Aja...

-En serio.

-Lo sé, solo... Escúchame, ¿Te molestaría prestarme tu teléfono para hacer una llamada? Será rápido.

-...Está bien, tengo llamada ilimitada, así que habla cuanto quieras, sinceramente me hará bien alejarme de esa porquería por un rato.

Su mirada fue amenazante. Vaya, lo que podía hacerle la tecnología a una simple chica de diecisiete años.

Me alejé un poco y marqué de memoria el número de mi mejor amiga y noté la desesperación que tenía en cada tono que daba el teléfono.

Realmente necesitaba hablar con ella sobre Ryan.

Vaya... Que yo pensara eso era algo imposible.

-¡YA DEJA DE LLAMARME IMBÉCIL!

Y así fue como perdí la audición. O más bien parte de ella.

-¡Gerty! Soy yo, Amy, ¿Qué sucede? ¿Qué imbécil? ¿Estás bien?

-S-sí, sí, ¡Amy! Lo siento, unos idiotas de publicidad telefónica, están volviéndome loca, ¿Qué onda? ¿Llamándome desde Manhattan? ¿Tú?

-Sí, lo siento, quizá oigas un poco mal pero estoy en el metro y hay poca señal.

-Por ahora se oye bien... Espera... ¿Has dicho metro? ¿Qué haces allí?

-Muchas preguntas, mejor te explico.

Brevemente le conté la historia que había surgido durante estos días, incluido los chinos que nos corrieron.

-Vaya, ¿Has luchado con Jackie Chan también?

-¿Qué tienen todos con ese tipo? –pregunté más para mí misma.

-Así que... ¿Me has llamado para eso solo? Mejor que comiences a decir tus verdaderas razones de llamada a Gerty911.

-Ya no sé qué pensar, Ger.

-Sabía que en algún momento sucedería.

-¿A qué te refieres?

-Tú, Ryan y el futuro individual de cada uno.

-¿Fut...?

-Sí, futuro individual de cada uno, tal como lo oíste. Ryan querrá ser elegido por las grandes ligas y tú querrás graduarte lo más rápido posible para ir a la universidad con tu mejor amiga. Y eso tiene un resultado que solo ambos podrán definir.

-Pero...

-Lo sé, querrás buscar la manera de hacer todo eso y a la vez estar juntos.

-Dime ya mismo cómo estás leyendo mi mente.

-No lo estoy haciendo –dijo riendo-, simplemente tienes las típicas dudas de las típicas adolecentes típicamente enamoradas.

Reí un poco, la presión poco a poco se esfumaba.

-¿Entonces qué debo hacer?

-Bueno, tampoco soy adivina ni cupido. Creo que eso deberías decidirlo tú y hablarlo al mismo tiempo con Ryan, no tomes decisiones por ti misma. Es una tontería.

Hablarlo con él no sería tan malo, supuse de repente. Es cierto, me estaba precipitando sola a todo este enredo. Quizá Ryan tenía los mismos pensamientos que yo y ambos nos lo guardábamos para no preocupar al otro. Gerty tenía razón y la llamada había valido la pena.

-Gracias, no sabes cuantas ganas tengo de abrazarte en este momento amiga.

-Calma, te he dicho algo sencillo de reconocer, supongo que tienes demasiadas cosas en la cabeza como para darte cuenta, por eso quiero que te tranquilices y no te sobre esfuerces Amy.

-Aw, salió la madre Gerty sobre protectora. Hablando en serio, gracias y lo haré, estaré bien.

-Amy... -dijo Alisson, carraspeando detrás de mí. Le hice una seña para que esperara un segundo.

-Debo dejarte Ger, una vez que llegue a Brooklyn prometo llamarte, ¿Bien?

-Estupendo.

-Por cierto, déjame preguntar algo... Cuando contestaste el llamado a esos supuestos publicitantes de los cuales no me trago ni por casualidad, ¿A quién le gritabas realmente tan furiosa?

-Larga historia, te cuento cuando vuelvas.

-Bien, nos vemos, te quiero amiga.

-Igual yo, suerte.

Finalicé la llamada y le devolví el teléfono a su dueña que me observaba curiosa. Me hubiese gustado decirle lo que sucedía, pero en ese mismo momento el metro se detuvo para abrir sus puertas, haciendo que entrara una horda de, como los llamo yo, "Suricatas" y ocupar lugares hasta más no poder. Por suerte había personas que bajaban.

De repente me acerqué a mis amigos, sentándonos uno al lado del otro. Quedé en el medio de ambos en silencio, pensando continuamente en las palabras "Futuro individual".

-¿En dónde estamos? –preguntó Brian, despertándose un poco.

-No lo sé... -admití.

-Por la 72 St –dijo un señor amable al escuchar a Brian.

-Gracias –murmuré.

Realmente no tenía ni idea de cuantas paradas habría de tener el metro, supongo que muchas por lo que tardaremos en llegar pero simplemente sabría cuando bajar a Brooklyn. Por lo tanto, me acomodé en el asiento y apoyé mi cabeza en la ventanilla.

Mala idea.

Cuando arrancó nuevamente el metro, vibró tanto que me golpee reiteradas veces en un microsegundo.

Oí la risa de Brian y le codee.

-Mejor que Ryan gane, porque con tantas vueltas y corridas que hemos dado...

Y bien que la valieron, porque no sé cómo, me quedé completamente dormida y llegamos en un santiamén.

Alisson fue la que me despertó.

-Amy, vamos.

Abrí los ojos. Las personas ya no eran las mismas con las que estábamos viajando, pero Alisson me lo explicó instantáneamente luego de ver mi rostro.

-Tuvimos alrededor de veinte paradas.

-Auch.

Menos mal que me había quedado dormida. Aunque ahora que lo pensaba, ¿Y si era la única que sabía dónde bajarse y estaba durmiendo? Que buena guía que fui...

Entre apretones y maletas atoradas por las piernas de las personas, conseguimos salir con éxito hacia fuera del vagón. La verdad es que odiaba perder la noción del tiempo, sin embargo, cuando mi estómago se revolvió del hambre noté que debían ser alrededor de las dos de la tarde, ya que a la una tomamos el metro.

Caminamos un estrecho tramo hasta volver a ver la luz del día. El sol dio de lleno sobre nosotros y a pesar del increíble frío que hacía, nos pareció cálido. Manhattan estaba cubierto de un manto blanco, sin embargo, en Brooklyn parecía haber menos.

Apenas caminamos unos pasos y los tres nos miramos entre nosotros.

Sí, había un McDonald's a nuestro lado.

Claro que íbamos a entrar, hasta que recordé que no tenía la cantidad suficiente de dinero. Sabía que ellos podían pagarlo, pero al instante recordé que había prometido almorzar con Ryan y mi familia, ¿Recuerdan? Cuando me llamó en el aeropuerto... Sí, yo también lo había olvidado y por suerte se hizo un flash en mi mente.

-Creo que debemos centrarnos en el hotel, una vez que lleguemos, le daremos la sorpresa a Ryan.

-Bien, ¿Tienes idea de dónde se están hospedando ahora?

-No. Debo llamar a mi madre, Alisson, ¿Me prestas tu teléfono?

-Lo siento, se ha quedado sin batería.

Mi estómago dio un vuelco...

-¿Brian?

-Con algo debía entretenerme, no pude volver a pegar un ojo luego de que te dormiste.

-Bien, espero tener aunque sea 5% de batería, sino tendremos que buscar un teléfono público.

Y gracias a la vida, que por fin nos había salido una buena. Mi celular tenía 9%, suficiente para hablar con mi madre, así que no dude en llamar.

-¿Hola? –dijo su voz del otro lado de la línea.

-Madre, soy yo, ya he llegado a Brooklyn. Necesito que me digas donde nos estamos hospedando.

-¡Amy! Te estábamos esperando para almorzar, menos mal que no nos fuimos sin ti. Estamos a punto de partir, apresúrate.

A continuación, comenzó a describirme donde se ubicaba el hotel mientras íbamos caminando y guiándonos en base a personas que nos respondían cuando consultábamos calles.

Y finalmente...

Llegamos.

Increíble, pero real.

Mamá estaba allí, en la puerta del hotel esperando para verme, más sin embargo, no se esperó ver a Alisson ni a Brian junto a mí. La sorpresa surgía efecto.

Su expresión fue de completa confusión hasta que vio mi sonrisa y notó que yo estaba detrás de todo esto.

-Amanda O'Donnell, creo que merezco una explicación por esto... ¡Chicos! –gritó de repente y los abrazó.

-Mamá... Yo planee todo esto. Quiero darle una sorpresa a Ryan y bueno.

-¿Por eso no nos contestaste durante toda la mañana? ¿No era que ibas a caminar por el parque? No tienes idea del susto que nos has dado, tener que irnos y dejarte aquí porque no te encontramos en el parque. Si no fuera porque están ellos aquí, te estaría regañando.

-Gracias mamá y lo siento... –murmuro sarcásticamente.

-Está bien... Podrías habérnoslo dicho de igual forma... Por cierto, ¿Has hablado con Ryan?

-Esta mañana, en el aeropuerto, ¿Por qué?

-Solo... digo, ¿Discutieron?

-No.

-Bueno, quizá Ryan solo está nervioso.

-Mamá, dime, ¿Qué le sucede?

Miró hacia mis amigos y se acercó un poco más a mí.

-Hizo muchas preguntas con respecto a ti. Todo comenzó cuando preguntó a donde habíamos estado yendo tan temprano y cuanto recorrimos de Nueva York. Claro que esta mañana no hemos salido para nada y fue cuando me mencionó que tú le dijiste que desayunamos en el hotel los tres juntos y que íbamos a salir por allí. Lo negué, claro que no tenía ni idea de que estabas en un aeropuerto esperando a tus amigos.

-Sabe que le mentí.

-Estuvo muy preocupado por ti. No quería irse de Manhattan hasta no verte pero el entrenador lo obligó. Imagínate cuando no atendías los llamados. Sin embargo, hablé con él y le dije que ya estabas aquí.

-Probablemente esté enfadado. Le he mentido pero solo por la sorpresa y que no sospechara. Diablos.

-Cuando lleguemos acláraselo, eso podría solucionarlo.

Alisson y Brian estaban hablando entre sí, así que probablemente no habían oído nada. Sin embargo, mientras le comentaba a mamá que los chicos necesitaban habitación, mi mente estaba lo más lejos a pensar en eso, sino en que había metido la pata y que entre los nervios del partido que se aproximaba, probablemente el enojo de Ryan se había intensificado.

Pero como decía mi madre, era cuestión de hablar con él y arreglarlo. Solo me quedaba por encontrarlo en el almuerzo y volver a verlo.

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