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Capítulo 11: "Noche especial"

MUY BUENAS. ANTES DE QUE COMIENCES A LEER EL CAPÍTULO, TE RECOMIENDO QUE LEAS ESTA NOTA.

Me tardé mucho en subir, y por eso es probable que no te acuerdes cómo iba la historia, así que te dejo un breve resumen de qué estaba pasando anteriormente:

*En el capítulo anterior...* (??)

Amy y Ryan ya tienen una relación formal. 
Ryan comenzó a interesarse en el fútbol americano y fue convocado para jugar en Nueva York un partido de este deporte, en donde sería evaluado por variados entrenadores de distintos clubes o universidades que le otorguen un gran futuro.

Es entonces que la familia O'Donnell asiste al partido en medio de un diciembre invernal. Amy y Ryan entonces vuelven a verse después de meses de mantener una relación a distancia. Finalmente, Ryan juega el partido y le ofrecen oportunidades increíbles, pero él solamente se decide en obtener una beca deportiva en la universidad de Washington para tener más tiempo de estar con su familia y su novia, aunque claro, esta decisión no le hace ninguna gracia a su padre.
Finalmente, los padres de Amy deciden pasar la navidad en Nueva York como si fueran pareja de novios, lo cual provoca que ella se vuelva a Seattle para pasar nochebuena con la familia Cooper.




Capítulo 11.

Mientras la señora Cooper terminaba de cocinar uno de los platillos estrella de la noche, Ryan y yo preparábamos la mesa. Y créanme, si mi madre me hubiese visto en esa situación probablemente estaría gruñendo y pidiendo una explicación de por qué no hago eso mismo en nuestra casa y sí en la de otros.

Pero no, mamá estaba en Nueva York y yo me ahorraba sus probables críticas, ¿no? ¿A quién intento engañar? Estamos hablando de la gran ciudad, señoras y señores, daría lo que fuera por pasar una navidad con mi novio allí.

Aunque definitivamente no iba a ser este año.

Porque este año iba a pasar la navidad en Seattle con la familia de mi novio, los Cooper.

Así que aquí estábamos, Ryan sosteniendo una pila no muy alta de platos finos y yo tomando uno por uno, ubicándolos en su lugar correspondiente. Todo iba a la perfección, porque mi mente no quería pensar en otra cosa que en no dejar caer ningún plato al suelo. Pero Ryan habló de repente y casi produzco un accidente.

-Mi familia es cálida, ¿sabes?

-Sí, lo sé.

Entonces un silencio volvió a implantarse en la habitación que me indicó que debía continuar con mi trabajo en los platos. Ambos estábamos muy nerviosos, la familia de Ryan iba a venir a cenar y me presentaría ante ellos.

Mientras más avanzaban las agujas del reloj, más callados y serios nos volvíamos. Realmente deseaba que el tiempo volase hasta el momento definitivo, porque no aguantaba la presión previa.

La realidad es que no todo sucedió tan rápido, pero tampoco es que hubiésemos hecho algo más interesante que terminar con los preparativos de la cena, así que el timbre sonó, estridente por toda la casa de los Cooper.

La familia más cercana a Ryan había llegado y mi pulso se aceleró repentinamente. Como acto reflejo voltee hacia él y lo encontré de pie, mirándome a mí también con expectación.

Ambos nos sonreímos mutuamente, dando ánimos mentales para poder ir a abrir la puerta.

Me tomó de la mano en cuanto un hombre alto y grandote pasó por el umbral de la puerta desabrochándose la gabardina.

-¡Ryan! Vaya hombre que te has convertido.

-Tío Helbert, ella es mi novia, Amy O'Donnell.

-Es un gusto conocerle, señor –murmuré lentamente. Podía sentir la risa atragantada de Ryan a miles de kilómetro y tuve el deseo de golpearlo muy fuertemente, ¿ahora se divertía con la situación?

-El gusto es mío, Amy, puedes llamarme Helbert.

Detrás de él y antes de que pudiese contestar se oyó un grito de un bebé y me sobresalté. Una mujer cargaba a un pequeño en brazos y este lloriqueaba.

-Tía Lucy, Benny, que grande que está este niño –dijo Ryan sonriéndole.

Así que era su pequeño y adorable primo.

-Cada vez crece más, al igual que su rebeldía... y tú estás también hecho un hombre, ¿quién será esta bella muchachita que está a tu lado? –preguntó dulcemente.

-Yo soy Amy O'Donnell, la novia de Ryan, es un gusto conocerla –comenté ahora con un poco más de confianza.

-Vaya, vaya, es emocionante ver a un Cooper tan encariñado.

Con picardía sus ojos se encontraron con nuestras manos entrelazadas fuertemente y la que reía ante la vergüenza de Ryan era yo.

Ella y el niño ya calmado se dirigieron dentro de la casa, mientras tanto nosotros recibíamos a los dos últimos familiares restantes.

Los abuelos.

Primero entró la señora, que nos miraba alternamente sin entender nada.

-No sé qué resulta más increíble, si el que está frente a mí es mi nieto o si esa bella señorita es quien pienso que es.

Bien, de entrada me había caído de mil maravillas.

-Afirmativo a todo –es lo único que murmuró Ryan mientras se acomodaba la cabellera, un poco nervioso.

-Que emoción, es un gusto conocerte Amy, puedes llamarme Isabelle o abuela, de cualquier forma para mí está bien –comentaba mientras me sostenía por los hombros entusiasmadísima. Eso me levantó mucho la confianza.

Ryan tosió un poco para hacerse notar, por lo que su abuela chasqueó la lengua y me guiñó un ojo de forma pícara.

-Ven aquí –le dijo su abuela, abrazándolo emocionada.

Una vez que se metió dentro y quedamos solos en la entrada esperando a que su abuelo termine de cerrar el coche fuera de la casa, se me instaló una duda.

-¿Cómo es que tu abuela sabía mi nombre?

-Bueno...

-¡Ryan! Mírate, todo un hombre –gritó su abuelo abrazándolo y golpeándole la espalda como generalmente hacen los hombres-, y Amy, ¿verdad?

Asentí en su dirección, ¿cómo lo sabía?

-Así que aquí está la chica del cual mi nieto ha estado enamorado desde pequeño.

Ryan apretó sin querer mi mano en un signo de nerviosismo, era demasiado evidente que su abuelo lo había tomado desprevenido. Creo que comenzaba a entender un poco de la situación.

-Es un gusto conocerlo –comenté confiada.

-Mejor vamos a sentarnos, la comida estará lista cuanto antes.

-No pienses que te escaparás, pequeño –comentó su abuelo burlón mientras se desabrigaba.

-Vamos a sentarnos –me dijo Ryan en el oído.

La cena estaba deliciosa, me resultaba un manjar. Ojalá mi madre cocinara tan bien como la señora Cooper.

Sin embargo, había momento en los cuales debía detener mi cena porque algunos de los familiares me hacían preguntas que con gusto respondía.

En su mayoría eran de la escuela y que tenía planeado estudiar cuando finalice, qué era lo que me gustaba hacer, hace cuanto que salíamos con Ryan, ya saben, supongo que lo normal.

Fue entonces que llegó la hora del postre, cuando el pequeño Benny estaba dormido y el abuelo se había bebido una gran cantidad de ponche. Se había convertido en el anfitrión de la reunión y Ryan, que no dejaba de tomarme de la mano en ningún segundo, me había explicado que todos los años sucedía lo mismo.

-Así que te tomaste una beca en la universidad de Washington, ¿eh? –comentó su abuelo entre risas, a pesar de ser el único que lo hacía.

Sentí una punzada, no quería el tema volviese a tocarse y menos en una noche tan especial como esta, pero estaba segura de que el abuelo no tenía mucha idea de que lo que estaba comentando era algo delicado, aunque sea para Ryan y su padre.

Nos tomábamos de la mano bajo la mesa desde hacía un rato, y podía sentir que había dejado de acariciarme con su dedo pulgar, para remplazar esa acción con un apretón inocente. Estaba incómodo, era notorio por su expresión dura al igual que la de su padre, que no dejaba de mirar su café en busca de Narnia.

-Es un buen lugar, estoy seguro que serás un gran jugador –comentó su tío Helbert para romper con el frío clima que se había instalado en la habitación.

El señor Cooper de repente tosió, murmuró unas disculpas y se fue al lavabo, creando un clima aún peor que el que nos rodeaba antes.

Comencé a acariciar sus nudillos con suavidad, no estaba nada calmado, podía notarse a millas que mantenía la compostura solo por respeto al resto de los invitados.

-Un Cooper siendo terco, vaya noticia –dijo entonces la tía Lucie sorbiendo su café.

La miré sorprendida, al igual que Ryan.

-¿Has mencionado eso por mí? –preguntó Helbert, hermano del padre de Ryan.

-Claro que no cariño, bebe el café o se enfriará.

Entonces Lucie me guiñó el ojo, mientras la madre de Ryan y su abuela reían en voz baja.

Así que esa terquedad era algo de familia.

-Se le pasará Ryan, no le digas con palabras que serás un buen deportista porque no querrá verlo, demuéstraselo con acciones y lo entenderá. Mientras tanto, no lo escuches.

Lucie parecía saber muy bien de lo que estaba hablando y me entró la duda de la razón, ¿tenía algo que ver con su marido? ¿Qué experiencia habría vivido para saber de lo que hablaba?

En fin, el señor Cooper volvió a la mesa como si nada hubiese ocurrido y llegando la medianoche, decidimos limpiar la mesa para sentarnos en la sala. Así que en ese intervalo, anuncié que me ausentaría por un momento para realizar un llamado y enviar variados mensajes.

Subí hacia la planta alta y me adentré en la habitación de huéspedes donde me alojaba temporalmente. Saqué mi móvil, marqué el número de mis padres y mientras pitaba, me lancé a la cama de dos plazas que por el momento eran solo para mí.

-¿Hola?

La voz de mi madre estaba semi tapada por algunos gritos de diversas personas, risas e incluso lloriqueo de niños. Apostaba lo que sea a que estaba caminando por las calles de Nueva York junto a mi padre luego de una velada romántica en algún restaurant.

-Madre, feliz noche buena.

-¡Amy! Cariño, es Amy al teléfono, nos llama desde Seattle, ¡Cariño! ¡Feliz noche buena para ti también!

-Gracias, ¿cómo la están pasando en la gran ciudad?

-De maravilla, es justo como lo recordábamos, tan maravilloso y excéntrico... ¿Y tú como la pasas con los Cooper?

-Excelente, son todos muy cálidos y me hacen sentir como de la familia.

-Eso es genial, cariño... tu padre también manda saludos –dice mientras se oye la voz de él gritando mi nombre desde el fondo-, ahora mismo debemos irnos, nos hemos encontrado con unos amigos de la infancia e iremos a caminar por el parque, pero mañana te llamaremos, ¿sí?

-Que se diviertan, los quiero.

-Nosotros a ti.

La habitación volvió a quedar en silencio mientras miraba el techo.

La estaba pasando genial con los Cooper, en serio, solo que me hubiese gustado estar en Nueva York todos juntos con Ryan, con mi familia.

No podía quedarme mucho tiempo aquí arriba, seguramente la familia de Ryan se estaba movilizando hacia la sala, así que me dispuse a apresurarme para enviar los mensajes de "Feliz nochebuena" a todos mis amigos.

Uno para Alisson, otro para Brian, Gerty y Bruce. Me debía una salida con estos últimos dos.

En fin, cuando me llegó la notificación de que los mensajes habían sido enviados exitosamente, alguien golpeo mi puerta y antes de poder decirle que pase, abrió sin pedir permiso para luego cerrarla y sumirnos en una profunda oscuridad.

-¿Todo está bien?

-Me pregunto lo mismo por ti –le dije sentándome en la cama.

-Ya estoy bien, haré lo que la tía Lucie me ha aconsejado... ¿Has terminado con tus saludos navideños? Estamos esperándote.

-Si, bajo ya mismo.

-No –dijo de repente-, quizá... puedan esperarnos por un momento más.

Ni siquiera hablé, porque Ryan se sentó a mi lado y con lentitud nos fundimos en un beso suave, como si hubiese estado premeditado, pero la realidad es que no sabía que era lo que estaba ocurriendo, porque hace menos de cinco segundos no me hubiera imaginado esta situación.

Daba igual, nada me importaba más que tenerlo cerca.

-Nunca creí que te convertirías en algo tan importante para mí –fue lo que dijo en medio del beso, y a mí se me desencajó el corazón.

Pasé mi mano por detrás de su cuello y lo atraje aún más hacia mí. Ryan hacía que pierda la cabeza en cuanto lo tenía cerca, y en este momento estaba pasando por ese efecto tan tentador.

Fue lento, pero para mí sucedió en un abrir y cerrar de ojos, porque Ryan me había deslizado bajo de él y estábamos acostados sin dejar de besarnos.

Las cosas estaban fluyendo, pero no podíamos dejar que continuasen.

Así que decidí aguantar un poco más, era una mezcla de no querer detenerme, con algo de que nos estaban esperando abajo que si me hacía querer detenerme.

Pensar que estábamos besuqueándonos en una habitación mientras el resto hablaba de cosas de la vida en la sala de abajo.

Ryan comenzó a bajar sus besos hasta la zona de mi cuello y sentí que estaba pérdida, que no iba a poder detenerme nunca más. No podía decir que parara a algo que me estaba gustando y demasiado.

Sin embargo, el sonido de pasos provenientes de la escalera nos hizo detener de inmediato, y a pesar de que no nos podíamos ver a causa de la oscuridad, sentía su mirada sobre la mía y viceversa. Rápidamente y sin hacer ruido, Ryan encendió la luz mientras yo alisaba las sábanas y abrió la puerta simulando que no habíamos estado haciendo más que leer la biblia.

El señor Cooper apareció sorprendido, quizá sospechando un poco, pero cuando vio que yo revolvía el armario en busca de algo y Ryan solo estaba sentado en la cama mirando mi acción, su expresión cambió a la normal.

-Lo siento señor Cooper, estaba buscando los regalos que olvidé poner bajo el árbol y Ryan me esperaba, en un segundo bajamos.

-Bien, no te preocupes, creí que había sucedido algo.

Negué y sonreí, lo cual lo convenció y se fue dejando la puerta abierta de par en par. En eso, me atasqué de risa y salté sobre Ryan. Él también comenzó a reír ante la situación, aunque esta vez solo nos entrelazábamos.

-Eso estuvo realmente cerca, deberíamos tener más cuidado –comenté.

-Te amo.

Entonces volví a besarle y decirle las mismas palabras que él acababa de pronunciar, pero esta vez nos detuvimos lo suficiente como para tomar los regalos y volver a la sala.

Aunque créanme que fue difícil no lanzarme a su cuello una vez más.

En definitiva, esta noche había resultado mejor de lo que creía, tanto que daba igual si estaba en Seattle o en Nueva York.

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Nota de autora:

¡HOOOOOLA! Parezco media desaforada saludando así, me disculpo por eso jeje

¡Pero es que estoy muy emocionada por subir de nuevo esta novela!

Sé que me tardé mi tiempo *demasiado* pero aquí estoy, subiendo un nuevo capítulo al fin.

Me tomé mi tiempo porque estaba transitando una época media difícil. Tenía un super bloqueo (que todavía sigue pero que ya se manejar un poco más) sumado a temas personales como cualquier otro jajaja Así que lamento haberme tardado.

En fin, espero que disfruten de este capítulo, y nos vemos la semana entrante con el capítulo 12... que por cierto, ya está escrito ;)

Saludos, los quiero.



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