Tercera parte
Adrien y Marinette se observaron detenidamente hasta que el rubio prefirió que bajaran, ya que no estaba seguro si podría aguantar las ganas de comerse a besos a la mujer de ojos cielo.
-Gracias por... la cadena.- dijo ella por lo bajo perdiéndose en los ojos contrarios viajando de sus labios a sus gemas constantemente.
El rubio sólo sonrió en respuesta y comenzó a caminar con las manos en los bolsillos de su pantalón para salir de ahí antes de cometer una locura.
Cuando llegó nuevamente a la fiesta, Nino hizo que apagaran la música y todos los presentes se hicieron para atrás abriendo un gran círculo en el centro.
-¡Es hora de que el padre de la novia baile el vals con su hija!.- dijo el moreno con una enorme sonrisa en sus labios destilando felicidad y emoción.
Adrien acomodó su corbata y su cabello terminando de bajar las escaleras buscando con la mirada a su pequeña princesa.
Emma sostenía la mano de su esposo y este le sonrió antes de que ella diera un paso adelante hacia su padre.
El rubio extendió una mano ha su hija y esta gustosa la aceptó conteniendo las ganas de llorar al verse en esa posición tan emotiva. La música comenzó a sonar dando inicio al baile tan característico de estas celebraciones.
-¿Dónde estabas, papá?.- preguntó la rubia cuando comenzaron a desplazarse.
-Sólo fui a tomar un poco de aire.- hablaban por lo bajo sin quitar la sonrisa de sus rostros.
-Louis me dijo que...
-¿Qué te dijo?.- preguntó sintiendo la pena volver a instalarse en su pecho como si de su casa se tratara.
-Sólo que ya venías, ¿hay algo más que debía decirme?.- él negó con la cabeza mientras continuaban aquel baile de tres tiempos.
-Louis... ¿cómo se veía?.- cuestionó el Agreste intentando sonreír a su pequeña y esta lo miraba algo extrañada.
-Pues bien, mi hermano es muy guapo.- ambos se soltaron a reír un poco.- ya pero hablando en serio, se veía algo callado nada más y lo conoces, suele quedarse callado cuando está preocupado o cuando se trae algo entre manos.
-Ya veo...
-¿Por qué?, ¿pasó algo que deba saber?.- preguntó la joven novia y él rápidamente negó besando la frente de su hija.
-No, tranquila.- le dio un pequeño giro antes de que terminara la canción y luego la extendió con sus brazos acercandola nuevamente para abrazarla mientras todos aplaudían cuando la canción se dio por terminada.- estas preciosa mi princesa. Disfruta tu día.
-Si sigues así harás que me ponga a llorar como una niña.- golpeó levemente el hombro de su padre y este soltó una risa completamente armoniosa para ella.
-Sabes que en los brazos de papá puedes llorar con libertad.- Emma hizo un pequeño puchero y lo abrazó fuertemente dejando que pequeñas gotas saladas desaparecieran sobre la tela del traje de su padre.- pareciera que fue ayer cuando corrías por este mismo vestíbulo, con tu madre y yo detrás de ti.- la rubia rió por lo bajo recordando aquellas anécdotas de su infancia cuando en eso se acercó Claude por el costado.
-¿Me permite bailar con mi esposa esta pieza?.- preguntó con respeto el castaño y Adrien lo miró detenidamente.
-Lo siento, búscate a tu chica. Ella está bailando conmigo y es mía.- Emma se separó golpeando levemente el hombro de su progenitor mientras el castaño lo miraba con temor.
-¡Papá!.- alegó la rubia y este se soltó a reír.
-Sólo es una broma.- le extendió la mano de su hija y el joven le sonrió con sinceridad a la vez que asentía.- cuidado con las manos.- advirtió entrecerrando los ojos.
Marinette había observado el baile de su hija y ex esposo desde los pies de las escaleras con devoción y una enorme sonrisa en los labios tocando con sus dedos el colgante que hace unos minutos atrás el ojiverde había puesto en su cuello.
Vio que el baile había acabado y se acercó a una de las mesas buscando con la mirada a su hijo Louis, pero no lo veía en lo absoluto y la preocupación la estaba exaltando de sobremanera.
Quería hablar con él y explicarle la situación, sobretodo disculparse por haberlo golpeado, ella jamás había hecho algo así con ninguno de sus hijos, pero las palabras del azabache habían sido dolorosas tanto para ella como para Adrien, haciendo que perdiera el uso de razón.
Por otro lado, Adrien había dejado a su hija bailando con su respectivo esposo acercándose a charlar un poco con su padre y ex suegros.
-Mi precioso Adrien.- saludó Sabine estrujando sus mejillas mientras le daba un abrazo.- sigues tan guapo como la primera vez que mi Mari te llevo a casa.
-Lo mismo digo Sabine, usted no ha cambiado nada.- le sonrió y luego estrechó la mano de Tom.
-Hola muchacho.- saludó amable como siempre el castaño dándole un fuerte abrazo.- tanto tiempo sin verte, no te pierdas de nuestra casa. Sabes que siempre seras bienvenido.
-Lo se, Tom. Muchas gracias.- puso una mano sobre su hombro y luego se abrazó al costado de su padre quien dichoso devolvió su muestra de afecto rodeando sus hombros.
Por otro lado, Luka estaba conversando amenamente con Kagami sobre cosas comunes, algunos intereses que compartían y trabajo. Marinette llegó al lado del pelinegro viéndolo detenidamente.
-Hola.- saludó a la japonesa y ella le devolvió el saludo con cortesía.
-Hola, soy Kagami.- extendió su mano y la Dupain la observó un momento estrechandola finalmente con una pequeña sonrisa.
-Marinette.- respondió de la misma forma para luego fijar sus ojos en su novio.-¿Has visto a Louis?.- preguntó tomándolo levemente del brazo un momento y este negó con la cabeza.
-No, pero lo vi por aquí hace poco, ¿ocurre algo?.
-No, nada. Sólo quería estar con él.- sonrió falsamente.
-¿Dónde estabas?.- preguntó el ojiazul observándola hacia abajo notando la fina cadena y el colgante en su cuello que antes no traía puesto.
-Y-yo... fui al baño.- se excusó algo torpe y no muy convencido el guitarrista asintió en silencio.
-Lindo collar, no te lo había visto.- lo tomó con sus dedos girandolo, logrando así divisar los grabados de la parte trasera leyéndolos detenidamente, poniéndose algo serio en su posición.
Marinette se sintió extraña y dio un paso hacia atrás asintiendo.
-Tiene años.- aclaró su garganta.
Kagami se quedó en silencio y pasó un mechón de su cabello por detrás de su oreja aclarando su garganta.
-Bueno... yo iré a busca... - y como si sus deseos fueran oídos llegó el rubio a su lado.
-Me dijeron que estabas buscandome.- dijo él conectando miradas con su ex esposa y luego con la de corta cabellera, Kagami asintió.- ¿Qué sucede?.
-Nada en especial, es que como te fuiste en mucho tiempo me preocupé.- tomó su brazo con una mano mientras en la otra sostenía una copa.
-Sólo estaba tomando algo de aire.- miró de reojo a la ojiceleste y esta formó una fina línea en sus labios sintiendo un nudo en el estómago al verlos tan juntos.
-¿Has visto a Louis?.- preguntó Luka a Adrien. Este se enfocó en él y luego miró a Marinette.
-¿Qué pasa con él?.- preguntó tragando con dificultad al recordar las palabras que dijo su hijo sobre el pelinegro.
-Es que Mari lo buscaba, pensé que sabrías donde estaba.- el rubio negó con la cabeza en silencio.
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Una música suave comenzó a sonar y rápidamente Marinette y Adrien se vieron fijamente al reconocer esa melodía.
Adrien le susurró en el oído a Kagami y esta asintió con una media sonrisa en los labios.
El Agreste dio un paso adelante haciendo una reverencia y extendiendo su mano hacia la azabache la cual lo miró a sus hermosos ojos verdes con asombro.
-¿Me permites bailar esta pieza contigo, my Lady?.- preguntó y la azabache miró de reojo a Luka, el cual asintió en silencio frunciendo levemente el ceño hacia el ex modelo mientras se arrimaba a la japonesa.
Marinette tomó la mano de Adrien sintiendo como su corazón comenzaba a latir con fuerza por la calidez de su tacto.
El de cabellos dorados los dirigió hacia la pista rodeando la cintura de la de ojos cielo a la vez que ella ponía las manos alrededor de su cuello.
Ambos comenzaron a desplazarse lentamente sin dejar de mirarse ningún momento, observando cada expresión de sus rostros.
Las demás parejas también se unieron a la danza suave que permitía aquella dulce y nostálgica melodía, pero era como si solo estuvieran ellos dos.
Adrien observó cada facción de la azabache, pasando de sus pestañas a su pequeña nariz, deteniéndose en sus finos labios pintados de un tenue color rojo.
Marinette se perdió en los verdes bosques de amanecer de aquel ángel que una vez llamó el amor de sus vida, no había cambiado nada, hasta usaba el mismo perfume... aquel perfume que le encantaba y que no había vuelto a percibir jamás en nadie de la misma forma y es que era su olor... un olor solo de él.
-No te lo dije pero... estás hermosa, princesa.- susurró viéndola hacia abajo, percibiendo como sus cabellos se movían con la suave brisa que ellos mismos provocaban al bailar.
Aquel apodo llenó su corazón de calidez sintiendo sus mejillas arder levemente y él lo notó enseguida, sabía perfectamente que le encantaba que le llamara así y ver que aún causaba ese sonrojo tan característico en ella lo hacía enormemente feliz.
Hace años que Marinette no oía esa dulce palabra con la voz de ese hombre tan perfecto para ella y no lograba entender como algo tan pequeño le hacía sentir tanta dicha en su interior.
-Tú también estas muy guapo... gatito.- susurró lo último pero lo suficientemente alto para que él la oyera, provocando que la apegara más a su cuerpo abrazandola.
Marinette posó su mejilla en el pecho de él oyendo latir su corazón con sus ojos cristalizandose mientras Adrien respiraba profundamente el dulce aroma que ella desprendía de sus cabellos azabaches.
Alya y Nino sonreían victoriosos al ver a sus amigos bailando juntos. La morena sabía perfectamente que no podrían resistirse a esa canción, pidiéndole a su esposo que la pusiera lo antes posible.
-Fue una linda ceremonia.- dijo la Dupain y él suspiró lentamente.- nuestra hija es toda una mujer ahora.
-Siempre será mi pequeña para mi...
-Lo sé, para mi también. Siempre será nuestra pequeña.- seguían el lento andar de la música y por inercia el ojiverde subió levemente su mano acariciando la espalda desnuda de la azabache estremeciendola al instante.
-¿Qué nos pasó?.- musitó sintiendo el nudo en su garganta impidiéndole formular bien las palabras.
-El amor a veces no es suficiente... .- susurró ella.
-Creo que el destino nos jugó una mala pasada.- oía atenta cada palabra que él decía.
-Yo creo que el destino hizo el trabajo de unirnos, pero que no supimos aprovecharlo del todo.
-Debimos aclarar las cosas...
-Si, pero no lo hicimos y no hay nada que podamos hacer para cambiarlo.
-¿Por qué?.- cuestionó en un hilo de voz.
-P-porque... tú estás con Kagami y y-yo...
-Lo sé.- suspiró pesadamente.- y daría lo que fuera porque las cosas hayan sido distintas.
-Debemos pensar en el presente, Adrien y disfrutar a nuestros hijos. Ser felices como hasta ahora...
-Mi felicidad se fue cuando tu te fuiste de mi lado.- Marinette dejó caer una lágrima casi invisible apretando un poco el traje negro que portaba el rubio.
-Te amo... .- susurró separándose un poco para verlo a los ojos.- no he dejado de amarte en ningún momento todos estos años y ha sido una completa tortura querer odiarte y no poder hacerlo.
El Agreste sintió como la respiración comenzaba a fallarle por semejante confesión alzando una mano para acariciar suavemente la mejilla de ella.
-Yo tampoco he dejado de amarte, Bugaboo y temo no poder dejarlo de hacer nunca. Moriré amándote y no me molesta en lo absoluto.
Ambos sonrieron, pero sabían exactamente que el tiempo se había acabado, dejando los verdaderos sentimientos en aquella canción, en ese baile, en sus ojos, en sus respiraciones, en las discretas caricias y en los latidos de sus corazones que solo ellos podían oír mutuamente.
Dos amantes no sólo en la pasión y lo carnal, sino que en la misma pureza de un amor verdadero, y la prueba estaba en esos tres hijos que llenaron de felicidad sus vidas por el tiempo que compartieron juntos.
Dos amantes se despedían sin querer hacerlo, pero su tiempo lo dejaron pasar y ahora tenían otra vida... Una vida que podría haber sido una muy distinta.
La canción terminó y el saber que debían separarse estrujaba sus corazones de una manera despiadada y cruel a los ojos de cualquiera que conociera su historia.
Los invitados aplaudieron y ellos... ellos solo se observaron a la distancia queriéndose alcanzar como un niño a las estrellas.
Hugo quien estaba al lado de su hermana mayor observó a sus padres todo el tiempo formando una sonrisa involuntaria en sus se labios.
-¿Los viste?.- susurró Emma a su hermano y él asintió.- espero que esto sirviera para que arreglaran las cosas.
-Créeme que estoy seguro que pasó más que eso, querida hermana.- el azabache pasó su brazo por los hombros de la rubia depositando un beso en su mejilla.
-¿A que te refieres?.- cuestionó ella.
-Me he dado cuenta que a pesar de todo... nuestros padres aún se aman.- Emma lo miró con sus verdes muy abiertos rodeando a su hermano desde la cintura para levantarlo y girar con él en brazos.
-¡Emma!, ¡me vas a botar!.- exclamó el pelinegro pero ella hizo caso omiso soltando una risa que se la contagió enseguida.
-¡Lo sabía, lo sabía, lo sabía!.- dijo completamente emocionada y luego bajó a Hugo cuando se dio cuenta que lo estaba mareando.- lo siento.- sonrió con inocencia y este entrecerro los ojos arreglando su traje.
-¿Y a que se debe semejante abrazo?.- preguntó una dulce voz a sus costados y enseguida se voltearon encontrando a su madre con una enorme sonrisa en sus labios.
-Nada, mami.- respondió enseguida la muchacha de ojos verdes acercándose para abrazarla.
-Mi preciosa niña, te ves radiante.- la estrujó fuertemente.- no me cansaré de decirtelo.
-¿Y yo estoy pintado aquí?.- se quejó el varón y rápidamente Marinette lo abrazó también.
-Claro que no, estas muy guapo mi pequeño gatito.- estrujó sus mejillas y el hizo una mueca.
-Mamá, ya no soy un niño.- hizo un puchero y ella besó su mejilla.
-Lo que tu digas.- respondió tocando su nariz.- ¿sabes dónde está tu hermano?.- susurró en su oído para que no oyera su hija y él negó con la cabeza.
-¿Todo bien?.- la azabache formó una fina línea en sus labios y entonces Hugo supo enseguida que algo había pasado.
-No te preocupes, solo debo hablar con él. No le digas a tu hermana, no quiero preocuparla y mucho menos ahora.- Hugo asintió en silencio y le sonrieron a la bella chica de vestido blanco.
Marinette siguió buscando alrededor a su hijo y Adrien por su lado también lo hacía.
A la franco-china le vino un recuerdo a la mente y rápidamente salió de la mansión hacia el jardín trasero donde había una pequeña casa en el árbol, se quitó los zapatos y subió con cuidado de no tropezar por el vestido que llevaba. Cuando logró entrar pudo ver que su hijo estaba ahí sentado jugando con una pelota saltarina.
-Louis... .- llamó por lo bajo pero él no respondió y siguió golpeando la pequeña pelota en la pared de madera que tantos recuerdos le traía a su mente.- Tenemos que hablar.- se sentó en el suelo a una distancia prudente, pero el seguía sin responder.- Amor, por favor no seas así conmigo.- suplicó y él soltó un pesado suspiro.
-Papá la hizo para mi.- musitó después de un largo rato de silencio.- ¿lo recuerdas?.- cuestionó y ella asintió viéndolo atenta.- quise derribarla muchas veces, pero simplemente no podía porque era un recuerdo de ti y papá.- lo miró enternecida.
-Tú padre te ama mucho, Louis, al igual que yo.
-Pero él te hizo sufrir.- expresó con enojo.- y no se lo puedo perdonar, jamás lo haré.- Marinette se acercó a su hijo tomando su rostro con sus suaves manos peinando su cabello hacia el lado tal y como lo tenía su padre.
-No lo culpes solo a él, yo también lo hice sufrir y si ustedes no lo vieron fue porque el evitó que así fuera.- frunció el ceño nuevamente desviando la mirada.
-Lo estas defendiendo otra vez.- gruñó sin verla.
-No lo estoy defendiendo, te estoy diciendo la verdad. No puedes guardarle rencor por algo que él no te hizo, Louis. Los adultos cometemos errores y tu padre y yo no somos la excepción.- volteó nuevamente su rostro.- no hablaré exactamente lo que pasó antes porque ese tema no te corresponde saberlo, es únicamente de tu papá y mío. Pero si he de decir que lo lastimaste... y mucho.- la culpa acudió al joven Agreste cristalizando sus ojos levemente.
-Pero él no dijo nada...
-¿Tú lo habrías hecho?.- le sonrió acariciando su mejilla.
-No.
-Ahí tienes tu respuesta entonces. Tienes mucho de él y no te das cuenta.
-¿Crees que esté enojado conmigo?.- preguntó casi en un hilo de voz y ella rápidamente negó.
-Por supuesto que no, pero debes disculparte...
-Lo haré, yo realmente no quería decir eso... Lo siento, mamá.- la abrazó posando su mentón en su cuello y ella besó su mejilla dulcemente.
-Yo también lo siento, no debí golpearte.
-Está bien, me lo merecía.
Louis aceptaba sus errores y pedía disculpas cuando era necesario, esa era una de sus más grandes virtudes. El dolor de ver a su madre mal nuevamente lo cegó fuertemente provocando que las palabras simplemente salieran sin pensar.
-Vamos a la fiesta, tú hermana de seguro ya se habrá dado cuenta que desapareciste.- se separaron un momento y él asintió.- por ahora hazle saber a tu padre que lo sientes, luego aclararán mejor las cosas, ¿bueno?.
-Está bien.- Louis bajó primero y luego sujeto a su madre ayudándola a bajar.
Marinette se puso nuevamente sus zapatos apoyándose en su hijo menor y se dirigieron a la mansión nuevamente abrazándose de los costados.
Louis rápidamente buscó a su padre con la mirada y se dirigió a él viéndolo un poco hacia arriba en silencio. Marinette los observó desde lejos con el temor de que las cosas no se arreglaran, pero todo eso se esfumó cuando vio una sonrisa en los labios de ambos mientras se fundían en un abrazo.
La azabache tomó el colgante en sus manos apretandolo y agradeciendo enormemente que todo estuviera bien, limpiando su mejilla con el dorso de la mano formando una sonrisa de alivio.
Adrien besó la cabeza de su hijo y miró a su ex esposa a la distancia formulando un "gracias" mudo hacia ella, la cual asintió respondiendo de la misma forma, "de nada".
La celebración transcurrió con normalidad, algunos bebiendo, bailando y hablando. Se hizo tarde y cuando llegó el momento que se fueran los novios todos los despidieron con apretados abrazos y buenos deseos.
Marinette y Adrien abrazaron juntos a su primogénita con todo el amor que le tenían, Adrien un poco reacio a dejar que se fuera, pero aceptando finalmente al ver la expresión amenazante de su ex esposa.
Luego de unas horas más los padres de Marinette se despidieron yéndose a su casa ya que al día siguiente debían abrir la panadería nuevamente.
Hugo no había bebido así que se ofreció a llevar a Nathaniel, Chloe y Annie a su casa.
Alya y Nino se despidieron de la misma forma con una sonrisa en sus labios, el moreno con su típico saludo del Agreste y un par de bromas de paso a la vez que se ofrecía de llevar a Kagami a su casa.
Louis se quedaría en la mansión con su padre, ya que tenían una conversación pendiente con él y al día siguiente se iría con su madre nuevamente.
Luka había bebido un poco de más pero se mantenía en silencio al lado de la azabache quien se despedía de Gabriel amablemente.
-Si quieres puedes quedarte aquí, sabes que esta siempre será tu casa.- dijo el diseñador tomando las manos de su ex nuera observando aquel colgante sobre su cuello sonriendo feliz al reconocer la pieza.
-Muchas gracias Gabriel, pero creo que lo mejor será irme.- sonrió y Luka soltó un bufido por lo bajo.
-Si necesitas algo no dudes en llamarme.- besó levemente sus manos.
-Claro, te lo agradezco mucho y por cierto, el vestido quedó precioso.
-Gracias por dejarme hacerlo, aunque estoy seguro que si lo hubieras diseñado tu sería igual de hermoso.
-Eso jamás lo dudes.- le guiñó el ojo y ambos soltaron una carcajada.- ¿entre hilos y agujas?.
-Pinchamos a los dioses.- completó su oración.- bien, este viejo irá a dormir un poco porque debe trabajar.
-Descansa.
-Tu también, adiós señor ¿Leonardo?.- cuestionó y Luka sonrió con cara de pocos amigos.
-Luka.- corrigió haciendo su respiración un poco más pesada.
-Casi lo mismo.- se encogió de hombros sonriendo despreocupado y dio media vuelta encaminandose hacia arriba por las grandes escaleras.
Adrien quien había subido junto a Louis a su habitación ahora se encontraba bajando las escaleras viendo a los azabaches en las puerta.
-¿Ya se van?.- preguntó desde lejos mientras se acercaba y rápidamente Marinette se volteó a verlo sintiendo como su corazón se aceleraba al conectar sus ojos.
-S-si... Ya se ha hecho tarde y no queda nadie.- respondió cuando el rubio estaba frente a ella.
-Bueno... entonces nos vemos en otra ocasión.- dijo con total esperanza de verla nuevamente y ella asintió en silencio.- me dices si Emma se comunica contigo.- le extendió una tarjeta.- este es mi número.- le sonrió enfocando sus esmeraldas en los zafiros de esa bella mujer.
Marinette miró el pequeño papel divisando el número y reconociendolo enseguida, no lo había cambiado en tantos años y aun podía recordarlo a pesar de haberlo borrado.
-Te aviso cualquier cosa.- asintió y este con algo de temor la abrazó apretandola un poco mas de lo debido para que sintiera lo difícil que era dejarla ir nuevamente.
La azabache respiró profundamente su perfume adquiriendo toda la calidez que sus brazos le transmitían cerrando fuertemente los ojos para guardar el recuerdo de aquella sensación de paz en su pecho.
-Nos vemos, princesa.- susurró para que solo ella escuchara.
-Nos vemos, gatito.-respondió de la misma forma.
Luka carraspeó y con dificultad se separaron soltando el aire al mismo tiempo.
-Adiós.- dijeron al unísono riendo levemente por aquello que antes les ocurría frecuentemente.
La de ojos cielos se dio la vuelta comenzando a caminar al lado de su novio perdiéndose de la vista del Agreste.
Cuando Adrien ya no podía verla por las grandes puertas de las mansión cerradas soltó un gran suspiro haciendo que rebotara el sonido en las vacía casa y al pesar de sentirse en paz como en mucho tiempo no lo hacía, no era suficiente para él.
Luka y Marinette caminaban hacia el auto el cual conduciría ella, ya que su novio no estaba en condiciones de hacerlo.
Al ver la expresión seria y evidentemente molesta del pelinegro ella le habló.
-¿Ocurre algo?.- preguntó alzando una ceja a la vez que detenía el paso.
-¿En serio lo preguntas?.- respondió incrédulo ante su interrogante.
-Si tienes esa expresión, lógicamente te preguntaré.- él se volteó encarandola.
-¿Dónde te metiste durante la fiesta?.- cuestionó con el ceño fruncido.
-¿Qué?.
-Ya me oíste Marinette.
-Estaba con mis hijos y...
-No sabía que tu ex se catalogada como tu hijo.- se cruzó de brazos.
-¿Disculpa?.- respondió desubicada.- ¿de que hablas, Luka?.
-¡Oh vamos!, no te hagas la desentendida. Se perfectamente que estabas con él, ¿que hicieron eh?, ¿se revolcaron como un reencuentro después de tantos años?.- soltó con una sonrisa sarcástica en sus labios.
-¡¿Cómo te atreves?!.- exclamó ofendida.
-No te hagas la inocente que no te queda, ese collar no lo tenías cuando fui por ti a tu casa.- la apuntó.- tiene sus iniciales, no te atrevas a negarlo.
-Pues no, no lo niego. Adrien me lo dio porque es mío.- respondió cubriéndolo con su mano.
-Ahora le aceptas regalos, te ves a solas con él, bailas con él, te da su número y lo abrazas como si nada. Volver a ver al niño rico te despertó el interés ¿no?.- Marinette reprimió las ganas de golpearlo apretando su mandíbula viéndolo fijamente.
-Estas borracho, mejor vamonos.- comenzó a caminar pero él la detuvo de la muñeca.- Luka, sueltame.- dijo intentando zafarse, pero hizo más presión en su agarre.- Luka, me estás lastimando.
Marinette comenzó a desesperarse sintiendo miedo por la mirada que le daba su novio, estaba cargado de enojo y nunca antes lo había visto de esa forma en los años que se conocían.
-Si ibas a revolcarte con ese hijo de puta, al menos ten la decencia de disimularlo.- la acercó a él y ella con su mano libre le dio una bofetada.
-¡No te atrevas a ofenderme!, ¡yo no soy una cualquiera!, ¡y mucho menos te atrevas a insultar a Adrien!.- exclamó molesta y él sonrió tomandola con fuerza de la cintura.
-¿Te hizo sentir bien?.-preguntó obligandola a besarlo.- sabes que te puedo hacer sentir mil veces mejor.- golpeó su pecho con ambas manos, pero no la soltaba en ningún momento.
-¡Déjame!, ¡no me toques!.- gritó en la desesperación y Luka comenzó a besar su cuello sintiendo la fina cadena arrancándola con una mano mientras la lanzaba hacia el piso.- ¡sueltame!.- comenzó a llorar y él la separó dándole una bofetada tan fuerte que hizo que cayera al piso de rodillas.
Marinette alcanzó a apoyar sus manos para no caer con el rostro y comenzó a llorar humedeciendo el piso con sus lágrimas mientras tomaba la fina joya en sus manos apegandola a su pecho.
-¡¿Que mierda te pasa imbécil?!.- una voz conocida se hizo presente y el miedo invadió a la azabache al saber de quien se trataba, volteandose y viendo justo como su hijo menor le propinaba un golpe al Couffaine haciendo que girara el rostro por el impacto seco.- ¡Hijo de perra!.- exclamó dándole otro con la furia evidente en sus ojos.-¡a mi madre no le tocas ni un pelo!.- lo empujó nuevamente y este sonrió limpiando la sangre de su labio.
-¡Louis!.- exclamó Marinette intentando ponerse de pie, pero no pudo.- ¡Luka, déjalo!.-gritó con lágrimas en sus ojos haciendo borrosa su visión.
Luka golpeó al Agreste menor en la quijada y antes de poder darle otro golpe detuvieron su puño con fuerza, el pelinegro se giró encontrándose con esos ojos verdes hechos una furia.
-A mi hijo le pones otra mano encima y te mato.- escupió sus palabras con severidad y una frialdad que nunca antes había usado en su vida.
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