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Séptima parte

Luego de que Adrien dejara las cosas claras con Kagami y volviera a su auto, se dirigió nuevamente a la mansión.

Bajó del vehículo caminando así hacia la gran puerta de la casa, pero antes de abrirla se detuvo al oír unos gritos junto a unas risas venir del jardín.

Alzó la cabeza y prefirió ir hacia allá para así descubrir como la azabache junto con Louis regaban las flores y el césped. Marinette abrazaba a su hijo desde el costado dándole un beso en su cabeza y él solo se dejaba querer por ella, se dejaba llevar por la enorme felicidad que desprendía.

Adrien se acercó a un paso lento con una sonrisa en los labios abrazandolos sorpresivamente por detrás.

-¡Hey!.- exclamó a sus espaldas y ambos azabaches pegaron un salto en sus lugares.

-¡Adrien!.- habló fuertemente ella girandose en su lugar pasando a mojar con la manguera al rubio y a su hijo.

-¡Mamá!.- alegó Louis cubriéndose con las manos.

-Lo siento, lo siento.- se disculpó un momento, pero enseguida una sonrisa traviesa de formó en sus labios y volvió a pasar la manguera.- ¡Oops! .- dijo falsamente.

-¡Hey bichito!.- exclamó el rubio soltando una carcajada a la vez que también intentaba cubrirse, más ella no hizo caso continuando con su acción de empaparlos a ambos.

-¡Mamá!.- volvió a decir Louis y ella sólo reía en su posición apuntando ahora sus rostros.

-¡Tomen eso!.- dijo con más fuerza rociandolos por completo y cuando decidió parar no aguantó la enorme carcajada al ver sus rostros junto sus cabellos goteando.- ¡miren sus caras!.- se carcajeó tomando su estómago mientras cerraba el paso del agua en la manguera.

Adrien y Louis se quedaron en silencio haciendo un puchero al mismo tiempo pasando una de sus manos por sus cabezas. Marinette no cesaba su risa y cuando se dio cuenta que ambos no decían ni una palabra volvió a mirarlos.

Padre e hijo la observaron detenidamente viéndose un segundo para luego sonreír con travesura abriendo sus brazos.

-Bugaboo... .- canturreó el rubio acercándose lentamente y ella dando pasos hacia atrás.

-No, aléjate Adrien.- lo apuntó con el miedo en sus ojos aguantando la risa.- Louis, para atrás, ahora.- habló también viendo a sus hijo acercándose de la misma forma.

-Pero si solo queremos un abrazo, mamá.- soltó el de ojos azules con falsa inocencia.- ven...

-No, retrocedan.- los apuntó con la manguera pero hicieron caso omiso.- o los mojaré.

-Amor, ya nos empapaste. Eso no funcionará con nosotros.- habló Adrien sin detener su cometido saltando sobre la azabache envolviéndola en sus brazos.

-¡Ah!.- gritó ella al sentir su ropa mojada y fría, Louis se unió al abrazo soltando una carcajada.

-¿Qué están haciendo?.- una cuarta voz se hizo presente y los tres fijaron su vista en Emma la cual estaba parada frente a ellos viéndolos de pies a cabeza.

Adrien, Louis y Marinette se quedaron quietos para luego verse entre sí y asentir al mismo tiempo fijando su vista en la rubia.

El Agreste mayor tomó la manguera y abrió el paso del agua, apuntando a su hija mayor, empapandola de la cabeza a los pies.

-¡Ah!, ¡papá!.- exclamó abriendo la boca enormemente mientras sacudía sus brazos en un intento inútil de protegerse del agua fría.

Luego de que él terminara de mojar a la joven esta lo miró fulminante caminando hacia él arrebatandole la manguera y apuntandole.

-¡Ahora te toca a ti!.- abrió la llave nuevamente y los mojó a todos entre risas.- ¡arruinaron mi vestido!.- habló nuevamente.

-¡Emma!.- dijo Louis corriendo hacia ella para tomarla de la cintura y alzarla.

-¡Bajame!, ¡bajame!.- pataleó mojando todo el lugar sin un punto fijo.- ¡Louis!, ¡me vas a botar!

Adrien estaba al lado de Marinette observando a sus hijos en esa divertida escena, bajó su mano entrelazando sus dedos con los de ella. Marinette alzó la vista cuando sintió su tacto y sonrió enormemente al momento en que sus ojos se conectaron, sintió su corazón comenzar a latir fuertemente contra su pecho.

Los gritos y risas de Louis con Emma, sonaban al fondo y ellos sólo estaban sumergidos en sus ojos, con el cabello goteando al igual que sus ropajes.

-Incluso mojada te ves hermosa.- susurró Adrien alzando su mano libre para acariciar la mejilla de ella.

-Lo dice el que era modelo.- respondió la azabache mordiéndose levemente el labio inferior.-eres como el mismo sol para mi... cálido y brillante.

Adrien sonrió por esas palabras apegandola más a él, acercándose a sus labios lentamente.

-Te amo tanto... .- susurró sobre sus labios.

-Y yo aún mas, amor.- respondió ella de la misma forma rodeando su cuello con sus brazos.

Louis y Emma se quedaron quietos viendo a sus padres en tan tierna escena, se miraron un momento y luego los mojaron a ambos con la manguera rompiendo su acercamiento.

Marinette y Adrien comenzaron a perseguirlos por todo el jardín mientras ellos los seguían mojando.

Luego de casi media hora en la que jugaban en el jardín decidieron entrar nuevamente a la mansión para cambiarse de ropa y comer. Entraron entre risas con sus ropas goteando.

-¡Santo cielo!.- exclamó Miriam al verlos a todos empapados.- ¿acaso comenzó a llover y no me di cuenta?.- preguntó desde la puerta y todos se soltaron a reír.

-Sólo estábamos regando el jardín.- respondió con inocencia la rubia.- bueno, yo iré a darme una ducha.- tomó a su hermano menor del brazo.- vamos enano.

-No me digas enano.- reclamó Louis dejándose llevar por ella.

-Pero si eres lo eres.- siguió molestando subiendo las escaleras.

-Claro que no, ya te voy a alcanzar.

-Sigue soñando.- soltó una risa ya llegando a la segunda planta perdiéndose ambos en los pasillos de la mansión.

Adrien y Marinette se quedaron parados en la entrada hasta que el ama de llaves habló nuevamente.

-El almuerzo estará listo en unos minutos.- sonrió en su dirección.

-Entonces tenemos que ir a cambiarnos.- el rubio se dirigió a la azabache abrazandola por el costado rodeando su cintura.

Ambos subieron a su habitación despidiéndose de Miriam cordialmente.

-Hace mucho no veía a Louis sonreír así.- musitó Adrien desabrochando los botones de los puños de su camisa.

-Eso es porque te echaba de menos.- respondió Marinette  ayudandole con los botones de su camisa incrustando su mirada en los verdes de él.

-Yo creo que nos extrañaba a los dos... .- susurró él sin perder el contacto visual cuando ella terminó su acción acariciando su pecho con ambas manos.

-Estás frío... .- habló por lo bajo sintiendo la humedad de la prenda.

-Es por el agua... pero puedes hacer algo al respecto.- alzó una de sus manos comenzado a acariciar su cuello suavemente con sus dedos, bajando la prenda de su vestido por su hombro.

Marinette se estremeció al sentir su tacto sobre su piel y su corazón comenzó a latir con más fuerza bajo su pecho.

-Adrien... la comida va a estar lis... .- no pudo terminar ya que sus labios fueron atrapados por los de él con un inmenso anhelo.

La arrastró hacia el baño tomando su cintura mientras bajaba el cierre de su vestido dejando al descubierto su espalda.

-Entonces aprovechemos de ducharnos... .- habló entre sus labios.- aún tenemos tiempo... .- deslizó la prenda mojada por su silueta haciendo que cayera al piso.

-Pero... .- él deslizó sus manos por su espalda hacia sus glúteos apretandolos levemente. Marinette jadeó por aquellas provocadoras caricias.

-Vamos princesa, déjame amarte otra vez... te he extrañado demasiado.- musitó apegandola más a él.- quiero comerte a besos.

-Tienes razón, aun tenemos tiempo... .- respondió tomando rápidamente la camisa de él con ambas manos para quitársela de encima, apoderándose de sus labios, sintiendo que poco a poco la temperatura de su cuerpo aumentaba.

Marinette bajó sus manos desabrochando su cinturón y despojandolo rápidamente de este arrojándolo al piso.

-Recuerdo cuanto te costó hacer eso la primera vez... .- susurró riendo sobre su boca.

-Cállate o yo también puedo burlarme de ti, Chaton.- respondió abriendo el botón y bajando el cierre de su pantalón.

-Quiero ver como lo intentas.- la retó con la mirada.

-¿Es que ya olvidaste cuanto te costó quitar mi brasier aquella vez?.- sonrió burlona mientras él comenzó a besar su cuello descendiendo entre sus montes hacia su abdomen.

-Eso fue un golpe bajo, bugaboo... .- susurró sobre su intimidad con una risa, provocandole cosquillas. Tomó la fina prenda de encajes con ambas manos bajándola para que quedara completamente desnuda ante sus ojos.- esas cosas son del demonio...

Marinette soltó una pequeña risa al recordar ese momento, bajó su mirada y su mente se nubló al verlo a él de rodillas frente a ella.

-Ya estas torturandome otra vez... .- jadeó peinando sus cabellos dorados hacia el lado con sus dedos.

-Claro que no... sólo disfruto cada parte de ti, amor. Eres perfecta. Siempre has sido perfecta para mi.

-Eres un ton... a-ah... .- no alcanzó a terminar lo que diría, porque el Agreste besó su intimidad rápidamente pasando su lengua con gracia en esta.- A-adrien... .- gimió aferrándose con fuerza a sus hombros, jalando con una de sus manos algunos mechones de su cabello.

Adrien acarició sus piernas con suavidad haciendo algo de fuerza para que las abriera un poco y así tener más libertad. Sus respiraciones se agitaron de sobremanera, él subió sus besos hacia la pequeña cicatriz en la parte baja de la azabache.

-Louis si que nos dio un gran susto... .- musitó acariciando su piel con sus dedos y ella asintió en silencio.

-Lo sé... tenía mucho miedo... .- Adrien le sonrió con ternura depositando un último beso en aquella zona para después reincorporarse y demandar sus labios nuevamente.

Marinette terminó de bajar su pantalón junto a su ropa interior avanzando en medio de tropiezos hacia la ducha, sin dejar de besarse en ningún momento.

-Esto me recuerda a cuando estudiábamos en la universidad... .- habló él abriendo la regadera.

-Las duchas matutinas... .- sonrió empujandolo debajo del agua.- aún las recuerdo... me gustaba nuestro departamento.

-A mi también, pero la familia creció y mi padre quería estar con sus nietos.- la azabache se abrazó a su torso dejando delicados besos sobre su piel mojada.- sabes... quedan bastantes habitaciones disponibles en esta casa.- Marinette soltó una pequeña risa.

-En la mañana mencionaste agrandar la familia también... ¿eso es una proposición?

-¿Eso sería algo malo?.- acarició su espalda observando detenidamente sus rasgos.

-No creo que estemos en edad de otro integrante.- mordió su labios inferior viéndolo hacia arriba.

-¿Quién lo dice?. - cuestionó encogiéndose de hombros.- tu te ves radiante y dicen que a los treinta y ocho es buena edad para formar una familia.

-Quizás podamos llenar esas habitaciones con nietos.- Adrien frunció el ceño sacando una carcajada de parte de la azabache.- no pongas esa cara, Emma querrá ser mamá en algún momento.

-Sobre mí cadáver.- respondió.

-Eres un celoso de lo peor.

-Mira quien lo dice, la señorita "no me gusta el verano porque tienes que modelar trajes de baño" .- se burló.

-Adrien, tenía diecisiete años.

-¿Que tuvieras esa edad te quita lo celosa acaso?.- sonrió besando su nariz.

-Tu estabas celoso de Nath sin motivo alguno.

-En mi defensa el se te acercaba mucho, además todos sabían que le gustabas.

-Adrien... .- llamó su atención.- derramaste un frasco de pintura sobre él a propósito.

-Te estaba hablando al oído.- se encogió de hombros.

-En ese tiempo nosotros sólo éramos amigos, además, me estaba pidiendo un concejo para salir con Chloe.

-Admite que fue divertido ver su cara.- se carcajeó contagiandola enseguida.

-Claro que no.- lo empujó con una mano.

-¿Entonces por qué te ries?.- cuestionó sin parar de carcajearse.

-Porque tu me haces reír.- se defendió y él la envolvió nuevamente en sus brazos.

-Me encanta hacerte reír... me encanta ver tu sonrisa.- acarició su nariz con la suya.- me encantas tú y sólo tú...

-Quizás si podamos agrandar la familia... .- susurró ella rodeando su cuello con ambas manos.

-No se diga más.- tomó su cintura alzandola y girando para apoyar su espalda en la fría pared de la regadera mientras la azabache rodeaba su cintura con sus piernas.

¤¤¤

Marinette y Adrien iban bajando la gran escalera dirigiéndose al comedor, donde Hugo, Emma, Claude y Louis ya se encontraban esperándolos, pero fueron interceptados por Gabriel quien se encontraba entrando por la gran puerta acompañado de Nathalie.

-Padre, has llegado justo para comer.- habló Adrien acercándose para saludarlo.

-Que mejor que comer en familia, ¿no?.- respondió dándole un abrazo.

Gabriel miró a su hijo detenidamente al igual que a Marinette.

-Espero no te moleste mi presencia.- se dirigió ella al diseñador dándole un beso en la mejilla.

-Eres parte de la familia.- respondió y luego miró a Adrien.- necesito hablar contigo un momento.

-Oh, claro. Marinette si quieres ver mientras a la mesa.- le indicó el ojiverde y ella asintió.

-Los esperamos allá.- Marinette desapareció detrás de la puerta del comedor.

-Vamos al despacho.- Gabriel caminó posando ambas manos en su espalda seguido por su único hijo.

Nathalie se dispuso a hacer sus otros labores.

Cuando ya estaban en dicho lugar, Gabriel se sentó en la silla de su escritorio y Adrien frente a él en silencio.

-¿Ocurrió algo?, ¿pasó algo en la empresa?

-Nada de eso.- respondió el mayor quitándose sus gafas y dejándolas sobre la mesa.- como bien sabes esta casa tiene cámaras de seguridad por todos lados.- Adrien asintió levemente.- quería informarte que ya tomé cartas en el asunto con el señor Couffaine.

-Tenía la idea de que harías algo al respecto.

-Me conoces. Nadie ataca a mi familia y sale bien librado de eso.- el Agreste mayor se encogió levemente de hombros soltando un suspiro.- la demanda está hecha y una orden de restricción también, si intenta acercarse a uno de nosotros irá preso, así de simple.

-Me sorprende que te contuvieras, pensé que lo meterias preso de una.- Adrien se cruzó de brazos.

-Esa era mi intención, pero mejor no armar un escándalo. Lo que menos quiero es espantar a mi nuera ahora que a vuelto adonde nunca debió irse.

-Comprendo... si... .- suspiró mirando el retrato de su madre a las espaldas del diseñador.- es mejor llevar todo por la paz.

-Espero no seas un idiota nuevamente y la alejes de ti otra vez.- reprochó el mayor haciendo que su hijo soltara una carcajada.

-Sabes que no dejaré que eso suceda.

-Ya pasó una vez y no quiero volver a verlos mal. Eres mi hijo Adrien y a Marinette también la considero mi hija.- extendió su mano para que él la tomara y así lo hizo.

-Gracias papá, de verdad te agradezco todo lo que has hecho por mi estos años.- apretó su mano sobre el escritorio.

-Tu madre estaría muy orgullosa de la familia que has hecho... muy orgullosa.- una sonrisa se formó en el rostro del de gemas esmeralda, se sentía enormemente feliz por las palabras que le daba su padre.

-Bueno, deberíamos ir a comer ya o Marinette vendrá por nosotros, ya la conoces.

Ambos se pusieron de pie, pero Gabriel aún no terminaba de hablar con su hijo.

-Adrien, ¿ya le dijiste a ella?.- cuestionó y el Agreste menor detuvo su andar poniendo una mano en su nuca.

-No, aun no... .- suspiró.- aún ni encuentro el momento.

-No dejes pasar mas tiempo, en algún momento se enterará y es mejor que lo sepa por tu propia boca.- posó su mano en el otro del rubio dándole un par de golpes suaves como apoyo.

-Lo sé... lo sé...

Sin mas que decir ambos se dirigieron al gran comedor donde toda la familia estaba reunida. Gabriel se sentó en un extremo de la mesa y Adrien en el otro.

Marinette miró detenidamente al rubio notando en su rostro una preocupación casi imperceptible para alguien que no lo conociera, pero para ella... era un libro abierto. Prefirió no indagar en algo por el momento, lo haría luego cuando estuvieran ambos solos.

La comida se disfrutó lo más posible, se contaron anécdotas y chistes en todo momento, risas e incluso lágrimas se derramaron por aquello. Emma estaba muy interesada en cuando sus padres se habían hecho novios preguntándoles una, otra vez cada cosa que le viniera a la cabeza.

Gabriel se sentía completo, como hace años no lo hacía... Y es que ver a su hijo feliz nuevamente, era un regalo que nadie podría darle. Agradecía enormemente que Marinette haya vuelto a sus vidas, la ansían se llenó de colores.

El momento se congeló en la mente del gran diseñador, imágenes de su difunta esposa Emilie acudieron a él, veía a Adrien de pequeño, niño, adolescente y adulto, hasta llegar al presente... su risa nunca había sonado tan gloriosa para sus oídos. Estaba feliz, Adrien volvía a ser feliz.

¤¤¤

Era de noche en la gran ciudad de París, a diferencia del día anterior ahora el cielo se encontraba nublado y la brisa fría envolvía a cada persona que caminara a esa hora por los adoquines de la ciudad.

Adrien estaba apoyando sus brazos en el gran balcón de la habitación matrimonial que compartía con Marinette. Suspiró dándose la fuerza de poder hablar del tema... de poder contarle a la mujer de sus vida el único secreto que le guardaba y una mentira que a pesar de haber sido con la mejor intención, era una mentira al fin y al cabo.

Metió la mano en su bolsillo sacando de este el anillo de oro perteneciente a la diseñadora, lo había guardado todos esos años desde que se había ido, el suyo siempre lo traía puesto en su dedo.

Contempló un momento la joya entre sus dedos, suspirando en la fría noche y siendo testigo así del vapor que generaba el calor de su aliento.

Marinette por su lado estaba peinando su cabello frente al espejo, tarareando una melodía con una sonrisa en sus labios. Hace tanto que no se sentía completa que le era casi un sueño encontrarse nuevamente en aquella habitación junto al único hombre que había amado.

Adrien tomó por completo el anillo en su mano y se irguió adentrándose en la habitación determinado en hablar con la bella mujer que le daba la espalda.

-Ma... Marinette.- llamó parado al otro lado de la cama.

-¿Mmh?.- cuestionó ella inversa en sus fantasías.

-¿Podemos hablar?.- preguntó en un tono serio, pero suave llamando por completo la atención de ella.

Marinette dejó el cepillo sobre la mesa y se giró para verlo a los ojos, acomodando la bata que traía puesta en ese momento.

-¿Sucede algo?.- sabía perfectamente que algo estaba en la mente del ojiverde, no quiso incomodarlo preguntandole, prefería darle su espacio y que hablara cuando estuviera listo.

-Y-yo... .- tomó una bocanada de aire y extendió su mano hacia ella, girandola y dejando a la visa aquel anillo que creía perdido hace años atrás.- esto... es  tuyo... .- habló en un hilo de voz.

La azabache abrió un poco mas sus ojos observando la pequeña pieza con el nombre de él grabado por dentro en letra cursiva.

-E-es... pero... yo lo tiré por la ventana.- susurró aún sin creer que tuviera tan preciada joya frente a sus ojos.

-Lo sé... fui por ella esa vez.- respondió tragando con dificultad, viendo cada expresión que hacía la mujer frente a él.

Marinette acercó su mano temblorosa tomando delicadamente con sus dedos el anillo, sus ojos se cristalizaron al recordar el momento que se lo quitó en esa misma habitación.

-A-adrien... .- cubrió su boca con la otra mano reprimiendo las lágrimas.- la tuviste todo este tiempo... .- el de hebras doradas sonrió algo entristecido en su dirección.

Claramente la guardaría, siempre... sin duda, siempre tuvo la esperanza de volver a ver aquel anillo en su mano otra vez.

Ella no podía hablar, solo miraba detenidamente aquel anillo símbolo de su unión. No lograba asimilar tenerlo ahí mismo.

-¿Ocurre algo?.- preguntó la azabache fijando ahora sus azulados orbes en los de su contrario.- ¿Adrien?.- cuestionó al no recibir respuesta viendo su expresión preocupada.

-Escucha... yo... .- se agachó tomando sus manos intentando ordenar sus ideas y encontrar las palabras correctas.- debo decirte algo y no estoy seguro de como lo tomarás, en realidad me hago una idea... pero...

-Adrien, solo dímelo.

-Cuando nosotros nos separamos... .- musitó tomando el anillo que le había entregado.- Marinette, yo... falsifiqué los papeles del divorcio.- contuvo el aire un momento.- tu sigues siendo mi esposa Marinette, sigues siendo las señora Agreste.

Ella parpadeó un par de veces poniéndose de pie abrazándose a si misma dándole la espalda, Adrien se puso de pie esperando alguna respuesta por parte de ella, viendo su figura.

-Marinette...

-Me mentiste.- habló con la voz quebrada.- me metiste todos estos años.- se volteó frunciendo el ceño.- ¿Cómo pudiste mentirme así?.- cuestionó apuntandolo con su mano y él dio un paso adelante, pero ella retrocedió al mismo tiempo.

-Y-yo... lo siento. Perdóname, se que no debía mentirte, se que hice mal.

-¿Cómo es que lo hiciste?

-Mi abogado hizo los papeles, pero solo seguirías siendo mi esposa hasta que quisieras casarte otra vez...

-No puedo creerlo, todo este tiempo... no tuviste la decencia de decírmelo, todos estos años seguía siendo tu esposa.- lo miró con enojo.

-No quería que quedaras desprotegida, entiendeme... sabía que no querrías nada de mi, que no querrías ni un peso y no podía darjarte a la deriva.

-¡Adrien!, ¡por un demonio!, ¡claro que no querría ningún peso y debiste respetar eso!.- exclamó alzando las manos.- yo podía valerme por mi misma.- se apuntó.- con mi trabajo y mi esfuerzo.

-Lo sé... lo sé, créeme que lo tengo muy claro.- intentó acercarse pero ella retrocedió otra vez.- Marinette, por favor no me hagas esto... no me rechaces.- su voz se quebró y ella tragó con dificultad al verlo de esa forma.

(Reproducir canción)

-No debiste mentirme.- respondió tajante.- los malos entendidos nos separaron una vez y ahora, ahora no se si me has mentido otras veces.

-No me digas eso, por favor... tenía mis motivos.

-¿Motivos?.- cuestionó incrédula.- habíamos decidido separarnos, ambos.- le sostuvo la mirada.- y después de cinco años me entero que jamás fue así realmente.

Adrien pasó una mano por su cabello en un acto de desesperación y más aún al ver que ella se dirigía a la puerta.

-¡No!, ¡no te vayas!.- agarró su mano deteniéndola al instante.- por favor no te vayas...

-¿Por qué engañarme?.- habló sin voltear a verlo.- ¿se trataba de algo machista acaso?

-Y-yo... .- Adrien cerró sus ojos fuertemente dándose valor de afrontarla.- estaba enfermo.- soltó en un hilo de voz y ella se paralizó en su lugar.- quería protegerte porque yo estaba enfermo...

-¿De que estas hablando?.- se volteó a verlo soltando su agarre.- ¿a que te refieres?

-En ese tiempo.- el Agreste sentía que en cualquier momento explotaría.- yo me sentía muy mal, tenía fuentes dolores de cabeza... nosotros estábamos pasando muchos problemas... .- se mantuvo nuevamente en silencio sin saber como proseguir.

-Adrien... .- musitó buscando su mirada, pero él la esquivaba a toda costa.

-Me hice unos exámenes... y descubrieron un tumor.

Marinette sintió como su corazón se estrujaba bajo su pecho, sintiendo una angustia en lo más profundo de su ser.

-Tenía un tumor en el cerebro... y debían operarlo lo antes posible.

-¿Por qué no me dijiste?.- su voz apenas salía por su garganta.

-Nos estábamos separando, las discusiones eran más frecuentes, Luka estaba por un lado, todo se mezcló y nuestro divorcio ya era inminente. No quería detenerte por esto, no podía hacer que te quedaras...

-¡Claro que me quedaría contigo!.- lágrimas comenzaron a caer de los cielos de Marinette empapando por completo sus mejillas.- ¡idiota!, ¡te amaba más que nada!.- le dio un empujón con rabia.- nunca te hubiera dejado solo, debía estar ahí contigo... d-debía... .- no pudo soportarlo más y lo abrazó con fuerza llorando desconsoladamente sobre su torso.- m-mi lugar era junto a ti... n-no... .- el llanto fue más fuerte impidiéndole poder formular con claridad sus palabras.

-Lo siento, princesa... .- susurró él acariciando su espalda lentamente.- perdón...

-De-debía estar ahí... debía estar ahí contigo... si algo te llegara a pasar... .- se aferró con más fuerza.

-Shh... no pasó, ya estoy bien...

El llanto de ella no cesaba en lo absoluto y es que... sentía tanta impotencia, tanta culpa y dolor de no haber estado ahí con él, cuando más la necesitaba no estuvo y eso sin duda era un fuerte golpe para ella.

Imaginaba todo lo que sufrió solo, recordó cada pelea que tuvieron, cada palabra hiriente que le dijo, pero ahora tomando en cuenta que estaba enfermo... él lo ocultó, ocultó su dolor y posible miedo que sentía porque ella estuviera bien.

Marinette se negaba a aceptar ser amada a tal grado por ese ángel, por ese hombre que siempre veía su bienestar por sobre el suyo propio y es que tan sólo imaginar que algo le pudo suceder, que podría haber muerto le hacía perder la razón por completo.

No quería soltarlo, no podía soltarlo por ningún motivo. Quería que sintiera todo el amor que en ese tiempo no le pudo dar, todo el apoyo que pudo necesitar.

-N-no me sueltes, por favor no me sueltes.- intentó formular y él la estrechó aún más en sus brazos.- perdón, lo siento... Perdóname Adrien.- cerró sus ojos con fuerza sintiendo que su respiración cada vez más se le hacía difícil de controlar.

-No tengo nada que perdonarte.- susurró sintiendo su calidez, captando su aroma tan dulce y placentero para él.

-Si algo te pasara moriría...

-Jamás podría permitir eso.

La separó tomando su rostro con ambas manos, intentaba limpiar sus lágrimas las cuales parecían no tener fin. Le dolía verla tan quebrada y frágil.

-Tenía que cuidarte en la salud y la enfermerdad.- Marinette daba pequeños saltos debido al llanto, le costaba enfocar las esmeraldas de su contrario.

-Y lo hiciste... .- ella negó con la cabeza.

-Dime que estas bien, por favor. Dime que no tienes nada malo.- posó sus manos sobre las de él.- no puedo estar sin ti otra vez, no puedo...

-Estoy bien... ya estoy bien, ahora estás conmigo y eso es todo lo que necesito para ser feliz.- juntó su frente con la suya.- por favor ya no sigas llorando.

-Te amo... te amo con todo de mi y eso jamás cambiará, aunque no estemos juntos... nunca dejaré de amarte.- Adrien sonrió sintiendo que su corazón podía latir plenamente.

Ya no habían secretos, ya no habían mentiras y sobretodo ya estaban juntos y podían amarse plenamente hasta el fin de sus días.

-Amarte es poco para todo lo que siento por ti.

-Las palabras limitan el expresar los sentimientos.

-Siempre... pero puedo demostrarte lo mucho que te amo con solo una sonrisa.

-Puedo ser feliz si me permites ver tus ojos al despertar.

-Los tendrás toda la eternidad.

-Toda la eternidad será.

Un amor con altos y bajos, con discusiones y palabras hirientes, con amor y cariño, con secretos y mentiras, con sonrisas y lágrimas.

Un amor casi en un balance de anécdotas, no puede haber felicidad sin tristeza... porque de no haber tristeza no podríamos diferenciar que es la felicidad.

Sabían que de ahora en adelante nada podría separarlos, ni siquiera la muerte, porque un amor así no se encuentra todos los días y porque un amor así sobrepasa los límites de todo.

Se besaron, se besaron sin reprimir ningún sentimiento, sin ningún impedimento y luego de aquel beso él tomó su mano sujetando aquel anillo que los unió a la vista de los hombres años atrás.

-Marinette... ¿quiere volver a ser la señora Agreste?.- preguntó expectante a su respuesta.

-¿Alguna vez he dejado de serlo?.- sonrió

-Nunca.- susurró sobre sus labios poniendo el anillo en su dedo.

Pocas veces unimos nuestras vidas a nuestro primer amor... pero no es imposible.

-Siempre serás mi primer y único amor.

-Se dice, "mi único y primer amor".- corrigió ella rodeando su cuello con sus brazos.- tu dislexia lo confirma, ¿no?

-Claro que si señora Agreste.

-Bien dicho señor Agreste.

El amor de tu vida podría estar sentado frente a ti, en el caso de Marinette o sentado detrás de ti, en el caso de Adrien, pero nunca lo sabrás si no das el primer paso y ellos lo dieron.















Alimentense bien, duerman las horas correspondientes, hagan sus deberes, aprecien a sus padres, jamás acudan a la violencia de no ser necesario, nunca se rindan por cumplir sus sueños y atrevanse a hacer lo inimaginable... después de todo, en algún momento moriremos de todas formas y seremos polvo, creando así nuevamente la tierra que pisaran los dinosaurios, otra vez, para ser extinguidos por Plagg, otra vez.

Nos vemos en los extras. (Recuerden decirme lo que quieren leer, ahora también se puede incluir cuando Adrien se enteró de su enfermedad y lo que deseen)

-NinaCatsauria.

Pd: estoy en shock de haber terminado la historia, por eso no escribí algo más en esto último xD

*Escuchen y lean la canción, es una de mis favoritas y la usé para escribir este cap... ya que plasma prácticamente, lo que sienten y harían Adrien y Marinette el uno por el otro.

-Gracias por todo.

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