Segunda parte
Marinette se había quedado de piedra por la pregunta de su mejor amiga, queriendo esquivar sus ojos ámbar que la miraban fijamente. Se soltó de su agarre tomando una copa que había encima de unas mesas y tomando un trago de esta.
-Por dios Alya, eso es cosa del pasado.- frunció levemente el ceño.- nosotros estamos separados y ambos formamos nuestras vidas.
-Que eso haya pasado no quiere decir que dejen de amarse.
-¿Amarnos?, ¿tienes idea de todo lo que he sufrido por él?.- habló con enojo.
-Lo recuerdo perfectamente Mari, pero mucho por lo que sufriste el también lo sufrió, no lo olvides.- se cruzó de brazos.- mientras yo te consolaba, Nino lo consolaba a él y créeme que se la versión por ambas partes.
-¿Y que puedes decir de eso señora periodista?.- Marinette rodó los ojos haciendo comillas con sus dedos.
-Que ustedes jamás debieron separarse, permitieron que el trabajo y los malos entendidos acabaran su relación, Adrien te amaba Marinette y mucho, jamás se cansaba de decirlo.- la azabache sintió las enormes ganas de llorar, pero se mantuvo rígida en su posición.
-Si me amaba tanto como dices no hubiera desconfiado de mi.
-Tu también desconfiaste de él.
-Pero yo tenía motivos.
-Y ¿quién dice que él no los tenía también?.- la ojiceleste soltó un bufido.- Además aún no me respondes.- Alya se acercó volviendo a enfocar sus ojos en los de su mejor amiga.- ¿Aún lo amas?.
Los cielos de la franco-china viajaban de los ámbar de la morena sintiendo como la respiración se le hacía pesada.
-Yo estoy con Luka y él con Kagami, fin de la historia.- se separó de Alya tomando otra copa de la mesa y bebiendo todo su contenido.
La morena sintió tristeza y frustración por su amiga, sabía perfectamente que nunca la había vuelto a ver feliz desde que estaba con su amigo de ojos verdes.
-Louis merece tener una familia unida tal y como sus hermanos pudieron tenerla, pero sobretodo... tú mereces ser feliz con quien amas enrealidad. No te engañes Marinette porque el tiempo pasa muy rápido y cuando te arrepientes.- suspiró levemente.- a veces es muy tarde.
-Adrien ya no me ama, Alya...
-¿Cómo lo sabes?, ¿acaso no te diste cuenta de cómo habló de ti en su discurso?.- la chica frunció el ceño.- ya deja el rencor a un lado, ambos se equivocaron. Adrien no te quitaba los ojos de encima, ¿tienes idea de lo nervioso que estaba con volverse a encontrar contigo?.- Marinette hizo una fina línea en sus labios y sus corazón comenzó a latir con fuerza.
-A veces el amor no es suficiente... Y creo que nosotros lo supimos de sobra.- no dijo nada más y se fue entre la gente.
Necesitaba un lugar tranquilo, donde nadie pudiera molestarla. Su hija acababa de casarse y el encontrarse con su ex esposo (aunque sabía que en algun momento pasaría) le tenían un enredo se emociones mezcladas.
Subió por las escaleras sin ser vista hacia la antigua habitación matrimonial que compartía con Adrien.
Entró en completo silencio cerrando con cuidado la puerta a sus espaldas, tomó una gran bocanada de aire y giró su cabeza viendo la cama perfectamente ordenada y las fotos familiares en los muebles. Se acercó hacia el velador tomando el pequeño cuadro donde estaba la fotografía de su matrimonio.
Una lágrima cayó por su mejilla y seguida de esta cayó otra... Y otra, y otra.
Puso ambas manos sobre su rostro intentando controlar aquel dolor que se había instalado nuevamente en su pecho, dejó la fotografía en su sitio y se volteó viendo el closet.
Lo que vio la dejó sin habla y bastante sorprendida.
-Todo está tal y como lo dejaste cuando te fuiste.- oyó a su costado y dio un gran salto por el susto que aquella voz le provocó.
Marinette volteó el rostro encontrándose con su ex esposo apoyado en el gran balcón con ambas manos en los bolsillos de su pantalón viéndola con una sonrisa triste en sus labios.
-¿Q-qué haces aquí?.- preguntó ella acercándose un poco con algo de enojo.
-Vivo aquí, Marinette.- soltó una risa provocando que ella se acercara con evidente molestia a su encuentro.
-Siempre haciéndote el gracioso, ¿no?.
-Antes te gustaban mis chistes.- el Agreste se encogió de hombros.
-Claro que no.- rebatió ella cruzándose de brazos.
-Claro que si.- llevó la contra sonriendo con diversión.
-No pongas esa cara, se mas serio Adrien. Nuestra hija acaba de casarse.
-Lo se... ¿querías verme llorar allá abajo acaso?.- la Dupain enarcó una ceja cruzándose de brazos soltando un bufido.
-No se ni que hago aquí, debería estar abajo con mis hijos y con Luka.- se dio media vuelta pero el agarre en su muñeca impidió que su acción se diera por hecho.- ¿Qué haces?.- cuestionó viéndolo fijamente.
-No te vayas... .- susurró él con la tristeza carcomiendolo por dentro.- por favor no te vayas...
-¿Qué es lo que quieres?, nosotros ni siquiera deberíamos estar aquí solos.- el rubio entrelazó sus dedos con los de ella sintiendo su calidez.
-¿Por qué no podemos estar aquí solos?, solo estamos charlando.
-P-p-porque nuestras parejas están abajo y esto no corresponde.- intentó controlar los nervios que le provocaba aquel hombre de rostro angelical.
-Se me olvidaba tu Luciano.- el rubio rodó los ojos.
-Se llama Luka, no Luciano. Ya deberías saber su nombre.
-Para mi siempre será un roba esposas.- Marinette soltó su agarre con brusquedad y abofeteó su rostro con sus ojos desbordando de lágrimas.
-No tienes ningún derecho de decir algo como eso.- dijo con dolor, pero firme en su posición.
-¿No?.- cuestionó incrédulo.- ¿Acaso no estabas con él cuando aún eras mi esposa?.- él rubio frunció el ceño viéndola hacia abajo.
- ¿Acaso tu no andabas con esa modelo cuando aún estábamos casados?.- rebatió ella empujandolo desde el pecho.
-Eso jamás fue así y lo sabes muy bien.
-Claro, por eso es que te pille en tu oficina con ella.
-¡Por dios Marinette!, ¡estaba entrevistandola para la colección de ese tiempo!.
-Y crees que eso me lo voy a creer.- soltó con una sonrisa sarcástica.
-Y que hay de ti.
-¿Yo qué?.- entrecerro los ojos viendolo fijamente.
-Tu andabas con ese Luka de arriba para abajo en mis propias narices.
-¡Luka y yo solo éramos amigos!.
-Amigos, claro.- rodó los ojos.- ¿me vas a negar que ese tipo andaba detrás de ti?.
-¡No puedo negarte algo que yo misma te dije! ¡y no tienes idea de cuanto me arrepiento de haberlo dicho!.
-¿Por qué?, ¡¿para verte a escondidas con él?!.
-¡No!.
-¡¿Entonces?!.
-¡Porque si no te lo hubiera contado aún seguiríamos juntos!.- Marinette no aguantó más él llanto y Adrien la envolvió en sus brazos sujetando su cabeza mientras la acariciaba.- si no te hubiera dicho... nosotros seguiríamos juntos.- sollozó nuevamente con un nudo en la garganta impidiéndole poder respirar.- no te hubieras puesto celoso y n-no hubieras desconfiado de mi... y-yo te amaba más que nada en el mundo, pero me lastimaste con tu frialdad.
Adrien se mantenía en silencio respirando profundamente el dulce aroma que desprendía la azabache, sintiendo la congoja en su pecho y las ganas de llorar junto a ella.
-Nunca lo desmentiste.- susurró el y ella se separó dándole la espalda mientras secaba sus lágrimas.
-Porque quería que confiaras en mi, porque debías confiar en mi... y-yo era tu esposa.- se volteó a verlo fijamente.- era tu esposa y no confiaste en mi.
-¿Recuerdas mi cumpleaños de aquella vez?.- ella asintió en silencio, y él tomó aire apretando sus puños.- habías preparado una sorpresa para mi.
-Y te portaste como un idiota.
-Te vi esa tarde con Luka y Louis.- Marinette abrio un poco mas sus ojos oyendolo en silencio.- él debía tener unos nueve años... estaban en el parque cerca de la panadería de tus padres, los tres reían y estaban tan felices que yo simplemente... Me sentí ajeno a ti, ajeno a mi hijo.- la voz de Adrien se quebró.- yo quería estar contigo ese día y todo se derrumbó, me hiciste la sorpresa... pero el dolor de verte sonreír con él fue más grande y cuando te lo dije no lo desmentiste.- frunció el ceño dejando que las lágrimas cayeran sin contención.- eso me destruyó... y aún me quema por dentro.
-Adrien... y-yo no...
-No lo sabías, lo se... No tenías como saberlo.
Ambos se quedaron mirando sin atreverse a decir algo hasta que ella habló nuevamente.
-Cuando fui a verte a tu oficina estabas con esa modelo.- habló por lo bajo.- le regalaste un collar, no lo niegues porque escuche perfectamente como te decía lo hermoso que estaba, en todos estos años no puedo quitarme esa voz de la cabeza y tu sonrisa.
-¿De que hablas?.- cuestionó sin entender.
-No te hagas el desentendido, Agreste.
Adrien fue hacia dentro de la habitación hurgando en algunos cajones mientras la Dupain lo seguía con la mirada.
-¿Qué haces?.- frunció el ceño y el volvió frente a ella.
-¿Hablas de este collar?.- abrió la caja dejando al descubierto una fina cadena de oro con un colgante de la figura de tres pequeños niños hechos del mismo material.- Esto es lo que le enseñaba a esa chica hace cinco años atrás, me dijo que estaba muy lindo y que a mi esposa le encantaría un detalle así.- Marinette no se atrevió a tocar la pequeña joya viéndo cada detalle de esta.- tiene nuestras iniciales grabadas atrás.- Adrien la volteó dejando a la vista en letra cursiva.
" Sr. y Sra. Agreste♡ "
-Nunca te he engañado, Marinette. Quería darte esta cadena para nuestro aniversario, pero nunca llegamos a celebrarlo.
Todo aquello era muy sorpresivo para ambos, tantos años guardándose rencor y sin dirigirse la palabra callando todo lo que debieron decirse antes.
-Yo esa vez no estaba con Luka... .- Adrien cerró la caja dejandola en el borde del balcón.- me refiero a que había ido a casa de mis padres con Louis para encargarles un pastel para tu cumpleaños, Louis quería jugar entonces fuimos al parque y nos encontramos a Luka, él solo nos saludó y se quedó menos de diez minutos hablando conmigo.
-¿Entonces por qué no me dijiste?.
-¿Por qué no me dijiste lo del collar?.
-Porque era una sorpresa... ¡dios!.- desordenó su cabello en un acto de frustración.- cuando entraste a la oficina le quité la caja a la chica y la guarde porque era un sorpresa que no quería que vieras antes de tiempo.
Por otro lado en el vestíbulo la gente se estaba divirtiendo y Luka buscaba a Marinette sin dar con ella. Vio a la morena y se acercó para preguntarle sobre su respectiva novia.
-Alya... disculpa, ¿sabes donde esta Mari?.- la de cabello cobrizo arregló sus gafas y se encogió de hombros.
-Quizás fue al baño, no te preocupes.- sonrió amablemente, pero aun así en el fundó de su corazón no podía apoyar la relación de su mejor amiga con el guitarrista.
-Está bien.- respondió él quedandose al lado de ella y luego de unos minutos Kagami hizo aparición.
-Alya, ¿has visto a Adrien?.- preguntó amable.
-¿Es que tengo cara de GPS Agreste acaso?.- respondió soltando un bufido.
-Perdón... No quería.
-¿Qué no estaba bailando contigo?.- le preguntó el pelinegro y ella asintió.
-Si, pero me dijo que necesitaba un poco de aire y le he dejado irse.
Alya escuchaba atenta aquella conversación y una sonrisa se formó en sus labios.
-Creo que ustedes no se conocían.- intervino la morena.- Luka, Kagami y viceversa.- Alya juntó sus manos y se dirigió donde Nino.
Luka y Kagami sonrieron algo incómodos aún sin desastrechar sus manos.
-Novia de Agreste, ¿no?.- ella asintió levemente perdiéndose en los azules de aquel sujeto.
-Si... ¿novio de Marinette?.
-Si...
Emma comenzó a buscar a sus padres con la mirada, pero no los encontraba. Ya sería la hora en la que ella debía bailar el vals con su padre y no aparecía.
La rubia de ojos verdes llamó a su hermano Louis para que los buscara y este sin dudarlo acudió a la petición de su hermana, así pudiendo oír claramente lo que el guitarrista y la japonesa decían junto a su tía Alya.
-Bueno... creo tener una idea de donde estén.- dijo por lo bajo sonriendo mientras se dirigía escaleras arriba hacia la antigua habitación de sus padres.
Si algo caracterizaba a Louis sin duda era su astucia y no hacía falta mucha para él al intuir donde se encontrarían sus padres.
Cuando llegó a la puerta de aquella habitación que su padre guardaba bajo llave, con confianza tomó el pomo de la puerta sintiendo como esta cedía a su petición.
-Lo sabía.- dijo orgulloso y se adentró en el lugar viéndo frente a él a sus progenitores con lágrimas en los ojos.
No estaba seguro de lo que pasaba y la preocupación al ver a su madre tan triste le estrujó el corazón.
-¿Papá?, ¿mamá?.- preguntó en voz suave y la azabache rápidamente limpió sus mejillas al igual que el rubio.
-Louis, ¿Qué sucede, hijo?.- preguntó Marinette sonriendole mientras peinaba su cabello con los dedos.
-¿Por qué estás llorando?.- preguntó tomando la mejillas de su madre viéndola fijamente.
-Sólo estoy muy emocionada por tu hermana, eso es todo.- Louis no tenía ni un pelo de tonto y sabía perfectamente que ella no lloraba por aquello.
Los ojos azules del menor Agreste viajaron a los de su padre.
-¿Tú la hiciste llorar?.- preguntó con molestia y Adrien devió la mirada.- No es primera vez que la haces llorar.- soltó con enojo provocando que sus palabras se clavaran en lo más profundo del corazón de su progenitor.
-No, Louis. Tu padre no me ha hecho nada.- Marinette lo sostuvo, pero este se soltó de su agarre.
-Tu me enseñaste que lo mas preciado que tengo es a Emma y a mamá.- lo miró con enojo apuntandolo con la mano, pero aun así el rubio no decía nada. Sólo observaba cada gesto de su hijo y no podía evitar verse reflejado en él.- Jamás las hagas llorar, jamás dejes que alguien les haga daño, jamás las dejes solas, jamás les digas cosas hirientes, jamás permitas que sufran y siempre sacales una sonrisa. Eso me enseñaste y eso es precisamente todo lo que tu no has hecho.
-Louis, basta por favor. Tu padre no me hizo nada.
-¡No lo defiendas, mamá!.- excalmó.
-Dejalo Marinette, deja que hable.- se interpuso el rubio.
-Todos estos años tengo grabado en la cabeza como trataste a mamá, la humillaste, la heriste y dejaste que se fuera. ¡Mamá se fue por tu culpa!.
-Adrien por favor dile algo, no te quedes callado.- suplicó la azabache parándose frente a su ex esposo viendolo hacia arriba.
-Sigue, prefiero que me digas todo esto aquí en vez de allá abajo en la fiesta de tu hermana.- los ojos verdes se conectaron con los azules de su hijo viendo todo el dolor que él sentía por dentro.
-Mamá lloró por días y tu no hiciste nada, no aparecías por la casa, no hablabas conmigo ni con mis hermanos. Te volviste ausente y después que mamá se fue intentaste formar una reacción conmigo como si nada hubiera pasado, pero yo no quería porque te odio.
-¡Louis!.- exclamó Marinette reprimiendo a su hijo.
Adrien tragó con dificultad viendo como había cometido el mismo error que su padre con él en su adolescencia.
Louis estaba herido y toda la ilusión de ver a sus padres juntos minutos antes ya se había esfumado al ver las lágrimas de su madre, trayendo dolorosos recuerdos de su separación.
-Pídele disculpas a tu padre.- la azabache frunció el ceño viendo directamente a su hijo.- no estoy jugando, Louis Agreste.- habló firme.
-Ojalá no tuviera este apellido, ojalá Luka fuera mi padre.- escupió sus palabras y Marinette no aguantó más propinandole una bofetada con lágrimas en sus ojos.
Eso fue la gota que derramó el vaso, Adrien estaba herido de sobremanera y no culpaba a su hijo en lo absoluto, se culpaba a sí mismo por no haber confiado en Marinette, por no haber prestado atención a Louis y no haber dejado que todo lo que había construido con la mujer que amaba se fuera por la borda. Los ojos verdes de Adrien se cristalizaron viendo como su hijo ponía una mano en su rostro por aquel golpe.
-Lo siento, Louis... perdón.- dijo la azabache sintiendo su corazón partirse al ver la expresión de su hijo menor.
-Emma los necesitaba abajo, deben bailar el vals.- Agregó el pelinegro poniéndose firme viendo a sus padres a los ojos y sin titubear comenzó a caminar a la salida, sin duda Louis era un reflejo de Adrien.- no le arruinen la noche a mi hermana y por cierto... Luka y Kagami los están buscando.- fue lo último que dijo antes de salir por completo de la habitación.
Marinette y Adrien vieron como desaparecía la silueta de su hijo menor son las palabras atoradas en la garganta.
La franco-china se volteó a ver a su ex esposo tomando sus mejillas con ambas manos.
-Adrien... .- musitó y como si la dulce voz de ella fuera una señal de pase no pudo contener más las lágrimas quebrandose en su tacto.
Marinette lo abrazó como hace tanto no lo hacía cerrando los ojos, rogando porque ya no llorara más.
Adrien no era alguien que fácilmente mostraba las lágrimas frente a nadie, pero ahora estaba con la mujer que más confiaba en el mundo y las palabras de su hijo le habían llegado a lo más profundo de su ser guardándose con uno de los momentos más doloros en su vida.
-Es mi culpa... todo es mi culpa.- dijo el ojiverde estrechando fuertemente a la azabache.
-No... no es tu culpa, Louis no sabe lo que dice.- acarició su cabello con suavidad.
-Nuestro hijo me odia... y lo peor es que lo merezco por todo lo que te hice sufrir.
-Adrien.- se separó levemente pero evitaba mirarla, no le gustaba verse de esa forma frente a ella.- mírame, Adrien.- volteó su rostro tomandolo de sus mejillas mientras quitaba las lágrimas derramadas.- no es tu culpa, eres un padre excepcional y eso nadie puede negarlo.-lo miro fijamente.- y si quieres culpar a alguien, no te culpes a ti solo porque una relación es de dos y ambos cometimos errores.
-Es mejor que bajemos.- musitó viendo las azuladas gemas de la Dupain.
-S-si... .- respondió ella en un hilo de voz.
Estaban tan cerca el uno del otro que era casi imposible no perderse en la respiración ajena.
No se quitaban los ojos de encima sintiendo el enorme deseo de unir sus labios en un beso lleno de amor reprimido por años. Ambos se acercaron lentamente apoyando sus frentes mientras cerraban sus ojos compartiendo la calidez de los dos con sus narices rozando.
-No podemos... .- susurró Adrien apegandola más a él desde la cintura.
-Lo se... .- respondió ella de la misma forma sintiendo como sus respiraciones chocaban.
Con mucho pesar se separaron sintiendo al instante un vacío incapaz de llenarse con algo que no fueran ellos mismos, Adrien tomó la pequeña caja abriéndola y sacando la fina cadena de oro haciendole una seña para que la femina se diera vuelta.
-¿Qué haces?.- preguntó su ex esposa viendolo con los ojos un poco mas abiertos.
-Solo te doy lo que te pertenece.- sonrió levemente y ella se dio la vuelta permitiendo que aquel ángel de ojos verdes pusiera el collar sobre su cuello.- quizás no sea nuestro aniversario... pero es un día igual de especial.- Marinette tocó el colgante que caía por su pecho con sus dedos y se giró para quedar frente a frente.
-Pero ya no soy la señora Agreste... .- musitó.
-Siempre serás la señora Agreste para mi.
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