Quinta parte
Luego de aquella confesión de ambos, Adrien estaba completamente feliz de tener de nuevo a la mujer de su vida en sus brazos y Marinette no se quedaba atrás, no podía explicar toda la dicha que sentía en su corazón.
El Agreste le ofreció traerle el desayuno a la cama para que descansara por todo lo ocurrido durante la noche, pero ella se negó rotundamente a eso ya que quería desayunar con sus hijos y con él en la mesa que antes compartieron juntos.
-¿Estás segura de querer bajar?.- cuestionó Adrien recostado en su regazo mientras acariciaba sus manos suavemente.
-Si... quiero que desayunemos todos juntos.- le sonrió acariciando su cabeza a la vez que peinaba su cabello con sus dedos.
-Pero...
-Adrien, estoy bien.- lo miró enternecida, sabía perfectamente que él estaba preocupado.- si tu estas conmigo siempre estaré bien.- agregó y él se levantó un poco tomando su mejilla y atrayendola a sus labios.
-Eres asombrosa.- susurró antes de unir sus labios en otro beso.- no... .- beso.- tienes.- beso.- idea.- beso.- de lo mucho.- beso.- que te amo.- Marinette soltó una risita rodeando su cuello con sus brazos cerrando sus ojos a la vez que rozaba su nariz con la de él.
-Había olvidado lo que eran tus besos... .- suspiró suavemente.
-Puedo hacer que lo recuerdes.- sonrió besando nuevamente sus labios.
-Creo que aún no recuerdo.- mordió su labio inferior y él volvió a besarla.
-¿Y ahora?.- sonrió.
-Aún no.- negó con la cabeza y él depositó otro beso en sus labios.
-¿Y ahora?.
-Creo que aún no puedo recordar.- sonrió arrugando levemente su nariz y se pusieron a reír.
-Puedo hacer esto por siempre para que lo recuerdes.
-No me molestaría que así fuera.
Luego de unos minutos más de besos y risas entre ambos, decidieron ponerse de pie.
-Me daré una ducha.- dijo el rubio con una sonrisa y ella asintió.- aún hay ropa tuya aquí para que te cambies.
-Hablando de cambiarme.- sonrió de lado y miró hacia abajo.- no recuerdo haberme puesto el pijama.
Adrien se puso nervioso rascando su nuca a la vez que sus mejillas se pintaban de un leve color rojo, lo cual no pasó desapercibido para la azabache quien al darse cuenta de que él le había puesto la prenda también se sonrojó de sobremanera.
-Sobre eso... y-yo...
-N-no hace falta que lo digas...
Por un lado era completamente tierno que a pesar de haber estado aproximadamente quince años casados esto les provocara tanta vergüenza, pero sin duda el haber estado cinco años separados el uno del otro, les hacía comportarse como un par de adolescentes volviendo a los inicios de su relación en el instituto.
-Bien... iré a ducharme.- dijo el rompiendo el silencio entre ambos y se dirigió al baño.
Marinette lo observó desaparecer por la puerta del baño y se acercó a su antiguo closet para sacar unas prendas dejándolas sobre la cama. Se acercó al velador tomando entre sus manos la cadena que Adrien le había regalado, la observó unos segundos sintiendo tristeza al ver roto aquel hermoso regalo con las figuras representadas en sus tres hijos.
Dejó el collar sobre la mesita y tomó la fotografía de su matrimonio, ambos salían completamente felices y demostrando el inmenso amor que sentían mutuamente en aquel momento que fue congelado en esa imagen. Sonrió enormemente.
Volvió a dejar el cuadro en su lugar oyendo como la regadera sonaba desde el baño, sintió un impulso en su pecho que le hacía acercarse hacia aquel lugar. Abrió la puerta en silencio y dejó el pudor a un lado quitando el pijama y deslizandolo hacia abajo junto con su ropa interior quedando completamente desnuda.
Con pasos sigilosos se acercó a la regadera oyendo como el ojiverde tarareaba una melodía y ella intentaba ver entre el vapor que provocaba el agua caliente.
Marinette respiró profundamente dandose valor y sonrió deslizando sus manos por la espalda del rubio con suavidad para luego abrazarlo apegándose completamente a él.
Adrien dió un pequeño salto en su posición, pero luego de un segundo al reconocer aquellas suaves manos sonrió acariciandolas y cerrado los ojos al sentir el cálido tacto de ella.
-Princesa... .- susurró suavemente sintiendo el pecho de ella apegarse a su espalda.
La azabache subió sus manos acariciando el pecho desnudo de su ex esposo, cerrando los ojos al dejarse llevar por su calida piel y su fuerte musculatura, que a pesar de los años seguía intacta.
El Agreste tomó las manos de ella con delicadeza girandose para quedar frente a frente y cuando esto pasó sus miradas se conectaron haciendo que una electricidad recorriera cada parte de sus cuerpos.
Adrien la observó detenidamente sin vergüenza alguna, pues... era su mujer y conocía para parte de ella, no había nada en ella que sus labios no hayan besado y mucho menos que sus manos no hayan acariciado.
A pesar de conocer el cuerpo de la de ojos cielos a la perfección, no podía dejar de maravillarse con su belleza y el deseo era exclusivamente hacia ella y nadie más.
Marinette se sentía algo nerviosa y con vergüenza, habían pasado años desde la ultima vez que lo había visto de esa forma, pero en lo absoluto se negaba a disfrutar su cálida piel sobre la suya.
Las palabras sobraban en ese momento y lo único que él logró reaccionar fue acariciar su espalda lentamente para después apegarla por completo a su anatomía desde la cintura atrapando sus labios en un fogoso beso.
-Eres la tentación en persona... .- mustió sobre sus labios sintiendo como ella sonreía.
-Pero solo quiero ser tu tentación, gatito.- habló por lo bajo posando sus manos sobre el pecho del contrario sintiendo su calidez junto con las gotas de agua deslizándose lentamente por su piel.
-Siempre lo has sido... Sólo tú y nadie más.- acarició su nariz con la de ella dando cortos pasos hacia atrás para que el agua caliente los mojara a ambos.
La azabache suspiró levemente sobre sus labios y su cabello se mojó por completo al hacer contacto con el agua. Los brazos de Adrien la envolvieron provocando cosquillas en su pecho cuando sus manos se deslizaron por su silueta.
-Te extrañaba tanto... .- susurró sobre su oído haciéndola estremecer de pies a cabeza.- tan solo pensar que alguien pudiera...
-No ha habido nadie mas que tú... nunca...
Aquellas palabras fueron como el canto de los ángeles para sus oídos, Marinette sólo era de él, así como Adrien sólo era de ella.
-Qué pasaría... si te dijera que prácticamente me volví sacerdote desde que te fuiste...
-No te creería.- rió levemente.
-¿Por qué?.- bajó su mano acariciando su muslo hacia su cintura mientras depositaba costos besos sobre su hombros.
-Porque ha pasado mucho tiempo... porque... Kagami.- él negó con la cabeza besando su cuello lentamente.
-No... Sólo llevamos un mes juntos y... no he podido hacerlo sin que tu aparezcas en mi mente.
-Si supieras lo celosa que estaba al verte con ella...
-¿Mi princesa se puso celosa?.- soltó en un tono burlón mientras mordía levemente su cuello.
Marinette tomó su rostro con ambas manos haciendo que la mirara a los ojos.
-Tú eres sólo mío y de nadie más, Agreste.- Adrien sonrió con ternura, pero esa sonrisa se desvaneció al ver la mejilla marcada de la azabache.
Subió lentamente su mano para acariciar la zona del impacto frunciendo el ceño al recordar al idiota que le hizo esto a su delicado rostro.
-Perdóname... .- ella puso su mano sobra la de él en su mejilla sintiendo su caricia.
-¿Por qué?.- musitó.
-Por no llegar a tiempo... por todo lo que pasó, por no haber confiado en ti.
-Adrien... no es tu culpa, ya te lo dije.-habló más firme.- ambos cometimos errores, los dos nos lastimamos...
-Mira lo que te hizo.- juntó su frente con la de su contraria cerrando sus ojos con fuerza.- debí partirle la cara por todo lo que dijo.
-Agradezco que no lo hicieras, no quería que Louis te viera de esa forma, y se que por lo mismo te reprimiste, así que ya no te culpes.
-Si algo llegara a pasarte...
-Si algo me pasara se que tu estarás ahí para mi...
-Siempre... Siempre, amor.
Sorpresivamente el de cabellos dorados tomó en sus brazos a la azabache haciendo que soltará un pequeño grito por tan repentina acción.
-¡Adrien!, ¡¿Qué haces?!.- se sujetó con fuerza a su cuello perdiéndose en sus hermosos ojos de un profundo y brillante verde.
-Te llevaré a la cama... .- rozó sus labios relamiendose al sentir su respiración chocar con la propia.- y te haré el amor como todas las noches que te he soñado junto a mi.
Las mejillas de la Dupain se pintaron de un notable carmesí por aquellas palabras y su corazón latió con mucha más fuerza al percibir la perversa sonrisa en los labios de su ángel caído.
-N-no te vayas a resbalar... .- intentó hablar cuando él salió de la ducha con ella en brazos.
-No tienes que preocuparte, nunca te dejaría caer.
Marinette tragó con dificultad cuando él la depositó en el lecho abriendo más las sábanas.
-A-adrien... estamos em-empapados... y... .- no la dejó terminar y besó sus labios tomando su nuca para atraerla con fervor hacia él.
Un leve gemido escapó de la garganta de la franco-china cuando sintió el varonil cuerpo de él pegarse al suyo transmitiendo una calidez inexplicable que no sentía hace años.
-Adrien... es-espera... n-no tenemos...
-¿No quisieras agrandar la familia, Bugaboo?.- jadeó sobre sus labios con una sonrisa que rápidamente fue transmitida a ella.
-Gato tonto... .- rió levemente rodeando su cuello con sus brazos, haciendo lo mismo con sus piernas en la cintura de él.
-No quiero que te vayas de mis brazos de nuevo... .- acarició su abdomen suavemente hacia arriba hasta llegar a sus montes apretandolos mientras volvía a besar sus labios.
-No me iré... no volveré a irme... .- sus respiraciones se agitaron.
Las sábanas absorbieron las gotas del agua que dejó la ducha sobre sus cuerpos.
Sus intimidades se rozaron la una con la otra, exigiéndoles con deseo que se unieran de una vez, pero Adrien prefería ir lento... disfrutar cada segundo, cada respiro y cada caricia que pudiera sentir sobre sus dedos en el cuerpo de su princesa.
Pasó sus manos por sus piernas en un paciente deslizamiento hacia arriba causando que la bella de ojos azulados cada vez aumentara más el deseo de ser nuevamente tomada por ese hombre que jamás pudo salir de su mente y su corazón.
-A-adrien... por favor... recuerdo que te gustaba torturarme con tus caricias... .- suspiró cuando los labios de él comenzaron a besar su piel desde su cuello hacia su pecho.- no lo hagas ahora...
-La tortura es para mi... ¿sabes por qué?.- susurró deslizando su lengua en sus botones provocando inevitablemente que una electricidad arqueara la espalda de la azabache.
-¿Po-por qué?.- preguntó perdiendo la cabeza por tan excitantes caricias.
-Porque tengo que contenerme de tomarte de una vez... y quiero disfrutarte, quiero que recuerdes mis manos recorrer tu cuerpo, quiero que recuerdes todo él amor que siento por ti... .- se alzó besando su mejilla hacia su mentón viéndola fijamente mostrandole así sus dilatadas pupilas envueltas en el deseo y la lujuria que un solo roce de sus labios provocaba.
-Puedes sólo hacerlo, porque lo único que quiero ahora es sentirte por completo.- sonrió acariciando con sus manos los hombros de él, abrazándose a su espalda, besando su mentón y su cuello lentamente.
Adrien se estremeció al sentir las caricias de ella sobre su piel y aun más al sentir su cálido aliento.
-Quiero que me digas si sientes mi amor.
-Desde el primer día.
-Desde el primer día.
Se amaron como si fuera la primera vez que lo hacían y también como si fuera la última.
Estaban abrazados, respiraban tranquilamente sintiendo el calor ajeno mutuamente, Adrien acariciaba su cabello azabache con sus dedos mientras Marinette posaba su mejilla en su pecho.
-Quisiera quedarme así de por vida... .- susurró él en medio de un suspiro.- aquí junto a ti nada más.
-Yo también... no se como viví tanto tiempo sin estar contigo, sin poder ver tu sonrisa o sin poder escuchar de voz, ahora suena tan hermosa para mi.- cerró sus ojos apegándose más a él.- y no quiero soltarte, sin ti estaba vacía.
Sus palabras lo enternecieron enormemente y una sonrisa se formó no sus labios, besando suavemente su cabeza a la vez que daba un gran respiro de su dulce aroma.
-Te amo tanto... .- suspiró.
Marinette se reincorporó un poco posandose sobre él viéndolo a los ojos y acercando así sus labios a los de él.
-Y yo te amo mucho más.
Se besaron nuevamente con una suavidad indescriptible y una calidez que pocos son capaces de sentir en la vida.
-¿Crees que los niños lo tomen bien?.- preguntó ella rozando sus narices.
-No lo sé... quizás les tome de sorpresa, pero no creo que les moleste.- respondió acariciando suavemente su hombro.
-Me preocupa Hugo ahora.- formó una fina línea en sus labios.
-Lo sé.- miró detalladamente la mejilla de su princesa que estaba marcada con un color violáceo.- ¿te duele?.- preguntó por lo bajo acariciando la zona con sus dedos levemente.
-Sólo un poco... pero estoy bien, no te preocupes. Estoy feliz de estar aquí contigo.
-Creo que ya deberíamos bajar o Louis vendrá por nosotros.- soltaron una pequeña risa viéndose a los ojos.- si sigues mirándome así volveré a hacerte el amor y no podrás salir de aquí por mucho tiempo.
-Eres un gatito travieso.- sonrió sobre sus labios.
-Sólo contigo... .- susurró.
-Por más que quiera tomarte la palabra debemos bajar a desayunar.- inevitablemente el de hebras doradas formó un puchero.- no me pongas esa cara que me siento culpable.
-Está bien, por más que quiera que nos quedemos aquí por toda la eternidad, necesitas comer.
Ambos se levantaron entre besos y caricias enfundandose en sus prendas sin quitar la sonrisa de sus rostros, una sonrisa boba que no pasaba desapercibida por nadie.
Antes de abrir la puerta de la habitación, Adrien tomó la mano de la azabache jalandola hacia él apegandola desde su cintura para luego acariciar su mejilla con una mano viéndola fijamente a sus cielos.
-¿Qué sucede?.- preguntó Marinette dejando que aquella caricia la llenara de calidez.
-Sólo quiero verte un poco mas... .- susurró perdiéndose en su sonrisa.
-¿Listo?.- soltó una risa.
-Nunca.- acercó sus labios lentamente a los de ella.
Fue un beso tierno, lleno de cariño y tranquilidad, un beso que les regalo un cosquilleo en el corazón de ambos.
Cuando salieron de la habitación pasaron por fuera de la de Louis, Marinette se detuvo y Adrien la miró sin comprender.
-¿Qué sucede?.- cuestionó en voz baja.
-Estoy segura que Louis sigue dormido.
-¿Tu crees?.- asintió.- entonces... vamos a despertarlo.- apretó su mano y giró el pomo de la puerta de su hijo.
Ambos divisaron un bulto en la cama a la distancia, se acercaron a pasos sigilosos al lecho contemplando la cabellera negra del joven Agreste que estaba tapado hasta los ojos con las frazadas.
Ambos se enternecieron al verlo así, tan sereno, tan pequeño ante sus ojos, aunque ya tuviera quince años... era su hijo menor.
Adrien y Marinette se vieron mutuamente, casi como si se comunicaran con sus ojos, cada uno caminó a un extremo de la cama sentándose al rededor del menor.
-Cariño.- llamó la azabache con una voz suave y dulce, extendiendo su mano a los mechones de su hijo.- oye dormilón, es hora de despertar.- susurró notando como este fruncia levemente el ceño.
-Mamá... no quiero ir a la escuela.- se quejó aún sin abrir los ojos y el rubio soltó una pequeña risa por aquel gesto, que era igual al de Marinette.
-Oye campeón.- habló el Agreste mayor apretando levemente su mejilla y tirando de esta.- vamos a desayunar.
-Quieren acabar con mi existencia.- refunfuñó haciendo un puchero aún sin lograr abrir sus ojos azules.- espera... ¿qué haces aquí papá?.- abrió los ojos encontrándose con las gemas de su padre y de su madre viéndolo expectante. Ambos aguantaban la risa.
-Vivo aquí.- respondió Adrien soltando una risa.
Louis los miró sin comprender sentándose en la cama y observó su habitación en la mansión dándose cuenta donde se encontraba.
-Pensé que estaba soñando.- murmuró.
El Agreste menor frotó sus ojos con sus puños para centrar nuevamente su atención en sus padres.
-Levántate para que tomemos desayuno.- habló el de hebras doradas.- ¿bien?.- aún con el sueño presente en él, asintió como respuesta ganándose un beso en su mejilla de su madre y otro de su padre junto con una revuelta de su cabello.
La azabache y el rubio se pusieron de pie, él le ofreció tomar su brazo y ella encantada lo hizo caminando hacia la salida.
Louis los miró confuso sintiendo una sensación familiar encantada su pecho.
-¡Esperen!.- exclamó en su dirección y ambos se voltearon a verlo.- us-ustedes...
-¿Si?.- curiosió su padre con una sonrisa al ver su expresión.
-Están...
-¿Estamos?.- preguntó Marinette con la misma sonrisa que su pareja al ver el rostro confundido de su hijo menor.
-Si no te apresuras te quedarás sin comer.- interrumpió el Agreste mayor y le hizo una ceña a la azabache para que saliera y así lo hizo.
Cuando iba a salir él también, Louis le habló nuevamente.
-¡Papá!
Adrien se volteó a verlo esperando a que prosiguiera con lo que diría.
-T-tú... tú y mamá...
El ex modelo le guiñó el ojo antes de salir por la puerta dejando a su hijo con un montón de emociones tras aquel gesto de afirmación.
¿Sería posible que luego de tanto tiempo tuviera unida afecta su familia nuevamente?
Louis se puso rápidamente de pie, tomó sus pantuflas y fue al baño antes de bajar a la primera planta.
Adrien alcanzó a Marinette tomando su mano y entrelazando sus dedos caminando a la par hacia el primer piso, bajaron las escaleras y entraron en el comedor.
-¡Señora Marinette!.- exclamó la ama de llaves viendo a la azabache con alegría.
-Miriam.- nombró ella yendo hacia la mujer mientras la estrujaba en un fuerte abrazo.- te había extrañado mucho.
-Que hermoso es verla en esta casa otra vez.- dijo la castaña tomando las manos de la diseñadora.- usted y el señor Adrien... .- musitó sólo para ella y esta asintió en respuesta haciendo que sonriera ampliamente.- ¡bendito sea el cielo!.- exclamó en voz alta.
Adrien se aproximó por detrás de la de ojos cielo abrazandola por la cintura mientras la mujer los veía enternecida.
-Volverá el color a esta casa. Me alegro mucho por ustedes.
-Muchas gracias, Miriam.- respondió el de hebras doradas apegando su rostro al de la azabache mientras apoyaba su mentón en el hombro de esta.
-¡Bien!, ¡de seguro tienen mucha hambre!.- habló eufórica aplaudiendo dos veces.- les traeré el desayuno.
-Y un gran desayuno, Hugo y Louis también estarán aquí.- agregó el Agreste.
-¿Y tu padre?.- preguntó Marinette volteando a verlo un momento.
-Mi padre debía salir temprano esta mañana junto con Nathalie, me dijo que llegaría por la tarde.- ella asintió como respuesta y luego sonrió.
La mujer castaña se dirigió a la cocina para indicarles a todos lo que debían hacer, ya que la señora Agreste estaba devuelta en la mansión y no permitiría que ocurriera ningún error en su mando.
Adrien la jaló de la mano abriendo la silla para que tomara asiento en el que era su lugar antes. Ella lo contempló un momento y tomó asiento.
El Agreste ocupó su sitio como cabecera de la mesa al lado de la de piel de porcelana mientras apoyaba su cabeza sobre su palma mirándola como un adolescente enamorado.
-¿Por qué me miras así?.- preguntó Marinette sonriendo levemente mientras una risa de escapaba de sus labios.
-Porque eres hermosa... .- suspiró acariciando la mano de su contraria sobre la mesa.- hace mucho que no sentía tan grato despertar.
-Grato es el poder ver tu sonrisa ahora mismo, gatito.- respondió acariciando su mano con sutileza.
Louis entró en el comedor corriendo y deteniéndose en seco al ver la tierna escena ante sus ojos.
-¡Entonces es verdad!.- gritó emocionado desde el otro extremo de la gran mesa.- ¡han vuelto!
El azabache corrió hasta sus padres enfundado sólo en su pijama y colgándose del cuello de Adrien.
-¡Louis!, ¡me estas ahorcando!.- exclamó el de ojos verdes soltando una risa.
-¡Es que estoy muy feliz papá!.- Marinette veía enternecida aquel momento de padre e hijo.- ¡Emma pegará el grito en el cielo cuando se entere!.- Adrien acarició la cabeza de su hijo y este luego se acercó a su madre besando su frente con suavidad.
-Sientate a comer Louis.- habló su madre recibiendo gustosa la muestra de afecto de su hijo menor.
El menor de los Agreste se sentó frente a su madre observándolos detenidamente, y es que hace mucho que no los veía juntos, sobretodo... hace mucho que no los veía felices genuinamente y con ese brillo especial en sus ojos.
Sintieron la puerta abrirse y giraron encontrándose con un cansado y adormilado azabache de ojos verdes entrando al comedor.
Hugo pegó un bostezo pasando sus puños por ambos ojos estirándose hacia arriba.
-Buenos días familia.- se adentró medio dormido, había llegado tarde de la casa de su tía Chloe y aun así se levantó temprano para desayunar con su padre.
-Hola enano.- saludó a su hermano menor dándole un beso en su cabeza y luego se dirigió a su padre.- buenos días papá.- besó su mejilla y luego se dirigió a su madre.- buenos días mamá.
-Buenos días hijo.- respondió la azabache y cuando Hugo ya estaba por abrir la silla abrió sus ojos enormemente viendo a su porgenitora sin creercelo.
-¡¿Mamá?!.- exclamó sorprendido parpadeando varias veces para convencerse de que ella realmente estaba ahí y no fuera un espejismo de su mente provocada por el cansancio.
Todos se soltaron a reír por su reacción.
-Si, soy yo. ¿que sucede amor?.- preguntó con una sonrisa a su segundo hijo.
-Estás aquí... en la casa... .- miró a su padre un momento y volvió su vista a la azabache.- y...
-Sientate o te dará algo.- dijo burlón su hermano abriendo la silla a su lado.
-Muy gracioso, Louis.- Hugo entrecerró los ojos viendolo fijamente a sus azules.
Hugo tomó asiento al lado de su hermano aún sin comprender que hacía su madre en la mansión a esas horas de la mañana, sintió una sensación cálida en su pecho al ver como ella le sonreía a su padre.
-¿Me perdí de algo?.- pregunto desde su lugar intentando descubrir lo que sucedía.
-Sólo que... mejor que ellos te lo digan.- habló el de ojos cielo sonriente viendo a su hermano mayor de reojo.
-Mamá, papá... ¿que sucede?.- preguntó en un tono lleno de incertidumbre aguantando la respiración un momento.
Adrien miró a la que era su ex mujer con ternura tomando su mano y depositando no suave beso en el dorso de esta para después acariciarla con su mejilla.
-Pasa que... tú mamá y yo... .- miró a la azabache y luego a su hijo.- estamos junto otra vez.
Hugo se quedó sin palabras y por un momento... toda su vida junto a sus padres pasó frente a sus ojos. Todos esos recuerdos albergados junto al ellos e incluso en la misma mansión en la que estaban ahora mismo acudieron a su mente, llenándolo de felicidad en menos de un segundo.
-¡¿Qué?!.- fue lo único que pudo decir poniéndose de pie.
Hello :3 se que pasó bastante desde el anterior capítulo, pero he estado con cosas que irrumpieron en terminar esta parte que la tenía escrita hace bastante 😅
Quería decirles que habrá una sexta parte ya que ahora quise darles una dulzura al principio que no estaba prevista 7u7
Espero pronto poder tener listo el capítulo para darle el cierre definitivo a esta pequeña historia, que en lo personal, me ha encantado escribirla 😢❤
Ya veremos lo que tiene que decir Hugo respecto a lo que pasó con Luka y la reconciliación de sus padres.
La relación de Adrien con Kagami.
Y por último una gran mentira que nuestro rubio favorito esconde 👀 (los deja con la intriga)
Gracias por leerla y nos vemos pronto en la última parte.💖
-NinaCatsauria.
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