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Cuarta parte

Adrien estaba destilando rabia por los poros, viendo fijamente a aquel sujeto de penetrantes ojos azules.

Luka se soltó de su agarre con brusquedad soltando una risa socarrona viéndolo fijamente.

-¿Papá Agreste al rescate?.- extendió los brazos escupiendo la sangre en el piso mientras sonreía.- Vamos, dame tu mejor golpe.- animó retandolo con la mirada, pero este lo ignoró centrando la atención en su hijo quien se paró rápidamente detrás suyo y luego en Marinette quien seguía en el suelo desconsolada.- ¡eres un cobarde Agreste!.

Adrien se iba a acercar a Marinette cuando el pelinegro le dio un fuerte empujón haciendo que perdiera un poco el equilibrio, pero recomponiendose enseguida volteando el rostro.

-¿Yo un cobarde?.- preguntó incrédulo.- si tu eres el que le pega a una mujer y a un niño.- lo miró con enojo apuntandolo con la mano.- No pienso pelear contigo Couffaine y más si estas borracho.- dijo con el ceño fruncido desviando la mirada nuevamente en dirección a la azabache.

Adrien sabía perfectamente en las condiciones que estaba ese tipo y siempre le enseñaron que antes de irse a golpes hay que hablar como personas civilizadas, pero como no tenía intensiones de discutir con aquel sujeto simplemente lo ignoró hasta que abrió la boca nuevamente.

-¿Quieres saber lo que ella y yo hacíamos mientras estaban casados?.- soltó con una enorme sonrisa en los labios a la vez que se carcajeaba.- ¡te lo puedo decir todo si quieres!, ¡con lujo de detalles!

-¡Mentiroso!, ¡eso no es cierto!.- exclamó Marinette con la voz quebrada.- ¡no le creas Adrien!, ¡está mintiendo!.

-Yo no miento, nena. Tu eras la que se metía en mi cama mientras el señor Agreste trabajaba en la oficina, ¿ya lo olvidaste?.- fingio un puchero y Adrien cerró sus puños con fuerza, apretando su mandíbula.

-¡No es cierto!.- gritó nuevamente Marinette y con dificultad se puso de pie apoyandose de Louis quien la envolvió con sus brazos ayudándola.

La azabache se acercó al rubio tomando su brazo para verlo hacia arriba con una expresión completamente destrozada en sus rasgos.

-Adrien... créeme por favor, está mintiendo.- dijo con el nudo en su garganta presente y el llanto desbordando de sus ojos.- por favor.

-Marinette... sueltame.- respondió seriamente con sus verdes oscurecidos y ella sintió como su corazón se rompía nuevamente en mil pedazos.- Louis, llévala dentro de la casa.- ordenó a su hijo y este tomó a su madre de ambos brazos haciendo que soltara a su padre.

-¡No!, ¡Adrien!, ¡créeme por favor!.- suplicó y cuando menos lo esperaba el rubio dio un paso adelante dándole un fuerte golpe al guitarrista con toda la fuerza que pudo.

El pelinegro cayó al piso riendose mientras posaba su mano sobre el rostro donde había sido golpeado.

-¿Qué pasa Agreste?, ¿no puedes pegar más fuerte?.- Adrien lo tomó de su chaqueta poniéndolo de pie viéndolo fijamente.

-Escúchame bien pedazo de imbecil.- lo levantó un poco frunciendo el ceño de sobremanera.- si vuelves a acercarte a Marinette y a cualquiera de mis hijos no me importa pasar mi vida en prisión con tal de borrar una escoria como tu de este mundo.- Luka tomó los brazos del rubio haciendo fuerza para soltarse sin borrar la sonrisa de sus labios.

-Mari lo hace muy bien, ahora entiendo porque te casaste con ella, es una delicia en la cama, pero creo que eso ya lo sabías,  ¿no?.- el Agreste no dudó ni un segundo en darle otro golpe, estaba completamente molesto e indignado.

-Adrien por favor, ya no sigas.- Marinette se acercó nuevamente para intentar calmarlo, pero él le hizo una seña para que se quedara atrás.

Marinette estaba tan asustada de que Luka le hiciera algo que no le importaba lo más mínimo el dolor físico que sentía. Louis intentaba retenerla y por mas que quisiera estar al lado de su padre para darle una lección al pelinegro no lo hacía porque le dijo que cuidara a su madre.

Los nudillos de Adrien estaban ensangrentados por los golpes dados al sujeto en cuestion y aún así ignoraba el dolor que pudiera sentir, ese tipo había golpeando a su Marinette y a su hijo, y definitivamente no saldría bien librado de esta.

Luka se reincorporó nuevamente parpadeando unas cuantas veces al sentirse aturdido, pero volvió a sonreír.

-Vamos, Mari.- canturreó.- dile al distinguido señor Agreste lo bien que la has pasado conmigo en tu casa, todas las noches que te he hecho gemir mi nombre.

Marinette negó con la cabeza frunciendo el ceño sintiendo la sangre hervirle por dentro y el eminente asco haciéndose presente por esas palabras.

-¡Yo jamás he estado contigo!, ¡y eso es lo que te arde!.- exclamó la azabache apretando sus puños mientras era sostenida por su hijo.- ¡Que en todo este tiempo no te haya permitido tocarme!.- le gritó hecha una furia por completo.- ¡y no me arrepiento en lo absoluto!, ¡Vete y no vuelvas!

Luka frunció el ceño, esa mujer estaba pisoteando su hombría despiadadamente frente a su oponente y lo peor es que tenía razón. Ella jamás permitió que las cosas con él pasarán a más que un simple beso y eso al pelinegro le molestaba de sobremanera, sobretodo estando con los efectos del alcohol frente al rubio de ojos verdes.

-Mamá vamos adentro.- dijo Louis intentando retener a su madre, pero ella no quería dejar solo al de gemas esmeraldas.

Adrien volvió a sujetar a Luka de sus ropajes con mucha fuerza dándole un empujón con la misma intensidad.

-Ya oiste a mi mujer, largate y no te atrevas a poner un pie en mi casa otra vez.- escupió sus palabras apuntando hacia el gran portón de la residencia.- ¡Largate de mi casa!

Luka lo miró lleno de odio dándole otro empujón de vuelta el cual recibió sin inmutarse en su posición, Adrien no le daría un mal ejemplo a su hijo y mucho menos se rebajaría a las provocaciones del guitarrista. Si no fuera porque Louis estaba presente ya lo hubiera molido a golpes.

-Si no te vas de aquí yo mismo te sacaré a patadas.- lo echó nuevamente.

-No me pienso ir de aquí sin Marinette.- puso su índice en el pecho contrario cerrando el puño de su mano libre para darle un golpe al ex modelo, pero este lo esquivó tomándolo de la muñeca haciéndole un llave por la espalda a la vez que caminaba con él empujandolo hacia la salida.

Adrien lo sacó de la mansión avisando a Nathalie por el parlante de la entrada que cerrara el portón y pusiera seguridad en la entrada por si se volvía a presentar el pelinegro.

-¡Esto no se quedará así, Agreste!.- gritó Couffaine, pero Adrien lo ignoró dándose media vuelta comenzando a caminar hacia donde se encontraba Louis y Marinette.

Cuando ya estaba frente a ellos tomó el mentón de su hijo examinándolo detenidamente y luego dándole un medio abrazo.

-Bien hecho.- felicitó al menor el cual sonrió levemente en respuesta abrazandolo devuelta.- debemos ponerte hielo o se inflamará.- informó y el azabache asintió.

Marinette miró a Adrien con preocupación y el aire haciéndole falta en sus pulmones a la vez que no dejaba de derramar lágrimas.

Al Agreste se le estrujó el corazón al verla tan vulnerable y asustada en su posición, divisando claramente como su blanquecina mejilla había tornado un evidente color rojo junto con una hinchazón.

La de ojos cielos no sabía que hacer o como reaccionar hasta que él la envolvió en sus brazos acariciando su espalda delicadamente a la vez que susurraba.

-Tranquila, princesa. Ya pasó.- dijo por lo bajo y ella se quebró en sus brazos, soltando el llanto sobre su pecho apretandolo desde la cintura con toda la fuerza que le era permitida en ese momento.- tranquila... Ya se fue.- dijo lo más suave que pudo.

Marinette tenía tanto miedo que su cuerpo no respondía provocando un temblor en sus extremidades, sintiendo una presión en su pecho inexplicable que le impedía respirar con normalidad.

-A-adrien... .- fue lo único que pudo decir hasta que él la silenció.

-Shh... no hables ahora.- intentó separarla un momento, pero ella se aferró con más fuerza a su cuerpo.

Adrien miró por encima del hombro de la azabache a su hijo desbordando preocupación en sus ojos celestes luego volviendo a centrar su atención en calmar a  su ex esposa.

Marinette sólo quería perderse en los cálidos brazos de aquel ángel de cabellos dorados, su corazón latía con mucha fuerza y temía que despertaría sola otra vez en su habitación teniendo una vida monótona e infeliz lejos de él nuevamente.

El de ojos esmeralda tomó en brazos a la azabache la cual no se despegó en ningún momento de él sollozando levemente.

-La llevaré a arriba, debe descansar.- dijo Adrien a su hijo y este asintió abriendo la gran puerta para que se adentraran en la mansión.

Cuando llegaron al pie de la escalera un recuerdo golpeó su mente de sobremanera junto con una sensación familiar en su pecho.

-Como cuando nos casamos, ¿no princesa?.- preguntó comenzando a subir con cuidado de no caer y ella se mantuvo en silencio intentando calmar su respiración abriendo un poco los ojos para observar el rostro de quien la cargaba.

Louis se había adelantado hacia la habitación matrimonial para abrir la puerta de esta junto con la cama para recostar a su madre. Al llegar al lugar Adrien la dejó sobre el lecho, pero ella no tenían intenciones de soltar su cuello por el pánico que sentía.

-Marinette... .- susurró, pero ella negó con la cabeza repetidas veces.- oye, mírame.- sujetó sus brazos con cuidado intentando que lo soltara.- te prometo que no me moveré de tu lado, pero tienes que recostarte.-después de unos segundos aflojó un poco su agarre permitiendo que el rubio le quitara los zapatos.

Su hijo estaba parado a los pies de la cama viendo a su madre que estaba prácticamente en estado de shock por los eventos ocurridos recientemente.

-Louis, trae el botiquín del baño.- pidió su progenitor al ver las rodillas y palmas de la azabache sangrando por las heridas provocadas al caer al piso.- y por hielo también.

El joven Agreste asintió yendo rápidamente por lo que su padre le había pedido, pasandole el botiquín del baño.

-Iré por hielo a la cocina.- dijo antes de salir por la puerta sin esperar repuesta alguna.

Adrien abrió el botiquín sacando un poco de agua oxigenada para limpiar las heridas de la azabache con un algodón poniéndose de pie para quitar su saco y corbata arremangando los puños de su camisa.

-Bien. Vamos a curar estas heridas, princesa.- se puso de rodillas en el piso observando sus ojos azulados los cuales estaban perdidos en algún lugar de la habitación.

Con cuidado levantó un poco la falda del vestido dejando al descubierto sus rodillas frunciendo el ceño al ver como había sido lastimada su suave piel por ese idiota sin corazón.

Sacudió un poco la cabeza para quitar esos sentimientos de ira y preocuparse cien por ciento en la azabache que ahora necesitaba ayuda.

Puso un poco del agua en una bolita de algodón y comenzó a limpiar lentamente y con cuidado la zona. Marinette se removió un poco por el dolor y él  enseguida la calmó poniendo una mano en su hombro.

-Te dolerá un poco, pero debemos limpiar o se infactará.- ella no respondió y solo se echó hacia atrás permitiendo que él siguiera con su acción y cuando terminó sacó un poco de alcohol formando una fina línea en sus labios.- te arderá un poco.- dijo por lo bajo aplicando el líquido y ella rápidamente frunció el ceño encogiéndose un poco.

Louis llegó unos minutos después con tres bolsas de hielo sentándose a los pies de la cama observando como su padre curaba las heridas de su madre.

-¿Está bien?.- preguntó viendo a la azabache en silencio, Adrien alzó la vista hacia su hijo.

-Estará bien, sólo debe descansar. No te preocupes.

-Debí darle su merecido a ese imbecil.-bufó el menor Agreste cerrando sus puños.

-No pienses en eso, los golpes nunca son la solución a los problemas.- respondió ahora tomando las manos de la azabache para limpiarlas de la misma forma que con las rodillas. Ella tenía la fina cadena rota en uno de sus puños, Adrien la observó con tristeza dejándola sobre la mesita de noche .- no tienes que rebajarte a ser un descerebrado como él.

-Per...

-Louis, hay veces en las que debes tener prioridad. ¿Hiciste bien en golpearlo?. Si, si lo hiciste, pero solo para alejarlo y preocuparte de algo más importante.

-De mamá.- respondió comprendiendo a que se refería.

-Exacto. Mamá era tu prioridad y si él tipo sigue ahí no dudes en actuar, ¿está bien?.

-Pero dijo cosas horribles.

-Las palabras abundan en boca de tontos, nunca lo olvides. Eres inteligente y hay algo más importante que las mentiras de un hombre hablando desde la rabia.

-Entiendo, aún así debí pegarle más fuerte.

-Créeme que mañana le dolerá los que le dimos.- sonrió por lo bajo y su hijo lo notó extendiendo su puño a su progenitor el cual lo observó un momento respondiendo al instante para chocarlo con él.- estoy orgulloso de ti, hijo.

Louis sintió una completa dicha en su interior al oír esas palabras y quería disculparse con él, pero no era el momento adecuado para hablar.

-Hugo estará hecho una furia cuando se entere.- agregó el azabache.

-Por ahora no le diremos nada, dejemos que llegue directo a la cama y por la mañana ya hablaremos.

-Se ha demorado un poco, quizás se quedó hablando con tía Chloe.

-Posiblemente.- rió un poco.- de seguro ya le está planeando la boda.

-No lo dudo.

Louis se acercó a su madre recostadose a su lado para abrazarla y depositar un beso en su frente.

-Estarás bien, mamá.- musitó y ella se dejó abrazar cerrando los ojos suavemente.

Cuando el ex modelo terminó de limpiar y vendar las heridas de la  franco-china tomó las bolsas de hielo que había traído su hijo y le pasó una.

-Ponla en tu rostro para que no se hinche o mañana dolerá aún más.- él asintió haciéndole caso, poniéndose de pie dejando con cuidado a su progenitora quien se había quedado dormida en sus brazos.- ve a la cama, yo cuidaré a tu madre.

-Pero...

-No seas necio, debes descansar y quiero que mañana te vea bien, ¿bueno?.

-Está bien. Buenas noches papá.- el rubio se puso de pie dándole un fuerte abrazo a la vez que besaba su cabeza.

-Buenas noches, hijo.

Se separaron y Louis salió por la puerta cerrandola mientras se dirigía a su habitación con la bolsa de hielo en su rostro.

Marinette estaba completamente agotada por todo lo ocurrido y se había dejado ir en el sueño en los brazos de su hijo.

Adrien tenía las manos en los bolsillos del pantalón y la observaba detenidamente mientras dormía. Se veía más tranquila de esa forma y eso le traía una enorme paz a su corazón.

Había soñado muchas veces con volver a tenerla ahí, en la que era cama de los dos, en su habitación, en su casa... simplemente le parecía un sueño hecho realidad y aunque no fue de la mejor manera, no dejaría que se fuera nuevamente para que la dañaran de la forma en que ese infeliz lo hizo, eso no lo permitiría jamás.

-No dejaré que te lastimen otra vez.- susurró arrodillandose nuevamente al lado de la cama mientras corría el flequillo de ella con sus dedos.- lo prometo.- tomó la mano de la azabache que había vendado recientemente y la besó con suavidad sintiendo las enormes ganas de llorar por la impotencia de no haber estado a tiempo de defenderla.

Había completo silencio en el lugar, lo único que podía percibirse era la respiración de ambos. Las estrellas estaban brillando con inmensidad afuera y una suave brisa se abría paso por la ventana hacia la habitación.

Los sueños y deseos de ambos estaban impresos en esa habitación, donde tantas noches se amaron, donde tantas noches se entregaron y donde también acabaron su relación.

Adrien se puso de pie nuevamente para apagar la luz y dejar sólo la tenue luminosidad de la lámpara de noche que había en el velador. Guardó las cosas del botiquín dejando todo en su lugar y fue hacia el closet perteneciente a la azabache.

Se detuvo un momento observando algunas prendas que había ella olvidó ese día en que se fue hace cinco años atrás, él no había movido nada, todo estaba tal y como Marinette lo había dejado.

Con las manos temblorosas tomó un pijama de su ex esposa volteandose para verla un momento, se sentía algo nervioso y quizás un poco atrevido al pensar lo que haría, pero eso no lo detuvo en lo absoluto.

Con cuidado volteó un poco el cuerpo de la azabache bajando lentamente el cierre de su vestido, tragando grueso al divisar su espalda blanquecina desnuda. Volvió a recostarla y bajó las tiras del vestido por sus hombros hasta quitarlo por completo deslizandolo por sus piernas hasta sus pies.

Dejó la fina tela estirada a los pies de la cama conteniendo la respiración cuando se giró nuevamente encontrándose con el cuerpo de la mujer que amaba semidesnudo en su cama. Sintió como sus mejillas se sonrojaban al instante, sentía que había sido una completa eternidad la última vez que la vio de esa forma tan... pura.

Pasó una mano por su cabello intentando controlar su respiración y apartó la vista tomando el pijama que antes había sacado de closet y evitando hacer el mayor contacto posible, se lo puso tomando delicadamente sus brazos primero para pasarlos por la prenda, finalmente su cabeza deslizando la tela hasta que la cubrió hasta un poco mas arriba de las rodillas.

El ojiverde metió sus pies por completo, debajo de las sábanas subiendo las frazadas para taparla hasta los hombros. Marinette se removió un poco, más no se despertó, en cambio sólo formó una leve sonrisa en sus labios, misma sonrisa que no pasó desapercibida para el Agreste.

Él besó su frente suavemente antes de volver a sentarse a un lado de la cama contemplando su rostro y tomando una de las bolsas de hielo para posarla con cuidado en la mejilla enrojecida e incluso ya casi morada de la de gemas azuladas.

Volvió a tomar su mano y así se quedó un par de horas más velando el sueño de aquella mujer que había atrapado su corazón con su simpleza y nobleza en el instituto.

Adrien no aguantó más el cansancio y se quedó dormido ahí, a su lado, sujetando su mano como prometió cuando se casaron. En las buenas y en las malas, por toda la eternidad.

   
  ¤¤¤

Los rayos del sol comenzaron a filtrarse por la ventana y los pájaros cantaban posandose en los árboles del jardín de la mansión, la fresca brisa hacia danzar las traslúcidas cortinas de la habitación.

Marinette abrió lentamente sus ojos asustandose un poco al no ver el techo de su habitación, se sentó rápidamente haciendo que la bolsa que contenía hielo durante la noche cayera en su regazo.

El agarre de su mano impidió que de moviera y fijó sus ojos en esa rubia cabellera que reposaba tranquilamente en el borde de la cama.

-¿Adrien?.- preguntó sin comprender que pasaba del todo cuando giró el rostro viendo sobre la mesita de noche la cadena rota.

Recordó todo lo que había pasado con Luka y la preocupación que se había instalado en su pecho aumentó al ver los nudillos iniciados en la mano del Agreste.

-A-adrien.- su voz se quebró en un susurro al notar que estuvo toda la noche cuidándola, sin moverse de su lado, tal y como lo prometió.

La azabache contempló su rostro con las lágrimas acumulandose en sus azules reconociendo donde se encontraba cuando vio la fotografía de su matrimonio.

Adrien lentamente abrió sus ojos verdes alzando la vista hacia la mujer de cabellos oscuros que lo miraba atentamente.

-Buenos días, princesa.- saludó con una sonrisa apegando su mano a sus labios irguiendose en su posición mientras pasaba un mechón del cabello de ella detrás de su oreja acariciando levemente su mejilla.

La de piel de porcelana no miró nada mas que no fueran esos hermosos ojos verdes llenos de ternura y amor, con los cuales soñó casi todas las noches que estuvieron lejos el uno del otro. La calidez de sus dedos y su sonrisa la cautivaron de una manera inexplicable causándole una armonía dentro de su corazón.

Estaba donde debía estar y con quien debía estar, de eso no había duda alguna y ambos lo sabían, ambos lo tenían muy claro desde hace mucho.

-¿Quieres desayunar?.- su voz la sacó de la ensoñación en la que estaba sumergida.

Sin pensarlo un segundo lo tomó de sus mejillas atrayendolo a sus labios para poder besarlo como quería desde la primera vez que se vieron en la iglesia durante la ceremonia.

Adrien abrió un poco sus ojos por la sorpresa pero jamás negándose a recibir el toque de ese ángel de rosados labios sobre los suyos.

Marinette lo atrajo aún más recostandose hacia atrás y él quedando encima suyo.

Era una beso desesperado por parte de ambos, querían devorarse el uno al otro con todo el deseo que compartían.

El rubio subió la mano apartando algunos cabellos de ella mientras la acariciaba con suavidad.

El beso se fue tornando más delicado, pausando y lento, pudiendo disfrutar por completo los labios del contrario, al mismo tiempo que sus respiraciones de mezclaban. Tenían los ojos cerrados e inevitablemente ambos soltaron lágrimas sin dejar de besarse y es que estaban tan felices que no había otra forma de expresarlo, las palabras sobraban y los sentimientos simplemente estaban ahí... imposibles de describir con letras y los latidos de sus corazones eran los delatores delatores ese amor.

Cuando ya no podían contener más el aire en sus pulmones se separaron unos centímetros conectando sus miradas y sonriendose mutuamente a la vez que reían juntando sus frentes y chocando sus narices.

-Te extrañé... .- dijo él intentando recuperar el aliento.

-Yo también... .- respondió ella de la misma forma.

Adrien volvió a besar sus labios para convencerse que era real, que ella realmente estaba entre sus brazos, sintiendo su calidez y dulce sabor mezclado con el olor de su piel.

-Te amo tanto... .- suspiró al separase nuevamente.

-Y yo te amo mucho más.- se quedaron en silencio sólo sintiéndose el uno al otro.

-Marinette... .- susurró.- siempre serás mi único y primer amor.- ella rió levemente sobre sus labios.

-Normalmente sería "mi primer y único amor".- sonrió y el soltó una risa.

-Pero nuestro amor es único y la dislexia en mis palabras demuestra lo original e inigualable que es amarte como lo hago.

-Entonces... Siempre serás mi único y primer amor, Adrien Agreste.

Muchas veces dejamos que el orgullo y nuestras ideas nos cieguen, pero siempre debemos tener la mente abierta y escuchar, pero sobretodo... jamás callar los verdaderos sentimientos del corazón.

¿Fin?

Espero les haya gustado este one shot de cuatro partes xD se supone que serían sólo dos, pero me emocioné escribiendo y más ideas iban surgiendo.

Quería plasmar situaciones reales en estos personajes como la separación de una pareja y como aquello afecta a los hijos.
El nacimiento de un nuevo matrimonio y como debemos disfrutar lo más que podamos nuestro tiempo.
Discusiones con los hijos y rencores guardados en el corazón (cosa que no se la recomiendo a nadie, si tienes la oportunidad de decir algo a tus padres aunque sea algo insignificante... háganlo).
También sobre la violencia hacia la mujer y el alcoholismo.

La solución jamás es la violencia y si pueden evitarla mucho mejor, somos humanos y tenemos la capacidad de razonar y hablar antes de reaccionar impulsivamente como unos descerebrados.

Tengo pensado hacer una quinta parte (a Nina no se le acaban las ideas😂) para dejar claras algunas cosas, sobre que pasó después, la llegada de Hugo, la relacion de Adrien y Kagami, y algunos puntos bastante interesantes a mi parecer.

Díganme si quieren una quinta parte para saber como continua todo con esta hermosa pareja :'3

-NinaCatsauria.

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