Cap.8 Ella es todo lo que siempre será, un poco lejos para mi llegar
Su relación continuó así durante unos meses: Cada vez Kenway y Kidd fueron a la misma isla o al mismo puerto, y pasaban la noche juntos allí, Kenway manteniendo sus manos detrás de su nuca como Kidd tomaba lo que quería de él. A pesar de lo cuanto Kenway quería tocar a Kidd y ver su delgado cuerpo que se encontraba debajo de sus ropas de gran tamaño, estaba dispuesto a esperar hasta que Kidd estuviese listo, hasta que se sintiera seguro.
Él no esperaba que Kidd estuviera tan cerca de aquella espera. Tampoco esperaba el hecho de que Kidd...
...Fuese mujer.
Incluso después de que hubieran matado a Prins y volver a la habitación que Kenway contrató, estaba confundido. Había pasado tanto tiempo creyendo que Kidd era un hombre. Ella ni siquiera le había dicho la verdad antes de quitarle sus pantalones. Se mantenía observando el encogimiento de sus hombros y la tiraba sobre la silla. Kenway negó con la cabeza. Kidd era un maldito confuso.
-¿Estás bien?- Preguntó Kidd.
-Aún en estado de Shock, creo.- Respondió Kenway.
Kidd sonrió. Era la misa cara, la misma sonrisa, la misma persona que Kenway siempre había conocido, pero todo era muy diferente ahora.
-Ahora entiendes porque nunca pudiste ver debajo de mis ropas.- Dijo Kidd.
-Todavía no entiendo porque querías mirar debajo de las mías.
-Muy simple, Kenway...-Respondió Kidd.- Creo que eres guapo. La mayoría de las chicas piensa eso.
Kenway giró sus ojos. –Difícilmente te clasificas como niña.
-Bueno, yo desde luego no soy del todo una señorita. – Dijo Kidd, sonriendo, que ahora no era James Kidd, sino más bien Mary Read.
Kenway se sentó en la silla y miró a la mujer que llevaba rostro de Kidd. ¿O era Kidd quien llevaba rostro de mujer?
-¿Cuánto tiempo has jugado a esto, muchacha?- Preguntó Kenway, mientras tomaba una botella de ron junto a él y la destapaba, tomando un trago.
-Mi madre me vestía de niño desde que era un crío... digo... eh... niña. Se aseguró de obtener dinero de mis abuelos. Yo cuando joven no tuve nunca amigos. Me volví más distante a los niños y prefería jugar sola. Siempre pensé que fui hombre hasta la edad de los catorce años. Fui a la cama con una niña y ella me llamó mentiroso...- Explicó ella con una pequeña sonrisa, mientras ponía sus armas a distancia y limpiaba la sangre de su propia hoja oculta.-... No creo que eso me haya cambiado, pero lo hizo. No podía ser una chica y menos ser yo, pero tampoco podía ser un chico.
-¿Entonces que eres?- Preguntó Kenway.
-Un poco de los dos, creo.- Respondió Kidd.
-¿Quieres que te llame Mary?
-Haz lo que te plazca. Eso sí, no me llames Mary en público.
-Claro.
Kidd terminó con sus armas y se sentó al lado contrario de Edward. -¿Crees que todavía podremos pasar tiempo juntos?
Kenway pensó por un momento antes de responder. –No veo porque no. Tú sigues siendo la misma persona, pero... ¿Me dejarás tocarte ahora? ¿Ahora que lo sé todo?
Kidd se apartó el cabello hacia atrás. –No sé. No sabría cómo hacerlo...
Kenway casi se atragantó con el ron en su boca, y tuvo que poner la botella abajo y tratar de no toser muy alto. Kidd le quedó mirando con extrañeza. Cuando Edward volvió a hablar, su voz era más ronca. –Quieres decir... que nunca has.... ¿con nadie?
-Con las mujeres. No con los hombres. Como te dije, yo crecí pensando que era un niño. Creía tener derecho a tener relaciones con las niñas.
-¿Pero nunca con un hombre?
-He hecho tanto contigo como con ningún otro.- Dijo Kidd. –La alegría de ser un joven en un barco que hace su misión. Aprendí rápidamente como mantenerme a salvo así.
-¿Mediante el uso de tu boca?- Preguntó Kenway.
-Fue un compromiso que la mayoría de los hombres estaban dispuestos a tomar, y cualquiera que buscaba más de mí, era disuadido rápidamente. –Dijo ella sonriendo.
Kenway sonrió también. –Ya me lo imagino. ¿Así que yo no fui el primer hombre que intentó tirar de los cuarteles?
-Ni el primero y probablemente tampoco el ultimo.- Ella agarró la botella de él y tomó un trago.
Kenway observaba los labios de Mary presionando contra la botella, procedió a levantarse de su asiento. -¿Así que nunca lo dejarás? ¿Decirle al mundo lo que eres?
-No creo que me guste la idea de volverme una niña. Me gusta lo que soy ahora.
-Todavía puedes ser quien eres siendo una mujer.
Mary le dio a Kenway una mirada en blanco. –Eso es una estupidez lo que dices, Edward, obviamente no puedo. ¿Sabes lo que harían los hombres si supieran que su capitán es una mujer?
-Ser mujer no significa que no puedas ser un capitán.
-No, pero significa que no tendré mi equipamiento y barco. No te moleste por ello, pero ya he decido que eso jamás sucederá. Nadie quiere conocer a una Mary. James Kidd es el único que vale la pena seguir.
A pesar de que Kidd hablaba con autoridad, su frente era baja y su boca se torcía a un lado mientras hablaba, Ella no estaba tan contenta con la situación. Ella no tenía ninguna confianza como mujer. Kenway no estaba seguro que era lo que se apoderó de él, si no era la empatía o la embriaguez, pero se puso de pie y agarró a Mary del hombro, dándole un tierno beso en sus labios. Ella se puso rígida por un momento incierto y tomado por sorpresa. La mano de Kenway se movió suavemente por su espalda y sus labios se movieron lenta y dulcemente. Ella se estremeció en cuanto él le acarició el cabello.
Ella lo rechazó. –No es lo mismo...- Dijo, y Kenway notó su decaído rostro.
-Sólo intento ayudar.- Dijo Kenway sin más que decir.
-Estás tratándome como a un hombre débil.
-Yo no quiero hacerte daño...
-¡Nunca me has lastimado!- Dijo Kidd. –No voy a romper, no voy a romper.
Él se acercó a ella, pero ella le dio una palmada en la mano. –Sólo tienes que ir a casa, Kenway.- Ella no lo dijo con crueldad, sólo parecía cansancio.
-¿Cuándo volveré a verte?- Preguntó.
Mary no respondió, tampoco lo empujó. Quería decir un montón de cosas. Quería decirle que no era justo y que no era su culpa, pero en realidad no era culpa de ella tampoco. Así que él no dijo nada más y se marchó.
Fin. Espero que les haya gustado la historia:)
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro