Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Cap.3 Yo era un niño como cualquier otro

Kenway no pensó en ello nuevamente hasta que se encontró con Kidd para ir a Great Inagua. Cuando el fuerte fue tomado, ellos dos yacían sentados en la arena de la playa, viendo como los barcos huían de la bahía, observando sus tripulaciones y cantando canciones de gloria, aunque por el momento, no era un lugar muy glorioso. Edward, reclinado, señaló a lo largo de la playa y la ciudad para mostrarle a Kidd donde sería construido la taberna, el astillero y el almacén. Se dio cuenta que se había adecuado muy bien a Kidd, sin pensar nuevamente acerca de lo que sentía y lo equivocado que estaba, al menos no en ese momento.

-¿Todo bien, Kenway? –Preguntó Kidd rompiendo el silencio ya que Edward dejó de hablar por un largo momento, perdiendo el hilo de sus pensamientos.

Edward carraspeó su garganta. –Sí, lo estoy. Algo agotado.

-Ve a tomar un descanso.- Dijo Kidd, ya de pie.

-No, espera...- Lo detuvo Kenway, empujando su botella vacía a la arena. –Debo pedirte algo, Kidd...

-Procede.

-Yo... ¿me consideras un amigo, James?

-Yo no hago amigos tan a menudo, Edward.

-Ya lo sé. Quiero saber si nos tenemos confianza el uno al otro.

-¿No debería yo acaso?

Kenway frunció el ceño. – ¡Deja de torcer mis palabras, Maldita sea! Sólo quiero saber si puedo confiar en ti. No es muy frecuente el que yo pueda hacer amigos, ya sea, por lo general, terminan matando o robando de uno. Yo quiero al menos un hombre en el mundo en el que pueda confiar.

Kidd arqueó una ceja. -¿Así que dices que quieres un amigo que no te robe o mate?

-Sí, ¿suena razonable?

Kidd sonrió, provocando que Edward sintiera su aliento en la garganta y su corazón diese un vuelvo en su pecho, se sentía algo torpe.

-Si te hubiese querido matar, Kenway, lo hubiera hecho hace mucho tiempo ya. No tienes que preocuparte por mi doble corsario. – Rio el niño burlescamente, tendiéndole una mano para ayudar a Edward a ponerse de pie. En cuanto se levantó, quedaron pecho a pecho. Kidd aun sonreía mirando hacia arriba, a los ojos de Edward y era una cosa extraña y hermosa.

-Es un alivio.- Susurró Kenway, sonriendo, tratando de evitar la sensación de que se estaba enamorando de Kidd. De un hombre, un adolecente, ni menos. Era tonto y ridículo. Los ojos de Edward viajaron a los de Kidd, sus dientes afilados detrás de esa sonrisa y en menos de un segundo, Kenway tenía una mano en la nuca de Kidd y lo había tirado hacia sí, presionando sus bocas una contra otra.

Duró apenas dos segundos, Kidd gimió de garganta por la sorpresa antes de empujar a Kenway lejos de él con una sorprendente cantidad de fuerza, escupiendo en la arena a sus pies. -¡¿A qué estás jugando Kenway?! – Le espetó el joven, mientras se alejaba zancadas de distancia.

Kenway podía sentir como el calor subía por su piel, pero sabría que no podía seguir. Habría sido una estupidez. Ser amigo de alguien no significa llegar e invadir su privacidad. Él estaba borracho y confundido, no sabía qué hacer. Más confuso estuvo cuando pasó la puta tarde hasta la noche, incapaz de dejar de pensar en el rostro de Kidd, en sus labios, en sus verdes y hermosos ojos amenazantes. Aún tenía el nombre de Kidd en su lengua.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro