CAPÍTULO 6
-Buenos días ¿tuvieron una buena noche? – Paola entro bostezando al comedor y se sentó a mi lado después de darnos un beso a ambos en la mejilla.
-Sí, gracias ¿y tú, hermana?
-Muy bien, anoche regrese un poco tarde porque estaba poniéndome al día con mis amigas – miro a Fernando – me pasas el pan.
-Adelante – se lo entregó - ¿qué harás hoy?
-Aún no se – empezó a comer pan - ¿qué harán ustedes?
-En la mañana iremos a Televisa – continuó él – tengo una propuesta de parte del proyecto de Scarlet y en la tarde estaré aquí en casa.
-¿Te parece si vamos a jugar tenis?
-¿Te gusta el tenis?
-Le encanta – sonreí – deberías verla jugar, rara vez pierde.
-Un desafío interesante, entonces en la tarde nos vamos para allá.
-Eres el mejor, cuñado.
-¿Mamá se irá a Londres?
-Sí, eso me dijo antes de venir, por eso no quería estar sola en Ecuador y menos que ya no tengo nada con Leonardo.
-El hermano de Fernando vive en Londres.
-¡No lo creo! ¿Cuándo lo conoceré?
-No lo sé, el odia salir en cámaras – Fernando dejo el tenedor a un lado – en estos tres años solo ha llamado, es muy reservado.
-Qué pena, me encantaría conocerlo y quizás podríamos hasta seguir uniendo la familia.
No sé porque no me sorprendió esa respuesta, pero no dije nada y me limité a sonreír – Buenos días, señores – entro Espinel al comedor – aquí están los rotativos de hoy, buen provecho. – los dejo en la mesa y salió.
Paola fue la primera en coger el periódico y su cara mostró sorpresa – Nuevamente son titulares – giro el periódico y lo sostuvo entre sus manos para que viéramos la noticia – esto es emocionante.
-No es emocionante salir con ese tipo de noticias – sonreí – pero bueno, así es la prensa – me levante del comedor – voy a cepillar mis dientes para irnos al canal, te espero en la sala, amor, cuídate, Pao.
-Pero no comiste nada, hermana.
-No tengo mucha hambre esta mañana, nos vemos más tarde.
Fui hasta el cuarto y cepille mis dientes para liberarme de la reciente náusea que había experimentado en el comedor, después alise mi cabello y puse perfume alrededor de mi cuerpo, en ese momento me di cuenta que mi teléfono estaba vibrando, era Adolfo – buenos días, Adolfo.
-Buenos días, reina ¿vi las noticias de la prensa?
-Si – salí del cuarto – no podemos hacer nada respecto a eso.
-Lo sé y no te reclamo, espero que estés bien, por cierto ¿vienes con Fernando?
-Sí, ya hice mi parte ahora depende de ti convencerlo.
-Eres única, te espero en el canal.
Guarde mi teléfono y vi salir a Fernando del baño principal, nos tomamos de la mano y salimos de casa, Espinel ya estaba listo para salir y en poco rato nos internamos en el tráfico de México.
Al llegar al canal, saludamos a todos y fuimos directamente a la oficina de Adolfo, él estaba con el director de la novela – Buenos días, señores – les sonreí y a ambos le di un beso en la mejilla.
-Aquí me tienes, Adolfo – se estrecharon las manos – háblame de tu propuesta.
-Básicamente es lo que te dijo Scarlet, para tu carrera es muy conveniente y Donatto tiene que saberlo.
-Me dijo lo mismo, no lo ve mal, pero solo quiero que se ajusten a mis horarios, después de Perú solo estaré diez días aquí porque regreso a Puerto Rico y así sucesivamente.
-Eso lo solucionamos con el paso de los días, lo importante ahora es que nos digas que aceptas y firmes – el director le extendió un contrato.
-De acuerdo. – me miro con una sonrisa y tomo mi mano para después darle un beso, con su otra mano tomo un bolígrafo y firmó el contrato, ya era parte de la novela.
-Felicidades, amor. – le di un beso en la mejilla.
-Bienvenido a Locura de Amor – se levantaron los tres hombres y estrecharon sus manos respectivamente – tu camerino está al lado de Scarlet, podrás ahí escribir las canciones o ensayar o lo que quieras, esta tarde te pasaré a tu correo algunas de las ideas, déjalo apuntado y bienvenido de nuevo, hoy miércoles 16 de marzo empieza una nueva etapa en tu vida artística.
-No tengo duda de eso – busco en su billetera y sacó una de sus tarjetas de presentación para después entregársela – aquí está mi correo, estamos en contacto, jefe. – salimos de la oficina de Adolfo entre risas.
-Ahora nuestro amor pasará a la televisión. – me rodeó con sus brazos.
-Eso depende del guionista – puse mis manos alrededor de su cuello – aunque aquí entre nos me gustaría que tú fueras el protagonista para que así mi papá no sufriera. – reí.
-Esta no es la razón por la que te contraté, Fernando – Adolfo disimulaba estar molesto mientras cerraba la puerta de su oficina – no me distraigas a esta reina.
-No lo haré – sonreímos y nos separamos – solo estábamos ensayando nuestras escenas.
-Escenas que aún no están escritas. – le dio un golpe en el brazo y siguió su camino, nosotros hicimos lo mismo y nos separamos al llegar a nuestros respectivos camerinos.
El día pasó tranquilo entre grabaciones y grabaciones, tuvimos que repetir algunas escenas por mi culpa porque me era difícil aprenderme una en especial, por suerte tenía a un gran equipo a mi lado y todos me apoyaron, en otra ocasión fue Carolina quien se equivocó y así pasamos el día, grabamos cinco escenas en total, al dar las siete de la noche ya estábamos saliendo del set.
-Felicítame a Fernando, será un honor trabajar con él.
-Él está emocionado – busque las llaves de mi coche, que Espinel había traído en la tarde – aún no se cuando inicie sus grabaciones.
-¿Mañana se va?
-Así es, Sergio – abrí la puerta del coche – a veces quisiera que fuera normal. – reí.
-¿Te arrepientes?
-Jamás – dije con seguridad – amo lo que hago y lucharé para ser la mejor y sé que Fernando piensa lo mismo ¿me acompañaras el viernes al evento de adopción de cachorros?
-Claro, Carolina también me confirmó, es un excelente trabajo el que haces.
-Nunca está de más ayudar a esos pequeños seres que dan todo por nosotros – me acerqué y le di un beso en la mejilla – nos vemos mañana, descansa.
Subí a mi coche y salí del estacionamiento del canal, esta era la última noche con Fernando, mañana se iba a Perú, lo invitaría a cenar y después pasaríamos una linda despedida, como acostumbrábamos.
-Buenas noches, César – salude a uno de los choferes - ¿cómo estás?
-Buenas noches, señorita – abrió mi puerta y me ayudó a salir – estoy muy bien, espero usted haya tenido una tarde agradable.
-Sí, gracias. – le entregue las llaves del carro y camine por el jardín, subí las escaleras y las puertas se abrieron – buenas noches, Soraya.
-Buenas noches, señorita – extendió la mano para que le diera mi cartera – el señor Fernando está en el jardín con la señorita Paola.
-Muchas gracias, Soraya – camine hasta la sala y me deshice de los tacones y de la chaqueta, vi a mi hermana y a Fernando riendo en la mesa del jardín, camine de nuevo hasta la puerta que dirige al balcón y salí en su búsqueda - buenas noches – me acerqué a él y puse mis manos en sus hombros - ¿cómo estuvo esa partida de tenis?
-Fernando, puede ser espectacular en la música y quizás como actor, pero en el tenis es un asco. – Paola empezó a reír y Fernando le siguió mientras tomaba mis manos.
-Te dije que no perdía – me senté en sus piernas - ¿cuál fue la apuesta? Porque Paola no juega sin apuesta de por medio.
-Adivina. – Fernando jugó con mi cabello.
-No lo sé, mi hermana a veces tiene ocurrencias extrañas.
-No es nada del otro mundo – ella intervino – solo le pedí que me llevara a conocer a Maluma.
Empecé a reír con lo que escuchaba - ¿Pediste ir al concierto?
-Sí y Fernando me va a llevar.
-Apuestas son apuestas – enredo sus manos en mi vientre – al menos para mí no es un problema.
-Solo tendrás que cuidarla, ella puede ser terrible. – la mire con una sonrisa.
-No le hagas caso, no quiero un chaperón, diría que yo cuidaré a Fernando y te avisaré cualquier cosa, hermanita.
Fernando empezó a reír y la miro con gracia, me levante de las piernas de él y tome su mano – entonces te lo encargo mucho, hermanita – mire la hora – ahora por favor, vamos a comer, muero de hambre.
-Soraya aún no ha hecho nada.
-Es que no comeremos aquí, Paola – la tome también de la mano – vamos a comer a fuera así que anda a tu cuarto que te esperamos aquí en una hora.
-Me encanta vivir con estos artistas – soltó mi mano y se levantó de un salto de la silla para después correr hacia la casa.
-Paola es muy simpática – Fernando se levantó y se puso tras de mí – jamás pensé que me ganaría – susurro a mi oído - ¿me extrañaras?
-Sabes que siempre te extraño, niño bonito – lleve mi mano tras de su cuello – te amo y eso no cambiará jamás, así que cada segundo lejos de mí es un sufrimiento.
-También lo es para mí – beso mi mejilla – pero como siempre te llamaré a cada momento para que no nos extrañemos tanto. – pasó su mano por mi rostro y lo giro, nos encontramos con las miradas fijas y me acerqué a él, segundos después nuestros labios ya estaba bailando al compás del otro con nuestras manos entrelazadas.
Entramos a casa y Fernando se quedó en la sala recibiendo una llamada de Juan Luis, conocido artísticamente como Maluma, resulta que él iba a estar también en Perú los mismos días que Fernando y como eran buenos amigos habían resuelto tener una comida, imaginaba que Fernando se lo comento a Paola y ella lo dio de apuesta, el también daría un concierto en Perú, pero este era privado.
-Mi cuñada me va a amar, Juan Luis y yo nos encontramos el viernes – cerró la puerta de la habitación.
-De eso estoy segura, deja que se lo cuentes.
-¿Me acompañas a la ducha?
-Si te acompaño no saldremos en un buen tiempo – sonreí – te espero aquí, amor. – beso mis manos y se perdió en el cuarto de baño.
Fui al tocador y me arregle, con el cepillo y el secador le di volumen a mi cabello y me maquille con algo sutil, resalte mis ojos esta vez, luego busque un vestido corto en compañía de unos zapatos sin tacón, me senté en la cama y tome mi teléfono, tenía varios mensajes, entre ellos había uno del representante de Pantene, quería que estuviera en las oficinas la próxima semana para renovar el contrato de publicidad, respondí inmediatamente y vi salir a Fernando.
-Amor, tengo renovación de Pantene.
-¿Y te sorprende? – me sonrió – todos te aman, eres la mujer de las marcas.
-Gracias por tus adulaciones, pero realmente me sigo emocionando cuando me renuevan los contratos.
-¡Están listos! – La puerta se abrió y apareció el torbellino Medina quien se quedó con los ojos fijos en Fernando al verlo en toalla – en este momento miles de mujeres matarían por estar en mi lugar – empezó a reír.
-Y tú eres la única afortunada. - Fernando camino hacia el cuarto de ropa sin dejar de sonreír.
-¿Dónde iremos a comer? – mi hermana rodó los ojos con una sonrisa.
-Iremos a la zona Polanco, están los mejores restaurantes de México.
-¿Cuál de todos?
-Anatol, en el hotel Las Alcobas ¿recuerdas que mamá se quedó varios días ahí?
-Sí y recuerdo cómo hablo de la comida – tomo una de las almohadas y se la puso en las piernas – hermana, a veces me parece mentira todo esto, eres una actriz reconocida de novela, imagen de marcas publicitarias, todos quieren hacerte entrevistas y tienes al novio que todos quisieran.
-Si – un suspiro largo salió de mí, miles de veces también me había puesto a pensar en eso – tienes razón, pero sin Fernando yo no hubiera logrado entrar a este mundo, o sea no de manera tan rápida.
-Tienes un espíritu envidiable – se acercó y me abrazo – lamentó que nuestra relación en el pasado haya sido tan mala.
-Pero tenemos el presente y tu estadía aquí será una gran oportunidad, a pesar de que mi vida ahora sea pública siempre tendré tiempo para ti.
-A veces puede ser muy complicado – sonrío – o sea la prensa siempre está pendiente de lo que haces y dejas de hacer, por eso me preocupé al ver esas fotos de Fernando con Amelia y los múltiples titulares que daba la prensa, mañana lo cuidare muy bien.
Empecé a reír – gracias, pero créeme que Fernando no me engaña, él sabe que yo jamás se lo perdonaría, sabe todo lo que pase por culpa de Rodrigo y sabe también que no soy como las demás, pasamos por tanto que no creo que lo tire a la basura por errores.
-Realmente lo cambiaste – se acomodó a mi lado – aún recuerdo cuando Fernando Montero era titular cada semana por estar con una nueva conquista y ni siquiera Marian Cardona era obstáculo para eso y mira que tú lograste ser su novia oficial y estable. – sonrío reafirmando la última palabra.
-¿Qué tanto hablan, señoritas? – Fernando salió del cuarto de ropa con una camisa azul y pantalones jean, olía muy bien.
-De la vida pública – me levante de la cama – Paola muere por qué sea mañana.
-Creo que tendrás que esperar hasta el viernes, cuñada – tomo mi mano – Juan Luis nos espera el viernes para comer.
-Te adoro. – Paola se levantó de la cama y se lanzó a los brazos de Fernando con emoción, como este no se lo venía venir casi nos caemos pero terminamos riendo, Paola insistió en tomar fotos antes de salir y después la subió a su perfil de Facebook.
Cuando llegamos al restaurante del hotel estaba lleno, quizás por ser mitad de semana, el anfitrión nos llevó a una de las mesas y pedimos vino para celebrar todo lo que había pasado en estos días, como siempre algunas personas se nos acercaron para pedir fotos y autógrafos y no nos negamos en ningún momento, Paola miraba por el lugar y una que otra vez le vi sonriendo a un joven, sabía que no había nada de qué preocuparse ella llevaba la seducción en sus venas también, después de dos horas salimos del restaurante, la comida de Justin Ermini había estado exquisita como de costumbre.
-Me voy a dormir, tengo que levantarme temprano para que mi cuñado no me deje botada – me dio un beso en la mejilla – la cena estuvo exquisita – le dio un beso a él – duerman bien, traviesos.
-Al fin solos. – Fernando me susurró en el oído.
-Vamos al cuarto – sonreí y tome su mano para después subir las escaleras – mañana tienes que madrugar también.
-También necesito un recuerdo que mantener durante dos días. – llegamos a la segunda planta y caminamos pocos metros para llegar a la habitación.
-¿Qué propones? – cerré la puerta.
-Algo así – me llevó hasta la pared y puso mis manos a cada lado – este vestido te queda tan bien que has provocado que tengas algunas imaginaciones como de costumbre – su mirada estaba fija en mí y nuestras narices se rozaban.
-Sabes que tengo mis armas, niño bonito. – me acerqué a sus labios y mordí levemente el inferior a lo que el sonrío.
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