CAPÍTULO 47
-Logre que Zoe se olvidara de todo por una noche al menos, le dije que una discoteca jamás pasa de moda a la hora de olvidar los problemas ¿cierto, Carlos?
-Eso me dijiste a mí el viernes, solo llevo dos días aquí y ya puedo hacer un itinerario de los centros de diversión – cogió el periódico del costado.
-¿Cómo estuvo tu noche, hermanita? – Me miro con su picardía – cuando llegamos pude ver la luz de tu habitación prendida además de que el baño general estaba muy bien ambientado, no quiero saber para qué lo utilizaron, por si acaso, solo sé que tenía razón en lo que te dije anoche.
El rubor llego a mis mejillas en el momento que sentía la mirada de Carlos, patee a mi hermana por debajo de la mesa en ese mismo instante – Señorita – Soraya llego a la mesa del jardín antes de que mi hermana refutará por el golpe – tiene una llamada, al parecer es su asistente.
-Gracias – tome mi celular de las manos de Soraya y me levante de la mesa sonriendo como disculpa. – Susan, en unos minutos salgo de mi casa.
-No soy tu asistente, aunque de seguro eso quisieras, no me gustaría estar en el lugar de Susan, jamás trabajaría para ti.
La adrenalina se apoderó de mí fueron – Amelia – mire hacia atrás donde mi hermana y mi amigo conversaban animadamente - ¿dónde estás?
-Lo sabrás muy pronto, al menos que quieras irte a tu aburrido trabajo a fingir una vida con una partida de ineptos, tú decides.
-Dame la dirección, hay muchas cosas que debemos hablar.
-No estoy muy lejos de ti, ya sabes lo que dicen, escóndete en el lugar más cerca de tu enemigo, jamás te buscara ahí.
-Te refieres a todos los periodistas.
-Como siempre, queriendo ser la inteligente del juego, te espero en 20 minutos en el hotel del centro, frente al parque, ya sabes a cuál me refiero.
Cortó la llamada antes de que pudiera decir algo más, guarde el teléfono en el costado de mi pantalón y volví a la mesa, mi reflejo debió decir más porque mi hermana me miro con preocupación, pero después de decir una mentira elaborada salí de los jardines pidiendo que me despidieran de Fernando que aún dormía.
Me fui en mi coche sin ningún escolta, sabía que los periodistas aún debían estar cerca aunque en este momento era lo que menos me importaba, quería saber la versión de Amelia, habíamos creado un lazo, no todo podía ser una farsa.
En el camino marque el número de Carolina para pedirle que me justificara la mañana, en la tarde tenía que ponerme al día con todo, ya eran demasiadas excusas y estaba segura que esa entrevista con Amelia me ayudaría a ponerle fin a todo eso, pues tendría las cosas claras para mí rueda de prensa, era hora de acabar con toda la polémica en la que ella me había envuelto.
Cuando llegue a recepción y me identifiqué obtuve el permiso para subir por el ascensor, Amelia estaba en la quinta planta, iba nerviosa pero no quería demostrarlo, mi teléfono vibro entonces y vi que era una llamada de mi novio, inmediatamente respondí – Castaña, buenos días ¿estás en el canal?
-No, amor, buenos días para ti también.
-Pero eso me dijo Paola, incluso César me lo repitió.
-Estoy en un hotel del centro de la ciudad, Amelia me llamo hace 15 minutos, pidió verme.
-Mi amor, me hubieras despertado, dame la dirección, voy para allá, hace poco el doctor de ella llamó a Zoe para pedirle la ubicación de su hermana, si Amelia pasa más de 24 horas sin medicación puede ser peligroso.
-Fernando, necesito hacer esto yo sola, no he tenido oportunidad para hablar con Amelia desde que descubrí tu infidelidad en Puerto Rico, creo que merezco una explicación de su parte, necesito desahogarme y quizás cuando acabe de hablar con ella pueda convencerla de que regrese con su hermana y que tome la ayuda profesional, ella no es completamente un peligro, la hemos tratado por mucho tiempo. – las puertas del ascensor se abrieron.
-Y ese tiempo no fue suficiente para darnos cuenta de que padecía una enfermedad, cuando Mariam me llamo no jugaba, Amelia quiere acabar contigo.
-Te llamo cuando salga de aquí, te amo. – corte la llamada y guarde el teléfono en el bolso, estaba frente a la habitación de Amelia, respire profundo y golpee la puerta un par de veces.
-Hola, castañita – la mujer que me abrió la puerta podía tener la apariencia de Amelia, pero ya no quedaba rastro del semblante que yo había conocido - ¿así es como te llama Fernando? – sonrío dejando ver la ironía.
-Pensé que querías hablar de algo serio conmigo mismo porque esto muy bien podías decirlo por teléfono. – trate de aparentar normalidad, pero me era imposible, su cabello estaba despeinado, su camisón arrugado y estaba descalza, las ojeras en su rostro eran evidentes, al igual que las pigmentaciones rojas en sus ojos, incluso parecía mayor aunque sabía que eso solo era una visión por el cansancio que tenía que haber experimentado en las últimas horas, primero lo de Camila y ahora lo de su hermana y es que si lo hablaba así no pareciera que estuviéramos hablando de los últimos días de esta semana.
-Pasa. – acabó con mi meditación cuando tomo mi mano y me llevo hacia dentro de la habitación que gozaba de una oscuridad un poco tenebrosa.
-Sabes que Zoe no es tu enemiga – empecé a decir sin saber exactamente a donde ir – ella actuó por tu bien, está muy preocupada, ayer te busco en la casa, pero al no encontrarte se quedó en la nuestra, tienes que comunicarte con ella.
-¡No me hables como si fuera enferma! – Golpeo la pared que estaba a su costado – ¡te llame para hablar de cosas más importantes!
-¿¡Y para ti que es más importante que tu hermana!?
-Si yo no soy importante para ella entonces ella no lo es para mí, pero en cambio tú sí lo eres – sonrío con su mirada fija – tú estás aquí sin importarte todo lo que digan los demás, no sé si eres demasiada valiente o ¡demasiada idiota! - Paso las manos por su boca para hacer eco - ¡Te voy a matar! ¿Lo sabias? Y quizás sea hoy mismo.
-No lo harás – me cruce de brazos fingiendo serenidad, pero la verdad el corazón me latía a mil por hora - ¿y sabes porque? Porque el asesino no revela su acción, solo lo hace, es como la vez que me buscaste en el canal para decirme lo bien que la pasabas con Fernando ¿recuerdas? Esa actuación era para que yo creyera tu mentira, pero conmigo no van esas viejas tácticas, si me has citado aquí es para intimidarme, pero no para matarme porque fácilmente podrías haberlo hecho sin tener que vernos cara a cara, me imagino que a estas alturas ya has averiguado las miles de formas de causar – hice comillas – "un accidente".
-Me estás subestimando, Scarlet ¡te crees mejor que todo el mundo! – empezó a caminar hacia mí y no me moví.
-No te estoy subestimando, solo estoy entendiendo que hablas por qué estás enferma, estoy dejando que sea el corazón quien mande en este momento porque bien pude haber traído a la policía conmigo ¿sabes qué te están buscando por difamación?
-¡He visto las malditas noticias!
-Aún estás a tiempo de cambiar, no entiendo porque tanto odio vive en ti.
-¿Quieres que te cuente? – Poso su mano por mi brazo mientras mi mirada era fija en la suya – todo el odio que siento es por tu culpa.
-Te escucho. – susurre con decisión.
-No hay mucho que contar después de todo, solo quiero que sepas que Fernando es mío, él se acostó conmigo porque así lo quiso mas no por unos tragos de más como seguro te hizo creer, después de cada concierto nos llenábamos de besos y disfrutamos la escena, él me demostró que me amaba – sus ojos se volvieron cristalinos – si tú no hubieras estado en su vida él y yo estaríamos juntos ahora – sonrió levemente – triunfando en la música, firmando autógrafos por todo el mundo, asistiendo a los eventos más importantes de la música para recibir premios, Donatto estaría planeando una nueva gira y todos los medios hablarían de nosotros en sus primeras páginas – su mano en mi brazo empezó a sujetarme con más fuerza, pero no dije nada - ¿te das cuenta de todo lo que has hecho? ¡Por tu culpa nada de eso existe!
-Yo entré a la vida de Fernando mucho antes que tú, él ya tenía planes conmigo desde el primer día, aquí la única intrusa fuiste tú, que sin importarte la amistad que nos unía actuaste en mi contra, te acostaste con un hombre prohibido ¿qué harías si fuera lo contrario? No te importó que estaba en medio el amor que nos unía desde siempre sino que aprovechaste su debilidad.
-¡Cállate! – Me soltó y se alejó - ¡tú quieres confundirme! Yo no soy la mala, la mala eres tú, sabias que Fernando se iba a ir conmigo y por eso le pediste que cambiara de escena en la gira, por eso compraste a Donatto para que anulara nuestro contrato ¡eres una zorra! Pero no se puede tener todo en la vida, es dinero o es amor - llevo las manos a su cabeza - ¡maldito dolor de cabeza! ¡Maldito amor! El amor no sirve de nada – movió sus dedos rápidamente – el amor solo es sufrimiento, por culpa del amor yo estoy sufriendo,
-Yo no busqué el dinero, yo seguí mis sueños, el dinero, la fama y el amor vinieron solos así que no me vengas con metáforas que no van al caso en este momento, ordena tus ideas, no puedes pensar una cosa un segundo y al otro contradecirte, sabes perfectamente que el amor no es sufrimiento.
-Es que con tu cara de mosca muerta quieres que todos te crean ¡pero yo no te creo! Solo apareciste en la habitación de Fernando para que te ayudara con tu padre ¡ni siquiera él te ama! Nadie te ama, solo están a tu alrededor por conveniencia, a ti también el bendito amor te dio la espalda.
No podía seguir haciendo caso a sus ataques, tenía que ser más inteligente, debía pensar con cabeza fría - Amelia, yo estoy dispuesta a renunciar a todo – camine hacia ella ideando un plan – si tú quieres seguir triunfando solo debes hacerme caso ¿de acuerdo? Ya no quiero seguir en esta guerra absurda, tú tienes razón en todo lo que has dicho.
-¿A qué te refieres?
-Hay un hombre que está interesado en tu música, contactó a tu hermana, pero solo se reunirá contigo cuando él sepa que estás asistiendo a una ayuda profesional, te quiere completamente sana ¿me comprendes? Fernando también está muy preocupado por ti, él me confesó que siempre sintió una fuerte atracción en ambos, incluso me ha pedido tiempo y por eso también acepte venir aquí.
-Lo sabía – empezó a reír como una niña con juguete nuevo – lo sabía, él me ama como yo a él, esos besos no podían ser mentira ¡tú eras nuestro obstáculo! – llego las manos a su pecho sin dejar de reír.
-Hoy entendí que sí lo era, pero solo dejare libre a Fernando si es que tú aceptas estar en rehabilitación y solo cuando hayas tomado de nuevo el control de tu vida te daré el número de tu nuevo productor ¿aceptas?
Mi corazón seguí latiendo de prisa ante la expectativa de que Amelia creyera mi mentira - ¿aceptas? – repetí con cautela al ver que ella se limitaba a dar vueltas por la habitación frente a mí.
-Vete de aquí – abrazo su cuerpo – vete de aquí, no quiero saber de ti, quiero que te vayas de mi casa, pero no lo hagas por la puerta principal están los periodistas y de seguro te van a interrogar y no quiero que te vean como la culpable, tú no eres culpable de nada, la única culpable soy yo.
-No te entiendo. – las lágrimas rodaban por su rostro.
-Estoy así por culpa de mi mamá, ella me heredó su enfermedad y jamás podré curarme, no puede lidiar con mi hermana, ni con mi carrera, es mejor que desaparezca, pensé que podía llevar una vida normal, pero no es así, no con tanta envidia y rencor, eso también es culpa de mis padres.
-¿Que vas a hacer?
-Nada – sonrío de nuevo con sus manos en sus caderas – nada, solo voy a mirar a la ventana de mi casa, esa ventana que está detrás de ti tiene una vista preciosa, cuando salgas cierra la puerta con llave, quizás escriba alguna una canción así como la que ayude a escribir para tu novela y no quiero ser interrumpida, Fernando llegara en cualquier momento con noticias de Donatto.
-No me voy a ir dejándote así – empecé a preocuparme por la manera en la que actuaba y cuando traté de acercarme simplemente se alejó.
-¡Dejándome así! Me estás diciendo qué vas a llamar a mi nuevo productor ¡anda! – Me tomó por los brazos haciéndome girar con dirección a la puerta – tenías razón en todo ¡no te voy a matar! No ahora al menos ¡lárgate del hotel! – la puerta se abrió y me empujó hacia el pasillo tirando la puerta con un fuerte golpe.
¿¡Qué había pasado allí dentro!?
Dude unos segundos antes de irme, esa conversación había sido de lo más extraña, un minutos estaba bien y al otro se encontraba desequilibrada por completo, tenía que ir a casa y hablar con Fernando, Zoe debía llamar de nuevo al doctor, ahora que sabíamos dónde estaba Amelia lo mejor sería ayudarla inmediatamente, creí que mi plan estaba funcionando, pero con ella nada era seguro.
Camine hacia el ascensor con el nerviosismo a flor de piel, vi la hora en el reloj y aún no eran las once del día, podía ir a casa con tiempo de sobra, cuando llegue al lobby vi un carro familiar en la entrada del hotel por lo que empecé a mirar por los alrededores en busca de Fernando.
-¿En qué habitación está mi hermana? – Zoe me hablo por la espalda y gire de inmediato.
-¿Llegaste con Fernando?
-Sí, él está con su guardaespaldas en el otro pasillo – miro un segundo - ¿dónde está mi hermana?
-Escúchame, ella no está bien, antes que hables con ella llama al doctor, no podemos dejar pasar más tiempo.
-¡Scarlet! – Fernando apareció en el pasillo a toda velocidad - ¿estás bien? ¿Amelia, te hizo algo?
-Tranquilo, amor – lo abrace rápidamente, necesitaba saber que estábamos bien – no pasó nada.
-¿Qué te dijo esa mujer?
-El doctor no contesta – Zoe nos interrumpió – Scarlet, por favor, dime dónde está mi hermana, tenemos que hablar.
-Señor – César entro al lobby con rostro preocupado – varios periodistas están afuera – los señaló y los tres giramos el rostro para ver la entrada principal del hotel - ¿qué les digo?
-¡Qué se vayan al carajo! – respondió Zoe con el ánimo cansado y la mirada suplicante.
-Yo voy a hablar con ellos – Fernando soltó mi mano – lleva a Zoe a la habitación de Amelia y por favor, no la dejes sola.
Tome a Zoe de la mano ante la mirada curiosa de la recepcionista y nos dirigimos de nuevo al ascensor – Amelia está un poco confundida, trata de ser prudente con ella para que no salgan mal las cosas, mientras tú hablas con ella yo llamaré al doctor de nuevo, me dejas el número, por favor.
-Si – prendió de nuevo el teléfono – aquí está – me lo extendió – ojalá conteste y venga lo más pronto posible, quiero internar a mi hermana antes de que se haga daño o se lo haga a alguien más. – su mirada era de terror y me partió el alma verla así por lo que la apoye en mi cuerpo unos segundos, le devolví el teléfono cuando copie el número y lo guardo, la mantuve abrazada hasta que la puerta del ascensor se abrió.
Caminamos a pasos lentos, como si ninguna de las dos quisiera enfrentarse de nuevo a Amelia, entonces un fuerte sonido en seco nos paralizó a ambas y estoy segura que nos dejó pálidas en medio de ese pasillo un tanto frío.
-¿¡Qué fue eso!? – Zoe me miro con desesperación mientras el murmullo de varias personas llegaba a nuestros oídos a través de los pasillos, corrí hacia la última puerta a la mirada de los huéspedes de ese piso.
- ¡Amelia, abre la puerta! – Empecé a golpear con furia seguida de Zoe - ¡Amelia! – los gritos empezaron a hacerse más caóticos.
-¡La joven de a lado se lanzó por la ventana! – un hombre de mediana edad salió de la habitación de al lado - ¡Llamen a la ambulancia! ¡La joven se mató!
-¡Mi hermana! ¡Mi hermana! – Zoe dejó de tocar la puerta y salió corriendo hacia las escaleras, yo seguí detrás de ella mientras todos los huéspedes venían tras de mí, la desesperación se sentía por todos lados, a medida que bajamos las escaleras era como si fueran más, los sonidos se hacían más fuertes, la ambulancia se oía de lejos, la confusión se había apoderado de todos, Amelia no podía haberse lanzado de la ventana de un quinto piso, no podía, no podía, no podía, ella estaba bien hace pocos minutos, no podía simplemente acabar con su vida.
Entonces sus palabras cobraron sentido para mí, a eso se refería, me lo había dicho y yo no lo había entendido, me quede estática en medio de los escalones, los demás pasaron a mi lado como si fueran a ganar un premio al llegar al lobby, pero simplemente yo ya no pude, me deje caer sobre mi cuerpo y doble mis rodillas mientras las lágrimas salían como cascadas, una niña de la edad de mi hermana se había quedado huérfana.
El tiempo parecía haberse detenido, las ambulancias habían llegado al lugar, la policía también, sus sirenas eran incesantes al igual que los murmullos y gritos de las personas, todo llegaba a mis oídos como si estuviera en primera fila, la cabeza me estaba doliendo y no quería oír más, dos personas pasaron por mi lado, pero su preocupación era ir a los exteriores, entonces supe que la muerte de Amelia era real, no podía sobrevivir a esa caída.
-Amor – sentí la mano de mi novio en mi rodilla y alce la cabeza, me encontré con su mirada llorosa – Amelia... Amelia esta... Muerta. – se derrumbó ante mí de la misma manera abrupta que yo lo había hecho y nos abrazamos con intensidad en medio de esa escalera, todo había pasado tan rápido, hace menos de media hora la había visto y creí que podía salvarla y ahora ya no estaba ¿¡porque no luchar!? Me llene de rabia mientras pensaba en todo lo que había hecho y hasta el último momento había jugado como siempre, había logrado que todos nos sintiéramos culpables por sus decisiones.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro