
CAPÍTULO 38
-¿Se dedicarán a visitar los lugares turísticos de Montevideo?
-¿Ya tienen fecha de matrimonio?
-¿Es cierto que toda tu fama se la debes a Fernando?
-¿Qué dicen de los rumores de un falso noviazgo solo para alcanzar sus metas profesionales?
-¿La propuesta de Univisión la obtuvo por contactos de Fernando?
-¿Desde ahora acompañará su novio a todos los países que viste por la gira?
-¿Porque Amelia no viajo contigo? ¿Se debe a Scarlet?
Los reporteros que representaban a los medios de comunicación habían formado un círculo alrededor de nosotros mientras caminábamos sin responder ninguna pregunta que nos estaban haciendo, llevaba gafas sobre mi rostro porque apenas hace treinta minutos me había despertado, el reloj marcaba las 5:30 de la mañana, pero la diferencia horario era de dos horas, así que en mi cerebro eran las 3:30 y lo que menos quería era contestar esas preguntas que venían de una información falsa que ahora me demostraba que hasta acá habían llegado.
-Gracias por estar aquí – Fernando les sonrío a todos – todas sus preguntas las responderemos en la rueda de prensa, los esperamos.
Espinel y César venían tras de nosotros y los minutos parecían detenerse, o el círculo de periodistas se hacía más grande, cuando la puerta a la salida dio la vista sentí un gran alivio, varios gritos venían desde ahí entonces pude divisar varios carteles brillantes que eran sostenidos por adolescentes y jóvenes, entonces una sonrisa se dibujó en mi rostro al saber el respaldo que teníamos a pesar de ser de madrugada.
-¿Ya te diste cuenta, amor? – Le susurré – te adoran.
-Nos adoran, veo tu nombre en ellos – cruzamos la puerta y nos soltamos de la mano para poder saludar a todos quienes se habían dado cita en el aeropuerto.
Los gritos no se hicieron esperar y tanto chicos como chicas gritaban a través de la barra de seguridad que habían en el Aeropuerto Internacional de Carrasco, los flash de las sus cámaras de teléfono también aparecieron, Fernando le susurró algo a Espinel y este asintió, enseguida se acercó a los jóvenes y Fernando extendió su mano hacia mí, caminamos hasta el centro de la barra donde ya los chicos se estaban despejando y entonces las fotografías empezaron, sentí miles de manos en mi cuerpo, pero sabían que eran sin malas intenciones, estuvimos cerca de cuatro minutos con muchas fotografías, después de eso saludamos a la mayoría y los abrazamos, estos momentos eran increíbles.
-Ustedes son la sensación en cualquier parte de Latinoamérica. – Donatto se acomodó en el asiento tomando un dulce.
-Es un verdadero privilegio, todos esos chicos dejaron de lado muchas cosas por estar aquí sin importar la hora.
-Es alucinante, tengo al novio más deseado – bromee – no me gusta compartirte.
-Qué me dices de ti – río – muchos jóvenes estaban ahí también y de todas las edades, no creas que no me di cuenta cómo te miraban.
-Esas declaraciones para la habitación del hotel. – Donatto bajo la ventanilla de la limusina.
-Dime que en el hotel no habrán periodistas – Fernando uno sus manos bajo el mentón – no quiero que nos acosen con más preguntas como las de hace rato.
-Pensé en eso y no se preocupen – nos sonrío – pensé en un hotel tranquilo y muy acogedor, eso sí de 5 estrellas.
-¿Cuál es el nombre del hotel?
-Déjame ver – miro uno de los papeles que tenía en su carpeta – Belmont House, en la avenida Rivera.
-Tienes razón – hable animadamente – dicen que es muy acogedor y que está rodeado de varios jardines, Jorge ha estado ahí y ha dado excelentes referencias, dice que conserva el ambiente de una casa aristocrática creo que está a unos quince minutos de aquí. – la emoción se notó en mi voz.
-Efectivamente, podemos bañarnos y cambiarnos de ropa y después salir a desayunar, la Avenida de las Américas tiene mucho por ofrecer. – dijo mientras miraba por la ventanilla.
-¿A qué hora es la rueda de prensa?
-A las nueve de la mañana, después de eso tienes libre hasta las 12 porque tienes el almuerzo con los organizadores del evento y a las 3 de la tarde la firma de autógrafos que durará una hora y media, también tienes entrevista en una radio y en una de las oficinas de un sitio web conocido aquí en la capital.
-De acuerdo y ¿mañana?
-Es básicamente otro día ocupado, nos regresamos el sábado en la madrugada.
-¿Tendrías inconveniente en que lo haga el domingo en la noche? – Tomo mi mano - quiero recorrer la ciudad con Scarlet.
-No tengo inconveniente, ya sabes que después de cada visita a un país tienes unos días de descanso.
-Entonces tú te regresas el sábado y yo le diré a Espinel que solicite el helicóptero para el domingo.
-Como gustes. – el carro se detuvo y efectivamente no había ningún periodista, el hotel era una maravilla a la vista de cualquiera, todos los alrededores se pintaban de verde que contrastaban con el blanco del hotel, bajamos del coche y un joven nos esperaba, caminamos hacia la entrada sin dejar de divisar ningún detalle, este lugar te invitaba a que volvieras irremediablemente.
La habitación que había reservado Donatto era la Diplomat Suite Doble, camine hacia la cama mientras Fernando despedía al otro de los jóvenes que nos había acompañado, me acosté en ella y fue una suavidad exquisita, como el reloj marcaba a penas las seis de la mañana era normal que tuviera sueño, así que mis ojos se cerraron de manera casi inmediata.
-Amor – las manos de Fernando recorrían mi cintura – el desayuno está aquí.
-Diez minutos – medio sonreí por sus caricias en mi vientre.
-Tenemos el tiempo justo – sentí un beso en mi mejilla – y estoy seguro que tienes hambre, abre tus ojitos, hermosa.
-Está bien – tome la mano de mi novio y la entrelace con la mía mientras giraba en la cama para encontrarme con su sonrisa encantadora - ¿qué hora es?
-Son las ocho y media.
-Estas muy guapo, más guapo que ayer.
-Es que ya estoy listo para toda la agenda que tenemos programada – subió sus dedos por mis brazos desnudos – vamos a desayunar.
Nos levantamos de la cama y fuimos hasta la mesa que estaba junto al balcón, el desayuno paso entre planes para conocer Montevideo en menos de un día, cuando termine me fui a dar una ducha y me cambie de ropa, como Donatto lo había pedido antes de las nueve de la mañana ya estábamos en la puerta del hotel esperando al carro que nos llevaría al salón donde sería la rueda de prensa.
Cuando llegamos al lugar Amelia ya estaba ahí, apenas me miro y se dedicó a atender a varios periodistas, al menos supo fingir a la hora que le tocó compartir micrófono con Fernando, antes de eso Donatto hizo las aclaraciones que no respondería ninguna pregunta respecto a la vida personal, yo me mantuve al margen viendo cómo se desenvolvía todo.
Al término de esa rueda de prensa, Fernando cumplió con todo lo que le había dicho Donatto, al hotel volvimos a las ocho de la noche, con el tiempo justo para que Fernando se cambiara de ropa para el concierto que daría inició en dos horas en el Estadio Centenario.
-¿Estas segura de esto, amor? – Fernando me hablaba desde la ducha.
-Sí, quiero verte en primera fila, así como hace tres años atrás cuando diste tu concierto en Ecuador, quiero ser una más de tus fans. – sonreí aunque sabía que no me estaban viendo.
-Vuelvo y lo repito, eres impredecible, le diré a César que este pendiente de ti.
-Amor, aquí estarán pendiente de ti más no de mí, deja que César disfrute de su noche.
-No me voy a sentir tranquilo – cerro el grifo de la ducha – también te adora a ti.
-No discutiré más – me levante del sofá individual donde me estaba arreglando el cabello- iré con Cesar a disfrutar del concierto de mi artista favorito – sonreí cuando lo vi salir - ¿qué tal?
-Eres increíble en todos los atuendos – me miro con fascinación y camino hacia mientras terminaba de enredar la toalla alrededor de su cintura – los jeans y los converse te lucen de maravilla.
-Me lanzaría sobre de ti ahora mismo, pero mojarías mi ropa – reí rodeando su cuerpo con mi mano – vamos para que te vistas – tome su mano y lo lleve hasta la habitación donde habían quedado las maletas.
-Contigo en primera fila no podré concentrarme.
-Quizás eso es lo que busco – lo mire de manera tentativa por unos segundos y después me limité a abrir la maleta para sacar su ropa.
-Ya sé que te gusta jugar con fuego, castaña – camino hacia el tocador que estaba por uno de los ventanales – pero esta vez no caeré en tu juego, yo no traiciono a mi novia y usted ahora es una fans que no sé porque la dejaron entrar a mi habitación.
-Debe ser porque tengo métodos de persuasión que convencen a cualquiera – deje la camisa negra con el jean sobre la cama – y jamás me perdería la oportunidad de ver a mi artista favorita en situación tan divertida.
-Te amo, Scarlet – su mirada me atravesó por completo y camine hasta el con la ropa en mano.
-Yo también te amo.
Le ayude a vestirse mientras seguíamos en esa divertida situación, a las nueve y media salimos del hotel camino hacia el estadio con Espinel en el volante, al llegar aún faltaban muchas personas por entrar, se escuchaba al telonero que aún estaba dando su espectáculo, entramos por la parte de atrás directamente al camerino que había sido acondicionado para todo el equipo.
-Mi amor – Fernando se inclinó frente a mí – César te llevará a la Golden box, nos veremos aquí mismo apenas termine el show – me dio un beso rápido en los labios – te amo.
-Te estaré viendo – me levante de la silla – nos vemos, éxitos. – nos dimos otro pequeño beso y Cesar me resguardo hasta la Golden, tal como le había dicho a Fernando nadie se había dado cuenta de mi presencia lo cual me tranquilizaba mucho, Cesar en todo momento me sostuvo de la mano hasta que llegamos a la zona más despejada de la Golden, una vez ahí le pedí que me dejara y este accedió después de tantas conversación, las luces del lugar se apagaron dando crédito que mi novio pronto aparecía.
-Fernando, ya va a salir. – escuche a una mujer de 30 años decir a mi lado.
-Amo a ese hombre. – dijo otra.
-Yo daría todo por una noche con él. – una joven gritaba eufórica tras de mí.
Y miles de comentarios empezaron a surgir, yo solo reía con todo lo que escuchaba, cuando los primeros acordes de la guitarra se hicieron escuchar por todo el escenario, los gritos no se hicieron esperar, inmediatamente empezó un coreo con el nombre de Fernando y Amelia ¡había extrañado tanto esta adrenalina!
Cuando había pasado una hora ya estaba con la voz ronca, había gritado tanto o más que todas las chicas que se encontraban a mi alrededor, sin duda era una fans más, Fernando no me veía, las luces jugaban en su rostro y jugaba en el de nosotros también, esa música termino y los gritos no se hicieron esperar, la siguiente música que continuaba era otra romántica, así que las luces bajaron aún más y todas las personas empezaron a encender las linternas y mover sus manos al ritmo de esta.
Entonces mientras mi mirada se dirigía al escenario, note como una joven subía por la parte lateral, los guardias venían tras de ella y ella corría con tal velocidad como si la vida se le fuera a ir en ello, empecé a sonreír al ver la audacia de la joven que había burlado a toda la seguridad, hasta que llegó al centro del escenario donde Fernando se encontraba con micrófono en vano y delante de todo el mundo, se lanzó sobre él y lo beso.
No supe cómo reaccionar, enseguida la multitud empezó a gritar por lo que estaba sucediendo, la guitarra de Amelia dejo de sonar porque esta también se había detenido al ver la escena, me sentía con las ideas revueltas, así que di media vuelta y salí de la Golden, necesitaba irme lejos de todo eso.
-Señorita Scarlet, espéreme, por favor.
-Me quiero ir, César. – me apoye en una pared de la calle que estaba a varios metros del estadio donde había salido hace treinta minutos y me había resultado una verdadera odisea dado a la cantidad de personas que estaban ahí.
-El carro está al otro lado – se puso frente a mí – por favor, acompáñame, no se puede ir así.
-Cesar, yo la llevo – la voz de Espinel me sobresaltó – vuelve al estadio para que lleves a casa al señor Montero una vez se acabe el concierto.
-Como digas. – Cesar me miro con cautela y después de un movimiento ligero de cabeza paso por el lado de Espinel y se alejó con pasos rápidos.
-Señorita Scarlet, no fue la manera de salir del estadio, estaba lleno de personas y algo pudo haberle pasado.
-No me digas nada ahora – me cruce de brazos reteniendo las lágrimas – tú mismo viste lo que pasó en ese escenario.
-Vamos al carro, no creo que sea buena idea hablar aquí – me tomo del brazo y me deje conducir por él, el lugar estaba lleno de luces y caminamos a paso rápido, el carro según él no estaba muy lejos, el camino fue en silencio, yo solo quería estar en el hotel.
-Entre, por favor. – abrió la puerta del coche para mí.
-Gracias. – subí al coche y enseguida deje mi cabeza apoyada en el asiento.
-¿Me permite unas palabras, señorita? – me miro por el retrovisor.
-Adelante – me incorporé – me gustaría escucharte.
-Antes que nada debe saber que el señor Montero no tiene nada que ver con ese beso que le dieron.
-Lo sé – suspire – no es su culpa.
-¿Entonces porque salió de esa manera del concierto?
-Aunque entienda muy bien el mundo de Fernando porque es igual que el mío no puedo dejar de sentir esa oleada de celos ¡vi como besaban a mi novio! – Pase las manos por mi cabeza – no me detuve a pensar, solo quise salir de ahí.
-El señor Montero la ama, de eso no tenga duda, usted no sabe todo lo que sufrió cuando se separaron, él encontró en usted a la persona con la cual quiere compartir su vida para siempre, cometió errores como todos – me miro por el retrovisor de nuevo – pero ustedes deberán pasar por muchas más cosas juntos y deben saber apoyarse, ambos son maduros y deben actuar como tal.
-Gracias – sonreí – siempre he sabido que eres un gran amigo de él, más que su empleado.
-Lo considero mucho, son varios años de trabajo y lo conozco, el día que usted toco la puerta de su habitación en ese hotel pensé que se convertiría en una de sus conquistas, pero ese día el mundo del señor cambio para siempre. – sonrío.
-¿Podrías reservar un mirador para mañana después del concierto? Tenemos que decidir la fecha de matrimonio. – hable con mejor ánimo.
-Con gusto, señorita. – se estacionó frente al hotel con una sonrisa similar a la mía.
Baje del carro antes de que él lo hiciera y le di un abrazo antes de entrar, cruce por el lobby y subí hasta mi habitación, hablar con Espinel me había servido mucho, él tenía razón en todo lo que dijo, debía esperar a Fernando y hablar con él así que me fui a bañar y me puse la pijama, para animar el ambiente puse una música suave y me recosté en la cama mientras revisaba las redes sociales, no había nada nuevo.
-¡Scarlet! – la puerta de la habitación se abrió del golpe y mi mirada se encontró con la de mi novio, entro a la habitación con cautela y cerró la puerta – amor, por favor... Las cosas...
-Lo siento – lo interrumpí y salí de la cama para caminar hacia él – no debí actuar así.
-Te juro que no correspondí ese beso – me tomo de las manos – fue todo de repente.
-Lo sé, pero te juro que sentí muchos celos, esa chica se lanzó sobre ti y simplemente me cegué – lo abrace con fuerza – te amo tanto, Fernando.
-Yo te amo a ti, pequeña celosa – me hizo alzar la cara y me sonrió – solo te amo a ti.
Sonreí y nuestros labios se juntaron en un beso apasionado, me abrazo con fuerza y yo hice lo mismo, después me suspendió entre el aire y yo me sujete ante sus brazos, lo amaba - ¿Me acompañas a bañar?
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