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CAPÍTULO 22


*** FERNANDO MONTERO ***

-Siento que esto no va a funcionar. – Scarlet detuvo su marcha ante mi acusación.

-Claro que va a funcionar – se giró – soy una profesional.

-Si las miradas mataran ahora mismo estarías en mi funeral, todos se han dado cuenta de la rabia con la que me tratas en las grabaciones.

-Solo sigo el libreto – cruzo sus manos – mi personaje te odia.

-Pero te estás comportando demasiada fría – camine unos pasos – por favor, no quiero que las cosas sean así entre nosotros.

-Las cosas son como deben de ser, solo limítate a seguir el guion y deja de controlar mis emociones, no tengo porque rendirte cuenta de ellas.

-¿Seguir el guion? – La imite con un poco de ironía – es eso lo que tú has venido haciendo - ya no controle mis palabras - escuche las mentiras en tu rueda de prensa ¿desde cuándo las tenías planeadas? Mientras te busque porque quería arreglar las cosas tú tenías un discurso muy bien elaborado para el público.

-Si mentí fue porque tres años de mi vida la pase al lado de un mentiroso, por eso también sé muy bien cómo decirle mentiras a la prensa y sobre todo como darle la información que favorezca mi carrera – me miro como si supiera algo – lo único que no aprendí de ti fue como ser tan egoísta ya que yo no dije nada que pueda perjudicarte.

-Yo no he hecho nada para perjudicarte ¿de dónde sacas eso?

-¿No? – Cruzo los brazos y me miro con rabia - ¿cómo se le llama a lo que tú hiciste? Un día le negabas a la prensa que te acostabas con Amelia y al otro día te exponías con ella para darles titulares de tu relación clandestina solo para elevar tus ventas ¡no pensabas en mí!

-Scarlet... – me quedé helado ante esa confesión ¿cómo se había enterado? Me sentía como reviviendo el pasado, cuando me enfrento por saber mi plan con Mariam, obviamente ahora las circunstancias eran mucho más graves.

-Te desconozco, eres el peor de todos, me jurabas amor y al mismo tiempo me hundías, solo pensabas en ti y a mí que me llevara el viento.

-Las cosas no son así solo déjame explicarte.

-Es que siempre es lo mismo, todo lo haces por impulso, ya me sé tú excusa, por favor, cambia tus palabras si es que quieres que te siga escuchando.

-Tenemos que hablar – me acerqué tentativamente – cuando regresaste de Puerto Rico eras una persona diferente a la que tengo hoy frente a mí, sé que he cometido muchos errores, pero déjame explicarte absolutamente todo, nos debemos una conversación real, aunque sea la última, por favor.

-Eso es porque he tratado de ser sensata como no tienes idea, mis emociones me han jugado una mala pasada, al principio te odie – retrocedió unos pasos - después trate de encontrarle una explicación a lo que habías hecho y finalmente cuando te volví a encontrar pensé que solo necesitaba tiempo para asimilar las miles de excusa que había inventado para justificarte, pero cuando ambos tuvimos que hacerle frente a nuestra realidad – bajo la mirada y yo tenía el impulso de abrazarla aunque sabía que no era el momento y mantuve la distancia – me di cuenta de que no podíamos tapar el sol con un dedo, tú debes estar con Amelia y al parecer lo disfrutas, yo no estoy dispuesta a luchar contra ese mar de sentimientos que se forman dentro de mi...

-Scarlet, yo estoy... – movió la cabeza en señal negativa para que la dejara continuar.

-Quédate con ella, miéntele si quieres a todo el mundo sobre su relación, sigue escabulléndote en cada rincón para vivir tu pasión o haz lo que prefieras, pero te pido que me dejes en paz, no quiero seguir con las discusiones, ni quiero recibir más regalos, hazme el último favor de convencer a la prensa de que todo acabó en buenos términos, eres un experto para eso, con permiso.

Se giró lentamente y se escabulló a través de los pasillos izquierdos, ella siempre tenía la última palabra, me había dejado sin argumentos ante esa declaración tan sincera, se había desnudado ante mí y yo no estaba listo para eso, golpee la pared con rabia y desesperación, la había perdido definitivamente por tantas estupideces.

*** DÍAS DESPUÉS ***

Esos últimos días habían sido caóticos, el calendario marcaba 4 de mayo y a pesar de eso mi mente me decía que habían pasado mucho más días, estaba en el aeropuerto esperando a Amelia para ir a Puerto Rico, ese lugar no me traía buenos recuerdos, pero debía cumplir con mi público así como lo había dicho.

Los días previos habían sido pesados por las grabaciones, promocionales y sesión de fotos para la novela contando que también había tenido la prueba de sonido para los últimos detalles del vídeo que mañana estrenaría en las plataformas digitales, con eso podía decir que todo estaba volviendo a la normalidad, al menos en el ámbito profesional, pues también le había entregado la letra de la canción a Adolfo y este había quedado satisfecho, finalmente Amelia me había ayudado más de lo que pensaba, estaba tratando de llevar las cosas bien con ella por el bien de la carrera, ya que había tenido conversaciones con los productores de la discográfica y habían llegado a la decisión de que debíamos seguir mostrando la química que nos había unido desde siempre, pues consideraban al concierto en Puerto Rico como el reto más grande después de todos las polémicas generadas.

Por otra parte, con Scarlet solo había hablado lo necesario, habíamos grabado dos días seguidos y ella había dejado bien claro que sólo mantendríamos diálogo dentro del set, al salir apenas me miraba, como me lo había pedido, ya no le había enviado ningún tipo de detalle, había momentos en los que era preferible dejar a las mujeres pensar y ese era uno de ellos, pero mi distanciamiento no sería por siempre, quería demostrarle que de verdad quería estar junto a ella, la otra semana sería su cumpleaños y estaba dispuesto a que fuera el mejor día de su vida, aún no sabía cómo me iba a ganar su confianza si estaba con la persona que odiaba, pero algo se me iba a ocurrir.

-¿En qué piensas? – sentí la mano de Amelia sobre mi hombro y me giré para verla.

-Cosas – tome las maletas del suelo – vamos.

-Siento la demora, tuve que llevar a Zoe a sus clases. – camino a mi lado.

-Donatto, debe estar por llegar a Puerto Rico – mire el reloj - ¿sabes dónde nos quedaremos?

-No, Donatto dijo que estaría un carro esperándonos en el aeropuerto – tomo mi mano – estoy feliz de retomar las cosas.

-También yo – me solté – como nos dijeron, es un reto el que tenemos esta noche.

-Contigo todo será más fácil.

-No confundas las cosas, por favor.

-Deja de decirme lo que tengo que hacer o no – se sacó las gafas – yo quiero tener una oportunidad contigo y sé que puedo lograrlo.

-Yo no te amo y no me obligues a cambiar mi decisión, amo a mi novia.

-Eres un idiota, pero no creas que las cosas con ella saldrán bien, jamás te perdonará.

Se alejó de mí y entregó los pasajes correspondientes al encargado del vuelo, yo la seguí detrás e hice lo mismo, estaba listo para dejar México por unos días y solo quería que nada de esto estuviera pasando.

-Felicidades, el público amo cada presentación, estas en la cima de nuevo. – Donatto, me abrazo con efusividad.

-Te dije que haría mi mayor esfuerzo para recuperar mi imagen y mi carrera, podemos irnos satisfechos de Puerto Rico.

-El avión ya va a salir – Amelia, se paró frente a nosotros – creo que debemos dejar las absurdas felicitaciones a un lado, pues no se pueden felicitar las mentiras. – dio media vuelta rodando los ojos.

-¿Qué le pasa? – Donatto, tomo su mochila del suelo y caminamos detrás de Amelia.

-Está furiosa porque limite mi contacto solo a las cámaras, quiero finiquitar toda relación con ella, estos días aquí me han servido para pensar y llegue a una conclusión y se la hice saber.

-¿Cuál es esa decisión? – esta vez me miro con curiosidad y disminuyo el paso.

-Me alejare definitivamente de ella, antes de este viaje pensaba que podíamos llevar bien la relación por el contrato que nos une, pero aquí me di cuenta de que jamás me vera como su amigo y si deseo recuperar a Scarlet es lo que debo hacer, mi tacto con ella se limitara solo a las cámaras, pero fuera de ellas solo el saludo.

-¿Crees que con eso tu novia te perdonara? Me refiero a que ahora no te habla y como se supone que se va a enterar que no hablas con Amelia si las noticias van a decir todo lo contrario.

-Por ahora también me voy a alejar de Scarlet, ella me pidió tiempo y se lo voy a dar, la buscare cuando termine toda esta gira, antes no me va a recibir y quiero que piense y que analice, yo también voy a hacer lo mismo, estoy seguro de que ese tiempo nos va a servir a ambos y que al final ese amor tan grande que nos tenemos nos va a unir de nuevo.

*** SCARLET MEDINA ***

-Necesitaba esto hace mucho – me recosté en la baldosa de la piscina – había olvidado la sensación que provoca al cuerpo estar libre de estrés.

-Te dije que te sentirías mejor – mi hermana hablo a través de la línea telefónica – mamá te manda saludos al igual que papá.

-¿Cuándo regresas a Ecuador?

-La siguiente semana, después voy contigo.

-Yo estoy bien – sonreí – no descuides tu trabajo, ya suficiente con lo que hiciste.

-Es que no quiero estar separada de ti, no quiero que aparezca Fernando a desestabilizarte.

-No lo hará, yo te dije que había hablado con él de manera muy clara, las cosas entre manos se acabaron.

-De acuerdo, acaba de llegar el profesor a la cafetería, te llamo más tarde. – deje el teléfono a un costado y volví a cerrar los ojos, podía decir que estaba en paz conmigo misma, me sentía tranquila como hace un tiempo atrás.

-Buenos días ¿interrumpo? – esa voz yo la conocía, abrí los ojos e inmediatamente salí como loca de la piscina y me abalancé sobre él sin importar que estuviera mojada.

- ¿¡Qué haces aquí, Carlos!?

-¡Sorpresa! – me abrazó con la misma emoción que yo.

-Lo siento – me aparté de él con el mismo impulso ya que caí en la cuenta de que lo estaba mojando – jamás pensé que vinieras ¿por eso eran todas tus preguntas?

-Me considero culpable – sonrío, pero no se inmutó por su ropa blanca mojada – vine por un congreso y quería verte, estaré una semana aquí, veo que estás completamente bien.

-Lo estoy – tome la toalla de la tumbona y me la pasé por el cuerpo – han sido semanas difíciles, pero ahora todo se encuentra mucho mejor en mi vida, por favor, siéntate.

-Gracias – se sentó en la tumbona derecha y yo en la mía – vi todas las noticias que hablaban de ti y también vi todas las entrevistas que hiciste, muy acertada la decisión de ocultar todo aunque sí me gustaría que me lo explicaras.

-Sé que no hubiera sacado nada bueno al decir la verdad, así se maneja mi mundo.

-Me gustaría ser parte de el – me miro con ternura y baje la mirada – cuando te conocí en persona te vi tan vulnerable que solo quería protegerte, ahora veo que no necesitas ningún tipo de protección – sonrío – eres una mujer como pocas.

-Todas las mujeres somos capaces de esconder las heridas y sonreírles a la vida – lo mire – solo necesitamos a las personas correctas, tú fuiste una de ellas.

-Gracias – miro la piscina – tengo envidia de tu ropa, ya quisiera estar yo así.

-¿Tienes que hacer algo en domingo?

-A las cuatro de la tarde debía ir al hotel donde se celebrará el congreso por unos papeles.

Tome su mano y mire el reloj – tenemos tiempo.

-¿Para qué?

-Para esto – me levante de la tumbona y tome la mano de él, empecé a caminar a pasados rápidos mientras lo arrastraba por toda la piscina – cierra los ojos – me miro con una sonrisa y me hizo caso, adoraba estos momentos improvisados, momentos en los que la adolescente que vivía en mi salía a flote sin ninguna restricción, cerré mis ojos también y con su mano entre la mía lo lleve a la piscina, nos hundimos en el agua y él me tomó por la cintura para después salir a la superficie.

-Me temía algo así – pasó su mano por su rostro mientras me soltaba – eres impredecible.

-Gracias. – empecé a reír y lo salpique de agua.

-Si me dijeran que terminaría mojado por una actriz de televisión entonces me hubiera reído por el chiste.

-¡Sorpresa! – alce las manos en modo infantil.

-¿Regresas al canal? – cerro sus ojos por algunos segundos.

-No, hoy tengo libre – empecé a nadar hacia las escaleras seguida de Carlos - ¿tienes algún plan?

-No conozco mucho México – salimos del agua - ¿te gustaría enseñarme la ciudad?

-Sería un placer, vamos a la habitación para que te cambies de ropa, no quiero que te enfermes ¿dónde te vas a hospedar? – tome la toalla y se la entregué a él.

-Aquí mismo – sonrío – suite presidencial.

-Sabias que yo tenía la misma – puse las manos en mi cintura – serás mi vecino.

-Por eso lo hice. – enrede la otra toalla alrededor de mi cuerpo, tome las cosas que había bajado y empezamos a caminar hacia el hotel entre conversaciones esporádicas, Carlos me había ayudado en un momento muy vulnerable de mi vida y se había ganado mi cariño rápidamente, fuimos hasta el ascensor y el presionó el botón que nos llevaría a nuestro piso.

Dentro de una hora salimos del hotel, Carlos había traído su carro y nos fuimos en él, me sentía feliz de poder platicar con alguien que no fuera de mi medio, había olvidado un poco como eran esas platicas, lo lleve a los dos lugares más emblemáticos de Ciudad de México como eran el Centro Histórico y el Parque Ecológico, pasamos todo el día juntos, con decirles que no asistió a su primer día de congreso, pero es que cuando estás conociendo el lugar donde vives sin cámaras ni responsabilidades alrededor el tiempo se pasa volando.

-Así que conociste a Fernando por una mentira, sabía que eres una chica extraordinaria.

-El fin justicia los medios – mire hacia la calle – pero ya sabes todo de mí, tú has hablado muy poco.

-Mi vida no es tan interesante como la tuya – me miro brevemente – digamos que me dedique por completo a la universidad y ciertas relaciones esporádicas con algunas colegas.

-O sea que en este carro van dos seductores de primera categoría. – reí.

-Los cazadores pueden resultar cazados. – me siguió el juego de manera graciosa.

-¿Tienes hambre? Conozco un restaurante muy bueno.

-¿Cómo se llama?

-San Ángel Inn, la gastronomía es exquisita, todo lo tradicional de México.

-Me gusta la idea, no desconfió de tus gustos.

Seguimos con nuestra conversación durante todo el trayecto, siempre había un tema de platica, cuando llegamos al restaurante nos atendieron muy bien, no faltó el momento en que un fans se acercó para pedir un autógrafo, Carlos sonreía y me miraba con fascinación, la cena no tuvo ningún inconveniente y reafirmó que le había encantado todo.

-¿Almuerzas conmigo mañana? Tengo que salir muy temprano, pero puedo ir a recogerte al canal.

-Me encantaría, reviso mi agenda y te confirmo la hora – me acerqué a su mejilla – gracias y buenas noches. – introduje la tarjeta en la puerta y esta se abrió, entre a la habitación y con la mano nuevamente me despedí de él.

Por primera vez en muchos días una sonrisa estaba plasmada en mi rostro, una sonrisa genuina, ese día era como uno que no tenía hace mucho, me recosté en la cama y me quedé ahí por algunos segundos, ya no quería pensar en nada y así lo estaba haciendo, estaba poco a poco volviendo la Scarlet de antes, esa niña que no tenía el corazón para amar y solo para vivir, esa niña que se enfocaba en su presente sin mirar el pasado, ni las decepciones, esa niña que le cerraba la puerta al dolor que causaba el amor.

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