CAPÍTULO 18
*** FERNANDO MONTERO ***
Estuve en la carretera cerca de una hora, esta era una desventaja de que México fuera tan grande, cuando a lo lejos vi las instalaciones del canal le pedí a Espinel que diera la vuelta por donde se había hecho costumbre en estos últimos días, eso de las cámaras debía acabar pronto, por un lado era gratificante el ver la preocupación de todos en cuanto a mi relación con Scarlet, pero también sabía que mucho de ellos estaban ahí por generar más ventas en sus respectivos medios.
-Buenos días, Jorge.
-¿Fernando, cómo estás? – guardo la llave de su carro y nos estrechamos las manos.
-Muy bien, vengo de mi disquera, estaba dejando unos asuntos terminados.
-Scarlet, ya está aquí, la asistente de Adolfo me llamó para decirlo, tengo escenas con ella.
-No sabía que regresaba hoy – empezamos a caminar hacia a la recepción.
-Tienes que arreglar las cosas, ustedes son buenos juntos, por cierto, lamento lo de su bebé, no he tenido la oportunidad de decírselo a Scarlet.
-Gracias – suspire – supe de su existencia cuando él ya no estaba con nosotros. – golpee en el aire.
-No vale de nada mirar atrás, las piedras con las que tropezaste no se van a borrar solo por así desearlo, lo que debes hacer es no caer de nuevo con ellas, eso se llama aprendizaje.
-Señor – una joven de cabello negro se nos acercó, la reconocí – tiene que ir a su camerino para su preparación, la escena comienza en diez minutos.
-Sí, espérame allá – sonrío y se alejó revisando la agenda – si no fuera por mí asistente siempre me quedaría conversando, por eso ella siempre llega antes que yo, nos vemos en el set.
-Hasta pronto. – desviamos el camino y camine hacia mi pasillo, el camerino de Scarlet estaba al lado del mío, mire su puerta y su nombre entonces estuve tentado a golpear.
-Estoy ocupada, salgo en diez minutos, por favor. – su dulce voz hizo eco en mis oídos, pero esa frase me recordó tal y cual al día que nos habíamos conocido.
-La verdad es que yo también, pero a pesar de eso me doy tiempo para todo. – sonreí y apoye mi mano en la pared esperando a que abriera la puerta, los segundos parecían haberse detenido hasta que el sonido de esta me hizo alzar la mirada.
-Hola.
-Hola.
-No pensé que recordaras mi frase a la perfección.
-Recuerdo cada momento contigo, Scarlet – la mire detenidamente, se veía muy bella aunque era obvio que no se podía ocultar esa tristeza en esos ojos donde antes solo había brillo – no sabía que estarías aquí.
-Debo retomar mi vida y cuanto más temprano lo haga mejor.
-¿Hablaras con la prensa?
-Sí, pero aún no sé cuándo ¿eso querías saber? – Miro hacia dentro e hizo unas señas – debo terminar de arreglarme para unas escenas.
-Tenemos que hablar.
-Solo de lo profesional, más tarde hablaré con Adolfo y él me dará una fecha para hablarle a todos los medios, ese día yo te comunicaré mi decisión.
-Mañana tengo una rueda de prensa – baje la mirada – por favor, hablemos.
Ella jugó con sus dedos y algunos rizos descendieron por su hombros, luego alzó la mirada, pero no me trasmitió nada, debía ganarme su confianza – cuando terminemos de grabar yo te busco, iremos a tomar una taza de café.
-De acuerdo.
*** SCARLET MEDINA ***
-Muy bien – Adolfo aplaudió mientras yo volvía a entrar al escenario de la sala con una sonrisa en mi rostro, esto era lo que necesitaba para poder seguir sanando, mi trabajo – nos quedamos con esta escena, estuviste espectacular – se acercó a mí – pensé que necesitarías un poco más de tiempo.
-Para nada – mi vista se desvió a la entrada del set donde aparecía Fernando, pero lo ignore completamente – me di cuenta que necesito hacer esto para ser feliz – sonreí – aquí estoy como siempre.
-Me alegra escuchar eso porque hoy no te dejaré descansar. – lo mire con un poco de gracia.
-¿A qué hora me dejaras salir?
-Nueve de la noche – miro su reloj – tenemos demasiadas escenas atrasadas y eso como mínimo porque sé que de todas maneras necesitas descansar. – mi café con Fernando tendría que cambiar.
-No tengo problema – sentí una mano sobre mi cintura y al girar me di cuenta de la presencia de Sergio - ¿Tengo escenas contigo?
-Sí, tenemos unas muy largas.
-Solo quería molestarte o acaso ¿piensas que no revise todos los guiones que me dio Adolfo?
-Con las mujeres jamás en la vida se puede ganar una pelea, siempre saben cómo arreglar la situación a su favor – se alejó de mí con una sonrisa en su rostro y yo le di alcance, a los pocos minutos volvimos a escena y tal como lo había dicho nuestro productor, ese día fue largo.
-Por un momento pensé que jamás saldrías de aquí.
-Adolfo, quería mi mayor entrega y no lo iba a contradecir, no después de todo lo que ha pasado – cerré la puerta de mi camerino - ¿dónde vamos? Porque me siento cansada y quisiera llegar rápido al hotel.
-Vamos a cenar, no has comido casi nada.
-De acuerdo, pero por favor nada fuera del lugar, prefiero ir a un sitio pequeño.
-Como ordene. – abrió la puerta de la entrada del canal para mí y antes de salir nos despedimos de todos quienes estaban en recepción, la limusina de Fernando estaba a estacionada al frente con Espinel a su lado, le sonreí y él hizo lo mismo, antes de poder entrar sentí un flash sobre nosotros, no me preocupe por tapar mi rostro sino por el contrario subí al coche, los paparazzi ya habían logrado su cometido.
Al salir del canal mucha fueron los fotógrafos que impidieron el paso, pero gracias a los guardias nos dejaron salir después de algunos segundos, me imagino que no pudieron sacar más fotografía que del coche, pero al saber que dentro de él íbamos los dos lo más seguro es que nos siguieran.
-Espinel, no quiero que vayas al restaurante hasta que no hayas perdido a todos esos periodistas. – Fernando había leído mis pensamientos.
-Sí, señor.
Mire a Fernando de reojo y se veía muy cansado, no a nivel físico, más bien emocional, sus ojos tenían un deje de rojo, su sonrisa no estaba, ni mucho menos esa euforia y energía que lo caracteriza, si hablábamos de físico se reflejaba un poco en su barba y en su cabello, él era de las personas que se cortaba el cabello cada doce días porque no le gustaba largo y estaba vez ya se le notaba, él se dio cuenta de mi examen porque me miro también, pero por muy raro que sonara yo no podía mantener su mirada, al menos no ahora que no era dueña completamente de mis emociones.
México se veía completamente hermoso de noche, así que me limité a mirar sus calles con sus peatones, el silencio que estaba alrededor era incomodo, pero no quería romperlo, es mas no sabía cómo, creo que ya llevábamos ahí cerca de veinte minutos, así que mejor tome mi teléfono para enviarle un mensaje a Paola, no quería que se preocupara.
-Hemos llegado, señores. – la limusina se estacionó, pero yo no alce la vista, apague mi teléfono y lo guarde en mi cartera.
-Vamos... – Fernando me miro y la puerta de mi lado se abrió por Espinel, salí del carro sonriéndole y lo rodee para llegar al restaurante, entre y sentí la presencia de Fernando tras de mí aunque no me inmute, camine hacia la mesa de la derecha y me senté sin esperar a que él me ayudara con la silla, cuando él estuvo frente a mí un joven mesero se acercó con dos cartas.
-Buenas noches – me miro con una sonrisa enorme – es un placer tenerla con... Con nosotros – me extendió la carta con gentileza – tenemos también la especialidad de la casa, sus deseos son órdenes para mí.
-Vamos a decidir lo que queremos sin tu ayuda, amigo – Fernando lo miro con rabia y le arrebató la carta que no le había ofrecido – ahora, si nos disculpas.
-Claro. – el joven me sonrió de vuelta y miro a Fernando con cautela para después alejarse.
-No tenías que ser grosero.
-Te estaba devorando con la mirada, Scarlet – puso sus manos sobre la mesa - ¿No te das cuenta que no soporto que nadie te mire así?
-Él solo estaba haciendo amable – concentre mi mirada en la carta – además creo que tu ataque de celos está de más.
-Sé que estamos mal por mi culpa ¿de acuerdo? – alce mi mirada hacia él – tengo un temperamento y un ego de mierda, pero tú te has metido bajo mi piel como nadie más – él fue quien bajo la mirada esta vez por unos leves segundos – actúas como si me odiaras en un segundo y luego como si me necesitaras al siguiente, sé que últimamente no estoy acertando en nada y... No te merezco... Pero estoy perdidamente enamorado de ti.
Me quede en seco ante esas declaración, Fernando había aprendido a decir cosas que no esperaba, eso me hizo sonreír, tenemos otra cosa en común, pero realmente no sabía si ahora importara mucho eso, pues ni siquiera sabía que iba a pasar con nuestro futuro -¿De qué querías hablar conmigo? – deje la carta sobre la mesa.
-Quiero saber cómo estás, como te sientes, yo de verdad quisiera estar contigo en estos momentos, era mi hijo también.
-Fernando, no creo que este sea el momento para hablar de esto, no podemos seguir poniendo el dedo sobre la herida, nuestro hijo no pudo nacer y no podemos hacer nada para cambiarlo.
-Lo siento, yo solo... No me hago la idea de que nuestra vida haya cambiado. .
-Tampoco yo – suspire largamente y mi vista se desvió a la mesa de atrás por las miradas de la pareja, me sonrieron y volvieron a lo suyo – creo... Creo que es mejor cambiar de tema, esto no nos hace bien a ninguno de los dos.
-Mañana tengo una rueda de prensa, tengo que aclarar todo lo que ha pasado respecto a los conciertos, se cancelaron tres y eso ha causado cientos de malestares, Donatto lo ha arreglado todo en cuanto al ámbito económico, pero tengo que pedir disculpas y bueno – suspiro – retomar la gira, pero la verdad no sé cómo hacerlo, ni siquiera estoy bien conmigo mismo como para estar bien con la vida.
Una punzada en mi corazón me hizo cerrar los ojos, escuchar ahora de su gira solo provocaba una oleada de celos, ya no podía haber confianza y me temía que esto no cambiará, pero estaba en todo el derecho de sentirme así, él me había dado motivos suficientes y cada vez me convencía de que no podía estar con Fernando, no ahora... En esos momentos me hubiera gustado ser tanto aquella adolescente de Ecuador que solo había seducido a su artista favorito y no la joven actriz que había sido su novia y este la había traicionado durante algún tiempo.
-Dime algo, por favor, Scarlet.
-Fernando... – me detuve al ver que el joven volvía a nuestra mesa y la carta no había sido revisada como correspondía, volví a tomarla y solo me decidí por un jugo, todo esto me había quitado el apetito – solo deseo un jugo de naranja. – le entregue la carta al joven ante la mirada reprobatoria de Fernando.
-Un platillo de carne y también ensalada de frutas con crema de vainilla – lo mire rápidamente.
- Tienes que comer. – me dijo en respuesta.
-¿Para beber? – el joven apuntaba todo en su cuaderno aunque su mirada me alcanzaba de vez en cuando.
-Otro jugo de naranja, nada más.
-Enseguida. – me sonrió con galantería y después se alejó de nosotros.
Retome de nuevo la conversación antes de que persuadiera de ella – Fernando, no puedo volver contigo y tampoco puedo decirle a todo el mundo que lo hemos hecho, necesito... Un tiempo alejada de ti y de todo lo que representas.
-No me digas esto, por favor. – trato de tomar mis manos.
-Es que no puedo – lo mire a los ojos – no puedo soportar que tu continúes con Amelia y sé que tampoco te lo puedo impedir, solo ponte un momento en mi lugar ¿qué pasaría si fuera lo contrario?
-Si quieres puedo cancelar el contrato con ella. – lo dijo con sinceridad en la mirada.
-Es que las cosas no se arreglan así, hay muchas personas que ven bien tu química con Amelia y ¿qué pasará con ellas? Tú te debes a tu público y si haces esto solo vas a aumentar los escándalos que nos rodean.
-Solo me importa lo que pienses tú y quiero hacer lo que nos haga felices.
-No te equivoques, simplemente quiero alejarme de ti, no puedo seguir en este círculo que ahora se está volviendo tóxico y eso es lo que vamos a decir, tú y yo nos hemos separado oficialmente.
Fernando llevó sus manos a la cara en posición de oración y suspiro por algunos segundos, las dos parejas solo se limitaban a mirarnos y esta vez yo no pude sonreírles, el joven volvió a nuestra mesa con el pedido y fue ahí cuando Fernando alzó la mirada, sus ojos estaban cristalizados y creo que los míos están igual, al menos así los sentía.
El joven se dio cuenta de lo que sucedía y esta vez no dijo nada, solo dejo todo en silencio y se retiró – Come, por favor – me miro suplicante mientras me extendía el tenedor con una porción pequeña de carne.
-Gracias. – tome el tenedor y lo lleve a mis labios, no quería continuar así, el más pequeño gesto podía confundir las cosas, nos limitamos solo a comer en silencio, nuevamente en una incomodidad por parte de ambos, era obvio que él me quería decir muchas cosas, pero no se atrevía, la barrera de cristal se había implantado de nuevo y los sentimientos solo nos estaban jugando una mala pasada, era tan doloroso estar sentada al frente de la persona que amas y actuar como si no lo estuvieras por el daño que se habían causado.
La comida acabó dentro de media hora, el joven se acercó al llamado de Fernando para cancelar la cuenta, cuando le devolvió la tarjeta yo me levante de la mesa tomando mis cosas, salí del restaurante a paso normal, Espinel salió de la limusina apenas nos vio para abrir la puerta, entre y luego lo hizo Fernando, esta situación cada vez se me salía más de las manos, estaba en una lucha constante de abalanzarme en su brazos y mantenerme alejada de él lo más posible, ambos miramos por la ventana de nuestra puerta sin decir ni una sola palabra, esta era la despedida definitiva.
-Hasta mañana, Espinel – lo mire por el retrovisor – no se preocupe en bajar..
-Scarlet... – Fernando tomo mi mano – no podemos terminar, yo te amo.
-Eso lo hubieras pensado antes de dejarte llevar por tus impulsos – lo mire a la cara que se iluminaba por las luces del hotel – he tratado de comprender lo que hiciste y buscarle una explicación, pero me es muy difícil.
-Soy un idiota lo sé, pero dame una oportunidad para poder hacer las cosas bien.
-Eso solo lo dirá el tiempo, por ahora ya sabes lo que pasará entre nosotros, buenas noches. – abrí la puerta del carro y salí de él.
Inmediatamente me encontré con un grupo de paparazzi que no había visto al llegar, lo flashes se hicieron incesantes y acelere el paso antes de que Fernando bajara, una vez estuve en el lobby del hotel pude sentirme tranquila, tome el ascensor que me llevaba a mi piso y en ese pequeño espacio me abrace a mí misma por algunos segundos mientras apoyaba mi mentón sobre mi pecho, esta separación me estaba superando.
-Estabas con Fernando ¿cierto?
-Si – suspire mientras me dejaba caer en el sofá - ¿cómo lo sabes?
No me respondió y por el contrario me entrego el ipad que reposaba a su lado, me estiré un poco y lo tome, una página de Facebook que correspondía a una revista de farándula había publicado una foto mía a la salida del canal, por supuesto, había sido el flash que había sentido antes de entrar al carro de Espinel, deje el ipad sobre mis piernas y recosté mi cabeza en el respaldar del sofá con la vista fija en la esfera de cristal que contenía las rosas blancas.
-Lo mejor es que lo dejes.
-Lo sé, es una decisión ya tomada, se lo comunique a Fernando esta noche y mañana todos lo sabrán – me levante del sofá porque tenía un nudo en la garganta – me iré a dar un baño, puedes dormirte si quieres, es tarde.
Desaparecí de la sala para ir al cuarto, me apoye en la pared y puse mis manos sobre mis labios para ahogar el llanto que ya no podía controlarlo, es que en ninguno de mis planes había estado perder a Fernando de esta manera ni de ninguna, me deje caer sobre la pared mientras mis manos hacían más fuerza sobre mis labios para que nadie escuchara mis sollozos de dolor.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro