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CAPÍTULO 15

Me acomode en la cama llevando mi cabello hacia atrás, tenía que reunir todas mis fuerzas para no gritarle que se fuera, él llegó gasta el borde de la cama en completo silencio, como si estuviera analizando todo lo que iba a decirme.

-Te dije que no quería saber nada de ti, no sé qué haces aquí todavía. – hable despacio.

-Amor, no te voy a dejar sola, ambos debemos estar juntos para superar esta pérdida tan grande – trato de tomar mi mano y no se lo permití, había una barrera entre ambos que no se iba a desvanecer – si estamos juntos va a ser fácil... Siempre habrá una oportunidad para empezar de nuevo.

Lo mire con desconcierto y sonreí con amargura, pero no le respondí, me removí y cerré mis ojos, me dolía el vientre un poco, imaginaba que debía ser por todo lo que había sucedido – dime algo, por favor. – volvió a hablar.

-¿Qué esperas que te diga? – Lo mire a los ojos con rabia – No pasa nada, todo lo que hiciste fue por despecho y por rabia y lo entiendo ¡deja de preocuparte porque todo está olvidado! Yo sigo aquí amándote con toda mi alma tal y como pensé que lo harías tú y ¿porque lo pensé? Ah, ya recuerdo – me burle – porque tú prometiste que así iba a ser, pero – Moví mi manos – tranquilo, yo estoy bien – encogí mis hombros – total, no tengo corazón ya que todo te lo había entregado a ti.

-Créeme que me encantaría – pasó las manos por su rostro y se quedó en silencio – hablar contigo... Y decirte las cosas de una manera distinta, pero no puedo... Es difícil buscar palabras cuando solamente lo que quiero es... Abrazarte y quedarme en silencio al lado tuyo.

-No sigas con esto, yo jamás te di motivos para que me engañaras, pensé que eras feliz a mi lado y que entendías lo que era trabajar en el medio artístico – acaricie mi vientre inconscientemente – no sabes en todo lo que he pensado las últimas horas ¿cómo puedo hacer para borrar todo y empezar de nuevo?

-Yo lo siento – se sentó en el sillón y agacho la cabeza – nunca pensé llegar así con Amelia, la primera vez que mantuve un contacto más allá de lo profesional con ella fue en diciembre, tú y yo habíamos peleado y yo me había ido con ella a Colombia, ambos bebimos de más y yo me perdí, pero – me miro a la cara – te juro que no pasó nada más.

-¿Desde cuánto te acuestas con ella? – sabía dentro de mí que no quería saber esa respuesta.

-Solo fue una vez en... Perú.

Y oficialmente mi corazón estaba deshecho, ya no quedaba nada de él, solo miles de pedacitos esparcidos por todos lados dentro de mí, el hombre que amaba me había hecho el daño que jamás había imaginado y eso me hacía llorar más porque todos lo habían dicho, la prensa lo había confirmado ese mismo día y él lo había negado, me lo había dicho con tanta seguridad y ese mismo día me había entregado a él como muchas veces lo había hecho ¿¡cómo podía ser tan desalmado!?

-Sé que debes estar odiándome y lo merezco, sé que te he perdido y no sabes cuánto me duele saber que no puedo reprocharte nada porque fui yo quien lo busque y lamentó el no haber podido estar a tu altura – se levantó del sillón – Scarlet, yo te amo.

-Tú no sabes lo que es amar, no quiero saber que estás aquí, me haces daño y realmente quiero estar sola, cuando salga de aquí tú y yo... Nos vamos a separar, no voy a mantener una mentira solo por el qué dirán de la prensa, ahora sal de mi habitación y de esta clínica también porque no voy a permitir que vuelvas a entrar.

Fernando dudo antes de salir de la habitación, pero finalmente lo hizo, sabía que estaba deshecho, pero también lo estaba yo y si lo tenía más tiempo junto a mi esa rabia solo iba a crecer más y quizás terminaría diciéndole cosas que después me podría arrepentir, solo quería olvidarme de todo y llorar hasta quedarme vacía por dentro, no podía con tanto dolor junto, al cerrar mis ojos todas las imágenes se mezclaban, un bebé sonriendo, una pareja besándose, titulares leídos, fotos pasadas, la cabeza me iba a estallar en cualquier momento.

*** UNA SEMANA DESPUÉS ***

-Scarlet Medina regreso este domingo a la Ciudad de México después de estar 8 días en Puerto Rico, pero no regreso a su casa, se quedó hospedada en un hotel – hablaba una presentadora de farándula sentada en una mesa redonda – lo único que se sabe es que estaba internada en una clínica por una hemorragia que presentó en el hotel Caribe Hilton cuando visitaba a su novio Fernando Montero, aunque son muchos los comentarios que se han escuchado respecto a este acontecimiento.

-Así es, mucho son los medios que han especulado una pelea entre ellos por el descubrimiento del romance clandestino con Amelia Gallardo y su estadía fuera de la casa que comparte con su novio sostiene esta teoría, pero ¿cómo se justifica la hemorragia de la joven actriz? – hablo la otra mirando unos papeles – Pues les cuento que ella podría haber estado embarazada y esa misma mañana sufrió un aborto al descubrir la traición de su novio.

-Fieles televidentes – hablo una tercera – esos rumores han tomado fuerza los últimos días aunque nadie se ha pronunciado, en Ecuador nos hemos tratado de contactar con la familia, pero tampoco han dicho nada, Fernando no ha querido dar declaraciones y Scarlet ha tenido acceso restringido en su reposo, esperemos que ahora que está de vuelta en la ciudad pueda dar declaraciones como siempre lo hace, ya que todos sus fanáticos esperan una respuesta de parte de ellos porque la noticia de una separación cada día es más fuerte y como todos sabemos ellos son una de las parejas más queridas en el medio... – apague el televisor y lance el control al mueble de mi derecha.

-¿Estabas escuchando eso? – Paola salió del pasillo izquierdo con el vaso de agua que le había pedido – ya sabes que esos programas rosas hablan de todo.

-Tarde o temprano tendré que darles la cara – tome el vaso de agua – aunque preferiría no hacerlo.

-Los medios de comunicación no hablan de otra cosa, y ni qué decir de las redes sociales, todo mundo está esperando una aclaración, esto es una locura. – se sentó a mi lado.

-¿Qué te dijo Adolfo?

-Que vendrá esta tarde – tomo mi mano – estaba muy preocupado, los días que estuviste en la clínica no sabes cuánto llamo, más bien todos.

-Realmente necesitaba estar sola – apoye mi cabeza en la almohada entregándole el vaso de agua – han sido tantas cosas en tan poco tiempo y necesitaba pensar muy bien, aclarar mis ideas, mis pensamientos y sentimientos.

-Fernando, llamo esta mañana también, le dije que te dejara en paz – rodó los ojos – es un imbécil.

-Imagine que lo haría, ya debe saber que estoy en el país.

-Después de todo lo que te hizo no sé cómo puede aspirar a tu perdón, yo le pregunté tantas veces y él siempre lo negó.

-No tiene caso que sigamos hablando de lo mismo, de por si es muy difícil asimilarlo.

-Lo siento, sólo que está rabia que siento es mayor que mi razón, ya no voy a mencionar el tema.

-Gracias por estar aquí conmigo, todo lo que se viene va a ser muy complicado, es decir tengo que lidiar con la prensa, con Fernando en el set, con Adolfo, mi papá que está con esa loca idea que me regrese a Ecuador, me siento como si tuviera que empezar de nuevo, es decir mi etapa con Fernando llego a su fin y jamás pensé que pasaría – mis lágrimas empezaron a rodar de nuevo.

-Tranquila – Paola me tomo en sus brazos y me abrazo con fuerza – mira, hay días lleno de viento, días llenos de furia y de lágrimas, pero también existen días llenos de amor que son lo que nos dan el coraje para seguir adelante y yo te voy a ayudar a que así sea, no te voy a dejar sola por ningún motivo.

-Gracias. – sollocé, las palabras de mi hermana me hacían tan bien, me había dado cuenta de que tenía palabras precisas para momentos correctos.

En esos momentos me sentía muy frágil, tan frágil que me daba miedo, esos eran límites insospechables, pero también sabía que era muy fuerte y esa misma fortaleza no conocía de límites, así que debía adueñarme de ella para superar esa depresión en la que me encontraba.

Debía decir que mis fans me habían dado muchas alegrías, en esos días de aislamientos había leído sus miles de comentarios, cada uno de ellos decía cosas lindas y positivas, como me gusto sentirme amada por personas que ni siquiera conocía y una frase se había quedado grabada en mi memoria de una chica llamada Paloma, ella me había dejado un mensaje privado donde decía "Cuando pases por una dura prueba y te preguntes ¿dónde está Dios? Recuerda que el maestro siempre está en silencio durante el examen" esa sola frase se había quedado en mi mente y difícilmente saldría de ahí, me había ayudado tanto que debía agradecerle cuando me sintiera mejor.

La puerta sonó y me hizo sobresaltar de los brazos de mi hermana – Espero que los de recepción no hayan dejado subir a la prensa – Paola se levantó furiosa – porque de ser así les diré todo lo que se me ocurra. – salió de la habitación y cruzó la puerta, segundos después escucho que abrió la principal.

-¿¡Qué haces aquí!? Esta mañana deje las cosas claras.

Me senté en la cama con las piernas cruzadas al escuchar el grito histérico de mi hermana – Quiero hablar con Scarlet, quiero saber cómo está.

-Ella está muy bien y no voy a permitir que la veas.

-Paola, por favor – la voz de Fernando se escuchaba mal – necesito hablar con ella, no la he visto en días.

-Te dije que no, mejor ve a buscar a tu amante, ahora que estás libre tienes todo el derecho de salir con ella, ya nada te lo impide.

-Creo que esta charla la debo tener con tu hermana, sé que no te gusta verla mal, pero la relación es solo de los dos.

-Eso debes decírtelo a ti que incluiste un tercero y por tu culpa mi hermana perdió a mi sobrino.

Dios, yo no lo sentía así, jamás me atrevería a culparlo de la pérdida de nuestro bebé, me levante de la cama y me puse la bata cruzando la tira por mi cintura.

-Paola, por favor – me apoye en la puerta que conectaba a la habitación de la suite – déjame a solas con él.

-¡Pero, Scarlet!

-Por favor, hermana – cruce mis brazos – ve a dar una vuelta, ya sabes qué hacer si te encuentras a la prensa.

-No te voy a dejar sola con Fernando, ni siquiera merece que gastes tu tiempo en él, de seguro viene de verse con su amante.

-¡Paola!

-Cómo gustes, después no digas que no te lo advertí.

-Gracias – Fernando me miro con los ojos llenos de esperanza y después miro a mi hermana – te recomiendo que no salgas, la entrada del hotel está lleno de periodistas, mejor ve a la piscina. – Paola rodó los ojos y salió de la suite dándole un empujón a Fernando.

-Hola – cerró la puerta tras de él y se quedó parado con su mirada en mi - ¿cómo te sientes?

-Físicamente bien.

-Paola, está muy molesta conmigo, lo que menos quería es que las cosas terminarán así.

-No sé qué resultado esperabas después de tu actuación, ella sólo está actuando según las circunstancias.

-Quiero pedirte de nuevo disculpas, amor – pasó las manos por su cabello en compañía de un suspiro de desesperación – esta mañana cuando vi las noticas y supe que estabas aquí enseguida quise venir a verte, estos días que no he sabido nada de ti no sabes lo que ha sido... un completo infierno.

-Aquí me tienes de nuevo – pase mi mano por mi brazo izquierdo – respecto a lo que dijo Paola no quiero que lo tomes como verdad, tú no eres el culpable..

-Hasta en estos momentos eres demasiada linda – bajo la mirada – sé que soy el culpable, tú fuiste a Puerto Rico a darme la sorpresa a pesar de que ese mismo día tenías que estar en el canal y... Y la sorprendida... Fuiste tú, el doctor me explico todo lo sucedió, por mi culpa perdiste a nuestro hijo.

-No fue así, el óvulo estaba mal implantado y si yo me hubiera hecho una ecografía lo hubiera sabido y ahora las cosas serían distintas – una cortina de cristal cubrió mis ojos – pero de nada vale pensar en lo que hubiera sido.

-Amor, por favor, dime que tenemos una oportunidad – empezó a caminar con pasos inseguros – ahora cuando debemos estar más juntos que nunca.

Sus palabras eran tan bonitas, él se veía desgastado tanto como yo, pero el daño seguía latente a pesar de todo, sabía que también la estaba pasando mal porque toda la prensa lo decía, había cancelado los dos conciertos en Puerto Rico y había regresado a México después que Paola llegara con seguridad para sacarlo de la clínica, era algo que yo no le había pedido, pero que tampoco me había enterado en el momento, de lo contrario no se lo hubiera permitido.

Agradecía a Dios que la prensa no se hubiera enterado de nada y tampoco se hubiera filtrado información, Carlos había sido de gran ayuda para todo eso, pero ahora ya no podía seguir escondiéndome de mis sentimientos, Fernando estaba aquí, frente a mí, con una barrera de cristal que impedía que nos acercáramos aunque en esos momentos quería estar envuelta en uno de sus abrazos que me decían que todo estaba bien.

-Fernando - me abrace con ambas manos porque me sentía tan frágil – cuando te descubrí con Amelia sentía que te odiaba, sentia que mi orgullo estaba siendo herido a muerte, que mi corazón lo acompañaba en su tumba y que mis ilusiones se vestían de negro para vivir ese luto – baje la mirada – tenía todas las emociones revueltas... Perder a un hijo no es fácil y aunque solo haya conocido de su existencia un día mi corazón ya albergaba amor por ese ser que estaba dentro de mí, ese... Ser que representaba nuestra unión – deslice mi dedo por la mejilla para limpiar una lágrima – pero con el paso de los días, alejada de todo y de todos, entendí que no debía alimentar el odio dentro de mi corazón porque no me iba a llevar nada bueno, por el contrario si quería superar esto debía refugiarme en el amor – suspire – y entendí que tu infidelidad no era sólo tu culpa, que en algo debí haber fallado para hacerte llegar a ese punto de quebrantar la confianza y así mismo que nuestro bebé tenía una pequeña misión en esta tierra y por eso Dios se lo llevó tan rápido...

Alcé la mirada y Fernando se había quedado sorprendido con lo que había escuchado, su mirada estaba adornada por la misma cortina que adornaba la mía, pero no me dijo nada, así que continúe – Dos días después que sucedió todo, solo había un lugar donde quería refugiarme y era en tus brazos – alzo la vista inmediatamente – pero Paola me dijo que ya no estabas entonces a partir de ahí, porque sabía que no podía llamarte, empecé a ahogar a esa voz interior en el sonido de las conversaciones cotidianas, convertí mis verdaderos pensamientos en palabras que no tenían nada que ver con lo que sentía, apretaba... Mis labios al igual que mis puños para cesar esas ganas de pedirle una llamada a las enfermeras y de noche trataba de olvidar tu recuerdo para que en mis sueños no se escapara tu nombre, todo con el afán de convencerme que esta etapa ya no existe, que ya no existía un tú y yo.

-Amor mío – Fernando se acercó a mí sin esperar más y se abalanzó en un fuerte abrazo – amarte me duele aquí... – su voz se quebró y me abrazo con más fuerza – en el pecho, en los huesos, en el alma... Es que hay que ser valiente para poder amarte y no morir en el intento, y temo que estoy perdiendo la batalla, me encuentro en una oscuridad que no le deseo a nadie – sentí su mano acariciar mi cabello mientras me apoyaba en su hombro sintiendo por un instante su protección – estar sin ti, es estar muerto en vida, tener mi vida, pero no tener la tuya es igual al entierro, sé que soy un imbécil, pero es que cada vez te sentía tan lejos de mí que me desvié del camino, mi ego me hizo trazar una ruta muy diferente a la que te había prometido, siento tanto lo que pasó.

Enrede completamente mis manos en su espalda y lo abrace con la misma intensidad que él, entonces empecé a llorar desconsoladamente, con mi cabeza en su hombro y escuche sus sollozos también, él lloraba como yo, estábamos abrazados con toda la fuerza que nuestro ser nos permitía en medio de una habitación, llorando como dos niños, desnudando el alma para el otro con un amor que desbordaba por nuestros poros, pero que se ocultaba detrás del silencio más profundo que se puedan imaginar.

Nos quedamos así por algunos minutos, ninguno de los quería separarse, porque ambos sabíamos que al hacerlo tendríamos que despedirnos sin vuelta atrás, al menos por ahora, debíamos vivir ese dolor sin la presencia del otro, pero no queríamos que fuera tan rápido, queríamos sentirnos más, como si estuviéramos grabando cada centímetro de la piel en la mente.

Lentamente nos fuimos separando aunque no fuimos capaces de alejarnos del todo, sus manos aún estaban en mi cintura y las mías en sus hombros, nuestros ojos empañados por lágrimas se miraban fijamente, teníamos tanto que decir que no sabíamos ni por dónde empezar – castaña, el amar a alguien es sentirse ligeros – su respiración estaba agitada y la sentía sobre mis labios – es saber que no quieres apropiarte del corazón de tu amada porque no es tuyo, más bien se trata de ganártelo día con día para que puedas llamarlo amor – unió su frente con la mía – acabo de comprender a Moccia, debo ganarme de nuevo tu corazón.

-Por ahora... Necesitamos separarnos para no hacernos daño, porque si empezamos ahora... No sanaremos esas heridas que tenemos y será peor para nosotros – aleje mis manos de sus hombros y él con miedo saco las manos de mi cintura, inmediatamente sentí el vacío de mi cuerpo.

Fernando suspiro largamente mientras pasando las manos por su rostro húmedo, se quedó así algunos segundos y después me regaló una sonrisa un poco forzada, empezó a caminar hacia la puerta principal y antes de salir me miro a los ojos de nuevo – volveremos a despertar juntos y ambos nos vamos a decir "eres todo lo que necesito en esta vida para ser feliz", te amo.

-El hecho de que te haya dicho todas esas cosas no significa que voy a dar marcha atrás en mi decisión, en la clínica te dije que nos separaríamos y eso lo mantengo, para mi no es fácil volver con alguien que traicionó mi confianza.

-Me voy a ir, pero quiero que sepas que voy a luchar por recuperarte. - cruzó el umbral y la puerta se cerró por completo dejándonos a ambos con un sabor amargo.

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