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CAPÍTULO 13

-Amor, dime que aún estás en casa. – me sentía un poco desesperada porque Susan no podía sacar la caja de micrófonos del vestido.

-Scarlet, el avión ya nos está esperando no me digas que tú aún estás en el canal.

-Lo siento – empecé a caminar hacia el camerino una vez estuve libre de esos aparatos – lo que pasa es que las grabaciones se retrasaron y tenía que hablar con Adolfo, pero el aún no llega y...

-Y entonces no vendrás ¿cierto?

-Claro que si, yo te lo prometí.

-Pero no estás aquí y yo no puedo retrasar el vuelo, sabes que eso es lo que más odia Donatto, además es un viaje largo y mañana tengo que estar en rueda de prensa en Puerto Rico.

-Pero sabes que no es mi culpa. – cerré la puerta del camerino.

-Scarlet, tú sabías de este viaje desde hace mucho, tenias el permiso, lo mínimo que podías hacer era salir más temprano ¿tanto te costaba? Se que amas lo que haces pero... Por lo menos un día dedícame tiempo a mí en vez de a tu trabajo.

-No digas esas cosas, Fernando – me senté en una de las sillas – tú sabes...

-Nos vemos a mi regreso, Scarlet. – el sonido de fin de llamada hizo eco en mi oído y no podía creer lo que estaba pensando, deje el teléfono sobre el tocador y lleve las manos a mi rostro, odiaba pelearme con Fernando, pero esta vez tenía razón, él no sabía que no tenía el permiso y no podía decírselo, además que por lo que me había dicho no era difícil adivinar que se había olvidado que hoy era la transmisión oficial del primer episodio en televisión abierta, pero eso no era tan importante, ahora tenía que hablar con Adolfo y alcanzar a Fernando, de seguro al darle la noticia de mi embarazo su molestia pasaría y más viéndome allá tal y cual se lo había prometido.

Me saque el vestido y los zapatos y después de vestirme y tomar mi cartera salí del camerino en busca de Adolfo, vi a su asistente en el pasillo así que supe que él había llegado – Adolfo, buenas tardes.

-Scarlet, adelante – me miro a través de los papeles – pensé que ya te habías ido.

-Aún no, quería hablar contigo.

-Si es por las escenas de esta tarde, no te preocupes, a cualquiera le puede pasar que se le olvida el guion.

-No es de eso aunque bueno ya que sacas el tema te pido una disculpa, no volverá a pasar. – tome asiento.

-¿Me vas a pedir permiso para ir con tu novio a Puerto Rico? Porque si es eso mi respuesta ya la conoces – niego – entonces, te escucho.

-Esta mañana fui al doctor porque me he sentido mal las últimas semanas.

-¿Qué te dijo? No me asustes.

-Bueno... – baje la mirada y mis dedos temblaban, yo no le tenía miedo a él ni a nadie, pero no sabía cómo iba a ser su reacción, a veces solía ser muy temperamental – lo que pasa es que el doctor me hizo exámenes y...

-Scarlet, me estoy impacientando. – dejo los papeles quietos.

-Tengo seis semanas de embarazo.

-¿¡Qué!? – Dio un golpe a la mesa y se levantó en el acto por lo que me hizo sobresaltar - ¿¡Esto es una broma!?

-No lo es, jamás jugaría con algo así. – mi voz salió casi en un susurro por lo nerviosa que estaba, mi carrera y mi futuro dependían de esa conversación, llevo sus manos al aire mostrando toda la frustración del momento, no me atrevía a argumentar nada aunque era lo que quería, podía entender cómo se sentía.

-¿Sabes lo que esto significa?

-Adolfo, podemos llegar a una solución. – Me puse de pie.

-¿Qué solución? – Alzo los brazos - ¿sabes lo que esto significa para tu carrera? ¿Para ti? Apenas tienes 20 años, eres una celebridad entre las jóvenes ¿cómo van a ver el hecho de que estés embarazada? Tu carrera se iría por la borda, creí que estabas comprometida con ella, tienes un contrato.

-No seas extremista, por supuesto que estoy comprometida con mi profesión es lo que amo, pero no puedo hacer nada, tampoco estaba en mis planes salir embarazada aunque no por eso voy a abortar si es lo que estás pensando.

-Yo solo soy realista ¿Te imaginas los titulares? Scarlet Medina, la joven actriz que protagoniza una novela para adolescentes, queda embarazada... – me miro con seriedad - la mayoría de tus fans son de tu edad y tú debiste ser más cuidadosa ¿Sabes cómo van a reaccionar los padres de esas jóvenes?

Me quede en silencio por algunos minutos mientras le miraba con impaciencia ¿tendría razón? - Digas lo que digas no va a cambiar nada, además sé que puedo seguir triunfando, piensa por un momento en mí. – reclame.

-¿En serio? ¿Tres o cinco meses? Solo hasta que se note el embarazo – se acercó a mí – la novela estará terminada para entonces pero y ¿después qué? No podrás salir en televisión así, eres una niña aún y si pongo a la prensa por delante es porque ella es parte de la vida que elegiste.

-No soy una niña y sé perfectamente lidiar con los medios de comunicación, el mundo no se va a acabar solo porque estoy embarazada.

-Lo eres, solo tienes 20 años y aún tienes mucho que vivir ¡entiende, por favor!

-¡Mi vida no se acaba porque este embarazada! – Repetí con firmeza - no sería ni la primera ni la última actriz que lo pasa y además, cumpliré 21 muy pronto.

-No, pero si cambia y además eres una de las pocas que piensa que mantener relaciones sexuales sin protección no causa un embarazo. – volvió a golpear el escritorio.

-No voy a discutir contigo ahora, estás muy alterado y será mejor que pienses las cosas porque sé que nada es como tú lo estás planteando – camine hasta la puerta – y esta noche no cuentes conmigo, voy a ir a Puerto Rico y no tienes nada que reprocharme porque he grabado todo lo que me correspondía estas últimas semanas, buenas tardes. – cerré la puerta sabiendo que Adolfo quedaba muy molesto conmigo, yo también lo estaba un poco porque sabía que él tenía razón en cuanto a cuidarme, había sido muy descuidada y solo rogaba a Dios que las palabras de Adolfo fueran vanas.

Llegue a casa lo más rápido que pude lidiar con el tráfico, el carro de Fernando ya no estaba y tampoco Espinel, subí a mi cuarto y tome una maleta, guarde las cosas más básicas y volví a la sala en media hora, estaba feliz, pero a la vez aterrada, me despedí de Soraya y le pedí a César que me llevara al aeropuerto donde reposaba el helicóptero de Fernando, esto de verdad iba a ser una sorpresa.

*** FERNANDO MONTERO ***

-¿Los asuntos de la novela son más importantes que cumplir una promesa?

-Amelia, no quiero hablar de eso – la mire – ya es malo que ella no esté aquí y no quiero que tú me lo estés recordando, te lo he dicho en varias ocasiones.

-Lo siento, solo que te ves demasiado molesto.

-Y lo estoy, perdóname por hablarte así, solo esperaba esto de otra manera.

-Las cosas pasan por algo – poso su mano sobre la mía – ya veras que nos vamos a divertir mucho en San Juan, además tenemos el desayuno con fans.

-Aún no puedo creer que Donatto haya abierto ese concurso esta mañana, hubiera sido mejor con días de anticipación.

-¿Cómo vas con la novela?

-Ahora solo estamos con promocionales, las escenas empiezan dentro de un mes, más o menos por el 28 de abril.

-Tendrás mucho trabajo, yo también tengo que regresar a Venezuela por el contrato que tengo y bueno aprovechare para quedarme allá hasta la próxima fecha.

-¿Cómo va Zoe?

-Feliz, quería venir, pero no puedo traerla siempre, además de que Donatto tampoco estuvo de acuerdo.

-¿Cómo tomo la noticia de las fotografías infiltradas?

-Ella cree en tu amor por Scarlet y piensa que jamás podrás fijarte en mi.

Solté un suspiro y apreté su mano con gentileza – Aún no sé quién pudo haber mandado esas fotos a la prensa y Donatto ni se molestó en averiguar.

-Sabes que a mí no me molesta para nada, yo daría cualquier cosa para que esas noticias fueran verdad.

-Amelia, tú no mereces nada de esto, eres demasiado buena conmigo, la vez pasada discutimos y ni siquiera me odias, todo lo que me dijiste es muy cierto.

-Fue producto del coraje y de la rabia, por favor, olvida todo eso.

Seguimos conversando durante el vuelo que fue de seis horas y no podía concentrarme del todo, aun no concebía como Scarlet era capaz de romper una promesa, prefirió quedarse en vez de estar conmigo como tantas veces lo había dicho, mire de nuevo a Amelia de reojo y ella iba sumida en una lectura en su teléfono – Tienes razón, vamos a disfrutar de estos días en Puerto Rico. – mi ego me estaba ganando de nuevo la partida.

-Así me gusta. – dejo el teléfono en sus piernas y se acercó para después darme un beso fugaz.

Salimos del aeropuerto Isla Grande después de una hora porque varios clubs de fans nos esperaban a pesar de ser de madrugada, así que nos fotografiamos con ellos y dimos autógrafos, también algunas entrevistas para los medios de comunicación que se habían dado cita para cubrir nuestra llegada, afuera nos esperaba una limusina donde nos fuimos solamente los tres, el resto del equipo viajó en otro carro.

-Tengo la reserva para El Caribe Hilton.

-¡Cuatro estrellas, Donato! – Amelia lo miro con asombro.

-Hubo un error de último minuto, pero es un hotel encantador, se los aseguro.

Al cabo de 17 minutos llegábamos al hotel y Donatto tenía razón, era una buena infraestructura, así que hizo los trámites necesarios y nos dio la señal de que podíamos ir a la suite, estábamos al lado del otro, me despedí de Amelia con un beso fugaz en los labios y entre a la habitación, era espaciosa y la cama lo suficientemente grande, yo no era de gustos excéntricos así que estaba bien al igual que la vista que reflejaba en la mar en su tranquilidad de la madrugada, deje la maleta pequeña y saque el teléfono del bolsillo, lo prendí y habían varias llamadas de Scarlet, ahora no quería hablar con ella, deje el teléfono en un lado de la cama y me tumbe en ella, quede dormido en el acto.

A lo lejos en mis sueños escuche un fuerte golpe, me tape los oídos con las almohadas, pero ni aun así podía alejar el ruido, abrí los ojos y pase mis dedos por ellos - ¡Fernando! – la voz de Donatto, era increíble que ahora trabajará de alarma también.

-Voy – me levante de la cama y camine hacia la puerta - ¿ahora qué, Donatto?

-¿¡Eres un adolescente!? – me miro con furia para variar – no se porque aún sigo vigilando que cumplas tu agenda, la prensa ya está en la parte baja así que tienes que alistarte porque el deber llama.

-Estoy contigo en 20 minutos ¿Amelia, se despertó?

-Si, ella ya estaba abajo dando entrevistas y lista para esperar a sus dos ganadores. – se dio media vuelta y desapareció por los pasillos, cerré la puerta de un solo golpe y pase las manos por mi cabello, necesitaba una ducha.

Al cabo de 10 minutos me termine de poner la camisa negra y saque de mi maletín el perfume, tome el teléfono sin revisarlo y lo guarde en el bolsillo de mi pantalón para después salir de la suite, cuando llegue al salón de eventos que se había prestado para los desayunos en efecto la prensa ya estaba ahí, no dudaron en fotografiarme y acercarse para hacer las preguntas de rutina ¿no tenían mejores cosas que preguntar? A veces me molestaba un poco que siempre fuera lo mismo, necesitaba preguntas que me sorprendieran aunque eso era algo que no están en discusión.

-Por aquí. – Donatto se acercó y me llevó hacia una de las mesas de la derecha, a lo lejos vi a Amelia, me saludo con la mano y yo le respondí el gesto, cuando llegue a la mesa ya estaba una joven de unos 22 años sentada y me recibió con una sonrisa más grande que su rostro, después de darle un beso en la mejilla y que la prensa fotografiara el encuentro empezó el desayuno que duró cerca de media hora, a decir verdad ninguno de los dos comió, ella solo se limitó a sonreír, mirarme y hacerme preguntas triviales.

-Es el turno de la segunda señorita. – una joven que no conocía se acercó a la mesa y se llevó a la primera chica de la cual no recordaba el nombre, me dio un beso en la mejilla y salió corriendo dando pequeños gritos agudos.

-Hola, Fernando. – una pelirroja se puso delante de mí.

-Hola – me levante de la silla y la invite a tomar asiento – buenos días.

-Buenos días – se sentó y la prensa enseguida se acercó para hacer la rutina – te cuento que disfruto esto. – dijo en un susurro.

-A la larga te acostumbras – espere que la prensa se fuera de nuevo para retomar la charla mientras unas jóvenes cambiaban los platos de comida por frutas – así que te veré esta noche en el concierto.

-Por supuesto lo he esperado por meses, soy fans de los dos.

-¿Te refieres a Amelia?

-No, a Scarlet obviamente, hacen una pareja increible aunque no me molestaría si te olvidas de ella por un ratito para darle un besito a una de tus fans.

Sonreí ante la ocurrencia de la joven que quizás tendría 17 años -¿Cómo te llamas?

-Paloma Almeida, espero no te olvides de mi nombre, me gustaría tener un recuerdo de ti.

-¿Cuál? – la mire con sorpresa por su audacia.

-Tu último CD con tu firma.

-¿Así de simple lo pides? – sonreí.

-Pues sí, ya que tu respuesta va a ser una de cualquier manera que te lo pida, además sé que eres relajado y que no te gusta que la gente esté con rodeos.

-Lo soy – tome una frutilla del plato – y me gustan que las personas lo sean – me levante de la silla – en mi habitación tengo un disco, vamos para dártelo.

-¡Lo dices en serio! – Se levantó y vi la emoción en su rostro – vamos. – tomo mi brazo como si fuera lo más normal del mundo y empezó a caminar a mi lado, me gustaba este tipo de personas, es decir que no se desmayaban por verme y que actuaban como si fuera uno más porque en realidad eso era, eso fue también lo que me cautivo de Scarlet principalmente cuando la conocí en Ecuador, salimos de la sala de eventos sabiendo que éramos fotografiados por toda la prensa que estaba ahí, pero no me importó porque no estaba haciendo nada malo, al contrario, esa niña ya me estaba cambiando el pésimo genio con el que me había levantado.

- ¿Quieres alguna frase en especial? – pregunté con el CD en la mano ante su sonrisa.

-Sí, quiero que pongas – alzo las manos y su mirada se penetro en mi – para la palomita que se posó en mi habitación y alzo sus alas solo para rozar mi piel. – empezó a reír y yo con ella por esa ocurrencia.

-Realmente no te olvidare – me cruce de brazos – has dejado un buen recuerdo.

Me sonrió e inmediatamente llevo una mano a su ojo – ¡Auch! Creo que tengo una basura, ayúdame, por favor.

-Claro – deje el CD sobre la cama y me apresuré a caminar hacia ella – abre bien el ojo – le sople delicadamente porque en efecto tenía una basura molestándole – ya está.

-¡Fernando! – me giré inmediatamente ante el grito para encontrarme con Amelia parada en la puerta - ¿Que estás haciendo con esta niña en la habitación.

-Amelia, no sabes de lo que estás hablando.

-¿Qué hubiera pasado si no yo soy si no alguno de los periodistas?

-Es que aquí no está pasando nada y además yo no te debo explicaciones a ti.

-Creo que será mejor que me vaya, gracias por todo. – Paloma paso por mi lado y tomo el CD que había dejado en la cama para después salir de la habitación ante la mirada ferviente de Amelia.

-¿¡Que rayos te pasa!? – me acerqué a ella de verdad enfurecido.

-Es lo que te pregunto a ti ¡cuántas mujeres quieres! Quieres seguir traicionando a tu novia con cualquiera que se te cruza por enfrente, incluso hasta una niña, estoy harta de ti, estoy harta de ser el plato de segunda mesa y que solo me busques para tener sexo cuando tú novia no te cumple como debería.

-¡Y yo estoy harto de tus cambios de humor repentinos! Un día me dices una cosa y al otro día actúas completamente diferente.

El golpe de algo tocando el suelo nos hizo sobresaltar y mirar hacia la puerta que estaba abierta, enseguida mi piel palideció al ver a la persona que estaba ahí parada y que por la expresión que acompañaba su rostro me decía que había escuchado lo que más temía.


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