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Nuestras estrellas

–Hola... De nuevo

Ya había perdido la cuenta de las veces que iba a verlo luego de la muerte de su mejor amigo, de Eugeo, el cual cumplía un año de su fallecimiento.

El pelinegro estaba estudiando en la universidad, al igual que su amada castaña, iniciaron juntos la universidad en distintas facultades, por el momento le había propuesto matrimonio, recordaba perfectamente el momento. Sin embargo, el pelinegro a pesar de la inmensa felicidad, a veces se escapaba del trabajo, sí, estudia y trabaja, para visitar a su mejor amigo. Concluyó con éxito el primer año de la universidad.

Por el momento se encontraba ahí para celebrar su compromiso, habían festejado con sus amigos, pero el azabache tenía que compartir su felicidad con su mejor amigo.

–Nunca habría logrado dar este paso sin ti, Eugeo... —el pelinegro lloró frente a la tumba del rubio—

...

Hace dos semanas...

Asuna, cásate conmigo...

Luego de una cena romantica, hecha por el pelinegro, se dispusieron a ver las estrellas en el techo del azabache, sus padres y hermana estaban de viaje. Tenían la casa para solos.

La castaña llevaba al bebé en brazos, el hermoso bebé de cabellos marrones y ojos esmeraldas, el cual llevaba por nombre Konno Yuji, dormía placidamente. Luego de la muerte de sus padres, recordaron las palabras de ambos, por lo tanto, tomaban turnos para cuidarlo y pasar la noche con él.

Con la idea de que el bebé los hacía parecer una familia, decidió, proponerle matrimonio a Asuna.

Kazu...

–¿Te casarías conmigo?

, claro que

Tomo con delicadesa la mano de su novia, ahora prometida, puso el elegante anillo en el dedo correspondiente. Con el sumo cuidado de no despertar a su ahora, hijo.

Y la besó delicadamente...

...

El atardecer comenzaba a manifestarse, solo hace 30 minutos había llegado y los rayos naranja estaban intensificandosé, mantenía la cabeza gacha, sentado con la piernas cruzadas frente a la tumba, con las manos cerradas sobre sus rodillas, sollozaba, y los nudillos se tornaron blancos por la fuerza que ejercía.

En medio de sus lamentos sintió unas pequeñas manitas sobre sus ojos y una risita mal disimulada.

–¿Quién soy?~

–Me pregunto si este niño esta aquí con el permiso de mamá —limpió rapidamente las lágrimas al sentir que el pequeño quitaba sus manos—

–Yuji, no asustes a Kazuto-kun —la castaña llegó corriendo, parecía que recorrió una distancia algo grande—

–No lo asusté, mamá, ¿Verdad, papá? —preguntó con inocencia el niño—

–Esta bien, te creo, pero ya que estamos aquí visitemos a papá y mamá —le decia la castaña al niño, en el momento que lo cargaba—

–¡Sí! Papi y mami estarán felices de que vine a verlos

–De hecho estamos frente a ellos —interrumpió el pelinegro—

–Eh?... P-perdón, no me di cuenta

Frente a ellos estaban juntas ambas tumbas, de igual diseño, se notaba que ambos así lo quería, puesto que mandaron a hacerlas cuando Yuuki aún no enfermaba.

–Yuji... Tus padres te aman, siempre lo harán —le susurró la castaña al pequeño—

–Sí, papi y mami me aman tanto como ustedes —respondió con toda la energía del mundo—

A este punto tanto la castaña como el pelinegro se tenían la confianza y el amor necesario, por no decír de sobra. Pasaban muchas noches juntos, ambos sabían que se amaban y que necesitaban cada vez más besos, más piel, más caricias.

–Kirito-kun, debo decirte algo —dijó algo apenada la castaña—

–¿Qué?

–Yo... Estoy embarazada —el azabache se sonrojó y sonrió tiernamente mientras pequeñas lágrimas se amontonaban en sus ojos negros—

–Es la mejor noticia que me has dado —besó apasionadamente a su prometida—

–¿Estas feliz?

–¿Lo dudas? Vamos a casarnos lo antes posible —vuelve a besarla—

–¿Yo también estaré en la boda, papi? —preguntó el pequeño que observaba todo en silencio—

–¡Por supuesto! Tu no podrías faltar, hijo —el azabache abrazó a su hijo—

La castaña se le unió al abrazo, ambos estaban felices, tenían un hermoso hijo, pero en camino venía uno más. Asuna sabía bien que era pronto un hijo, tenía 21 años, pero si esto fue un acto irresponsable, lo compartiría con el azabache, pues nunca lo detuvo en estas situaciones.

...

–Moo... Estoy gorda

Apenas había pasado un mes desde que la castaña le había dado la noticia al pelinegro, justo hoy era la boda, más sin embargo, tres meses de embarazo se empezaban a notar.

–P-Pero, Asuna, el vestido te cierra bien —la de pecas consolaba a la castaña—

–Rika-san tiene razón, Asuna-san, te vez hermosa —se les unió la pequeña, que en este punto era una de las amigas más cercanas de la castaña—

En ese momento se abrió la puerta, dejando ver la silueta de una pelinegra de cabello corto y recto, usaba un vestido rosa que resaltaba su figura, ella era la dama de honor.

–Woaa, Asuna-san, estas hermosa —la pelinegra quedo encantada con el vestido de su cuñada, mientras la castaña solo se sonrojaba más—

En el marco de la puerta pudo verse una silueta, la que Asuna había conocido a la perfección, sonrió para si y pidió que las dejaran solas, todas se opusieron, pero ella las calmó con una sonrisa.

–Hola, Asuna, ha pasado un tiempo... Te vez hermosa —dijó mientras entraba—

–Opino lo mismo de ti, Sinonon —le sonrió—

–Tu... Siempre tan alegre... Siempre ganas... Siempre se trata de ti —contestó con nostalgia la pelinegra—

–No todo gira a mi alrededor. He luchado siempre... Y ahora tengo un motivo más por el cual luchar... —la castaña acarició su vientre—

–¿Tú?... ¿Estás?...

–Sí, tengo tres meses de embarazo, Sinonon —respondió feliz a la duda de la pelinegra—

–¡Me alegro, Asuna! —lágrimas comenzarón a bajar en las mejillas de la pelinegra—

–Sinonon...

–Yo... Te pido disculpas... Sabía que se amaban, y aún así —sollozó— interferí con ustedes —intentó ocultar su rostro con sus manos, pero la castaña la detuvo—

–Al contrario te agradezco —sus ojos estaban cuajados de lágrimas— yo debería pedirte disculpas por tratarte así hace años —rió— quiero llorar, pero no quiero estropear el trabajo de las chicas

–No pasa nada —rió— me prometí a mi misma no acercarme a Kazuto

–¿Por... —la castaña bajo la mirada hacía las manos de la pelinegra, un anillo dorado resaltaba en el dedo anular en la mano izquierda—

–Me case hace un año... Fue algo solo entre los... De ahora llámame...

Shinkawa Shino...

...

La boda fue tranquila, muchos llorarón, ver a la pareja jurarse amor eterno fue hermoso. Por otra parte para la madre de la castaña fue algo desagradable, al pensar de ella, el pelinegro no podría darle lujos, a lo que acostumbraba la castaña en su hogar.

–Madre —estaba tan metido en sus pensamientos que no vió a su hija llegar a la mesa donde estaba sentada—

–Asuna... ¿Qué pasa? —preguntó desganada—

–Quiero pedirte disculpas... He obrado en mala forma, estoy embarazada, me estoy casando joven, se que querías lo mejor para mí... Entiende que si esto me hace feliz es lo mejor para mí —dijó la castaña con los ojos llorosos—

–¿Crees que si esto no fuera lo mejor... Hubiera permitido que te casaras? —tomó de su bebida— estoy feliz y sobretodo orgullosa de ti —le sonrió—

–Gracias, mamá —la mayor se sonrojó al ser llamada de esa forma—

–Kouchirou quiere conocer a su sobrino... Creo que deberías hablar con él —la castaña asintió y fue en busca de su hermano—

Por su parte, la mayor reprimía lágrimas, por supuesto, de felicidad, ver a su amada hija casarse había aflorado aún más su maternidad.

Tomó un pequeño colgante en forma de lágrima entre sus manos.

–Se que han de estar orgullosos de ella, padres —sollozó—

...



–¡Nii-san!, ¡Kirito-kun¡, ¡Dejen de beber!

Los cuñados estaban sentados en la mesa principal, habían varias botellas vacías, y unas llenas.

–Hermanita, nunca pensé que mi cuñado me caería muy bien —dijó un tanto sonrojado por el alcohol—

–¿Verdad? Kou, soy un amor

A comparación del rubio, el azabache no estaba ebrio, pero incitaba a seguir bebiendo a su cuñado.

No eran tan parecidos con la castaña, el cabello de éste era rubio, ojos azul agua, claros, muy claros, era más alto que kazuto. Era casí como Eugeo, la diferencía era los ojos y la estatura... Sobre todo la personalidad. Eugeo era reservado, valiente, pero tímido a la vez. Kou era alegre, dominante y carismatico.

–Ve a tomar aire fresco, Nii-san —la castaña se sentó a la par de su esposo—

–Creo que tienes razón, Asuna, empieza a dolerme la cabeza —se levantó con un movimiento torpe—

–¡Espera! Te acompaño —ofreció el azabache—

–No... Ésta noche es de ambos, no quisiera arruinarla, nos vemos —se retiró con rumbo a lo desconocido—

Los esposos observaron en completo silencio su marcha, suposieron que salió al jardín. Rieron complices y se tomarón de las manos.

–Yuji se ha dormido...

–Ahora podremos cuidarlo entre los dos a diario, Asuna... —el azabache volteó a verla y ella le sonrió—

–Lo sé, daré lo mejor de mi por los tres —dijó la castaña mientras acariciaba su vientre—

–Vamonos ya, quiero estar junto a Yuji... Ya lo extraño —la castaña rió—

–Somos los novios, Kirito-kun —el azabache se acerco y la abrazó—

–Por eso mismo, fugemonos —la castaña volvió a reir y se besaron—

Se levantaron de forma tranquila de la mesa y se tomaron de las manos, se dirigían hacía las habitaciones del segundo nivel, ahí se encontraba el pequeño descansando.

Entraron en la habitación y observaron como su pequeño hijo dormía, la castaña lo abrazó y durmieron con él.

...

El rubio iba hacía el jardín, llevaba la mano tapando su rostro, por lo que no veía nada, hasta que un golpe fuerte lo hizó caer de espaldas.

–Lo s-siento, ¿Estás bien?

Como pudo abrió sus ojos, y se quedo embobado al ver una chica rubia con ojos azules como el zafiro.

–Eugeo... —susurró la rubia—

–¿Eh? Creo que te confundes, me llamo Kouchirou —sonrió— un gusto

–Me llamo Alice...

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