Two
2023, Seúl, Corea del Sur.
—Debemos cerrar ese trato, Jeon, de eso depende nuestra empresa.
—Déjame adivinar... debo ir a esa cena y socializar con la gente —gruñó.
—Los Kim son personas muy importantes, les gusta conocer a la perfección con quién se involucran.
Están fuertemente relacionados con la familia, una empresa que se construyó así, a base de la familia, son quisquillosos, te dejarán entrar solo si les agradas lo suficiente.
—Bueno, tú sabes que no le agrado a nadie —dijo burlesco.
—Eso solo empeora las cosas, Namjoon tiene un esposo doncel, él es la clave, no hace ningún trato si su esposo no está de acuerdo.
—¿Un mandilón?—preguntó entre risas.
—De hecho un enamorado de ese doncel, lo tiene comiendo de la palma de su mano, ya verás.
—Está bien, ya lo comprendí, debo agradar a ese chico y Namjoon querrá cerrar el trato.
—Correcto.
—¿A qué hora debo estar ahí?
—Dentro de dos horas, es un almuerzo familiar en su mansión, habrá muchos ejecutivos allí, todos buscamos el mismo objetivo, debes ser el mejor.
—Eso siempre— respondió— Puedo lograrlo, espero recibir una buena comisión por esto — aclaró.
Su jefe sonrió mientras asentía para luego salir del lugar.
Estuvo alistándose para la reunión, terminando algunos documentos que debía llevar en caso de que el señor Kim aceptara hacer el trato, no perdería la oportunidad de hacerlo firmar y asegurar sus palabras.
Para Jungkook no era una labor difícil, era conocido por su inteligencia y su gran destreza para llevar los negocios, dicha habilidad lo había posicionado como la mano derecha de su jefe, en su empleado de confianza.
Cuando ya llegó la hora acordada se encontraba frente a la mansión, una lujosa propiedad que resaltaba por su elegancia y belleza.
Manejó hasta la entrada donde un ballet parking esperaba por recibir su vehículo, el cual entregó una vez bajó de allí y acomodó su costoso traje para comenzar a caminar hacia dentro.
El gran salón lo recibió imponente, majestuoso, estaba seguro de que eso era un capricho del doncel que era dueño de todo aquello, los detalles estaban muy bien planeados.
Cada cosa en su lugar, cada adorno de esa casa había Sido un trabajo perfecto que solo la hacía resaltar y sacar el mayor partido a la propiedad.
Sus ojos escanearon cada rincón mientras esperaba ser atendido, observando la decoración, la arquitecta y la majestuosidad del lugar.
Su corazón se congeló cuando sobre una mesa pudo ver un pequeño retrato de la familia.
El que parecía ser el señor Kim, un hombre elegante, con un porte alto y una sonrisa que dejaba evidenciar unos pequeños hoyuelos en sus mejillas.
Junto a él un niño de piel pálida, pelinegro, que lo hacía recordar a un Jeon Jungkook de 10 años, uno que había desaparecido hace mucho tiempo.
Pero la razón de su repentino mini infarto fue más bien la tercera persona ahí, sonriente, totalmente feliz junto a su familia, como si el tiempo le hubiese dado todo lo que soñaba y tal vez ningún recuerdo de él quedaba en ese hermoso chico.
Por qué si había algo en lo que había reparado, era en qué Kim Taehyung mantenía su belleza, la misma que lo cautivó y que lo hizo buscarlo durante tantos años, hasta que un día solo se rindió.
Estaba claro que el chico hizo su vida, no lo necesitó en ningún momento, no fue tan fuerte aquello que sentía, no en la magnitud en como él mismo lo sintió.
Respiró profundamente cuando vio a la flamante familia llegar junto a él e ignoró por completo a Taehyung que lo observaba perplejo, como si de un fantasma se tratase.
—Un gusto conocerlos —dijo amable.
—Él gustó es nuestro— contestó sonriente Kim Namjoon, quien le extendía una mano amablemente- está es mi familia, mi hermoso esposo Taehyung y nuestro hijo JungSeok.
Ocultó su decepción, su frustración de no ser él quien estuviera en el lugar de Kim, que fuese él quien sostuviera su mano y al que aquel pequeño llamara papá.
Su corazón no comprendía, porque él no pudo serlo, pudo tener todo aquello y más junto a Kim Taehyung, pudo haber tenido una vida hermosa... si tan solo él no se hubiese ido.
—Un gusto—inclinó su cabeza con respeto.
—¿Harás como si no me conocieras?
La poca discreción y la mirada inexpresiva de Namjoon sobre él, lo tomaron por sorpresa.
—Hay una razón para que estés aquí —dijo el mayor —sé que fuiste el mejor amigo de mi hermoso esposo.
"Mejor amigo"
Aun después de tantos años, me dolía escuchar que solo fui eso, que nunca dejé de ser su mejor amigo.
—Ha pasado tiempo Kim...
—Vamos JungSeok, dejemos que papi hable con su amigo —dijo Namjoon, llevándose a su hijo mientras le sonreía con cariño.
Una vez solos, el silencio reinó, ambos incapaces de decir alguna cosa o de expresar lo que sentían.
—¿Cómo has estado?—Taehyung fue el primero en romper el hielo.
—Bastante bien—contestó apático— aunque estoy seguro de que no será mejor que tú.
—Sí... esto... está es mi nueva vida—habló con un dejo de tristeza, que a oídos de Jungkook no debía estar ahí.
—¿Eres feliz?— se atrevió a preguntar.
—Lo soy... al menos sé que debo serlo —sonrió pequeño— Tengo un esposo ejemplar y un hijo.
—Lo tienes.
—Jungkook... —se acercó a él— está vida, todo esto tiene una explicación, yo no quería dejarte— se lamentó.
—No querías... pero eventualmente terminaste por hacerlo.
—Mi padre había ganado el caso contra mi madre y no tuve más opción que irme con él...no diré cosas como "No lo dije para no dañarte" — hizo comillas con sus dedos— la verdad fui egoísta, quería lo que pasó esa noche, tenerte aunque fuese una vez y luego me iría, desaparecería por un tiempo... volvería después, pero las cosas se complicaron.
—No necesitas explicarme, ya pasó mucho tiempo y no vale la pena volver a revivir algunos sucesos.
—Quiero hacerlo, lo necesito, permíteme ser sincero.
Con un asentimiento, le dio a entender que estaba ahí, atento, dispuesto a escuchar lo que tenía para él.
—Al mes de irme... yo, descubrí que estaba embarazado — suspiró observando como el rostro de Jungkook, palideció aún más— Mi padre se enteró y su respetado estatus no le permitía tener un nieto bastardo, así lo llamó — sus ojos se humedecieron— Un matrimonio arreglado fue perfecto para él... gracias a dios el hombre con el que me comprometió, resultó ser un ángel.
—¿Es mío? —Lo interrumpió.
— Nuestro... pero... su figura paterna es Namjoon —dijo mordiendo su labio.
—Entonces ¿Es mi hijo, pero nunca lo sabrá? Eres injusto Kim Taehyung—le reclamó —está faceta no es nueva, el egoísta Kim Taehyung.
—Él lo sabrá, solo todo a su tiempo—trató de calmarlo—solo quiero que entiendas que desde su nacimiento ha sido Namjoon quien ha estado junto a él.
—¡Porque no me lo permitiste! — alzó la voz—¡Debiste buscarme! ... Debiste al menos intentarlo.
Taehyung comenzó a llorar en silencio, entendía que debió hacerlo hace mucho.
Tal vez aquella vez en qué le contó todo a Namjoon, cada uno de sus sentimientos por Jungkook, cuando él le ofreció su ayuda para encontrarlo, en ese instante debió ser sincero con el padre de su hijo.
El miedo fue el principal detonante para nunca acercarse, el rechazo que sabría vendría del que fue, es y será su gran amor, le hacía sentirse inseguro.
—Perdóname—su voz se quebró.
Jungkook a pesar de su molestia y su indignación no pudo hacer más que acariciar su espalda, tratando de ayudarle un poco.
Seguía siendo débil a él y se maldecía por ello.
—Déjame acercarme a él —pidió.
Taehyung asintió efusivamente, cada duda se había esfumado con el simple acto de Jungkook.
—No interferiré en tu matrimonio, en tu vida... solo quiero conocer a mi hijo.
—Lo harás, haremos que funcione.
—Lo haremos— confirmó.
—Yo aún te amo Jeon Jungkook—dijo apresurado.
—Yo...- retuvo sus palabras— nuestras vidas ya tienen caminos distintos, no seamos injustos con quienes nos rodean.
El contrario sabía que Jungkook tenía razón, pero su corazón se negaba a dejarlo ir.
—Vamos a darle tiempo al tiempo... por favor no te cierres a la posibilidad... también es injusto para ambos...
—Tienes un esposo que te ama.
— Tengo un esposo que me ama... como su amigo, como su compañero, él tiene a su persona especial, por ambos decidieron y nosotros decidimos cambiarlo.
Por favor...no pongas más trabas...
Taehyung estaba destrozado, se sentía tan culpable y tener certeza que lo era lo hacía aún más doloroso.
Ver al que aún era el dueño de su corazón hacía que esté doliera, porque pensó que tal vez nunca volvería a verlo y tenerlo frente a él cambiaba tantísimo las cosas que la angustia se apoderaba de su ser, de todo su cuerpo y se sentía desesperado, quería llorar, quería gritar que lo amaba, pedir su perdón.
Se veía tan destrozado que el pelinegro solo quería protegerlo, intentar olvidar lo que pasó, aunque sabía eso sería difícil.
Sin pensarlo un segundo Jungkook tomó los labios de Taehyung en un beso lento y dulce, uno que había estado añorando por tanto tiempo, uno que de alguna forma daba algo de calma a la situación, y los hacía pensar que tal vez no todo estaba perdido.
Disfruto la cercanía, pero de un momento a otro lo besó con algo de enfado, esa molestia del tiempo que estuvo separado de su hijo estaba ahí, no sería algo fácil de borrar.
Ese beso era más bien para calmar toda la angustia, el tiempo que lo extrañó, un beso egoísta que no llegaría a más, no ahora, tal vez no pronto y eso lo dejaría claro al que fue su mejor amigo.
Se separó luego de unos minutos y tomó distancia con Taehyung, una que parecía lo suficientemente grande como para hacer que se sintiera el frío de la lejanía.
—Esto no volverá a repetirse— dijo—eres un hombre casado, no está bien.
—Jungkook...
—Quiero conocer a mi hijo, estar cerca de él, esa es la única relación que tú y yo tendremos.
Taehyung bajó su cabeza, triste al escucharlo, pero consciente de que se lo merecía, merecía el rechazo y merecía todo lo que estaba pasando porque se lo había buscado, él mismo por sus actos había logrado que las cosas llegaran a ese punto.
—Está bien—dijo decaído, pero aceptando el acuerdo—solo hazlo de a poco, que te conozca, dale el tiempo de que te quiera... si bien Namjoon es su figura paterna, mi hijo... Nuestro hijo—se corrigió— sabe perfectamente que él no lo engendró, jamás se lo hemos ocultado.
—Lo haremos a tu modo, lo menos que quiero es incomodar o interferir con su vida.
El ahora rubio, asintió ante las palabras para luego girar sobre su eje y caminar fuera de la sala, deteniéndose justo en el umbral de la puerta y observando una vez más a Jungkook.
—Vamos a cenar, tienes un trato que concretar, aún hay más tipos aquí tratando de ganarse a Namjoon.
El peligro asintió y caminó tras él sin poder quitar sus ojos de su espalda.
Sería difícil mantener su palabra si su corazón aún latía tan rápido por Taehyung.
La noche transcurrió tranquilamente, era curioso que no se sintiera incomodidad en aquella mesa, que fuese todo tan normal, como si fuese algo cotidiano.
Jungkook difícilmente podía apartar sus ojos de su hijo, sonreía sutilmente a cada acción o cada vez que lo escuchaba hablar.
Había contenido sus lágrimas durante toda la noche, se había mantenido tranquilo, aun cuando su interior estaba conteniendo las emociones que se estaban presentando.
Jamás pensó en esta posibilidad, no al menos los últimos cinco años, cuando él creía que tal vez Kim Taehyung solo sería un recuerdo, uno que jamás volvería a hacerse presente en su vida, y que creyó se quedaría en su pasado, para siempre.
Era irreal, hermosamente irreal.
—Entonces Jungkook...—Hablo Namjoon, sacándolo de sus pensamientos.
—Dime.
—Cerremos ese trato—dijo sin importarle las miradas de desconcierto de los otros hombres, que ni siquiera habían tenido posibilidad de acercarse a Namjoon durante la velada—estoy seguro de que eres la mejor opción para mi familia, y que eres brillante en lo que haces, será un buen negocio.
Jungkook lo observó sorprendido unos segundos antes de sonreír hacia él agradeciendo la oportunidad que me estaba dando, que a pesar de que para todos era solo un negocio más, para él suponía la cercanía con su hijo.
—Gracias por la oportunidad, te aseguro que no te vas a arrepentir— dijo limpiando sus labios con la servilleta y tomando su maletín para sacar los documentos—¿Te parece bien si lees el contrato?
—Me parece perfecto, pero vamos a mi oficina, no quiero incomodar a mi familia con asuntos de trabajo—dijo amable.
Ambos hombres se pusieron de pie y luego de disculparse con los presentes, salieron del comedor para dirigirse hasta la segunda planta de la mansión, donde se encontraba la oficina del dueño de lugar.
Una vez dentro, Namjoon leyó cuidadosamente cada una de las partes de aquellos documentos.
Se mantuvieron en silencio mientras lo hacía.
Una vez terminó, tomó su lápiz y firmó sin más.
—Nos estaremos viendo—dijo extendiendo su mano hacia el contrario de forma amable.
Namjoon devolvió el gesto y presionó con fuerza su mano mientras le daba una cálida sonrisa.
—Eso espero JungKook, como también espero que tú y JungSeok puedan conocerse y tengan el espacio para acercarse — dijo sincero.
—Tambien lo espero...
—No seas muy duro con Taehyung, sé que fue un error no decírtelo, pero trata de entender, y también sé que es mucho lo que te estoy pidiendo, pero él también está sufriendo, lleva sufriendo casi diez años, es bastante fuerte, lo entenderías si supieras por todo lo que ese hombre lo hizo pasar solo buscando su propia conveniencia.
Jungkook asintió.
—Intentaré no serlo, no quisiera ofender a tu esposo, él fue importante para mí.
—Está bien —dijo soltando su mano para dejarlo ir, pero justo antes que JungKook saliera de la oficina se atrevió a decir algo más — No será mi esposo por mucho, habla con él, arreglen sus problemas e intenten seguir adelante.
El pelinegro no dijo nada, solo le dio hizo una pequeña reverencia antes de salir de ahí con su mente confundida y su corazón agitado.
Se encontró con Taehyung en la planta baja, estaba solo, observando por aquel ventanal.
—Ya me voy...
—Está bien—dijo sin apartar sus ojos del jardín—mañana estaremos en el café "Blue" a media mañana con JungSeok, puedes unirte a nosotros si gustas—dijo nervioso.
—Podría hacerlo, me gustaría pasar tiempo con mi hijo — respondió.
El rubio sonrió levemente y giró su cuerpo hacia JungKook, observándolo al fin, contemplando su etérea belleza unos segundos, tal como lo recordaba, simplemente perfecto, el paso de los años solo había acentuado sus rasgos, dándole esa belleza más madura, aún más atrayente.
—Gracias...
—Nos vemos Taehyung, cuídate— dijo sin más antes de abandonar la residencia.
Taehyung lo vio salir, cerró sus ojos aguantando las imperiosas ganas que tenía de llorar, su corazón se apretaba de tal forma y la culpa lo invadía cada vez más.
No podía evitar pensar "qué hubiese pasado si..." Se había repetido esas palabras por tantos años y ahora, después de haber tenido a JungKook frente a él, sentía que pesaban aún más.
—Cambia esa cara — dijo Namjoon llegando junto a el— Todo estará bien.
Abrió sus brazos, invitando a su esposo a refugiarse en ellos, dándole protección como lo había hecho durante todos esos años en lo que se habían mantenido juntos, acompañándose y cuidandose entre sí.
—Lo perdí para siempre y me lo merezco — reconoció con mientras apoyaba su cabeza en el pecho del mayor — Fui egoísta, un cobarde.
—Tenías miedo, tu padre se encargó de hacerte sentir tanto temor que pensaste que sería la única forma de proteger a tu hijo y al hombre que amabas.
—Lo habría destruido, habría destruido su vida y tal vez... ahora no estaría así, viéndose tan hermoso, tan exitoso, no podría arruinar su futuro, aunque en realidad termine por hacerlo cuando oculte a JungSeok.
—Hiciste lo que creíste mejor, deja de atormentarte, esto terminara, ya verás, podremos ser felices, aún hay tiempo.
Taehyung asintió ante las palabras, había mucho de lo que debía conversar con Jungkook, tal vez podrían lograr una relación en paz, convivir por el bienestar de su hijo, tenía claro que la posibilidad de estar juntos como pareja, había desaparecido y él mismo había sido el culpable de que eso fuese así.
Esa mañana se encontraba junto a su hijo en aquella cafetería.
Ambos habían pedido chocolate caliente y disfrutaba de un trozo de pastel mientras charlaban como siempre, dejando ver la hermosa relación que tenían, lo dulces que eran ante los ojos de los demás en su interacción padre e hijo.
—Nos reuniremos con alguien...
—¿Es el señor que estuvo en casa ayer por la noche?
—Sí, es un viejo amigo.
—Nos parecemos mucho—dijo sin más.
Taehyung sonrió hacia su hijo, más bien una sonrisa triste, porque estaba claro que su pequeño lo había notado, era tan listo que posiblemente ya sabía de qué se trataba todo.
—¿Estarías bien con eso?— preguntó atento a la reacción de su hijo, quería saber si era realmente lo que pensaba.
—Podría conocerlo, papá Nam siempre será mi padre, pero ese señor también debería tener una oportunidad.
El rubio lo abrazó por los hombros y besó sus cabellos antes de separarse.
—Gracias hijo — dijo tranquilo, saber que no presentaba un problema para el pequeño lo sucedido, le daba algo de paz.
La campanilla del lugar dió aviso de la llegada de alguien, justamente se trataba del pelinegro, quien entraba al lugar y lo llenaba de inmediato con su presencia.
Su pulcro traje le hacía lucir tan importante, tan perfecto, tan elegante que las miradas de los presentes sin pensarlo estaban sobre él.
Observó al rededor y sus ojos se encontraron con los miel que lo observaban brillantes, con algo de emoción por su presencia.
Caminó hasta ellos con decisión, llevando sus ojos ahora a los de su hijo, quien sonreía hacia él mientras lo veía acercarse.
—Buenos días— dijo—perdón la tardanza, tenía que resolver un asunto en la empresa antes de venir.
—No hay problema, toma asiento...
—Buenos días, señor — dijo JungSeok amablemente.
—Buenos días, pequeño ¿Cómo estás?
—Bien, gracias por preguntar — respondió tranquilo.
Jungkook se sentía algo nervioso, no quería dar una mala impresión a su hijo, quería que lo conociera y que tal vez lo aceptara en su vida, eso sin duda alguna lo haría inmensamente feliz.
La conversación se dio de forma fluida, más de lo que podría haber imaginado.
Se sentía orgulloso aun sin haber sido parte de la vida de JungSeok, por el niño tan inteligente, amable y dulce que era, le recordaba muchísimo a Taehyung, con esa personalidad cuando aún era niño.
Era increíble ver el gran parentesco que había con él físicamente, pero saber que era poseedor de la esencia, de la personalidad del contrario, hacía todo aún más encantador para JungKook.
Estuvieron al rededor de una hora en el lugar antes de que Taehyung comentara que debía llevar a JungSeok a sus clases de canto, otro dato que para Jungkook era simplemente fascinante, es que al igual que a él le gustó en su momento, su hijo tuviese el interés por la música.
Se ofreció amablemente a llevarlos, aún quería tener unos minutos para hablar con Taehyung y coordinar un pronto encuentro con su hijo, si bien, entre ellos las cosas ya no marchaban, tenía ese pequeñito pedacito que los unía, que los hacía tener un recuerdo de lo que fue, o de lo que podría haber sido su vida.
Los llevo hasta el lugar y se mantuvo a su espera mientras los observaba desde el auto, atento a cada movimiento mientras esperaba a Taehyung, seguía pareciendole tan bello como siempre, más maduro, pero igualmente atrayente para él.
Se cuestionó si realmente ya no quería nada con aquel hombre y llegó a la conclusión de que aunque hubiesen pasado mil años, su corazón por siempre le correspondería, aunque ahora mismo estuviese dolido por la información que le había ocultado.
"¿Sería un buen momento para pedir la verdad, escuchar cada una de las razones para que hubiesen llegado a este punto?"
La respuesta sin duda alguna era afirmativa, aun estando enojado y herido, sentía que tal vez alguna de las explicaciones serían suficientes para él, no cambiaban los hechos, Taehyung aún seguía casado, pero tal vez le daría una perspectiva distinta de todo lo ocurrido.
Vio a Taehyung caminar de vuelta al auto y sonrió inconscientemente, casi imperceptible, pero estaba ahí, esa pequeña sonrisa y la imagen en su mente de que podrían haber sido ellos dos dejando a su hijo en la escuela para luego volver a casa, a su casa, una donde vivirían felizmente los tres.
Una realidad que era imposible, una con la que tan solo podía soñar.
—¿Tardé mucho?— pregunto sacándolo de sus pensamientos mientras subía al auto.
—Está bien — dijo simple mientras lo observaba por unos segundos —Le gusta la música...
—Como a ti —respondió sin dudarlo —es como tú, aun sin que estén cerca, tiene muchas cosas tuyas, muchos gustos que me recuerdan a ti.
—¿Tienes algo que hacer?— Dijo de repente.
—La verdad no...
—¿Te gustaría ir a mi departamento?— pregunto suavemente — me gustaría que hablemos, quiero saber todo— reconoció
Taehyung sonrió inconscientemente, sin duda alguna se sentía feliz de poder tener la oportunidad de ser escuchado, de dar sus explicaciones, aunque sabía muy bien la falta que había cometido, también esperaba que aquellas le dieran un sentido, a Jungkook, del porqué de las cosas.
—Vamos.
El pelinegro emprendió rumbo hacia su lugar de residencia, el cual, por una casualidad del destino se encontraba muy cerca de la escuela donde acudía su hijo, eso solo le hacía con la ilusión de algún día poder ir por él, salir a pasear, ver películas luego de su jornada.
Quería tantas cosas con su hijo, recuperar el tiempo perdido y lograr que algún día, tal vez él pudiera reconocerlo como su padre.
Sonrió inconscientemente mientras detenía el automóvil, se habían mantenido en silencio durante el camino, cada uno sumergido en sus propios pensamientos.
Bajó del vehículo y rodeó este para abrir la puerta de Taehyung y ayudarlo a bajar.
Un acto común para él, pero muy significativo para el doncel que ahora tenía sus mejillas sonrojadas y dejaba escapar una leve risita nerviosa por la atención.
— Ven —dijo extendiendo su mano y tu mando la contraria con suavidad para guiarlo hasta el interior de la casa.
Taehyung observó cada rincón que estaba a su vista y le pareció hermoso, totalmente el estilo del que fue su mejor amigo, cada rincón de aquel espacio gritaba Jeon Jungkook en todo su esplendor, sin contar el aroma que paseaba por el aire, aquella varonil fragancia que poseia el pelinegro y que tenía grabada hace mucho, como un recuerdo vivido de todo lo que había sido tantos años atrás.
—Tu casa es bella—dijo sin más.
—Gracias, aún estoy ordenando y adaptando, me mudé aquí hace menos de un año y aún no consigo tener todo en el sitio que me gustaría.
—La verdad me parece perfecta tal como está, es totalmente tú — dijo dando un paso más dentro del espacio, quedando delante del pelinegro que aunque intentara hacerse el difícil, no podía apartar sus ojos de su persona — Me gusta mucho, se siente cálida— dijo sin ser consciente de aquella mirada.
"Y cuando ví su sonrisa, lo supe.
Esa era la sonrisa que quería ver al despertar siempre, el resto de mi vida"
Mario Benedetti
🌸ErLith_🌸
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