Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

One

1994, Hospital de Seúl, Corea del Sur.

—Es precioso, Sami, tu hijo es un príncipe.

— Qué me dices del tuyo —sonrió—mira esas mejillas, quisiera apretarlas y besarlas, es una preciosura—halagó —¿Ya pensante en un nombre?

Ni siquiera lo tuvo que pensar, ella estaba clara hace mucho tiempo, aquel hombre del que había quedado embarazada, jamás formaría parte de sus vidas, al menos no mientras ella pudiera evitarlo.

—Taehyung, se llamará Kim Taehyung, llevará solo mi apellido—respondió feliz.

—Taehyung... "Todo estará bien"—murmuró— es realmente hermoso.

—Gracias —dijo extendiendo su mano levemente para tomar la contraria —¿Qué hay del pequeño gruñón que tienes en brazos? — preguntó mientras veía el gracioso gesto del bebé, que parecía enojado.

— Jungkook, inteligencia y belleza, sé que lo lograrás, mi pequeño será un gran hombre algún día — suspiró.

Ambas mujeres tenían historias muy distintas tras sus espaldas, pero a la vez estas mismas las habían unido en una amistad leal e irrompible, capaz de sobrepasar cualquier barrera y cualquier dificultad.

Sami había quedado embarazada luego de entregar su virginidad al que era su prometido.
Después de una larga relación él le pidió dar aquel paso y ella como una chica enamorada, no se negó, estaba segura de que se entregaba por primera vez al que sería su gran amor, pero ese amor no era tan fuerte, él huyó en el momento en que supo que serían padres, alegando que aún era joven y que tenía una vida por delante, un hijo solo arruinaría sus planes y no estaba dispuesto a que eso pasara.

Ese día su corazón se rompió y se endureció, creó un escudo para no dejar entrar a nadie más que no fuese su hijo, hasta que un pequeño espacio se abrió, aquel día en que se encontraron en el parque y Abigaíl, fue quien llegó para instalarse en él, pero con un amor distinto, uno de hermanas, de amigas, de familia.

La vida para la antes mencionada tampoco había sido fácil, estuvo casada por tres años con el padre de Jungkook mientras aguantaba sus maltratos y humillaciones diarias, siempre recordando el pasado de la chica, quien había sido una jovencita humilde que trabajaba de mesera cuando el adinerado joven irrumpió en su vida.

Tomó todo a su paso, la destruyó y la volvió una persona totalmente triste, irreconocible ante sus propios ojos.

Cuando supo que estaba embarazada, se prometió no dejar que su hijo tuviera esa vida, que jamás presenciara los maltratos o malas palabras de su padre y fue así como una madrugada, mientras la lluvia caía fuerte sobre el asfalto, tomó un bolso pequeño, guardó algunas de sus cosas y huyó de su casa para no volver jamás, fue realmente un alivio que aquel hombre no intentara llegar a ella, desapareció de esa vida como si nunca hubiera existido.

El destino las hizo encontrarse y el mismo destino les permitió que por azares de la vida, ambas estuvieran en esa misma sala dando a luz a sus pequeños retoños, sin más compañía que ellas mismas, sin necesitar nada más que una a la otra.

1999, Daegu, Corea del Sur

—Kookie— llamó con su voz temblorosa, mientras sus ojos estaban húmedos.

El contrario levantó su rostro y dejó los lápices sobre la mesa para poner atención al llamado.

—¿Qué pasa Tete?

—Susi dice que soy un niño feo — sollozó.

Jungkook se puso de pie con sus puños apretados, a pesar de sus cinco años, era muy protector con Taehyung y escuchar que lo habían herido, aunque fuese con algo que tal vez no era tan grave, pero lo hirió al fin y al cabo, le hizo sentir molestia.

Observó al pequeño castañito y solo lo abrazó, dándole a entender que estaba ahí para él, sin importar nada.

—Ella es fea, solo te envidia por ser tan bonito y porque a todos le agradas —dijo mientras acomodaba su cabello.

—¿Soy muy bonito?

—El niño más bonito que he visto.

La sonrisa en el rostro de Taehyung se hizo presente de inmediato, haciendo que todo el enojo y toda la pena que había allí, desapareciera como por arte de magia.

— ¿Serás mi esposito cuando seamos grandes?

Eso sin duda había hecho sonrojar al de piel pálida, quien siempre se sentía avergonzado cuando Taehyung le decía cosas como "me gustas", "cuando sea grande serás mi novio" "Algún día te daré besitos".

Palabras que ni siquiera deberían estar en los labios de un inocente niño, que aún ni siquiera sabía todo lo podría traer el destino para ellos.

—No molestes Taetae... — dijo adoptando su actitud gruñona y desinteresada.

—No importa, tarde o temprano me vas a querer como yo— respondió mientras se iba dando pequeños saltitos hacia su pupitre.

Ellos dos, tal como sus madres deseaban, se habían acostumbrado a la presencia del otro, volviéndose mejores amigos y creando un lazo aún más fuerte que el que tenían sus progenitoras.

A pesar de verse arisco, sin ningún interés aparente hacia Taehyung, Jungkook tenía claro que por siempre ese niño de sonrisa rectangular, sería una de sus personas favoritas en el mundo entero.

Lo observaba a menudo, le encantaba sonreír hacia él cuando el pequeño no estaba viendo, mantenía ese cariño inocente que tal vez en un futuro, cuando ambos fuesen adultos, podría transformarse en algo más.

Si algo estaba claro para ellos, es que siempre pertenecerían a la vida del otro, sin importar lo que el destino pudiera traer para ellos.


2009, Daegu, Corea del Sur.

El tiempo había pasado rápido, sin piedad, sin detenerse en ningún momento.

Ambos amigos habían llegado a la tierna edad de 15 años, marcando cada personalidad que se fue formando con el tiempo y que los hacía ser tan únicos y tan especiales ante la vista del otro.

Taehyung se había convertido en un hermoso jovencito con una personalidad alegre, coqueta y muy llamativa ante la vista de los demás, lo cual lo había hecho posicionarse como una de las personas más populares en su escuela y tener un Séquito de gente tras él, en busca de su atención.

Era el mejor de su clase, amable y completamente encantador, encanto que no pasaba desapercibido para nadie, ni siquiera para el serio chico que estaba junto a él en ese momento.

—Deja de revolotear tus pestañas, se te van a parar las moscas —dijo en un gruñido.

Jungkook, al contrario de él se había vuelto más solitario, más introvertido.

Su aspecto físico había dejado ver un hermoso hombre de piel Nivea por el que cualquier chica o doncel podrían fácilmente caer rendidos, pero la actitud arisca que había adoptado, se había encargado a la perfección de crear la barrera justa para que ninguno de ellos, tuviese la valentía de acercarse siquiera a un metro de su espacio personal.

Era la belleza de la que todos hablaban, pero a la cual le tenían el suficiente respeto para no incomodar con sus pretensiones.

Eso claramente no lo excluía de todas esas pequeñas cartas anónimas y regalos que eran dejados día a día en su casillero y los cuales siempre terminaban en manos de Taehyung, quien se veía feliz de conseguir chocolates gratis.

—Ya déjame Kook, yo si quiero mi romance adolescente — dijo riendo.

—Podrías tenerlo — no debía escucharse tan molesto como ahora—tienes a todos esos babosos tras de ti día a día y aun así insistes en estar pegado a mí.

—Eso es por qué tú eres mi baboso favorito —respondió tomando el brazo del pálido — me amas, solo finges que no te intereso —dijo sin más.

Aquello no debió doler tanto en el corazón de Jungkook.

Claro que lo amaba, lo hacía desde mucho, pero lo había descubierto recientemente, cuando por accidente había visto a Kim dar ese preciado primer beso, que pensaba ilusamente, debía pertenecer a él, ser otorgado a Taemin, el niño bonito que había estado rondando a Tae por tanto tiempo.

Ese día supo que Kim Taehyung jamás sería de él, al menos no de la forma en que él no anhelaba, entonces tomó una decisión.

Sus sentimientos estarían allí, guardados por siempre dentro de su corazón, sin importar que los años pasaran sobre ellos y él jamás tuviese ese privilegio de ser él quien estuviera adorando a Taehyung como el ángel que era, como estaba seguro de que no se le era permitido si quería mantener intacta aquella amistad.

—Ya deja los juegos —dijo tosco.

—¿Quién juega?

—Olvídalo, iré a los vestidores, tengo entrenamiento — dijo sin más antes de ponerse de pie y caminar hacia la salida.

Antes de abandonar el lugar por completo, dio una rápida mirada hacia Taehyung, quien ya se encontraba en compañía del principito rubio que tanto le disgustaba.

Era inevitable pensar que aunque estaban juntos siempre, durante tantos años, el tiempo estaba logrando poner caminos distintos para cada uno, haciendo casi certero el destino que terminaría por alejarlos de alguna u otra forma.

2013, Daegu, Corea del Sur.

—Qué Sorpresa Kim... pensé que la gente como tú no tenía tiempo para gente como yo.

—¿Y qué tipo de gente soy según tú?

— Los "populares"—dijo haciendo comillas con sus dedos.

—Sigues siendo mi mejor amigo, no importa que te volvieras un marginado —rio.

—Aún sigo sin entenderlo.

—Es porque eres grandioso, eso hace que no me separe de ti jamás, y que la gente idiota no lo haya notado aún, solo me hace sentir feliz de poder ser yo quien disfrute de tu hermosa presencia de forma exclusiva.

—Egoísta—habló burlesco.

—Lo soy, ¿Pero quién podría culparme? No todo el mundo es merecedor de estar a tu lado y si puedo ser el privilegiado, pues me aseguro de mantenerlo así.

Aquella respuesta tuvo por consecuencia su pulcro rostro estampado por la almohada que había sido arrojada, por el contrario.

—Irás a la fiesta —preguntó riendo mientras se acomodaba sus cabellos Azules, que habían sido desordenados por el impacto.

Ajeno a la mirada embobada que le otorgaba su amigo, a quien solo le faltaba desprender corazones en sus orbes para ser aún un tanto más evidentes de lo que era, aunque aquel chiquillo peli azul no fuera capaz de notarlo.

Jungkook se vio en la necesidad de meter sus dedos entre sus cabellos cuando lo vio realizar la acción, sintió la necesidad de comprobar lo suaves que se veían a simple vista... entonces no se frenó como tantas veces, solo lo hizo.

Su mano se movió inconscientemente y se enredó entre las hebras con delicadeza, con una tan inmensa que aquel delgado cuerpo se estremeció por completo y cesó sus risas, incapaz de asimilar la sutil caricia que se le era otorgada por primera vez.

Lo vio cerrar sus ojos y no pudo detener el deseo de arrastrar aquellos dedos sobre la mejilla sonrojada del que era su mejor amigo y el dueño completo de su corazón.

Retuvo el impulso de sostener su nuca y pegar sus labios con tal desespero, con tantas ansias que había guardado por tanto tiempo.

Su corazón se volvió un tren descarrilado que latía sin remedio ante la etérea presencia del que para él siempre sería prohibido, sería inalcanzable y completamente impropio.

Entonces se alejó, dejando al contrario con sus ojos bien abiertos, aun tratando de asimilar el reciente toque que quemaba y abrumaba su ser.

Un carraspeo por parte de Jungkook fue todo lo que escuchó en la habitación.

—Iré — dijo sin más.

Sin ser consciente de que el corazón contrario está latiendo tan rápidamente que podría ser fácilmente escuchado a kilómetros.

Esta noche sería distinta, se daría la oportunidad de conocer a alguien, de conectar con alguien, y esperaba que fuese tan fuerte que pudiera desaparecer por completo la conexión infinita que tenía con el chico que respiraba agitado frente a él y que no podía contener sus sonrojos.

Al menos eso pensaba...

La casa de Hyuna, la anfitriona de la descomunal fiesta, estaba a reventar.

Cada rincón de la propiedad estaba repleta de jóvenes hormonales que sucumbían ante sus más bajos instintos, sin importarles estar a vista y paciencia de los demás.

Jungkook hizo una mueca de desagrado por aquellas imágenes.

—Bebamos algo —escuchó en su oído.

El suave aliento que desprendía, ese aroma a fresas llegó hasta su nariz, el inconfundible aroma de Taehyung.

Aceptó sin dudarlo, mientras que todos sus planes iniciales, los cuales consistían en conseguir a alguien que no fuese Kim, se esfumaron.

Se atrevió a tomar la mano de su amigo y entrelazar sus dedos, acto que tomó desprevenido a Taehyung, pero que antes de perder el toque, afianzó el agarre, como si temiera dejarlo ir.

Sirvió ambos vasos con cerveza, al parecer era lo único que predominaba en el lugar y ninguno tuvo problemas por ello.

Vio a Kim observar a su alrededor, nervioso.

—¿Quieres ir con ellos? —dijo apuntando al grupo que generalmente estaba con su amigo.

Los profundos ojos miel de Taehyung se posaron en los suyos, regalándole una tierna sonrisa mientras hacía salir aquellas palabras.

—Quiero estar contigo — respondió sincero.

Aquello hizo sonreír a Jungkook, una de esas exclusivas sonrisas que solo habían sido vistas por él, que solo habían sido para él.

—Hay muchas chicas lindas aquí...—hablo atento a cada expresión de su amigo— hay... ¿Hay alguna que te guste Jungkookie?—preguntó con una fingida sonrisa que más bien parecía una mueca.

—No realmente —respondió desinteresado.

—¡Vamos! Debe haber alguna...

JungKook sonrió levemente por la insistencia, si tan solo Taehyung supiera que el único que tenía por completo su atención era él, tal vez cesaría con aquellas palabras y lo tendría igual de sonrojado que hace unas horas, en su habitación.

—Estoy contigo, no necesito más— dijo antes de beber de su vaso y observar al rededor, tratando de disimular el nerviosismo que se había apoderado de él.

Al parecer aquellas palabras habían sido suficientes para el peli azul, quien dejó de insistir y sonrió abiertamente hacia Jungkook, llevando su vaso hasta el contrario y chica solo despacio, antes de llevarlo a sus labios, beber un sorbo y hacer una mueca por el sabor.

Acción que hizo al pelinegro bufar y posteriormente reír por aquel gesto tan divertido y a la vez tan dulce que había tenido Taehyung.

Bebieron entre pláticas, sin ser conscientes del reloj, totalmente sumergidos en esa burbuja que habían creado y en la cual no dejaron ingresar a nadie, por más que muchos intrusos se hubiesen acercado, no habían logrado apartar la atención que tenían el uno en el otro.

El alcohol se había apoderado lo suficiente de su cuerpo para que la inhibición saliera por la ventana, pero no tan fuerte como para hacerles perder los sentidos.

En algún momento de la noche ambos cuerpos se habían aproximado de tal manera que podían sentir el calor del otro mientras sus brazos se rozaban cada vez que él susurró era otorgado en sus oídos.

Algo en hablarse así, como si estuvieran contando algún secreto se había vuelto una forma fascinante y tan personal para ellos esa noche, que no habían podido evitar mantenerse así en todo momento.

—¿Deberíamos seguir bebiendo?- preguntó Taehyung luego de beber de su vaso y dejar ese rastro brillante sobre sus labios tras el contacto del líquido.

Jungkook no fue capaz de separar sus ojos cuando la delgada lengua pasó sobre estos y lo hizo sentir la imperiosa necesidad de probar, de devorar y de consumir con sus propios labios aquella fuente de pecado que estaba frente a sus ojos.

Entonces por primera vez, no se contuvo.

Se acercó lo suficiente al rostro de Taehyung, buscando algún tipo de rechazo, uno que no estaba allí, no se haría presente, no cuando lo vio cerrar sus ojos y soltar una respiración agitada sobre sus labios.

Su nariz hizo un pequeño recorrido sobre la mejilla del peli azul, una sutil caricia antes de aproximarse a la comisura de sus labios, mientras sus manos tomaban desde la mandíbula, con sus dedos enredados sutilmente en los cabellos.

Un acto tan íntimo y tan personal que cualquiera que los viera se daría cuenta de lo estúpidamente enamorados que se encontraban ambos.

—Voy a besarte Taehyung -afirmó—si vas a huir, hazlo ahora.

Las pestañas del chico revoloteaban ante tales palabras mientras su labio era apresado entre sus dientes.

"¿Quería ser besado por Jungkook?"

Malditamente, si lo quería, jamás había deseado algo más en su vida, jamás había necesitado tanto probar los labios de alguien, estaba seguro de que recibiría cada gesto de afecto de Jungkook, aunque fuese mínimo, la necesidad de tenerlo para él, lo estaba asfixiando.

—Solo hazlo —suplicó.

Ese fue el detonante perfecto para que todo rastro de cordura abandonara el cuerpo de Jungkook y sucumbiera ante tal profano deseo de volverlo de su propiedad.

Delineó los finos labios con su lengua, delicadamente, con cariño, antes de tomar los labios ajenos con los propios en un beso profundo, que desde el primer segundo había hecho gemir a ambos por la exquisita sensación de probarse por primera vez.

Sus cuerpos se apegaron más cuando los delgados brazos de Taehyung rodearon su cuello y eso solo logró activar un deseo retenido que se había mantenido a raya durante mucho, al menos hasta hoy.

Las manos temblorosas exploraban sobre la ropa con propiedad, pero manteniendo el respeto por el otro en todo momento, como si de una piedra preciosa se tratase y él no se sintiera digno de poner sus manos sobre ella.

Quería consumirlo.

Quería hacerle el amor a Kim Taehyung.

Hacerlo tan profundo y tan perfecto que tal vez el chico jamás quisiera apartarse de su lado.

Impregnarse en su piel tan profundo que tal vez llegaría a su corazón y podría hacerlo suyo de por vida.

—Llévame arriba —Escucho decir al peli azul.

La mirada de Jungkook se oscureció, Taehyung quería lo mismo que él.

Tal vez no de la forma tan intensa, pero le estaba dando el privilegio de amarlo como ansiaba.

Se separó lentamente y tomó la mano del chico para dirigirlos hacia las escalas y comenzar su camino hasta la planta alta.

Hyuna era una de las mejores amigas de Taehyung, estaba seguro de que no habría inconveniente de que usaran la habitación de invitados, de la cual era el único poseedor de aquella llave, ya que era el lugar donde se quedaba cuando estaba de visita.

Entraron sin encender las luces, la única luz que se colaba era la de la luna, quien entraba de forma tan perfecta por aquellas ventanas que hacía el ambiente volverse el más idílico y maravilloso para aquel encuentro.

Las ropas desaparecieron lentamente, volviéndose uno con aquella danza que creaban los cuerpos al acariciarse y besarse con tal adoración, que cualquiera que los viese sentiría envidia de la conexión tan perfecta que aquellos dos mostraban de forma tan normal, tan perfecta.

Jungkook llevó sus labios hasta el blanquecino cuello dónde dejó besos húmedos que dejaban ardiendo aquella zona en el momento que su lengua hacía contacto con la piel.

Cuando ya se vieron desnudos, uno frente al otro, no pudieron evitar tocar y acariciar el cuerpo contrario, con propiedad, con descaro y con todas aquellas ganas de sentirse que habían reprimido por tanto tiempo.

El cuerpo de Taehyung fue dejado con delicadeza sobre la cama mientras se estremecía por el contacto de las suaves sábanas en su espalda y era bendecido con la perfecta anatomía del contrario quien se colaba en tres sus piernas y volvía a tomar sus labios una vez más mientras sus cuerpos se juntaban y restregaba sus intimidades.

Dos pálidos dedos fueron hasta la boca de Taehyung, quien chupó hasta dejar un rastro de saliva escurriendo en ellos y no apartó su mirada al ver el recorrido que estos hicieron hasta perderse en su zona baja.

Los dígitos amoldaron la fruncida entrada a su largo y grosor, preparándose para poder meter aquella parte de sí que imploraba por estar en el cálido interior.

Una vez sintió al delicado cuerpo bajo el temblar y gemir por la intromisión, retiro a los intrusos y comenzó a entrar lentamente, deleitándose por primera vez del estrecho interior que lo recibía a la perfección y que lo hacía maldecir por la exquisita sensación de estar al fin haciendo el amor con el que por siempre ha sido el chico que ama.

—Dios, estás tan apretado, te sientes tan bien —gimió.

Recibió un pequeño jadeo de parte del contrario cuando penetró con más fuerza, haciendo que su hombría se perdiera entre la intimidad y les hiciera a ambos perder por completo la cabeza.

—Te amo Jeon Jungkook—dejó escapar entre gemidos.

Aquellas palabras habían estado retenidas por tanto tiempo que el solo hecho de decirlas parecía hasta liberador, como si fuese totalmente correcto.

Jungkook no pudo evitar besarlo con urgencia al escuchar la confesión, que si bien sabía que podría ser producto del momento nada más, no dejaba de ser importante para él.

Los cuerpos se entregaron por completo al placer, no eran necesarias las palabras cuando ellos hablaban por sí solos y hacían la silenciosa confesión de que se habían anhelado por tanto tiempo y que ahora parecía irreal que pudieran disfrutar el uno del otro con la libertad que lo estaban haciendo en ese momento.

El pelinegro le hacía el amor de una forma tan profunda y tan perfecta que el contrario estaba al límite, extasiado del placer y todas las emociones que estaban sucediendo ahí, justo en ese momento en el que se estaba entregando a su mejor amigo, al único que podría poner a latir su corazón de la forma en que lo hacía ahora mismo.

Los movimientos se volvieron más rápidos, más profundos, buscando ese ansiado orgasmo que ambos querían sentir, querían vivir y disfrutar, el primer orgasmo que tendrían juntos.

Ambos llegaron al clímax mientras sus nombres escapaban de sus labios y sonrisas cómplices se hacían cada vez más grandes.

Se mantuvieron así, sin separarse por unos minutos, regulando sus respiraciones y observándose de vez en cuando, solo para confirmar que aquello que había pasado ahí era real, que habían hecho el amor en ese momento, que al menos una vez en la vida habían estado conectados de tal manera.

El pelinegro rodó hacia un lado, saliendo de su interior y reposando su cuerpo a un costado del cuco que robaba todo su corazón.

Jungkook atrajo a Taehyung hacia él, acurrucándose con el que pensaba de ese momento sería su chico, su Tae... si tan solo hubiese visto venir todo lo que le seguía.

Cerro sus ojos y cayó en el profundo sueño mientras acariciaba con delicadeza los cabellos azules del que era el amor de su vida.


La mañana llegó y los rayos del sol dejaron en evidencia la entrega de la noche anterior, aunque lamentablemente solo un cuerpo yacía sobre la cama desnudo, completamente solo.

Jungkook abrió sus ojos lentamente, mientras con su mano buscaba sin éxito a Taehyung, haciendo que su ceño se frunciera y que se levantara de golpe para ver qué ocurría.
Solo había un espacio vacío a su lado, y una nota sobre la mesa de noche.

Te amo como no tienes idea Jeon Jungkook, y tal vez ahora me odies por huir así... pero lo cierto es que no podía quedarme, no cuando al fin pude comprender tus sentimientos, no cuando ya era tarde.
Me voy con mi padre, tal vez nunca regrese, pero quería que por lo menos alguna vez... supieras, que te amo, que siempre fuiste tú...

Una escurridiza lágrima escapó de sus ojos al terminar de leer y la secó con violencia, se sentía molesto con el mismo, con Taehyung.

Egoísta.

No pensó en cómo se sentiría por su abandono, solo cumplió sus caprichos y luego lo desechó como si fuese un juguete viejo.

Fue egoísta de su parte pensar que tal vez, luego de esa noche ellos estarían juntos, eso jamás pasaría y quedaba demostrado ahora con las acciones del chico, que aun sabiendo que no habría un "Nosotros" para ellos, decidió que podía tomar aquella primera vez y luego marcharse.

"Y para estar completamente
enamorado, hay que tener
plena conciencia de que uno también es querido, uno también
inspira amor..."

Mario Benedetti.






🌸ErLith_🌸

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro