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Extra 2: UshiTen

La muerte de una persona es diferente para todos.

Más cuando lo has visto perder la vida justo delante de tus ojos sin poder hacer nada.

Pero para Satori pudo haber sido mucho más dura de lo que cualquiera podría haber pensado.

Cuando supo lo que le había hecho Hoshiumi a Kageyama, quiso buscar al peliblanco y arrancarle los pelos uno a uno hasta dejarlo completamente calvo y rogase de rodillas de que parara con su tortura.

Cuando supo que Hoshiumi había dejado entre la vida y la muerte a Kageyama quiso coger la misma pistola con la que disparó al pelinegro y darle un balazo en la otra pierna buena que tenia.

Cuando supo que finalmente Kageyama había muerto no derramó ni una sola lágrima.

Fue al funeral como todos. Vistiendo de negro y viendo como el ataúd donde su amigo reposaba iba siendo cubierto de tierra manchando las rosas blanca que cada uno de ellos había dejado encima.

Aún cuando supo todo eso... Se negó a aceptarlo.

Se negaba a creer que aquel chico que estaba a punto de cumplir los dieciocho cuando se unió al equipo de su Waka-chan estaba muerto.

Lo había visto crecer en el equipo y como luchaba contra viento y marea por darle una buena vida a Nao. Como intentó hacer una familia junto a Hoshiumi sabiendo que no lo amaba. De como en los poco momentos que compartía con el niño intentaba enmascarar en cansancio con el que cargaba sus hombros para que el pequeño peliblanco fuese aunque sea un poco feliz dentro de su rota familia.

Él y Wakatoshi estuvieron a su lado cuando la madre del pelinegro murió. Nao acababa de cumplir cuatro años y estaba seguro de que apenas se acordaría de la mujer que lo cuidó por esos años.

No fue hasta un mes después de la muerte de Kageyama que fue asimilando poco a poco que aquel irritable chico que conoció en su último año de preparatoria y que se convirtió en su amigo tres años después, estaba muerto.

Fue mientras hacía la comida cuando las lágrimas que no derramó en su funeral empezaron a brotar de sus ojos viendo todo borroso a su alrededor.

La cuchara de madera con la que revolvía la comida había ido a impactar contra el suelo manchándolo de salsa, y sus piernas habían cedido a su peso cayendo en rodillas. Se había abrazado a sí mismo y empezado a llorar de forma desgarradora.

Tampoco fue mucho el tiempo en el que tardó en ser rodeado por los brazos de Wakatoshi quien besaba a su vez de forma repetida lo alto de su cabeza.

—Está muerto... Está muerto...

Eran las palabras que salían de los labios del pelirrojo una y otra vez.

Debido al llanto, acabó agotado y durmiéndose en los brazos del castaño que por un lado había estado aliviado de que al fin, Satori se desahogase después de todo ese tiempo.

Después de ese día, se encargó de mimar en todo lo posible al pelirrojo y apoyarle en los momentos que su mirada se perdía en la nada o a través de la ventana pensando, seguramente, en Kageyama.

Había dejado el equipo por un tiempo hasta que su chico se recuperase hasta volver de nuevo a su rutina de nuevo; donde no solo cuidó al pelirrojo mayor, sino también a su pequeño pelirrojo que día tras día iba adorando más.

Al cabo de seis meses, Satori volvió a ser el mismo de siempre no solo gracias a su ayuda, sino a la de todos sus amigos; y él regresó al equipo de los Adlers donde lo recibieron con emoción... Portando en número veinte en honor a Kageyama.

Cuando Ryoma estuvo a punto de cumplir los tres años, Satori anunció su segundo embarazo.

Wakatoshi se prometió que esta vez no sería un patán como lo hizo justo en la recta final del embarazo de Ryoma.

Acudió a cada una de las citas médicas que Shirabu les indicaba junto al pelirrojo y su niño. El niño no paraba de reír y mirar con asombro todo lo que le hacían a su madre durante las revisiones.

Decidieron que esta vez, querían que el sexo del bebé fuese una sorpresa. También acordaron que él elegiría el nombre si el bebé era niño, mientras que Satori lo elegiría si acababa siendo niño.

Al final ganó él, y el nuevo miembro de la familia Wakatoshi se llamó Satoshi, unos meses antes que Jiro, el segundo hijo de Aone y Futakuchi; de pelo rojo como Satori pero de ojos marrones como los suyos.

Al haber creado una guardería en la escuela que dirigía Satori, le fue fácil el trabajar mientras dejaba a su bebé a cargo de las jóvenes que había contratado.

Al poco tiempo, nació su tercer hijo, Koharu: un niño que también heredó el pelo rojo de Satori junto a sus ojos como rubíes. E hicieron lo mismo cuando estuvieron esperando a Satoshi. No quisieron de saber el sexo del bebé para llevarse una sorpresa, y esta vez decidieron que él pensaría en un nombre de niña si el bebé resultaba serlo, y Satori de niño.

·

Cuando Ryoma -junto a todos los hijos de sus amigos- entró a la primaria de la misma escuela siendo especialmente apegado a Takeo. Puede que el desmayó que sufrió el niño pelinaranja cuando tenía seis años hubiese hecho cuidarlo de más. A causa de esto, se descubrió lo que Shirabu les había mencionado a Atsumu y Shouyo en su momento: Takeo sufría de problemas cardíacos y respiratorios.

Puede que por eso, no solo los adultos se preocuparon por el niño, sino sus hermanos tuvieron un ojo en el menor, en especial Soichi que lo consentía en todo.

Al entrar en secundaria, nunca se esperó que Ryoma fuese a él en busca de consejos de corazón.

Estaba claro que Satori estaba mucho más apto para ese papel que él. A duras penas pudo captar las indirectas muy directas que le mandó Satori en sus tres años de preparatoria. Si no fuese porque el pelirrojo antes de graduarse le acorraló contra una pared y le besó de una forma intensa confesándole que lo amaba, probablemente no estaría teniendo esta conversación con su hijo.

—Ushijima, te buscan.

Cuando cumplió los treinta y cinco, se retiró del voley dejando el legado como uno de los mejores jugadores de japón. Le ofrecieron un puesto como entrenador de un nuevo equipo lleno de futuras estrellas que seis años después ya había ganado tres grandes premios.

Al mirar por donde le habían señalado, podía ver a Ryoma, tan alto como lo era él con tan solo catorce años. Sus facciones ya estaban bastantes marcadas siendo una mezcla perfecta de Satori y él mientras que Satoshi se parecía a Satori y Koharu a él.

Su voz empezaba a ser algo grave y había comenzado a ejercitarse un poco logrando que algunos músculos se fuesen formando.

—¿Pasó algo? ¿Tu madre está bien?

—Quería hablar contigo.

Ver la seriedad en Ryoma era inusual dado que había heredado la burbujeante personalidad de Satori, por lo que Wakatoshi estaba seguro que lo que sea que su niño tuviese que hablar con él, era importante.

Salieron del gimnasio dejando órdenes claras para los jugadores y fueron hasta las gradas donde se sentaron y miraron hacia la cancha teniendo un asiento que los separaba.

Ser cariñosos no iba con ninguno de los dos, pero el leve espacio que dejaban en su idioma era aprecio.

Podrían haber dejado hasta tres asientos de separación.

—¿Como sabes que estás enamorado?- soltó de golpe Ryoma.

Ir por las ramas no era lo suyo.

—¿Estás enamorado?

—No lo sé. Por eso te lo pregunto.

—Entonces yo tampoco lo sé.

—Mamá se enfadaría contigo si te escuchase decir eso.- negó con la cabeza.

Wakatoshi se encogió de hombros.

—Pero es verdad. Tu madre fue quien se declaró. 

—No me vengas con esas papá.- recriminó.— Si estás con mamá, es porque lo quieres, ¿no?

—Claro que lo quiero.

—¿Entonces por qué dices que no sabes lo que es estar enamorado? Para querer a alguien tienes que estar enamorado, ¿no?

—Yo ya quería a tu madre, pero no lo supe hasta que se me lanzó.

Ryoma se contuvo de darse un golpe en la frente.

¿En serio su padre era así de denso?

—¿Quien te gusta?

El cuerpo de Ryoma se tensó por completo y apartó la mirada de cancha para mirar esta vez a sus manos unidas que tenía sujetadas con fuerza.

—¿Chica?- Wakatoshi miró a su hijo que prefería evadir su mirada.— ¿O chico?

El leve movimiento de sus manos le hizo saber la respuesta sin que el pelirrojo tuviese que abrir la boca para responderle.

—¿Lo conozco?- preguntó volviendo a centrarse en el juego de práctica que tenían sus jugadores.

—... Puede que sea... Takeo.

—Oh, ya veo.- asintió.

Pero no tardó en abrir los ojos como platos y mirar aterrado a su hijo. ¿Takeo? ¿Ese Takeo?

¿Miya Takeo?

No iba a decir que estaba mal, pero estaba mal que se fijase en el chico al cual ha visto crecer. Al haber nacido con un cuerpo algo débil y enfermizo, es normal que tu familia esté pendiente de ti.

¡Pero es que aquí no solo era la familia Miya la preocupada!

Cada uno de la gran familia que los componía a ellos y sus amigos, tenían mucho cariño al pelinaranja. Los padres, como el propio Atsumu, Osamu, Iwaizumi, Semi y hasta Tsukishima lo protegían a capa y espada de cualquiera que se atreviese a acercarse a él.

Por otro lado, todas las mamás, sin excepción alguna, tenían entre algodones al adolescente.

Y no hablemos de Soichi. Era un hermano sobreprotector aunque haya decidido cursar la universidad en otra prefectura. Cuidaba de su hermanito de cualquiera que osase acercársele y les fulminaba con la mirada si le hablaban; recordándole a cuando Kageyama se comportaba parecido en su adolescencia.

Por eso, gustar del pequeño pelinaranja era simplemente ¡un suicidio!

No quería perder a un hijo.

—¿Estás seguro?

—No lo sé...

—Sabes mejor que nadie que no puedes jugar con Takeo.

—Lo sé pero...- se revolvió el pelo en frustración.— Mi corazón corre como loco cuando estoy con él y mi creo que mi estómago siente las típicas mariposas cuando veo una de sus sonrisas. Me enfado cuando lo veo hablar tan alegremente con otros pero me calmo cuando nada más verme viene hacia mi.- frunció el ceño.— Si todo eso significa que me gusta... Siento que estoy fallando a nuestra amistad.- bufó.— Enamorado de mi mejor amigo.

Wakatoshi miró una última vez la cancha antes de ponerle una mano tranquilizadora en el hombro de su hijo.

—¿Sabes una cosa?- el chico alzó una ceja en espere de que continuara.— Tu madre, fue y sigue siendo mi mejor amigo.

Después de aquella conversación, pasó exactamente un año hasta que Ryoma se decidiese en decirle lo que sentía a Takeo corriendo el riesgo de arruinar su amistad.

Tuvo que ver como su amigo e interés amoroso rompía en llanto después de decirle:

—Me gustas en el sentido romántico... Perdón si eso arruina nuestra amistad.

Quiso consolarlo pero pensó que podría ser contraproducente. Tan solo se pudo quedar de pie, mirando como un tonto, como el chico no paraba de llorar.

Pero nunca se esperó que fuese abrazado con fuerza y que su camisa fuese llenada de mocos y lágrimas.

—Yo también te quiero Ryoma.- le había dicho en medio del llanto.

A partir de ese día comenzaron una relación que prefirieron no esconder. Si lo hacían, quizás sería peor.

Los primeros en saberlo fueron los padres de Takeo. Atsumu delante de ellos no aceptaba aquella relación -ya que en la intimidad de su habitación le confesó a Shouyo lo feliz que estaba por su niño- y Shouyo se encargó de decirle al pelirrojo que más le valía no hacer llorar a su bebé.

Los segundos en saber la noticia, fueron los padres de Ryoma, donde Satori se alegró bastante por ellos y empezó a planear la boda de ambos junto a un sonrojado Takeo. Por su parte, Wakatoshi empezó a contar los días que tal vez le quedaban de vida a su hijo hasta que el verdadero impedimento escuchase sobre esto.

A medida que pasaba el tiempo, se lo fueron revelando al resto de sus conocidos quienes lo iban aceptando.

Pero al único que no se lo contaron fue a Soichi.

Ambos les rogaron a todos que no le dijesen al chico porque sabían como era su temperamento. Pero no los podían culpar.

Soichi llevaba un año sin pasar de visita debido a la universidad o así decía él. Por eso no quisieron decir nada que interrumpiese con los estudios del contrario. Porque sabían que si se enteraba de esto, era capaz de dejarlo todo para ir hasta ellos.

No fue hasta que por fin cumplieron dieciséis años que se descubrió el pastel.

Soichi ya se había graduado de la universidad y vivía de forma independiente en un pequeño departamento. Ellos eran cuidadosos cada que estaban en la calle o en la casa de Takeo porque podrían ser descubiertos por el mayor.

Pero era unos adolescentes impulsivos con las hormonas por los cielos.

Ryoma había ido a la casa de Takeo principalmente a hacer un trabajo que les habían asignado. Las bromas y golpes que tenían entre ellos pasó a ser a ellos dos acostados en la cama del pelinaranja dándose simples caricias y pequeños besos.

Pero para los ojos de un hermano sobreprotector era completamente diferente.

Soichi había agarrado al pelirrojo estrellando su espalda contra la pared escuchando un claro quejido de dolor ante ello.

—¿Qué crees que le haces a mi hermano?

La mirada que le daba Soichi le había hecho tener miedo. Y su tono de voz era tan grave que solo conseguía que se mantuviese callado.

—¡Responde! ¡¿Qué le estabas haciendo a mi hermano?!

—Yo...

—¡Soichi, suéltalo!- gritó Takeo consiguiendo que empezase a toser por alzar la voz.

—No lo defiendas.- le respondió sin apartar la mirada de Ryoma.— Se estaba aprovechando de ti.

—¡No lo hacía!- volvió a gritar el pelinaranja tosiendo con más fuerza.

—¡Yo nunca me aprovecharía de Takeo!- se defendió Ryoma.

Eso solo pareció enfurecer más a Soichi quien volvió a estrellar la espalda del pelirrojo contra la pared.

—¡Suel...! ¡Suéltalo!

—¿Por qué haría...?

—¡Porque es mi novio!

Al oír esa palabra, dejó completamente ido al mayor consiguiendo aflojar el agarre que tenía en Ryoma quien no dudo ni un segundo en ir hasta el pelinaranja contrario quien no paraba de toser ya que nunca levantaba la voz.

Soichi se había girado para ver como el pelirrojo sostenía de forma delicada su hermano que intentaba regular su respiración por culpa de la tos que él le había ocasionado.

Vio como los ojos avellana como los de su padre se clavaban en los suyos con dolor, con tristeza, con odio...

—Llevo... dos años saliendo... con Ryoma.- le confesó con dificultad.— Y todo el mundo... lo sabía... menos tu.

En ese momento Soichi se sintió traicionado no solo por su hermano, sino por su familia  al no decirle nada.

Y todo por culpa de esta personalidad que había heredado...

Los dos sabían que cuando llegase el momento de su primera vez, sería muy evidente que lo habían hecho.

A parte de ser unos inexpertos en el tema, estaban seguros que los comentarios subidos de tono por parte de Oikawa, Futakuchi y el propio Satori -pero sobretodo de Oikawa- no se harían esperar.

Ninguno quería pasar por aquello, y pidieron ayuda a la única persona en la que confiaban: Nao.

Al ser todavía menores de edad, no podían ir a un hotel. Por eso, el amable de Nao les dejó su casa para que fuese su nidito de amor en un fin de semana en el que todos se creían que el peliblanco les había invitado a ir junto a Kenji.

¿Acaso su hermano no era la mejor persona de la tierra?

Su pequeña acción solo hizo amar más a su hermano.

—¿Estás seguro que no te meterás en problemas por esto?- le había preguntado Takeo.

—Claro que no. Además, Kenji y yo iremos a ver a Akira. ¿No te preocupes, sí?- acarició su pelo.

—Bien... Saluda entonces a Hirugami-san de mi parte.- abrazó a su hermano dejando su cabeza en su pecho.

Él, de todos sus hermanos, era el que había heredado la penosa altura de su madre de un metro sesenta. Incluso Atsushi y Hiromi, sus hermanos menores, le sobrepasaban en altura y tenían solo once años.

—Gracias por todo...- dijo avergonzado Ryoma.

—Tranquilo. Os cuidáis.- sonrió.— Te quiero.- besó la cabeza del pelinaranja.

—Yo también.

Vieron marchar al peliblanco y Ryoma alzó entre sus brazos a un sonrojado Takeo que se dejó consentir por el menor.

No solo esa noche sino la siguiente a esa, los dos tuvieron un millón de primeras veces.

El pelirrojo fue cuidadoso con Takeo no solo por ser su primera vez, sino también teniendo en cuenta su condición física.

Llenaron el cuerpo del otro de besos y caricias. Los suspiros y los bajos gemidos llenaban la habitación y se aseguraban de que el contrario lo estuviese disfrutando tanto como ellos lo sentían.

·

·

·

—Estoy embarazado.

La bomba que Takeo soltó a unos meses de cumplir los diecinueve en medio de un almuerzo con todos los amigos de sus padres y sus propios amigos hizo atragantar a más de uno.

Él estaba normal, comiendo lo que tenía en su plato completamente ajeno a la mirada que todos le daban, pero feliz de que al fin pudiese compartir la noticia después de haber pasado el primer trimestre.

Era un pequeño secreto que tenían, Ryoma, Shirabu -por obvias razones- y él.

Pese a la repentina y nueva información, las felicitaciones no se hicieron esperar. Felicitaban a los futuros jóvenes padres llenos de alegría.

—¿Como que embarazado?- preguntó Atsumu.

—No creo que seas el más indicado para hablar.- le respondió Soichi jugando con su comida en su plato.— Hace dos años mamá quedó preñado de nuevo porque folláis como conejos.

¿Lo que se sentía en el aire era tensión?

Después de que toda la familia le ocultara la verdad, Soichi se comportó más cortante de lo que ya era.

No podía ver a su -gran- familia con los mismo ojos de antes.

Él único con el que podía confiar era con Seiya.

—Si te vas comportar de esa manera, mejor vete.- le dijo Shouyo ante la actitud de su hijo.

Y el pelinaranja menor no se lo pensó dos veces antes de levantarse de la mesa dispuesto a irse.

—No... ¿me dirás nada?- murmuró Takeo a su hermano.

—... Deberías de abortar si tienes tiempo.

Takeo tragó saliva y sus ojos se empañaron al escuchar las duras palabras.

—Tu cuerpo tal vez no lo aguante.

—No conoces mi cuerpo.

—... Aún así, no quiero perder un hermano.

Aquellas fueron sus últimas palabras antes de irse dejando una sensación de comodidad en el resto.

—Todos disteis por hecho que si sabía de la relación de Takeo y Ryoma se iba enfadar.- habló Seiya doblando la servilleta que tenía en su regazo y dejándola en la mesa.

—Tu también lo sabías.- acusó Sora.

—No te confundas.- se puso en pie mientras acomodaba las gafas de culo de botella que llevaba desde niño.— Vuestro coeficiente intelectual es tan bajo que no os disteis cuenta de lo que ocurría con ellos.- miró esta vez a los futuros padres.— Mucho antes de que estuvieseis juntos, yo ya le había dicho a Soichi de lo que podría haber entre vosotros. Lo que más le duele es que no le tuvieses confianza y haberle ocultado tu relación. Es por eso que se comporta así con todos.

Si Takeo ya recibía bastante atención debido a su condición, el estar embarazado recibía el doble de atención.

Entre Atsumu y Wakatoshi compraron una bonita y pequeña casita de una sola planta para que sus hijos y futuro nieto tuviesen donde vivir. Era acogedora e ideal para la pequeña familia de tres.

Sin embargo, Takeo no quiso reconocer que las palabras que le dijo su hermano eran verdad.

Su cuerpo en el quinto mes empezó a tener problemas. Apenas se podía mover porque el aire se le iba mucho más rápido de lo normal. Habían noches donde no podía dormir por falta de aire, y con la ayuda de Ryoma se tenía que poner en cierta posición para poder recuperar el aire perdido.

No fue hasta su sexto mes donde tuvieron que internarlo porque ya no podía coger aire sin que se ahogase. Su vida corría riesgo si seguía con el embarazo, pero ya era demasiado tarde como para que abortarse. Es por eso que los médicos programaron una cesárea para cuando su séptimo se cumpliese.

El bebé sería prematuro, pero no lo más seguro es que no tendría las misma complicaciones físicas que tenía su madre.

El día de la cesárea, los padres de los chicos decidieron acompañarlos.

Se llevaron a pelinaranja directo al paritorio donde le anestesiaron su mitad inferior. Ryoma a su lado le apretaba con fuerza su mano la cual besaba por sobre de la mascarilla que llevaba.

Fueron eternos minutos en donde veía que Takeo parpadeaba cada vez más lento llenándole el cuerpo de terror, pero que se disipó de golpe al escuchar pequeños gimoteos de su bebé.

Un pequeño niño de mechones rojos como los suyos y que más adelante tendría los ojos avellana como los de su madre; al cual llamaron Rin.

He. Vuel. To.

¿Alguien me extrañó?

Hace unos día me di cuenta que no actualizaba desde marzo y mi mente hizo 'khé'. Quería actualizar mis otras historias pero me centré un poco en 'Yo en Karasuno'. Luego seguí actualizando y fui dejando 'Siempre fuiste tu'.

¡Es por eso! que ahora me centraré en los diez extras que le quedan a esta historia más el final alternativo que comenté en el capitulo final por la muerte de Kags.

Bueno.

Aquí les traje al UshiTen, un poco centrado en Ryoma y Takeo.

Siento que quedó diferente al extra del BokuAka. Incluso que puede que algo más corto. Pero me he dado cuenta que tal vez todos los extras no tengan la misma extensión.

También, no hate al pobre Soichi. Lo había puesto incluso más borde, pero era demasiado. Puede que cuando toque el TsukiYama o el AtsuHina podré explicar un poco su personalidad.

Y como dato, cuando Nao menciona a 'Akira' se refiere a su hermana, la hija de Hirugami y Hoshiumi.

Y aquí abajo ↓ les dejo como quedaría la familia del UshiTen.

Se que no se mencionó quien era Chihiro ni Azami, pero se explicará más adelante.

Los corazones hacen referencia a que están enamorados de la otra persona.

Para acabar, ¿que pareja prefieren leer ahora?

IwaOi

KuroKen

TsukiYama

DaiSuga

SemiShira

AsaNoya

OsaKita

AoFuta

SakuKomo/KomoSaku

Díganme aquí → el extra de la siguiente pareja que quieren ver.

Si hay alguna que falta díganme porque se me puede olvidar de tantas que hay.

Perdón si hay fallos pero no los revisé.

Espero que les haya gustado el extra.

Nos leemos pronto.

~Zeni13~

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