CAPÍTULO 8
ERIKA
Voy a encontrarme con Seo Won y los nervios me invaden. Desde la mañana que estoy pensando qué decir o cómo actuar. Es innecesario elaborar un plan mental, pero me es imposible, quiero darle una buena impresión.
Estoy usando una blusa blanca y una falda rosa. Hace mucho tiempo que no enseño mis piernas, usualmente visto de jeans y ropa holgada por comodidad. Sin embargo, Hyo Ri seleccionó ropa de mi armario para que utilice a diario.
Si tengo que ser sincera conmigo misma, tengo mucha ropa bonita sin estrenar, con colores pasteles como tanto me gustan. Algunas prendas las adquirí por cuenta propia, otras gracias a regalos. Aún conservo ropa en mi antigua habitación en Busan, incluso le he dicho a mi madre que done a la caridad algo de ello. No se me hace justo guardarla cuando hay otras personas que podrían darle uso.
Son las cuatro de la tarde y el clima es precioso. La temperatura en Seúl suele variar de la tarde a la noche; por lo tanto, también traigo un sweater en mi mochila.
Estoy a una calle del Ipark mall en Yongsan. Los grandes edificios son inconfundibles. Demasiado altos, vidriados, y en calidad de negocios importantes. Las personas van y vienen por la acera, luego apresuran el paso para cruzar por la senda peatonal. Al menos traigo zapatillas para correr si es necesario.
Mi reloj marca las 4:30PM. Me detengo en la puerta del mall tal como quedamos. Espero que no demore. Espero que no piense que estoy desesperada por llegar a la hora exacta.
—Erika-ssi
En menos de lo pensado escucho mi nombre, él viene en mi dirección. Viste una camiseta negra entallada y, encima de ella, una chaqueta verde militar. Sus pantalones ceñidos también son oscuros, al igual que sus zapatillas. Una combinación clásica.
Trae gafas de sol que lo ayudan a lucir como el típico bad boy de película. Aunque no lo es, sí parece salido de una.
Su pelo alborotado deja en evidencia que traía un gorro puesto hasta hace unos minutos. Es probable que se lo haya quitado para peinarse rápido con sus manos.
—¿Tú siempre estás hermosa sin importar el horario? —pregunta en un tono divertido.
—¿Y tú siempre usas gafas en una cita?
—Oh, ya veo... ¿esto es una cita? —sonríe y se las quita.
—No lo sé—Mi comentario me hace sentir una tonta—. Pensé que...
—No puedo creer que alguien como tú aceptara salir conmigo.
—¿Por qué dices eso?
—Por empezar, no soy de intercambiar mi número, tampoco me gusta salir por las noches; pero el viernes, después de mucho tiempo, se me ocurrió salir de festejo con amigos y te vi. ¡Mírate! —Señala—. Eres tan bonita que resulta imposible que alguien como yo tenga esta posibilidad.
—No exageres.
Sus palabras calan en mi interior. Es lindo saber que mis horas frente al espejo dieron frutos.
—¿Entramos o prefieres que nos quedemos aquí afuera?
—Muy gracioso. Vamos.
Caminamos por el centro comercial en tanto hablamos. Seo Won hace comentarios acerca de las vidrieras, algo básico para entablar una conversación que desemboque en temas más idóneos.
Él es divertido. Me hace olvidar otros asuntos, entre ellos, el rechazo público de Jong Hyun frente a nuestros amigos.
—¿Quieres ir al tercer piso? Hay libros muy buenos.
—¿Te gusta leer? —expreso como una niña emocionada.
—Tomo eso como un sí—reímos—. Ven, te voy a recomendar algunos.
Las recomendaciones literarias fueron buenas. Acaba de comprarme un libro de Kyung-Sook Shin como regalo de cita. Es un gesto muy lindo, después tendré que compensarlo. Ahora vamos por un helado, a fin de cuentas, esa era la invitación inicial.
Él pide menta, yo chocolate. Nos sentamos en una de las mesas para continuar la charla que tan entretenidos nos trae. No dejo de mirarlo. Me habla con una voz tranquila y suave, sin contar su tierna sonrisa de por medio.
Tenemos muchas cosas en común. Además de nuestra poca tolerancia a las fiestas, coincidimos en la constancia del estudio y las responsabilidades. Siento que su personalidad va con la mía a la perfección.
La historia de su vida es complicada, alcanzó sus metas y propósitos con esfuerzo y perseverancia. Cuando habla parece un hombre serio, su cara sin expresión por momentos manifiesta que está enojado o triste sin poder descifrarlo con facilidad. Pero cuando sonríe, su rostro se ilumina, sus ojos se achican cada vez más haciendo relucir sus gestos con ternura. Me gusta.
Llega mi turno de hablar, entonces escucha sin hacer interrupciones ni cuestionamientos. En seguida comprende por qué Jong Hyun es como mi hermano, sin importar la nacionalidad o rasgos físicos. Piensa que soy afortunada al poder ganar el amor del resto sin hacer esfuerzos; yo creo que fue suerte. Mas a allá de mi historia, soy una mujer que sabe lo que quiere y se está esforzando por cumplir sus objetivos. Las cosas salieron bien, mis padres continúan brindándome ayuda desde donde quiera que estén.
—Eres una chica muy fuerte. Tienes que estar orgullosa de ti misma.
—Gracias...supongo.
—Hermosa y fuerte.
Recién me conoce, mas mi estima está en lo alto de tantas veces que me halaga. Trato de mantener la calma, pese a que el corazón se me quiera salir del pecho, y mi respiración se acelere sin motivo aparente.
—Ya que el helado se terminó, podemos ir al parque a caminar. ¿Quieres?
—Sí, me parece bien.
Hay un parque a unos pocos minutos de aquí. A los dos nos gusta caminar, por lo tanto, no hay problema en ir hasta allá y sacarle provecho a esta bella tarde.
Los niños corretean de un lado a otro para divertirse. Algunos traen globos con formas de animalitos, otros andan en pequeñas patinetas.
—¿Te gustan los niños? —Pregunta mirando hacia ellos.
—Vamos despacio, ¿quieres? Es nuestra primera cita.
—Eres muy rápida para los chistes —reímos—. Me gusta.
—Lo sé... Convivo con un chico, ¿recuerdas? Tengo que ser irónica para evitar discusiones.
—Cierto, buen punto —asiente—. Si quieres te acompaño a tu casa, no quiero tener problemas con él.
—Sí, por favor. Eso es muy considerado de tu parte.
—¿Lo crees? Por un momento pensé que sonaba como un acosador que quería saber dónde vives—deja salir una sonrisita nasal—. Lo siento. Tú me pones nervioso.
Posee un buen sentido del humor, al mismo tiempo, es calmo y preocupado. Se dispone a acompañarme al departamento en un gran intento por aprovechar el tiempo, o detenerlo con tal de que no termine este encuentro tan grato para ambos.
—¿Por qué me hablaste el viernes? —Indago con curiosidad.
—¿Crees en el amor a primera vista? —ríe—. Estaba oscuro allí dentro, pero aun así, tu rostro llamó mucho mi atención.
—Me hablaste en inglés.
—Ahh, lo siento—dice avergonzado—. Mi lengua no conectó con mi cerebro.
—Fue gracioso, debo admitir.
—Funcionó mi técnica de conquista. Gracias por salir conmigo hoy.
Gracias por fijarte en mí. Eso quisiera decirle.
El taxi se detiene en la puerta del edificio. Seo Won baja conmigo pese, a que su casa no se encuentra cerca. Lo invito a pasar, pero prefiere irse. Espero no haberlo espantado al hablarle de Jong Hyun y sus celos extremos.
—Quiero volver a verte, me la he pasado muy bien contigo.
—Yo también —asiento—. Gracias por el helado, por el libro, y la plática.
Besa mi mano para despedirse, luego se aleja a pasos relajados con las manos en los bolsillos. Me encanta. Esta primera cita fue muy buena.
Kyu Bin está aquí. Otra vez. No puedo quejarme, su compañía es agradable, y estoy segura de que los domingos en la residencia universitaria resultan aburridos para él. Por otra parte, impide que mi compañero de cuarto salga detrás de mí como un guardaespaldas.
—Hola, Erika —sonríe—. ¿Cómo estás?
—¡Hola, Kyu Bin! Muy bien.
—¿Cómo estuvo tu cita con Edward Cullen? —Pregunta Jeong, cargado de ironía.
—Muy bien... ¿Quieres ver las marcas en mi cuerpo o prefieres imaginártelas? —contrataco.
—¡D'angelo! —recrimina desafiante.
El rubio lanza una carcajada. Interpreta que somos unos idiotas por entrar en este tipo de discusiones. Pero esto no es mi culpa, apenas estoy llegando al departamento.
—Iré a mi cuarto, porque merezco una ducha —Guiño un ojo.
Jong Hyun colma mi paciencia con sus comentarios. Prometió en cambiar esa horrible forma de ser conmigo, mas lo sigue haciendo. De todas maneras, en este momento poco me importa, estoy tan feliz que pretendo ignorar sus chistes maliciosos. Mi tarde fue perfecta al lado de un chico educado, tierno, y de escucha activa.
Seo Won— Pasé una linda tarde.
Gracias por aceptar salir conmigo hoy.
✔✔
¡Ay, es tan lindo!
Me dejo caer sobre la cama antes de llamar a Hyo y contarle todo a detalle. Ella está gritando desde el otro lado de la línea, emocionada por cada palabra y acción del lindo chico que me acompañó.
Es casi irreal para mí salir a solas con alguien. Nunca pude hacerlo antes; pero esta vez todo salió bien, no hubo heridos.
Los consejos de Hyo Ri valieron la pena, y mis pensamientos en las horas previas se desvanecieron una vez que tuve a Seo Won en frente. Me sentí cómoda, libre, auténtica. Él se interesó en mí, fue mutuo.
Culminamos la llamada tras unos cuantos minutos de risas y chistes internos. Mi amiga no desperdicia el tiempo, quisiera tenerla aquí más días.
Me quito la ropa e ingreso al baño. Lavo mi cabello en tanto pienso en los trabajos y los próximos exámenes. En muy poco tiempo tendré una nota que definirá mi promedio en contabilidad. A veces siento que no podré con tanta presión, sumado a seguir estudiando porque esto nunca finaliza.
Agradezco tener a Dae Ki, él es mi mayor apoyo, sé que no dejará que me rinda tan fácil. En el último año fue como un refuerzo en los momentos de ansiedad o baja energía. A él también le cuesta manejar los tiempo entre el estudio y el fútbol soccer; no obstante, lo hace bien. Lo hacemos bien.
Salgo del baño envuelta en una toalla y busco lo que voy a ponerme. Un conjunto de dos piezas blanco de encaje es lo primero que veo. No es broma cuando dije que Hyo Ri ordenó mi armario, dejó todo al alcance.
Me enamoré de este conjunto el viernes cuando fuimos de compras. Es un short y una camiseta corta que deja al descubierto el ombligo. Si bien no es lo que acostumbro, hay que probar cosas nuevas, hay que probar cosas nuevas. No lo usaré fuera de casa, pero sí como una especie de pijama o de uso diario aquí dentro.
En el espejo me percibo linda. Recuerdo las palabras de Seo Won asegurando que soy hermosa por dentro y por fuera. De repente, tengo una sonrisa tonta y soñadora. ¿Qué está pasando conmigo?
Seco mi melena, coloco mi perfume de frutos rojos en mi cuello, y busco la sudadera de Jong Hyun. De esto último no hay rastros, aunque juraría haberla dejado sobre mi cama antes de salir.
¿Estuvo revisando mis cosas?
Mi parte impulsiva sale a la luz en cuanto camino hacia la sala para pedirle explicaciones. Él sigue con Kyu Bin revisando unos apuntes de la universidad.
—Jeong, ¿revisaste mis cosas?
—¿Revisar? —ríe sin voltear a verme—. Nunca te he revisado nada, D'angelo ¿De qué hablas?
—¿Dónde está tu sudadera negra? Estaba sobre mi cama.
—La lavé el viernes cuando no estabas en casa. Usaste todos mis abrigos en el transcurso de la semana. ¿Por qué lo quieres? Usa tu ropa, Erika.
—¡Dámela, por favor!
Kyu Bin me observa de arriba abajo, trata de disimular delante de Jong Hyun, pero conmigo está siendo muy evidente.
—Jeong...—digo nerviosa.
Deja su laptop de lado. Por fin voltea a decirme dónde está su maldita sudadera que tanto me gusta.
—¿Por qué estás vestida así? —interroga bajo una actitud molesta—. ¿Desde cuándo tienes esa ropa?
—La compré el viernes con Hyo Ri —Sonrío—. Me queda bien, ¿no?
—No, es horrible —enfatiza—. Toma.
Se quita el abrigo que trae puesto para ponerlo encima de mis hombros. Lo hace con malestar de por medio, no hay caballerosidad ni se debe a mi pedido.
—¡Jong Hyun! —Recrimina el rubio.
Jeong me lastima más que mil balas atravesando mi cuerpo. En cuestión de segundos la imagen sobre mí misma se desvanece, me hace sentir humillada e idiota frente a Han Kyu Bin que ahora parece enojado antes las palabras de su amigo.
Acepto el abrigo. Introduzco mis brazos por las mangas y subo el cierre hasta cubrirme por completo. Es enorme, me llega hasta debajo de mis muslos, asi que no hay problema.
—No te preocupes, Kyu Bin. No debí comprar esto —contesto con la voz entre cortada, solo deseo desaparecer.
—Erika-yah, estás muy bonita —asiente sonriendo—. Te queda bien.
—Voy a estudiar y luego a dormir. Que descansen. Hasta mañana, Kyu Bin.
Doy media vuelta con el fin de dirigirme hasta la habitación. El nudo en mi garganta me estrangula segundo a segundo. Trato de contener el llanto, pero cada vez es más difícil. Canalizo mi nerviosismo apretándome los dedos de mi mano izquierda con la mano derecha y viceversa, es lo único que se me ocurre para evitar derramar lágrimas.
Tengo que irme, tengo que irme...
Mis pasos son rápidos, aunque no tanto como que unos fuertes brazos me sujeten y eviten el avance.
—Perdón —Me abraza con fuerza colocando su mentón en mi hombro.
—Está bien, Jeong.
—Por favor, no te vayas.
—Tengo que estudiar.
¡Idiota! ¿Por qué me hace esto? Si está encima de mí terminaré llorando y mostrándome débil otra vez.
Jala de mi brazo. Logra que gire para quedar frente a él. Acuna mi rostro con sus manos al momento en que nota mis ojos cristalizados. El nudo en la garganta es insostenible; no puedo aguantar mis ganas de llorar, aun cuando no quiero hacerlo. No ahora, no frente a Kyu Bin.
—¡Ya déjame, Jeong!
—Perdón, D'angelo. Por favor, no llores.
Vuelve a abrazarme. Es la oportunidad perfecta para acomodarme en su pecho y convertirlo en mi refugio. Cuando me abraza es para terminar con su camiseta mojada a causa de mis lágrimas. No obstante, no me deja hasta asegurarse de que estoy mejor.
JONG HYUN
Erika quería una de mis sudaderas. No le di importancia sino hasta después de que me acusara de revisar sus cosas e insistiera casi en un tono incrédulo.
Consiguió que desviara mi vista de la pantalla del ordenador solo para contestarle. Traía un conjunto blanco que nunca había visto. Sin duda se veía hermosa, pero mi necedad de no aceptar los cambios que ella quiere imponer pudo más.
—Lo compré el viernes con Hyo Ri, me queda bien, ¿no?
—No, es horrible. ¡Toma, cúbrete!
No medí mis palabras hasta que Kyu Bin dijo mi nombre con un semblante ceñudo y tosco. Él es una persona correcta, pensante; a diferencia de mí que soy 50 % impulsivo y 50 % idiota.
Dio media vuelta para ir a su dormitorio. Con solo observar sus manos me di cuenta de que estaba a punto de llorar. Reaccioné rápido, la abracé fuerte y rogué disculpas. Ahora llora sobre mi pecho. Su rostro yace humedecido al igual que mi camiseta.
Giro junto a Erika para lograr que quede de espalda a Kyu Bin; no es necesario que la vea llorar. Él demuestra su desaprobación por mi accionar con solo mirarme. He herido a D'angelo sin pensarlo.
Cuando percibo que el llanto cesa la aparto de mí y seco sus últimas lágrimas con mi dedo pulgar. Ella puede vestirse como quiera.
—Te queda hermoso—Bajo el cierre del abrigo para quitárselo—. Todo lo que uses se te ve hermoso.
—Lo compré para usarlo de pijama. Lo siento.
—¡No! Soy yo el que lo siente. Te ves... linda...
—Erika-yah el blanco te sienta bien —menciona Han Kyu Bin.
—Gracias. —responde sin ánimos—. Iré a mi dormitorio.
¿Cómo puedo levantarle el ánimo? Ella es muy sensible, y yo un completo imbécil sin tacto.
Kyu Bin reprocha lo que hice, insiste que lo mío con D'angelo es más que una amistad, aunque no quiera reconocerlo. Me aflige el hecho de que la reprimenda venga de él, nos conocemos hace poco tiempo.
—Si te gusta, díselo; pero si no es así, déjala en paz. ¡La lastimas! La apagaste en cuestión de segundos. ¿No temes que se haga daño? Ya sabes... hace unos días terminó en el hospital. Piensa un poco antes de hablar.
—¡Lo sé, tienes razón! —suspiro frustrado—. Estaré al pendiente de ella en estos días.
Erika va a la cocina en busca de su botella con agua. Cada vez que se encierra en su habitación a estudiar se la lleva, eso me advierte que no saldrá por horas. En este caso, el día siguiente.
El conjunto blanco ha sido remplazado por un pantalón largo de pijama a cuadros y una camiseta azul sin estampa. Se sigue viendo bien, siempre lo hace.
—¿Por qué te cambiaste? —Me animo a preguntar.
—¡Ya basta! —Levanta la voz furiosa—. ¿Quieres dejarme en paz una vez en tu vida?
—Por favor, ven —extiendo mi mano para que se acerque.
Escucha mis disculpas otra vez; sin embargo, no parece importarle. No entiendo qué le pasa, o quizás no estoy demostrándole mi arrepentimiento de la manera correcta. Su actitud represiva me dice que debo desistir, pero mi intención de arreglar las cosas no se rinde tan fácil.
—Hoy fue el mejor día de mi vida, Jong Hyun —Me enfrenta—. Por primera vez salgo con un chico después de años, un chico que ni siquiera baja su mirada, me mira a los ojos. ¿Sabes cuantas veces dijo que le parecía hermosa? —Espera una respuesta que logro contestar con un simple movimiento de cabeza—. ¡15 veces! ¡Sí, las conté! También tuvo una vida dolorosa como la mía, también perdió a sus padres y; aun así, salió adelante.
Su voz comienza a quebrarse. Los ojos se le llenan de lágrimas. Ha llegado a su límite.
—¿Sabes que más me dijo? Que envidiaba el hecho de hacerme querer tan rápido y la amistad tan fuerte que tengo contigo. Seo Won cree que soy admirable y linda. Jamás se sobrepasó conmigo, de hecho, no creo ni siquiera que haya pasado por su cabeza en algún momento. Me acompañó al departamento, no quiso dejarme sola y, finalmente, ¿sabes cómo se despidió de mí? —Vuelvo a negar—. Besándome la mano ¿Cómo se llama todo esto? Ah sí, respeto —Enfatiza en voz alta—. Algo que tú perdiste hace mucho tiempo conmigo.
—D'angelo, no digas eso—Intento explicar—, sí te respeto.
—¡No lo haces! Llegué y comenzaste con las ironías, lo dejé pasar. Luego me puse ropa nueva, me miré al espejo antes de venir a la sala y lo único que se me venía a la cabeza era Seo Won, porque si él estuviera aquí me hubiese dicho lo hermosa que me veía. Pero tú nunca me ves de esa manera. Me haces sentir poca cosa cuando tienes la oportunidad de hacerlo y, como si fuera poco, ¡frente a Kyu Bin! —Lo señala en tanto este se mantiene ajeno a sus palabras—. ¡Esto se terminó, Jong Hyun! No dejaré que vuelvas a contestarme mal. Y acostúmbrate a Seo Won, porque lo verás seguido por aquí.
—Sí, de acuerdo...Erika...Yo...
—No quiero que me hables—Advierte furiosa apuntándome con el dedo—. No dudaré en llamarle a papá para decirle que eres un completo idiota.
Nunca me ha hablado así, tan desafiante y excedida de irritación. ¿Cuántas veces se habrá guardado lo que siente? ¿Qué me hizo pensar que simplemente olvidaría mis errores y no que encapsularía sentimientos?
—Kyu Bin —Llama su atención.
—Sí... ¿Qué pasa?
—Quédate a dormir hoy o mañana no iré a la universidad—Sentencia.
Está hablándole a él, pero mirándome a mí. Sus ojos destilan furia, no hay rastros de aquellos ojitos risueños.
—Sí, está bien—espeta con calma—. Si Jong Hyun no tiene inconveniente...
—No lo tiene.
—Puedes dormir en mi habitación, Kyu Bin—Volteo a verlo.
—Me parece bien. Buenas noches—dice antes de retirarse de la sala.
La autoestima de Erika no bajaba sola, yo era el principal culpable. De a poco, con comentarios y acciones, la debilitaba.
El tal Lim Seo Won causa en ella el efecto contrario. La hace feliz, y de alguna manera logra que ella se vea de la forma en que realmente es: Hermosa.
Es increíble el daño que podemos causar por no medir nuestras palabras. Yo lo he hecho por años, y la culpa me carcome.
...
Hola, bellezas!
¿Qué les ha parecido este capítulo? ¿Qué piensan? Las leo...
Les mando un besote, espero actualizar pronto.
JK 💜
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