CAPITULO 37
JONG HYUN
El celular suena desde mi habitación y no tengo intenciones de ir por él. Estoy viendo un partido de fútbol, así que las llamadas pasan a un segundo plano.
Desde que hablé con Lim hace un par de días que no he salido del departamento. Mi rutina se minimiza a estar frente al televisor.
Erika asistió al partido, no puedo perdonarme lo que hice. La juzgué sin motivos, la abandoné cuando ella se mantuvo a mi lado. Ni el sabor a chocolate del helado me endulzó aquella tarde, mi vida se volvió mucho más amarga.
El golpe desde la puerta me distrae. Lo que empieza en un toque normal se vuelve pesado y estruendoso. ¿Qué clase de animal intenta derribarla? Me levanto del sofá y camino con pereza. Dos de mis amigos yacen frente a mí con cara de fastidio.
—¿Hasta cuándo vas a estar así? —dice molesto una vez que entra —. Este departamento es un desastre, Jong Hyun. Erika te odiaría si lo viera.
—No tengo ganas de limpiar, Wook, estoy solo de todas formas.
—Erika también estaba sola —interrumpe Kyu Bin—, pero no había un caos.
—¡Arriba, Jeong! Limpia este desastre.
—¿Vienen a mi departamento a pedirme que limpie? No los invité.
—No necesito invitación para ver a un amigo. Ahora busca una bolsa y tira esos residuos.
El desorden no formaba parte de mi rutina diaria. Aprovechaba para limpiar cada vez que D'angelo salía o dormía, me gustaba actuar en silencio.
Mis amigos no se equivocan. Hay latas de cerveza en la mesa ratona frente al televisor, incluso a mis pies hay una mientras veo el partido. La mesada de la cocina tiene cajas de comida rápida, porque no he cocinado en días. Mi ropa ocupa gran parte de la mesa de la sala, no puedo distinguir la que está limpia de la que pretendo lavar.
—¿Y qué esperas? —expresa serio Kyu Bin—. No nos iremos hasta que termines de ordenar.
—¡Dinos que por lo menos te bañas!
—¿Tengo aspecto de no bañarme, Choi? ¡No soy un pordiosero!
—Muévete. Ahora.
Kyu Bin abre las puertas bajas de la alacena en busca de productos de limpieza. Él se encargará de la cocina y los vidrios de las ventanas. Min Wook mete la basura dentro de una bolsa negra. Amenaza con golpearme si no doblo la ropa limpia y enciendo la lavadora.
Actúan rápidos sin hacer comentarios en el proceso. Parecen robots programados.
—¿Por qué vinieron? ¿Despertaron con la generosidad a flor de piel y quisieron hacer un acto de caridad? No entiendo.
—Nos llamó tu madre porque no le atiendes el teléfono. Dijo que, si nosotros no veníamos a verte y le pasábamos un reporte, ella misma vendrá por ti.
—¿Mi madre vendrá a Seúl?
—Eso parece. Le dijimos que nosotros nos encargaríamos de ti primero, ¡así que ordena! —Me apura—. Y ve a bañarte.
—Esto no es broma, Jeong. ¡Muévete!
—¿Le tienen miedo a mi madre? —Entrecierro los ojos casi sin entender.
—No, pero va a llamarle a la mía, y ella querrá que le cuente mis cosas—Resopla Wook—. Mi madre es Psicóloga, sabes que no hay conversaciones cortas con ella.
—La señora Jeong se hizo amiga de mi madre. Ejercitan juntas o algo así.
—¿Ejercitan?
—Eso creo—murmura dubitativo —. Algo de la Asociación de mujeres en Busan.
—¿Qué relación tiene una cosa con la otra? —Indago con molestia.
—No sé muy bien qué es lo que hacen allí.
—Luchan por la igualdad de derechos. Mamá apoya la causa con entusiasmo—comento con una sonrisa inconsciente—. La admiro mucho, aunque nunca se lo digo.
—Entonces limpia y no la preocupes.
El rubio enciende el equipo de música para que el momento de limpieza resulte más llevadero. Busca un tema divertido sin obtener resultados. De repente, suena Show Me Your BBA SAE, pero alguien llama a la puerta y debe pausarlo.
—Es Dae Ki, yo abro.
—¿Por qué lo invitaron? —Elevo la voz a propósito en cuanto la puerta se abre.
—Hablé con tu madre—Me responde al quitarse los zapatos en la entrada—. Dijo que puedo ir a visitarla cuando quiera.
—¿Ella te llamó?
—No, yo la llamé a ella. Quería saber sobre Erika.
—No conforme con intentar robarme a mi novia, ahora quieres robarme a mi madre.
—¿De qué hablas? Ni siquiera tienes novia, ridículo.
Este imbécil tiene razón, pero en el fondo no he perdido la esperanza de recuperarla.
—Jong Hyun, perdón...—susurra arrepentido—. A veces olvido que se fue de viaje y no pudiste despedirte...
—Mejor escuchemos música y ayudemos a Jong Hyun a ordenar—Da play al equipo.
Bailan de forma extravagante, son unos idiotas. No obstante, me hacen reír hasta en los peores momentos. Sé que tratan de levantarme el ánimo, pero cada día pesa más.
El departamento se encuentra en mejores condiciones, eso me da pie a ducharme para enviar la famosa fotografía que mi madre les ha pedido como prueba irrefutable de mi estabilidad física. Insisto en que es demasiado.
Es extraño que haya convencido a Wook y a Kyu Bin desde Busan, mas no imposible. La señora Yang Ji An se las ingenia cueste lo que cueste. Es una sargento condecorada.
Evité las llamadas familiares, he de admitir. Jong Jin continuó molestando con sus mensajes y, al darse cuenta de que no obtendría respuestas de mi parte, desistió. Pero mi madre jamás lo haría, por eso recurrió a mis amigos.
Apagué el móvil, hoy lo encendí sin prestarle atención. No hay nada interesante en él, salvo el fondo de pantalla. Temo entrar a las redes sociales y encontrarme con las actualizaciones de D'angelo durante su viaje, reconocer que se encuentra bien sin intenciones de regresar. No estoy preparado.
Salgo del baño y busco algo de ropa decente. Otro reclamo por parte de los tres que aguardan en la sala me hará perder los estribos. Ropa deportiva estará bien. Es cómoda, y no despertará sospechas ante los ojos de mi madre.
—Estoy listo—digo a la vez que termino de secar mi cabello con la toalla.
—Siéntate, voy a tomarte una foto.
—No.
—Tu mamá quiere una foto.
—No es necesario, Choi—Me quejo, pero de igual forma acepto su pedido.
—Es una maldita foto, Jong Hyun. Luego la borro, porque lo que menos quiero es tenerte en mi móvil —ríe.
Tengo que soportar las caras de Dae Ki para causar más que una sonrisa, es un idiota. Cree que soy un niño y él es un payaso. Detesto los payasos, este es un bufón al que quiero golpear.
—Mira aquí —Mueve los dedos de su mano.
—Voy a golpearte, Kim, deja de hacer eso—hablo entre sonriendo.
—¡La tengo! —expresa Wook—. Enviar a la señora Ji An...—murmura—. ¡La está viendo!
En cuanto mamá la recibe me llama. Esta vez contesto, porque no quiero que venga y se quede por días.
—¿Te bañaste? —Es lo primero que pregunta.
—Sí, mamá, ¿por qué todos me preguntan lo mismo?
—Porque estás extraño, Jong Hyun. Iré a quedarme contigo unos días.
—¡No! No soy un niño para que tengas que cuidarme. Te llamaré, te enviaré fotos comiendo, limpiando, bañándome —río— ¡pero no vengas, mamá!
—¡Espero que tengas el departamento reluciente! Perfuma la sala con esencia a vainilla.
—Es que no hay de eso.
—¡Sí hay! —Me reta.
Repito las indicaciones en voz alta mientras Dae Ki es quien busca el famoso aromatizante de vainilla. Mi madre sabe todo porque, en definitiva, la organización de este departamento es una copia a nuestra casa. D'angelo fue adoctrinada por la sargento.
—Compórtate y aliméntate bien—prosigue.
—Sí, mamá.
—Diles a tus amigos que los espero pronto en casa. Les prepararé pastel de arroz como le gusta a Dae Ki.
—¡También me gusta el pastel de arroz! ¿Por qué lo mencionas a él? Pudiste decir que harás pastel de arroz como me gusta a mí.
—Te quiero, cariño, cuídate. Jong Hwan me está llamando.
—Aish, de acuerdo. Adiós.
Su otro hijo es más importante que yo ahora.
Cierro mis ojos, me respaldo en el sofá y llevo la cabeza hacia atrás. Los chicos mantienen silencio. A pesar de no vernos por días no hay tema de conversación.
—Ya no hablo con So Jin —dice Dae— por eso no venía a verte.
—¿Qué se supone que debo decir ante eso?
—No lo sé, Jeong, tal vez una pregunta. ¿Por qué no te hablas con ella? ¿Te gusta otra persona? —Me imita.
—¡No hablo así!
—¡Ya basta! No son los únicos con problemas. Sook me dejó y no atiende mis llamadas, tampoco me abre la puerta de su apartamento.
—¿Escuché bien? ¿Dijiste "me dejó"? —Hace comillas con sus dedos.
—Es una forma de decir, no tenía nada serio con ella, ¡se los dije! Todo estaba mal entre nosotros —Hace una pausa—. No fue al partido ni a la graduación, dejó de hablarme. Lo peor es que me gusta de verdad y no la localizo.
El castaño y el rubio colocan dinero sobre la mesa, esta vez soy yo quien lo toma con alegría.
—¿Hicieron lo mismo? Son unos subnormales.
—¡Subnormal tú! Te dije que en cuanto la vieras con otro te darías cuenta, pero fue peor, ella se fue y tú te quedaste más solo que un pingüino en el desierto.
—Los tres son desafortunados en el amor, lo contrario a mí—Alardea Kyu Bin.
—Cuéntanos.
—Me divierten más sus historias tristes. Vuelve a lo de So Jin, ¿qué pasó?
—Desde que tengo memoria que me gusta. Le perdí el rastro muchos años y luego la encontré. Intenté acercarme miles de veces, pero no podía, hasta que vino a vivir aquí al lado.
—Te gusta alguien más, ¿no es así?
—Sí, pienso en otra persona día y noche desde que terminé la universidad.
—¡Llegas a decir que es D'angelo y te juro que te parto la cara, Dae Ki!
—¿Tú eres imbécil? ¡No respondas! No es ella, es otra persona —resopla.
—Deja de atacar a Dae Ki—dice Wook—. ¡Supéralo!
Me persigue la misma inseguridad, disparo contra Dae sin pensarlo. Si se tratara de Erika ya se hubiese tomado el primer vuelo a buscarla, algo que no hago porque soy un cobarde.
Un ruido de llaves nos hace direccionar la vista hacia la puerta. Nadie se mueve.
—Tu mamá.
—No, no puede ser...
El corazón galopa dentro de mi pecho a un ritmo acelerado. ¿Será mi madre para instalarse una semana aquí? Me volveré loco.
De pronto, la figura de D'angelo con una valija aparece frente a mis ojos. En cuanto cierra la puerta se percata de nuestra presencia y queda sorprendida.
—Erika—musito.
—No sabía que estaban aquí. Dejo mis cosas en el dormitorio y me voy, no se preocupen.
Su celular suena antes de dar un solo paso, ella contesta aún parada al lado de la puerta.
—¡No, no subas! Vete a tu departamento, me baño y voy, ¿de acuerdo? Sí, no te preocupes —ríe—, me quedaré a dormir ahí.
Sonrío como estúpido, ¡al fin está en casa! Lo que siento en este momento es indescriptible. Tengo una nueva oportunidad.
—Dijo que se va a dormir con alguien —Codea mi brazo—. Santiago está aquí.
—¡Cállate, Dae Ki!
¿Hablaba con Seo Won? ¿Regresó con él? ¡No puede ser! Me aseguró que no intentaría nada. No voy a contenerme y lo enfrentaré si es necesario.
Dae Ki insiste en molestar con la historia del tal Santiago. No sé de dónde sacó ese nombre, pero me fastidia que lo mencione.
—Dae Ki—carcajea Kyu Bin— deja de molestar con eso, por favor. Jong Hyun está furioso.
—Que se joda, porque todo esto es su culpa —Se cruza de brazos.
—También es la tuya, ¿debo recordártelo?
—Ah, ¿sí?, señor le echo la culpa al otro para sentirme menos imbécil.
—¡Ya cállense! —Se entromete Min Wook—. Les daré un buen puñetazo a cada uno.
Erika se dispone a salir del departamento. No se ha secado el cabello, al parecer sus ganas de irse pueden más que la apariencia esta vez.
—Me voy, mañana por la mañana regreso. Aprovecha estas horas para juntar tus cosas e irte—dice con dureza—. Por si tienes dudas, tu padre no pagó este departamento, lo hice yo, por ende, es mío. Tú ya no vives aquí, te lo recuerdo.
¿Ella me está echando?
—Pero... los dos hemos vivido aquí por años.
—Sí, pero ya te habías ido. Lo siento.
Está usando un largo vestido gris y una campera de jean. A sus pies, unas zapatillas en color rosa, su color favorito.
Desearía que se quedara un rato más solo para deleitarme con el exquisito olor a frutos rojos y el aroma a su cabello recién lavado.
El celular suena dentro de la mochila, por lo que detiene el paso antes de abrir la puerta. La observo a detalle, aunque por dentro solo quiero acercarme y abrazarla.
—¡No! ¡No puedes venir, esto es un caos, hay gente! —dice nerviosa—. Vamos a un hotel, ¿de acuerdo? Será por esta noche, mañana podemos venir. ¡No! ¡No subas! ¿Hola? ¡Mierda!
Pasó de una sonrisa a la desesperación en cuestión de segundos.
—¿Con quién estás hablando y por qué quieres irte a un hotel? —Cuestiono levantándome del sillón.
—Jong Hyun—susurra Kyu Bin—. No empieces una discusión ahora.
—Cambio de planes, se van ustedes—expresa D'angelo—. Mañana buscas tus cosas, ¡rápido!
—No me iré.
Vuelvo a sentarme. Coloco mis pies sobre la pequeña mesa y cruzo los brazos.
—Ustedes tampoco se irán. ¡Se sientan los tres!
—Amigo, vamos —habla Wook por lo bajo—. No compliques más las cosas.
El llamado desde la puerta me pone en alerta. En cuanto aparezca el imbécil de Seo Won lo golpearé sin pensar. Desperdicié el tiempo y él lo aprovechó jugando sucio.
Nadie se mueve, el silencio abunda, mi enojo aumenta de forma progresiva al notar que Erika no deja entrar a la persona y que ésta parece decidida a avanzar.
—¡Jong Hyun, vete ahora! ¡Ustedes también! —Insiste.
—¡No pienso irme de aquí! —Grito molesto.
Erika retrocede, la puerta se abre de manera estrepitosa, y un grito de mujer rompe mis tímpanos.
—¿A quién le estás gritando, pedazo de idiota? ¿Quieres morir? ¡Retráctate!
¿Hyo Ri? ¿Y por ella tengo que irme del departamento? Se ha quedado antes con mi presencia y nos hemos soportado. Quizás ahora que es la exnovia de Bo Gum me odie más. El pobre se dio cuenta de que ella es una completa loca desquiciada.
—¿Y bien? ¿Qué esperan para moverse y comenzar a salir de a uno por esta hermosa puerta?
—¿Por qué nos hablas así? Nosotros no hicimos nada —Se sorprende Dae ante la actitud de la pelinegro.
—Porque son amigos de Jong Hyun. Él se va y ustedes también —Irrumpe otra invitada con su valija.
¿Xia? Tal vez sí necesiten que me vaya, pero aún queda el sillón de la sala donde puedo dormir. Sobreviví en casa de Min Wook más de un mes, puedo soportar un par de días con dolor de espalda.
No me iré, quiero arreglar las cosas.
—Chicas, tranquilas, ¿por qué no arreglamos la situación hablando como personas adultas?
—Veo que eres bueno solucionando problemas, Choi Min Wook. ¡Felicidades, ya maduraste! —expresa una tercera voz con su equipaje de por medio.
—¿Sook? —Indagamos los cuatro al unísono.
¡Esto no me lo esperaba!
Contengo la risa. Cubro mi boca con una mano y miro hacia el suelo rogando que nadie se dé cuenta. La cara de Wook es épica.
—¿Dónde estabas? —Se pone de pie—. Te he buscado por días, ¿por qué no atiendes mis llamadas?
—¿No te acaban de pedir que te vayas? La puerta está aquí —Señala—. Ayuda a tus amigos a salir.
—Por favor, ¿se pueden ir los cuatro? —Pide D'angelo con más calma.
—No me iré porque es mi departamento. No me interesa si no lo compró papá, he vivido acá por años y me quedaré te guste o no.
—Erika-yah, por favor, ¿podemos hablar? —Se acerca a ella.
—¿Crees que tengo ganas de hablar, Dae Ki? ¡Estamos llegando de viaje! Tenemos hambre, sueño, queremos tranquilidad. ¡Los quiero fuera de mi departamento!
—¿Viajaron las cuatro? —pregunta con cautela, mas nadie responde.
—Por favor, Jong Hyun, vete. ¡Tú ya no vives aquí!
Necesito hablar con Erika, aunque no querrá escucharme ni estar conmigo a solas para aclarar esto. Sé que ha pasado tiempo, pero no aguanto un día más. Es hora de cambiar mi actitud, necesito estar tranquilo para que ella me escuche.
—Por favor, ya no peleemos más—digo.
—Quise que habláramos, pero tú te fuiste y no regresaste. Yo también me sentía mal, te esperé... Ojalá que hayas aprovechado el tiempo a solas.
—Pregúntales a los chicos, no he hecho nada malo —Intento tomar su mano, mas obtengo rechazo de su parte.
—Jonghyunie, ¿podemos sentarnos y hablar? —dice Hyo Ri—. Pide algo para comer, tengo hambre.
¡Por primera vez dice algo coherente sin intenciones de pelear! Aunque la comida correrá por mi cuenta.
—Gracias, Hyo.
ERIKA
Jamás hubiese imaginado que Jeong y los chicos estarían en el departamento. Como si evitarme por más de un mes no fuera motivo suficiente para quererlos lejos de mí y de mi hogar.
El departamento de Sook no puede ser habitado hoy, están desinfectando y ella se enteró en cuanto llegó. Claro, Seo Won no le avisó, no sabía que volveríamos. Intenté persuadirlas para ir a un hotel, solo sería una noche, pero la impulsiva de Hyo Ri irrumpió en mi morada para discutir con Jeong como es costumbre. Ella no pierde oportunidad.
Ahora pretenden que hablemos como personas normales, pero eso nunca sucede entre nosotros.
—¿De dónde vienen? Pensé que estabas en Argentina. —pregunta con timidez.
—Fuimos a la casa de mi abuela.
—¿Y tú porque fuiste con ella? ¡No entiendo!
—Porque sí. ¿Desde cuándo debo darte explicaciones, Min Wook? ¡No somos nada!—responde Sook con molestia.
Un ambiente tenso se ha creado, la pelea se percibe, nadie intenta calmarse.
—Está bien, lo admito, hemos discutido mucho; pero intenté comunicarme contigo y no pude. Tú no hiciste nada para acercarte a mí desde la última pelea —Reclama Wook frente a mi amiga—. No fuiste al juego ni a mi graduación, luego te vas de viaje sin avisarme. Y tú —Me señala —. Pensé que eras mi amiga, tampoco fuiste a verme jugar y no me avisaste que viajabas con Sook.
—¿Discúlpame? Tú eres amigo de él—señalo a Jong Hyun— y si mal no recuerdo, te pusiste de su lado. ¡Nunca me llamaste para peguntarme cómo estaba después de la ruptura, incluso le diste permiso para que se quedara en tu departamento!
—Vine a verte y me cerraste la puerta en la cara.
—Sí, ¿pero cuánto tiempo había pasado? ¿Por qué viniste a verme? ¿Alguien te lo pidió? Me queda muy claro quién es tu amigo.
—¡Tú eres mi amiga, Erika! —Se entromete Dae Ki—. Sabes que te elegiría por encima de cualquiera de ellos. Todo fue un malentendido. Yo no sabía que Jong Hyun se iría a EEUU, no me lo dijiste.
—No quisiste escucharme.
—Erika-yah...
—Por favor, perdóname —dice Jeong—. No me iré a ningún lado, me quedaré aquí contigo o nos iremos los dos juntos a donde quieras.
Sus palabras son sinceras, esos ojos oscuros brillan como diamantes cada vez que me mira. Extraño a Jong Hyun como a nadie. En el viaje me la pasé hablando de él con las chicas, miré a diario las fotos que le tomé en el juego y en la graduación. Estoy aquí por él.
Tenía dudas, estaba aterrada de regresar al pensar que me había superado, pero puedo confirmar que aun siente lo mismo.
—Llegó nuestra comida—Festeja Hyo Ri al escuchar el timbre del portero eléctrico.
—Yo me encargo—Se ofrece Jeong.
Las chicas nos quedamos en la cocina, ellos en la sala. La distancia que nos separa es ínfima; sin embargo, disfrutaremos de igual forma el pollo frito.
Ninguno de los dos grupos emite palabra. Nuestras miradas dicen más que cualquier opinión.
Una llamada desde Argentina rompe el silencio y me pongo de pie a fin de salir al balcón para que nadie escuche. Es irónico porque ninguno habla español.
—¿Hola?
—Hola, ¿Erika? Soy Santiago Bisen.
—Santiago, ¿cómo está? ¿Necesita algo?
—Quería saber si se llevó la llave de la casa.
—Sí, no se preocupe. Me traje las llaves de la casa y las del portón trasero. La copia se la entregué a Florencia Rost, ella se las dará a ustedes.
Dejé todo en manos de Santiago, el esposo de Luisa. ¿Quién mejor que él para que se encargue de la casa? Me he traído un juego de llaves porque pretendo regresar algún día. Las chicas están de acuerdo, será nuestro destino en las próximas vacaciones.
Tengo el número del matrimonio Bisen para comunicarme cuando sea necesario. Don Santiago es una especie de abuelo, nuestras familias festejaban Navidad juntas y me hacía regalos. Sigue siendo una persona bondadosa y tierna, nos cuidó mucho, ¡hasta nos hizo un asado! Y qué decir de Luisa, es una mujer amorosa a la que quieres abrazar cada vez que llega de visita. Los voy a extrañar.
—Digan adiós, chicas.
—¡Chau, señor Santiago! —dicen en español.
Él envía saludos desde el otro lado del mundo al escuchar las voces con entusiasmo. Espera vernos pronto, y me encargaré de que suceda.
—Erika —dice Jong Hyun una vez que corto la llamada—. ¿Quién es Santiago?
—El mejor hombre del mundo—Responde Hyo—. Nos cuidó mucho.
Dae Ki y Kyu Bin explotan de risa. No entiendo cuál es el motivo, pero viendo la seriedad de Jeong puedo imaginármelo. Tensa la mandíbula y con la lengua presiona la mejilla. ¿Está celoso? Sí, es probable.
—Santiago es el señor que cuida la casa de mi abuela, tiene como 70 años —comento—. Y si te preguntas si me gusta, la respuesta es no, él está casado.
Su semblante cambia al mostrar una sutil sonrisa. Hay cosas que se mantienen intactas a pesar de las circunstancias.
Voy a mi dormitorio para confirmar que las llaves se encuentran en mi mochila, quiero guardarlas en un lugar seguro. Reviso y, al no encontrarlas, voy sacando todas las cosas que hay dentro. ¿Por qué siempre me pasa lo mismo?
La puerta se cierra a mis espaldas, Jong Hyun está aquí y es la primera vez que estamos a solas después de tanto tiempo.
—¿Qué quieres, Jeong? Estoy ocupada.
—Mi amor, por favor...
Nunca voy a entender por qué cada vez que dice esas dos palabras el corazón se me acelera.
—No podemos llamarnos así. No es real, no nos importamos—continúo buscando las llaves.
—¿También recuerdas cada una de las palabras que nos dijimos aquella noche? Deja de hacer lo que estás haciendo y mírame —Acuna mi rostro—. Perdón, no quiero pelear más ni estar lejos de ti —Une su frente a la mía y cierra los ojos para continuar hablando—. Te extraño. Tu voz, tus besos, tu olor...
—Te extrañé en ese mes y medio, no ahora —Me separo de él.
—He pensado en ti todos los días desde que me fui del departamento.
—¡No regresaste! Siempre he estado para ti, aunque creas que no lo hago. Tú no eres igual conmigo, no te importo.
—Me importas mucho.
—Nadie me felicitó por mis últimos exámenes, de seguro ustedes cuatro pudieron festejarlos. Estudié sola, fui y volví sola, me enteré de que había aprobado dos días después porque ninguno me avisó que las notas estaban cargadas en el sistema —Sollozo—. El día de la graduación llegué sola al lugar de la ceremonia, estuve a punto de quedarme aquí porque no tenía ánimos de ir.
—No, no llores —Se acerca para abrazarme.
La indiferencia de los chicos me dolió, mas este abrazo reparador me hace recordar. Jeong se desahoga de la misma manera, algo que logra sorprenderme porque no permite que lo vean vulnerable.
—En la graduación quise abrazarte cuando el profesor Han preguntó por tus padres. Supe que querías llorar en ese momento, pero no me acerqué porque no quería que estuvieras triste en la entrega de diplomas. Tenías que salir bonita en las fotos.
—¿Me sacaste fotos en la graduación?
—Sí, mi amor, todos te sacamos fotos. Estabas preciosa, y obtuviste medalla por el mejor promedio de la promoción —Sonríe—. Estoy orgulloso de ti.
—También te saqué fotos —Seco mis lágrimas —. En el partido y en la graduación.
—¿Muchas?
—Muchísimas, y las veo todos los días.
—Te Amo, D'angelo. No podemos estar separados.
Toma mi mano y esta vez se lo permito. Jugamos con nuestros dedos como es costumbre al entrelazarlos.
—Jong Hyun... tú...—Tengo miedo de preguntar.
—No tengo ojos para nadie más—Responde al darse cuenta lo que quiero saber—. Perdón por decirte esas cosas, nunca te haría algo así. Me gustan solo tus besos, tus caricias, tus enojos...
Y después de tanta espera nos fundimos en un beso. Extrañaba estos labios, su piel, su calor. Logro percibir el salado de las lágrimas y el amor incondicional que permanece intacto. Nuestro amor sigue intacto.
Jeong rodea mi cintura, me aprieta contra su cuerpo y no quiero separarme de él. Estamos anticipando un encuentro en un momento inoportuno. Es una sensación rara, una mezcla de emoción y deseo.
Un golpe desde la puerta nos obliga a separarnos y terminar con el largo beso.
—¿Están bien? —pregunta al darse cuenta de que estuvimos llorando.
—Sí, Kim, ahora todo está bien.
Dae trae una mirada de arrepentimiento desde que me vio llegar al departamento. Hace rato lo traté mal, lo ignoré y me comporté de manera infantil al reprochar su accionar. Pude arreglar las cosas con él y tampoco lo hice. Soy una tonta.
—Erika...
Lo abrazo de repente. Me corresponde en cuanto empieza a apretujarme y ríe.
—¿Por qué a él lo perdonas tan fácil? ¡Yo te tuve que rogar!
—Quise enviarte mensajes, llamarte, venir a verte, pero él no me dejó —Lo acusa—. Dijo que me odiabas, que no me considerabas tu amigo.
—¿Jeong, le dijiste eso? —Frunzo el ceño.
—Sí, pero... no me hubiese hecho caso... Es decir, él dijo que ya no eran amigos.
—Es cierto, tú lo dijiste, Dae.
—¡No fue así! —resopla—. Erika, no dije eso, lo juro.
—Ya pasó—digo.
—Gracias por hablarme —. Me abraza de nuevo—. Eres mi mejor amiga. Te quiero mucho, ¿sabes?
—No le digas te quiero a mi novia, Dae Ki—Se para en medio de los dos—. ¿Qué te pasa?
—¿Volviste con él?
—Todavía no, ¡porque nos interrumpiste! —dice Jong Hyun.
—Erika, deberías pensarlo...
—¡Kyu Bin! —grita—. ¡Ven a buscar a Dae Ki!
El rubio aparece en mi cuarto junto a Wook. Se disculpan conmigo y hago lo mismo, porque no actúe de la mejor manera al cerrarles la puerta en la cara aquella tarde. Me dejé llevar por el enojo en lugar de pensar en lo que realmente quería.
—Explícame por qué Sook viajó contigo.
—¡Porque es mi amiga! Tenemos un grupo de chat y las invité a viajar conmigo.
—O sea que se hablan hace más de un año—dice Jong Hyun.
—Sí. Por eso tenemos confianza ahora, incluso las chicas sabían que éramos novios antes de que tú supieras que éramos novios. ¿No recuerdas cuando nos enteramos de que persiguieron a Seo Won? Sook nos felicitó por nuestro noviazgo apenas se acercó.
—Es verdad, no lo recordaba —asiente.
—¿Entonces todo vuelve a la normalidad entre nosotros? —pregunta Kyu Bin.
—Sí. Ahora regresemos con las chicas.
Tengo los ojos rojos debido al llanto, Jong Hyun igual. Mis amigas entienden que la reconciliación es un hecho.
—¿Hay más secretos que revelar? —Ironiza Hyo Ri—. ¿Ya se reconciliaron, Jonghyunie?
—Sí, eso creo —responde avergonzado por las lágrimas.
—¿Quién pidió disculpas primero? —interroga.
—¡Sé que estás cuestionándome a mí! —Recrimina—. Yo le pedí disculpas primero, para que sepas, tonta chismosa.
Xia, Sook y yo sacamos dinero para dejarlo sobre la mesa. Hyo Ri festeja victoriosa mientras lo guarda y realiza un bailecito.
—¿Qué significa eso?
—¡Que gané la apuesta! Gracias, Jonghyunie bebé —Pellizca su mejilla—. El más idiota es quien pide disculpas primero.
Casi llegando al aeropuerto hicimos dos apuestas. La pelinegro ha ganado una, pero estoy a tiempo de ganar la otra, me tengo fe. Haré que suceda.
—Sook, ¿nunca ibas a contarme que tú y Erika eran amigas?
—¿Cambiaba en algo decirlo? —continúa a la defensiva—. Gracias a ella nos conocimos, ¿no? Tú me mentiste.
—¡Fue hace mucho tiempo! Admito que estuve mal, pero tú también me dejaste solo.
—Sook fue al partido a verte, también estuvo en nuestra graduación —Me entrometo para ayudar.
—¿Estuviste allí?
—Sí.
Min Wook se aproxima para abrazarla. No sé qué le dice al oído, mas ella corresponde. A ninguno de los dos parece importarle la presencia del resto. Se han extrañado, todos lo sabemos.
Otra suma de dinero hace presencia sobre la mesa y esta vez la ganadora soy yo. Era obvio que Wook guardaba sentimientos por Sook, faltaba un pequeño empujoncito. ¡Se quieren, nadie lo duda!
—¿Alguien más va a declarar su amor? —Bromea mi amiga de Jeju.
—Bo Gum no vendrá—contesta Jeong.
—Cállate, idiota. Ni que él fuera la última botella de agua en el desierto.
—¡Llegó el momento de irnos! —exclama Xia.
—¿A dónde se van?
—Erika, te mentimos—Confiesa la menor—. Mi departamento está en perfectas condiciones para ser habitado, solo queríamos que te arreglaras con oppa de una vez. ¡Nos vemos mañana!
—¡Ustedes, muévanse! Erika va a tirar los galgos a Jong Hyun.
—¡Hyo Ri! —decimos al unísono.
—¿Qué dijo? —Pregunta Jeong.
—Nada, nada...
—Nos iremos para que puedan conversar—Se despide Dae Ki —. Erika, no hagas nada que no quieras hacer.
—¡Kyu Bin, llévatelo! —Pide el pelinegro a mi lado.
—Dae Ki, ¿qué te pasa? —Interviene con su característica risita—. Déjalos en paz.
—¡Mañana vendré a verte, Erika-yah!
—¡No, adiós!
—¡Jeong!
La puerta se cierra, el bullicio desaparece y estamos solos después de casi dos meses sin convivir.
Los brazos de Jeong me rodean dando lugar a una cercanía hermosa.
—Te Amo, Erika. Prométeme que nunca más vas a dejarme.
—Te Amo, mi amor. Lo prometo.
Nuestros labios se complementan en un beso desesperado. Soy frágil, dejo que lleve el control sobre mí. Amo sus caricias, el contacto de la yema de sus dedos sobre mi piel al apartar mi cabello.
Me eleva a horcajadas sobre él. Con una de sus manos me sostiene, en tanto la otra se ocupa de apagar las luces de la sala.
Camina por el pasillo hacia los dormitorios entre penumbras, esto me trae recuerdos.
—¿Tu dormitorio o el mío?
—El tuyo —sonrío.
...
¿Alguien extrañaba esta historia? ¡Griten conmigo en esta reconciliación! 💜
¿Casualidad que se reunieran todos en el departamento? ¿Qué piensan al respecto?
¿El más idiota pide disculpas primero? jaja
No sé ustedes, pero si hay muchos comentarios actualizamos pronto... ¿alguien dijo maratón?🤔🥰
GRACIAS POR TANTO AMOR
JK
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro