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CAPITULO 20

ERIKA

Comencé mis terapias a pocos días de que Hyo Ri se regresara a Jeju. Al principio estaba muy nerviosa, por momentos llegué a arrepentirme, pero una vez dentro del consultorio todo cambió. Mi psicóloga se llama So Hyun. Es amable, linda, y tiene una cálida voz que transmite confianza.

Necesitaba ayuda, mas no sabía por dónde empezar a relatarle mi historia. Sin embargo, las cosas fluyeron con el pasar de los encuentros. Reflexioné mucho, no había una solución inmediata, solo tiempo. Sesión a sesión aprendí a abrirme y pude contarle mis problemas. Hablé sobre mi infancia, mi familia, la secuencia de sucesos devastadores que acabaron con aquella Erika alegre y efusiva. Sentí que mi mente viajaba al pasado. Mi diario íntimo sirvió como recordatorio al marcar detalle a detalle de un largo proceso. Incluso encontré plasmadas situaciones que no recordaba. Quise borrar todo, aunque no pude.

Me aliviané al sacarlo de mí. Hablé más de lo que pensé y recibí contención de parte de una extraña con la que ahora me siento cómoda. Fue una gran inversión, en todo sentido de la palabra.

—Nos vemos la próxima semana, Erika.

—Gracias por la sesión de hoy—digo.

El tiempo se pasó volando, es hora de ir al departamento. El aroma a lavanda del ambiente se percibe mientras camino. Estoy tranquila y con mucho sueño de por medio. 

Jong Hyun me espera en el auto, con esa belleza que trasciende lo común. Cada rasgo, cada gesto, parece haber sido diseñado por un artista divino. Se está dejando más largo el cabello, quizá sea eso lo que logra maravillarme. Aún no se ha percatado de que me encuentro de vuelta, dirige su mirada en una dirección opuesta a la mía. Ojalá no se trate de una chica.

—Hola—digo a través de la ventanilla, llamando su atención.

—D'angelo —Sonríe—. ¿Cómo estuvo tu sesión?

—Bien, me gusta venir y hablar con So Hyun.

—Te veo más tranquila que el primer día, cuando te arrepentías en la puerta.

—¡No fue así! —resoplo al subir al coche.

Tenía miedo, no voy a negarlo, no sabía con qué clase de mujer podría encontrarme detrás de la puerta del consultorio. ¿Qué tal si era de esas personas serias que solo observan sin acotar nada? O peor aún, de las que interrumpen todo el tiempo porque creen que se les oculta información.

Lo cierto es que aquella tarde llegué 15 minutos antes y no quise bajar del auto. Jeong insistió en que todo saldría bien, que no podía acobardarme después de tanto entusiasmo en los días previos.

Ahora me siento una tonta.

—Estoy bromeando—dice.

—No me trates diferente. ¿Piensas que estoy loca?

—¿Es una pregunta genérica? —carcajea en tanto maneja—. No pienso nada de eso.

—Estás de buen humor hoy. ¿A qué se debe?

—Todos los días estoy de buen humor. La única malhumorada eres tú; pero si quieres una razón te la daré.

—Te escucho.

—Me encanta estar contigo—confiesa—. Se siente bien acompañarte a tus terapias o esperarte cuando sales. Vienes renovada y me gusta verte bien.

Jong Hyun no se da cuenta de lo feliz que soy a su lado. Su presencia me renueva, me fortalece. Se ha portado muy bien conmigo.

—Gracias por quedarte, Jeong.

—Voy a estar para ti cada vez que me necesites. 


Nuestras manos se entrelazan al entrar al elevador. Me acerco a él y me recibe entre sus brazos. Nos quedamos así hasta que las puertas se abren. El tiempo se reduce cuando apoyo mi cabeza en su pecho para oír los latidos de su corazón.

Los apuntes nos esperan esparcidos sobre la mesa blanca de la sala. Mañana tenemos un examen de Costos y hemos estudiado juntos en los últimos días. Queda un simple repaso.

—D'angelo, prepara tu merienda mientras voy por otros apuntes que dejé en mi escritorio.

—De acuerdo. ¿Tú quieres tomar algo? ¿Tal vez un yogurt con cereales, pero con más yogurt?

—Nunca me has invitado de tu yogurt y cereal. Acepto con un 30 % de cereal y un 70 % de yogurt —Bromea.

Rodeo su cuello con mis manos y lo observo concentrada, a pesar de que él ya ha terminado de hablar.

—¿Qué pasa? —Me mira.

Sus manos permanecen a un costado de mi cintura, atento a una respuesta de mi parte.

—Nada. Traes el pelo diferente hoy, me gusta —Lo abrazo y corresponde.

—Tenemos que estudiar —expresa sin soltarme—. Si seguimos así voy a besarte por horas y no aprobaremos mañana —Cortamos el acercamiento con un leve puchero juguetón—. Iré a buscar los apuntes que faltan.

Aprovecho para preparar nuestra merienda. Es cierto que nunca le invito de mi yogurt y cereal; aunque tampoco me lo ha pedido. Él sabe que podemos compartirlo todo.

Nos sentamos con los apuntes en mano. El único sonido es el del cereal desarmándose en mi boca. A Jong Hyun ya no le molesta. De pronto, nuestra concentración se ve interrumpida cuando alguien llama a la puerta. Una lucha de miradas interminables se debate en quién irá a abrir, mas ninguno cede.

—Ve tú, Jeong —pido con la voz calma, sé que va a acceder.

—Voy —asiente.

A lo lejos escucho su voz. Por un lado pienso en que está demorando demasiado y ya tendría que estar aquí para terminar de repasar, por otro, he perdido la concentración por estar viéndolo a la distancia. ¿Me quedé en el nivel 1 de aprendizaje?

Dejo mi taza a un costado antes de ir hacia la puerta a averiguar el motivo de su demora. Jong Hyun habla con una chica muy bonita de pelo oscuro y labios gruesos. Nunca la había visto. 

—Erika—dice en cuanto me ve—. Ella es So Jin, la nueva vecina —sonríe.

—Mucho gusto, Erika—asiente—. Vine a presentarme.

—Mucho gusto, So Jin-ssi —respondo no muy convencida de continuar hablando.

—Ahora me retiro, no te quito más tiempo con tu novia.

¡Qué casualidad que se retire con mi presencia!

Lo que queda de mi cereal se ha humedecido con el yogurt. Ya no quiero comerlo así, no me gusta. Dejo la cuchara en la taza y tomo las hojas que trajo Jeong. Hay un incómodo silencio que parece extenderse.

—¿Qué pasa? —Indaga, para luego apoyar su codo sobre la mesa y observarme.

—Nada, ya terminé de repasar. Ahora me iré a duchar y luego a dormir.

—¡Pero si recién empezamos!

—En el tiempo que te la pasaste hablando con la modelo que tenemos de vecina, yo ya terminé.

—¿Estás celosa? Es la primera vez que te pones celosa de mí. Qué linda.

—¡No estoy celosa! —Me levanto de mi lugar—. Estudia solo.

—Erika, espera, no te enojes. ¡Fue un chiste!

A mitad del pasillo caigo en cuenta de lo patética que es la situación, por lo que me detengo de inmediato.

¿Por qué estoy actuando como una completa demente? Sí, estoy celosa, pero no tengo que guardarme este sentimiento, tengo que decírselo, ser yo misma, ser sincera. No recuerdo cuales son los malditos pasos que tengo que seguir según So Hyun y mi última charla, aunque tampoco los necesito.

Regreso a la sala. Jong Hyun lee tranquilo.

Lo observo de lejos, parece concentrado. Su largo dedo índice se desliza por la hoja en tanto lee la teoría y lo compara con su último trabajo. Un mohín en sus labios denota que tiene una duda y no estoy ahí para quitársela. Su ceño se frunce al pensar la respuesta, yo solo sonrío. ¿Cómo puede verse tan atractivo leyendo apuntes de Costos?

De repente, levanta la vista y se sorprende al verme casi espiándolo como una psicópata.

—¿Qué pasa? —pregunta preocupado.

Me acerco y tomo asiento justo en frente de él. Su brazo se extiende sobre la mesa a fin de entrelazar nuestros dedos, imponiendo una dulce barrera contra mi ansiedad al querer apretar mis manos por los nervios. Jeong Insiste en mantener la mirada sobre mí, sus ojos oscuros son una incógnita, no puedo dilucidar con precisión lo que piensa. Sin embargo, tengo la certeza de que me escuchará sin reparo.  

—Estoy celosa—Admito—. ¡No me gusta la vecina!

—Bueno, le pediré que se vaya a vivir a otro lado —contiene la risa, aunque no pretende disimularlo. 

—Me conformo con que no te hagas el lindo con ella.

—¡Pero no hice nada! Ella piensa que tú eres mi novia.

—¿Cómo que piensa?

—Sí, lo piensa, porque somos algo...No sé...pero no somos novios.

Mi expresión en este momento debe ser confusa incluso para él, porque de inmediato respalda lo que acaba de decir.

—Escucha, yo quiero que seas mi novia, lo he dicho miles de veces. Llevo meses esperándote y no voy a presionarte. Le dije a la vecina que éramos novios cuando me lo preguntó. ¿Hice mal?

—Pensé que la vecina había dicho eso de "te dejo con tu novia" para tantear el terreno y esperar nuestra respuesta de "no somos novios" y ella poder pretenderte —contesto haciendo comillas con mis dedos.

—¡No! Además, ¿crees que me iría con cualquiera? No respondas —ríe.

—¡Jong Hyun! —Me levanto de la silla otra vez.

—¡Siéntate! —Me agarra del brazo—. Deja tus celos para otro momento. Tenemos que estudiar, D'angelo, y soy bruto.

—No lo eres.

—Sí lo soy. Ayúdame.

El debate telepático y la lucha entre sentarme para ayudarlo o retirarme a mi dormitorio y solo comportarme como una tonta repercute. Él sonríe, su orgullo de saber que estoy celosa no le cabe en el pecho. Es claro que no puedo quitarle esa ilusión sin quedar expuesta a las tantas ocasiones en que este sentimiento apareció.

—Me quedaré, pero te comes las dos tazas con cereales —Pido como condición absurda y río al ver su gesto de asco.

—Lo haré si eso me asegura que te quedes conmigo.

—Tonto.

—Tonta tú, D'angelo.


...

Hola, bellezas! aquí el quinto capítulo de la semana.  ¿Qué les ha parecido?

¿Sigue la maratón? Ya veremos...

Les mando un beso enorme. 

GRACIAS POR TANTO AMOR 💜

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