CAPÍTULO 34
Canción del capítulo All about us - He is we
Cuando los bebés atrapan uno de tus dedos con sus pequeñas manitos, se sienten en equilibrio, se sienten seguros. Es algo similar a lo que me está pasando ahora.
La base de mis días hasta hace unos días estaba tambaleante, con todas las piezas de mi corazón roto esparcidas por el suelo. Ahora esa base dejó de temblar un poco, y las piezas de mi corazon estan ahi, listas para que las recoja y vuelva a unir cada parte.
Aun tengo miedo de dar un paso hacia adelante, pero se que eso no será eterno. Lo se ahora, lo veo ahora, lo noto, lo siento.
Jude sigue presente en mi mente, aunque no quiera siempre algo me lo trae, nostalgia será. En el proceso de superar, incluso hasta el detalle más mínimo te lleva a esa persona. Es por eso que superar a alguien no es fácil, pero tampoco imposible. Digamos que esto de creerlo posible, lo empecé a ver ahora, antes me negaba a aceptarlo. Negarte te lleva a cerrar todas las puertas que no te dejan salir de ese lugar que tanto te atormenta, pero cuando finalmente dices "es posible que yo pueda salir adelante" notas como un poco de luz entra a ese lugar oscuro, sientes un poco de calor y no tanto frío.
Me duele pensar en Jude, lo que me hizo no puedo olvidarlo, pero realmente quiero hacerlo. Aunque del todo no te olvidas de una persona, solo lo dejas atrás y continuas. Es lo que quiero, dejarlo atrás y continuar. Se que en ese momento podré dar el siguiente paso sin miedo.
No creo que sea justo que Nolan espere a que me sienta lista para correr a sus brazos y dejar que recoja las piezas de mi corazón roto, se que él merece mucho más. Pero también se que estara ahi, lo se porque me lo asegura, me lo promete, me lo afirma tan solo con una mirada y no miente. Nolan quiere abrazarme y juntar cada pieza rota, quiere besarme, sanarme y hacerme feliz. Basta una mirada para notarlo.
Quiero eso, quiero que alguien como él me abrace, me cuide, me bese, me haga feliz, y yo poder dar el doble de lo que recibo, pero para eso tengo que soltar a Jude y dejarlo atrás. No puedo correr a los brazos de mi salvación si aun mi mente me lleva a la persona que me enferma.
Incluso hasta llegué a pensar que hago mal en desear besarlo todo el tiempo, pero es lo que deseo, es lo que quiero, y no puedo ignorar ese fuego en mi interior cuando pienso en los labios de Nolan sobre los míos.
Claramente tengo una laguna de confusión en mi mente. Mi cuerpo tironea hacia la enfermedad, y salvación, voy de un lado al otro.
Estoy sola y me siento triste, abandonada aun sabiendo que tengo amigos y familia. Pero cuando estoy con Nolan me siento en mi hogar, me siento querida, protegida. Simplemente me siento a gusto con su compañía.
–¿Podrías dejar de pelear con tu hijo? –la voz de mamá me trae a la realidad, me obliga a dejar de sumergirme en pensamientos.
Papá y Dylan están jugando a la playstation, y es en estas situaciones cuando papá se olvida de que Dylan es su hijo, no su hermano. Le pelea, le discute y se burla cuando pierde, como ahora.
–Es un perdedor –dice papá y me rio.
–¡No soy un perdedor, tú hiciste trampa! –grita Dylan enojado.
–Todos los perdedores dicen eso.
–¡Hunter! –mamá está intentando no reírse.
–Loser –Dylan se cruza de brazos y papá se ríe– ¿Quién es el perdedor número uno? ¿Quien? –utiliza la voz que todos utilizamos al hablarle a una mascota y le aprieta las mejillas.
–¡Basta, papá! Mamá, dile algo –Dylan aparta su mano y papá se ríe.
–Hunter, deja de comportarte como un crío.
–Te diré lo que Paul te dijo una vez. Dejare de comportarme así cuando crezcas unos centímetros –largo una fuerte carcajada– ¡Hasta tus hijos están siendo más altos que tú! Menos mal que Zoey está heredando mi altura, como el perdedor de Dylan.
–¡Ya basta! –grita Dylan y me vuelvo a reír. A mamá no se le hace ninguna gracia.
–Te estas comportando igual que tu amigo –dice mamá y nos reímos. Papá y Paul son más hermanos que amigos, y se suelen comportar igual más de una vez. Ambos son dos adultos divertidos, solo que Paul es un poco más infantil– Yo podría comportarme igual que Nathalie.
–¿Qué quieres decir?
–Sabes a lo que me refiero –mamá lo desafía con la mirada.
–Dylan, no escuches –le digo y papá se ríe.
–No puedes hacerlo –dice papá.
–Claro que puedo.
–No se olviden que vivimos con ustedes –digo y se ríen.
El celular de papá suena e interrumpe el momento de diversión que estamos teniendo.
–Paul –dice al contestar.
–¡Dejarás de juntarte con él! –grita mamá, como si se tratara de su hijo y otra vez me río.
–Dijo Paul que vayas a medirte –le informa papá riendose.
En momentos como estos, también logro olvidarme de todo. Tengo la suerte de tener una familia increíble, y debo darle valor a todo esto. Siento que todo va mal en mi, pero no es del todo cierto cuando se que los tengo a todos ellos conmigo.
–Paul nos invitó a cenar –nos informa papá al colgar– ¿Qué les parece?
–Cualquier excusa para no cocinar –dice mamá.
Esto significa que estaré cerca de Nolan con mis padres presentes, ya puedo sentir la tensión y los deseos de querer besarlo por cada rincón de la casa.
¿Realmente acabo de decir eso?
Es solo una cena, como muchas otras que tuvimos. Es una reunión con amigos que son más nuestra familia. Tranquila, Zoey. No es nada del otro mundo.
¿Nada del otro mundo? ¡Bese a Nolan y deseo seguir haciéndolo!
¡Controla tus deseos, Zoey!
Bien, acabo de tener una conversación conmigo misma. Pero ¡vamos! no creo ser la única ¿Verdad?
Llegamos a la casa de los West, aún no entramos y ya me siento diferente. Paul nos recibe y hace una broma con mamá, típico de él, así como también es típico que me despeine o que le diga bebé a papá. Nathalie nos sonríe, simpática y alegre como siempre. Hope nos abraza como la cariñosa que es. No hay señales de Nolan.
Me siento en la sala con Dylan y Hope, mientras que mamá ayuda a Nathalie y papá habla de trabajo con Paul.
–¿Y tu hermano? –le pregunto a Hope.
–Fue a comprar algo que le pidió mamá –asiento y ellos continúan hablando sobre un tema que solo ellos entienden. Veo a Dylan y Hope, y me pregunto si con Nolan éramos así. Creo que nuestra relación era más especial y única.
La puerta principal se abre, y mis pelos se erizan cuando escucho a Nolan cantar una canción de su banda favorita. Casi por inercia me pongo de pie, esperando para saludarlo.
Cuando sus ojos se centran en mí, no quiero correr lejos de él, lejos de lo que posiblemente esté a punto de sentir. Simplemente quiero correr a sus brazos, contarle que tal estuvo mi dia y que él me escuche, opine y me cuente sobre su día.
Su saludo llega a mi, y me siento nerviosa. Me sonríe porque sabe que lo estoy.
–Hola.
–Hola –me sonrojo con tan solo un hola, genial.
Nolan posa una de sus manos en mi cintura y besa mi mejilla, haciendo del beso más duradero de lo normal. Cuando nos alejamos, Paul nos está mirando. Es el único que noto esta escena. Nos observa sonriendo, haciéndose millones de preguntas y de seguro llegando a obvias conclusiones.
La cena comienza. Nos sentamos todos en la mesa de la sala, y tengo la suerte o mala suerte –ya ni siquiera se– de tener a Nolan sentado frente a mi.
Cada tanto me observa, y cuando lo hace parece que se olvida de todo lo que sucede a su alrededor. Con esa clase de mirada, puedo ver todo lo que siente por mi y es algo demasiado fuerte, hermoso y unico. Sigo pensando que no merezco esa mirada, me pregunto si algun dia dejare de pensar así.
Como cada cena con la familia West, todos nos reímos y disfrutamos del momento. Solo que esta vez hubo más tensión que risa, y creo que solo yo sentí la tensión, los nervios. Aunque no creo ser la única que siento deseo de hacer algo.
–Hoy es tu turno de lavar los platos, Nolan –dice Paul cuando terminamos. Paul y Nolan son así gracias a Nathalie. Ninguno acostumbraba a hacer nada, entonces Nathalie les puso una tarea rotativa a cada uno.
–¿Me ayudas, Zo? –me pregunta y me sonrojo como si me hubiera dicho que luzco hermosa.
Mierda.
–Claro.
Le sonrío y Paul nos observa detenidamente otra vez. Parece que el único que nota todo esto es él.
Juntamos la mesa y nos dirigimos a la cocina. Nolan se encarga de lavar las vajillas, y yo me encargo de secarlas.
Y lo que estaba deseando hacer, se está cumpliendo. No corrí a sus brazos, pero si le estoy contando sobre mi día, y él me cuenta del suyo. Nos reímos de alguna locura o de algo que nos paso. Disfrutamos del momento sonriendo, riendo y hablando animadamente.
–Luces hermosa –dice observandome fijamente a los ojos– Como siempre, claro.
Le sonrío y me sonrojo.
Nolan me salpica con agua fría y casi me hace arrojar un vaso al suelo.
–¿Qué te sucede? –se ríe.
–Lo siento, estabas tan roja que creí que te ibas a encender.
–¡Eres un imbécil! –se ríe y lo salpicó también.
–¡Madura, Zoey! –me río y empieza la guerra de cosquillas, esto va a terminar mal, lo se.
Dejamos de reírnos, de hacernos cosquillas y nos miramos a los ojos.
–Quiero besarte –dice.
–Nos van a ver.
–Quiero que todo el mundo me vea.
–Hay veces que lo deseo también.
Sus manos se posan en mi cintura y se ríen. Estamos a punto de besarnos, pero nos separamos cuando escuchamos que Paul se está acercando, lo sabemos porque es el único que cantaria una cancion teen del momento.
–¿Creen que soy idiota? –se ríe y busca las cosas para preparar café– ¿Hace cuanto se están dando?
–¡Papá!
Se ríe.
–Es lindo verlos juntos.
–No estamos... no –dice Nolan frunciendo el ceño.
–Por algo se empieza a construir un hogar –dicho esto, nos sonríe y se aleja.
La frase de Paul suena en mi cabeza una y otra, y otra vez.
–¿Quieres... ir al patio? –me pregunta, siendo timido otra vez– La noche está agradable.
–Claro.
Me sonríe y nos dirigimos al patio trasero de la casa. Nos sentamos en el medio del mismo, sobre el hermoso césped que hay.
Nolan está callado, de seguro pensando más de lo deseado.
–¿Estas bien? –le pregunto, y por primera vez desde que salimos de la casa me observa.
–Estoy contigo, es evidente que estoy bien –sonríe.
–Te noto muy pensativo.
–Lo estoy.
–¿Puedo saber en qué piensas?
–En ti, tú ocupas gran parte de mis pensamientos.
–Te veías serio.
Nolan suspira y se acerca más a mi.
–¿Recuerdas lo que te dije cuando teníamos catorce? Cuando estábamos en la heladería y me arrojaste tu helado de chocolate por la cabeza.
Me río.
–Estaba molesta contigo.
–Te había dicho que me parecía linda Ginger.
–Lo recuerdo.
–Entonces ¿recuerdas lo que te dije?
Quiero hacerlo, pero mi mente se niega a ese recuerdo.
–Te dije que tú eras mi chica –me lo recuerda.
–Ahora lo recuerdo.
–Quiero que seas mi chica, Zo –lo miro a los ojos– Se que tengo que esperar para finalmente decir que lo eres.
–No es justo que tengas que esperar.
–No es justo para nadie el esperar, pero realmente te esperaré toda mi vida –suspiro– Soy una persona totalmente diferente contigo –sonríe– ¿Nunca sentiste que cuando estamos juntos somos Peter y Wendy?
–Todo el tiempo –sonríe.
–Estoy contigo y soy ese niño que se reía de tus bromas, de tus caras, de tus travesuras. Me gusta sentir eso, me gusta quien soy cuando estás a mi lado. No puedo sentir algo asi por nadie más, Zo. Estuve con Maddie y fui feliz con ella, es un recuerdo lindo que tengo, pero lo que ella me hacía sentir no se compara a lo que siento ahora contigo. Zoey, eres todas las respuestas a mis preguntas, eres la razon de mi sonrisa, eres quien me hace soñar estando despierto. Eres todo lo que necesito, todo lo que quiero. Eres la mejor parte de mi. Tuvimos momentos malos, vi tu rechazo, tu alejamiento, pero aun así... seguías siendo la mejor parte de mi.
–Nolan, yo...
–No quiero que me digas nada, solo quiero verte sonreir con mis palabras. Eso es suficiente para mi –sonrie– Se que no soy el único que hoy está en tu mente, y un poco me duele, no voy a mentirte. Porque quiero ser solo yo, quiero que pienses solo en mi, no en él, pero puedo soportarlo. Yo no te haría nada de lo que él te hizo.
–Lo se...
–No entiendo como pudo hacerte algo así, no entiendo cómo alguien puede hacerte llorar cuando eres hermosa sonriendo –le sonrío– Quiero ser la razón de esa sonrisa.
–Lo estas siendo.
Me sonríe.
–¿Puedo decirte algo?
–Lo estas haciendo.
–No se como reaccionaras.
–Estoy bien.
Asiente, sonríe y se sonroja.
–Te amo –dice finalmente en un susurro, siendo él, el chico tímido. Me mira a los ojos y sonríe– Te amo y eres el te amo mas increible que he dicho. Quiero gritarle a todo el mundo lo que siento, pero me contengo y solo lo hago porque ahora quiero besarte ¿Zoey, puedo besarte?
Besarme. Abrazarme. Raptarme. Puedes hacer todo conmigo. Ojala ese pensamiento haya sido en voz alta.
–¿No sueles simplemente hacerlo?
Me sonríe y me besa. Este no es un beso intenso, es un beso tierno. Es el beso que hace que tu estómago sienta una linda sensación, haciendo que recorra cada partícula de tu cuerpo.
–Quiero que seas mi chica –susurra entre besos.
–Quiero merecerte –se detiene.
–Me mereces.
–Quiero amarte como tu a mi.
–Me amaste cuando era un niño, espero que me ames ahora.
Y como respuesta... lo beso.
Quiero amarlo como la Zoey de cinco años lo amaba.
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