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CAPÍTULO 29

Canciones del capítulo: Don't jump - Tokio hotel
                                                 Fix you - Coldplay



Se que no merezco el trato que estoy recibiendo por parte de todos. Si bien me gusta saber que estan para mi, incluso cuando les falle, se que no lo merezco. Lo único que puedo hacer, es recibir este trato con una sonrisa y agradecerlo con acciones, con palabras.

Cuando pienso en todas las cosas que hice, en la forma en que trate a los que me quieren, me siento muy fatal conmigo misma. Me cuesta perdonarme por lo que hice, no me sale, solo me sale atacarme y según mamá no necesito eso.

A decir verdad, todas las personas que están a mi alrededor comparten esa misma opinión, todos menos yo.

Papá dice que reconocer mis errores es crecer, es aprender, así que estoy en proceso de aprendizaje. Se donde estuve mal, cuando actúe pésimo y cuando fui una persona horrible. Cuando te detienes a pensar en tus acciones pasadas, puedes sentir vergüenza, enojo, puedes reirte, llorar o simplemente preguntarte ¿qué hice conmigo? Y preguntarte que hiciste con tu persona, es una mierda. Porque cuando te lo preguntas, lo único que consigues es sentirte mal. Antes no te dabas cuenta de lo que hoy ves, y si bien puedes ser una persona superada de tus problemas, una parte de ti se va a sentir triste por esa persona del pasado, por ese tú que no veía hacia el pozo negro en que se estaba yendo.

En fin, sea pasado o presente, quieras o no, vas a seguir teniendo un sabor amargo en la boca. Pero hay que pensar que muchas veces ese sabor amargo nos sirve de experiencia, de seguro no vas a querer pasar más por lo que ya pasaste, entonces vas a ser una persona con los ojos bien abiertos.

Aunque Nolan tiene razón, no importa las experiencias que tengas cuando se trata de amar. Por eso tengo miedo de lo que pueda llegar a pasar mañana, pero lo mejor es no pensar. Ya tengo demasiado dolor en el presente como para prestarle atención a un miedo del futuro, lo veré en su momento.

Pensar en cada una de estas cosas, me lleva a Jude. Claro está que no se comunicó conmigo, ni siquiera con la decencia de pedirme perdón. No se si lo perdonaria, pero me gustaría ver su amabilidad de pedirme disculpas. Tal vez hasta quiero que me inventé una excusa y así sentirme menos rota.

Cuando las personas se enamoran, se vuelven unos completos idiotas, eso es cierto. Sino mirenme a mi, esperando que la persona que me fallo, desiluciono, y humilló, me pida perdón.

En mis sueños más locos y dolorosos, Jude no me hizo nada de esto. Él es bueno, y me ama.

A veces pienso que me enamore de ese chico que cree en mi cabeza, y no vi lo que en realidad estaba ante mi. Quizás lo disfrace para no ver en Jude el miedo que sentía luego de Trevor.

Me cree mi propio cuento de hadas, cuando la verdad era otra y cuando me atacó, cuando se torno todo oscuro, la princesa se quedó sola. La princesa se había enamorado del villano de su cuento y no lo habia visto. Cuando se dio cuenta, ya era tarde, ya se estaba yendo hacia el precipicio.

Nos enamoramos de un ángel que al final se convierte en demonio. De un salvador que se termina transformando en destructor. De una medicina que nos termina dañando y volviéndonos más enfermos.

Cuando el amor se vuelve feo, los personajes cambian. Él ya no es tu príncipe, es el villano del que debes cuidarte. Y tú ya no eres la princesa feliz, eres esa chica que llora hasta dormirse, preguntandose por qué.

El amor es la fuerza que te enferma y te cura. Siempre va de un lado al otro, hasta que finalmente la balanza se tira para un solo lado y es ahí cuando te das cuenta de que el amor, o te enferma, o te cura.

Mi tema con Jude es un capítulo no cerrado. Las preguntas siguen dando vueltas en mi cabeza, y él tiene todas las respuestas. Y creo que estoy lista para dar el siguiente paso, no se si estoy lista para verlo, pero si para dejarle un adios.

Será la persona mas cruel de todas para los demas, sera un gilipollas, pero es la persona que amo, me guste o no. Y por ese amor que le tengo, debo decirle adiós. Tal vez no lo merezca, pero yo lo necesito. Necesito cerrar este capítulo, ponerle un punto final y seguir escribiendo.

Me siento frente a la computadora y abro la casilla de mail. Coloco el contacto de Jude y suspiro profundamente, contando una y otra vez hasta diez. Jude usa su mail para el trabajo, así que sé con seguridad que lo va a ver. Dejo de pensar, de dudar, y escribo.




De: Zoey

Para: Jude

Asunto: adiós

No se como empezar este mensaje, siento nervios, bronca, tristeza, muchas cosas juntas. Supongo que no mereces que ahora te este escribiendo, pero en realidad no me importa si lo mereces o no, me importa saber que yo lo necesito. Necesito decirte adios, dejarte ir, y tratar de seguir con mi vida. Pero no puedo seguir adelante cuando tengo millones de preguntas en mi cabeza, y todas se reducen a un ¿por qué? No entiendo por qué me hiciste esto, jugar conmigo, ilusionarme, enamorarme, para finalmente darme un duro golpe final.

Realmente no lo entiendo, no sé si merecía que me hicieras cada una de esas cosas. Le di la espalda a mi familia y amigos por ti, hice cosas que nunca antes había hecho, dedique todo mi tiempo a ti, intente ser la mejor novia para gustarte más, para enamorarte, para que me elijas, para que quieras estar conmigo, y asi me pagaste. Me dejaste sola cuando mas te necesite.

Me entregue a ti sin dudar, te entregue mi cuerpo, mi alma, mi corazón y ahora no me queda nada. Confíe en ti, Jude, realmente lo hice.

Se que no me obligaste a ser la persona que fui contigo, nadie me obligo, solo yo lo hice y fue por amor a ti. El que no me hayas obligado a nada no justifica el dolor que hoy estás causando.

No entiendo nada, y cuando intento entender, todo duele más. Duele saber que fui un simple juego, duele saber que mi amor no fue correspondido, duelen las mentiras, los te amo, los besos, las caricias, el tiempo juntos. Duele que te hayas reido de mi, duele imaginarte a ti riendo mientras lees esto, es lo más probable.

Con esa imagen en mi cabeza, de ti riéndote, se me fueron las ganas de seguir escribiendote. Tampoco tenía mucho para decir, prefiero guardarme el resto de palabras en el montones de mentiras que me dijiste.

Una de las tantas cosas que mis padres me enseñaron, es a no desear el mal, así que no te deseo el mal. De todas formas, cosechamos lo que sembramos.

Adiós.




No le dije te amo, no era necesario, porque ese sentimiento me lo guardo para mi. De todas maneras duele hasta no decirlo. Jude me enferma hasta en silencios.

Ahora solo me queda juntar los pedazos de mi corazón, y volver a reconstruirlo, con el miedo de que una nueva daga lo vuelva a dañar. Por el momento solo debo pensar en recuperarme, en encontrarme, en verme al espejo y decir "eso soy yo, Zoey" porque últimamente no se quien soy, no se quien es esa chica que me devuelve la mirada con ojos tristes, enojados, y desilusionados.

–Zoey –mamá golpea la puerta llamándome.

–Puedes pasar.

Cuando entra le sonrío para tranquilizarla, pero se que sabe cuan destrozada me siento.

–¿Te sientes bien en serio? –ya me habían quitado el yeso, había pasado demasiado tiempo en casa, quería volver al instituto. Además, estar en ese mundo me ayudara a despejarme– Puedes quedarte unos días más.

–Por favor, no –se ríe– Me aburro mucho aquí sola.

–Puedo faltar al trabajo.

–¿Y quién cuidará de esos animalitos? –sonríe– Ya faltaste mucho por mi, mamá. Estoy bien, enserio. Quiero ir al instituto.

Bajamos a desayunar, y cuando entro a la cocina veo como papá me está ocultando las galletas de avena.

–¡Te vi! –le grité haciéndolo asustar. Mamá y Dylan se ríen.

–¡No vuelvas a hacerme eso!

–Y tu no vuelvas a ocultarme las galletas.

–Yo llegué al mundo antes que tú, conozco estas galletas antes, por lo tanto me pertenecen.

Me río. La pelea típica con papá, hace mucho no la teníamos.

–Oye, tu me enseñaste a compartir.

–Yo no, el maldito kinder fue.

–¿Por qué pelean siempre por lo mismo? ¡Son horribles esas galletas! –grita Dylan.

–Callate, niño –dice papá.

–¡Hunter! –se queja mamá y me río.

–Papá, convidame una al menos –digo.

–No.

–¡Te estoy pidiendo una!

–Y no te la voy a dar.

–¡Eres mi padre, no mi hermano!

Ambos nos reímos. Luego de una sonrisa compradora terminó convenciendo a papá de que me convide una de sus galletas, no soy tan fan como él, pero me divierte pelear.

Extrañaba estos desayunos, estas peleas, estas risas, este momento. No quiero volver a dejar nada de esto atrás

Volver al instituto queriendo ser la Zoey de siempre es raro, pero agradable. Mis amigos me reciben con una sonrisa, con un abrazo, con un te extrañe y me preguntan que tal estoy.

Me perdi de tantas cosas en este tiempo en que me convertí en la tonta Zoey, así que me tuve que poner al día con todo. Y con esto no solo me refiero al instituto, sino también a mis amigos.

Agradezco que solo las personas mas cercanas a mí sepan lo que pasó, creo que le agradezco un poco a Jude el no haber cometido la maldad de subir mis fotos a una red social donde todos mis compañeros las verían. Que no haya hecho eso no quiere decir que no sea alguien cruel, pero es algo.

En el almuerzo volvieron las risas, las bromas de Ronny, las locuras de Ruth, los argumentos inteligentes de Bianca, y la personalidad única de Nolan. Cada integrante del grupo tiene lo suyo, y todos de alguna manera nos complementamos. No sé cuál es mi rol, pero me siento a gusto con ellos.

Cuando veo a Nolan, lo encuentro mirándome. No finge haber estado mirando para otro lado, y me sonríe. Con esa sonrisa me siento en mi hogar, me siento segura, me siento Zoey.

Una vez estuve enamorada de esa sonrisa, de esos ojos, de esos bucles, de ese chico tímido. Hoy las cosas cambiaron, pero hay algo que no, sigo queriendo a ese chico como el primer dia. Como ese dia en que llegó a mi casa por primera vez y rápidamente le taladre la cabeza hablándole, haciéndolo jugar. Hasta que un dia me dijo "hablas mucho, quiero que te calles un poco" y ese dia fue nuestra primer pelea. Pero ame cada uno de esos momentos, y los sigo amando.




A la salida del instituto, viajo en autobús con Nolan. Como todos los dias, como si nada hubiera cambiado. Y nada cambió, porque nos sentamos en el fondo y jugamos al juego de los autos de colores. Si yo veía un auto blanco, le tironeaba la oreja, y si él veía un auto negro, me la tironeaba a mi. En fin, ambos terminamos con las orejas coloradas, riéndonos, y viendo como todos nos miran al jugar como niños.

Bajamos del autobús riendo, hablando mientras caminamos hacia mi casa. Estoy tranquila, con mi mente en otro lugar, un lugar que me trae bienestar, hasta que lo veo. Veo a Jude.

Está caminando en la acera de enfrente, de la mano con una chica rubia, ella está riendo, hablando de forma animada, y él simplemente está mirando el suelo.

¡El muy maldito está caminando por la cuadra de mi casa!

Jude finalmente levanta la cabeza, y se ríe fuerte, larga una fuerte carcajada y la chica rubia sonríe. Ninguno me mira, ninguno se da cuenta de mi presencia, y a mi comienza a faltarme el aire.

Respiro de forma costosa viéndolos reir, sonreir, viéndolo a él con ella de la misma manera en que estaba conmigo, solo que ella parece más de su mundo que yo.

–Zoey... –me habla Nolan, lo escucho, pero no respondo a su llamado. Estoy pensando en la escena que acabo de ver. La chica rubia se agacha para acomodarse su jean, y es en ese momento Jude me mira, sus ojos me están observando y me siento enferma.

Me mira sin emoción alguna, sin perdón en sus ojos, me mira como si no fuera la chica que le dijo te amo mientras le entregaba una parte importante de su vida. La chica se levanta y siguen caminando, ella no me ve, él si me vio pero no me hizo mucho caso. Jude me aparta la mirada y sigue su camino, sin mi, con ella, con mi corazón roto.

No puedo respirar, me siento mal, quiero vomitar de lo enferma que me siento, quiero gritar, quiero que las lágrimas que arden en mis ojos, salgan.

Nolan me está hablando, me está diciendo algo, pero no sé qué. Veo que sus labios se mueven, pero mi mente no está aquí, yo no estoy aquí.

Le niego con la cabeza, y corro, corro lejos de él, queriendo correr lejos de lo que siento. A mis espaldas, Nolan me llama, pero yo sigo corriendo hasta que llego a casa.

Subo corriendo a mi habitación, y me encierro allí. Nolan me llama, me grita, pero yo no le hago caso.

Me siento triste, abandonada y mi corazón se acaba de romper un poco más. Las lágrimas arden en mis ojos, corren con furia por mi rostro, no dejan de salir. Me abrazo a mi misma, en ese abrazo me lastimo los brazos clavándome las uñas.

Me estoy cayendo a ese pozo negro del que estoy intentando salir, me vuelvo a caer y esta vez es más profundo. Me duele el pecho, me duele el alma, el cuerpo, me duele respirar.

–¡Zoey abre la puta puerta! –grita Nolan dando unos fuertes golpes, intentando abrir.

–¡Dejame sola!

–¡No!

–¡No quiero esto, ya no mas, ya no... –voy bajando mi tono de voz.

–Zoey, no cometas una locura. Abre la maldita puerta.

Ignoro los llamados de Nolan, y me consumo de la triste persona que soy. Me dirijo al escritorio de mi habitación y saco una tijera de una caja con mariposas coloridas. Que gracioso, yo tenia mariposas coloridas en mi interior, ahora están muertas, como yo.

–¡Zoey, hablame! –me grita Nolan– ¡Me estas asustando!

Apoyo el filo de la tijera en mi muñeca izquierda, no siendo consciente de lo que estoy haciendo, solo me dejo llevar por esta persona triste.

Nolan abre la puerta con furia, tras miles de golpes y corre hacia a mi.

–¡¿Qué estás haciendo?! –me grita asustado.

–¡Déjame! –intento alejarme de él, pero Nolan me abraza. Luchamos entre nosotros, yo para huir y él para salvarme– Suéltame, Nolan... déjame en paz –digo entre lágrimas– Suéltame...

Dejo de luchar, de forcejear con él y dejo caer la tijera al suelo. Nolan me abraza aún más fuerte y llora conmigo. Nos sentamos en el suelo lentamente y ahogo mis lágrimas en su ropa.

Me siento triste, enferma, vacia, rota, me siento una nada. Pero el abrazo de Nolan, el hecho de que esté aquí, me hace querer volver.

Lloro en silencio por un largo momento, y Nolan acompaña mis lágrimas.

Finalmente se separa de mí y cuando sus ojos se conectan con los míos, me siento más fatal aún.

–¿Él vale tu vida? –me pregunta entre lágrimas– Joder, Zoey ¿él vale eso? –patea las tijeras lejos de nosotros, o mejor dicho de mi– ¡Me asustaste como la mierda, no me vuelvas a hacer esto. No quiero tener el miedo de perderte! ¡Jude no merece tu vida, maldición! –la voz de Nolan se quiebra– Él no merece nada tuyo, nada. Solo que no te das cuenta de eso... estás dejando que te destruya por completo ¡y eso no es justo! ¡No quiero perderte! ¡No quiero verte así, me duele. Me lastima verte mal por alguien que no te merece! –lloro mas ante sus palabras, pero Nolan calma sus lágrimas– Me duele, me enferma, pero jamás te dejaré de lado –me mira a los ojos y me hace sentir su sinceridad– Me quedaré aquí, secare tus lagrimas las veces que sean necesarias, te abrazare, te dire lo hermosa que eres unas mil veces. Me quedaré a tu lado con la esperanza de que algun dia me vuelvas a ver como cuando éramos niños... –se ríe negando con la cabeza– Tal vez eso nunca pase, pero si puedo llegar a ti de alguna manera, será suficiente para mi. Hubo un niño que a los cinco años te dio la mano, sin nisiquiera darse cuenta de lo que eso significaba. Hoy si se, y te la entrego una vez más. Estoy para ti... tal vez creas que no lo merezcas, o que es injusto para mi. Pero para mi injusto es estar lejos de ti. Déjame al menos amarte.

Lo abrazo, Nolan me envuelve con sus brazos y me siento Wendy. Siempre me sentiré ella a su lado. No merezco lo que Nolan siente por mi, no merezco que esté aquí, y que me haya dicho todo lo que me dijo, no lo merezco y aun asi lo tengo. Siempre lo tuve, siempre estuvo para mi.

–No vuelvas a hacerte más algo así, por favor... –me dice– Si te dañas, me daño. Y si te salvas... me salvo yo. Tal vez no estemos juntos como pareja, pero estamos juntos en esto, porque los niños perdidos así son ¿cierto? –me rio en sus brazos y Nolan acaricia mi espalda– Si te cansas de luchar, yo luchare por ti –me susurra que me ama y suspira profundamente.

Jude rompio mi corazon, y aqui esta alguien dispuesto a sanarlo.

Zoey es hora de cerrar un capítulo, olvidar tus sentimientos, superarlos y mirar lo que está delante de ti.

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