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CAPÍTULO 13

Maddie no me responde las llamadas, no quiere verme y al tener el pase en el instituto, para cursar en el otro estado, ya no la veo por los pasillos. No se nada de ella, solo se que me odia.

La única fuente de informacion que tengo es Bianca. Creí que me iba a insultar, como cualquier mejor amiga haría, pero no lo hizo. Me habló de Maddie, y de mi. Me dijo que está triste, y ella trata de contenerla para que no haga, ni piense nada estúpido. Y en cuanto a mí, quiso hacerme entender que lo que Maddie dice es cierto, pero claro que no la escuche, en cuanto me nombró a Zoey, mis oídos se cerraron, solo asenti con la cabeza y me aleje. No quiero que me hablen de ella, no quiero que me digan que siempre sentí algo por ella, no es así y no quiero que lo hagan cuando Maddie está en su habitación llorando, y el único culpable soy yo.

Mañana Maddie se va de Texas y no podré despedirme, el último recuerdo que tendré de ella es empujándome, y diciendo que me odia.
–¿Hijo? –Paul asoma su cabeza al abrir la puerta de mi habitación. Me encuentro sentado en mi cama, observando el suelo con atención, recordando mi situación de hace dos dias y sintiendo un profundo odio hacia todo lo que soy.

Paul se sienta a mi lado, y se queda durante unos segundos en silencio conmigo, respetando mi momento, esperando a que dijera algo.

–Mañana se va –digo al fin.
–Lo se.

–Y me odia –miro a Paul a los ojos, y me observa con preocupación – Maddie me odia.

–No te odia, está dolida. Cuando estamos en esas situaciones no controlamos lo que decimos.

–Estoy seguro que ella quiso decirme que me odia.
–No pensamos igual.
–¿Por qué no quiere hablar conmigo entonces?

–Porque necesita aclarar su mente, Nolan. Necesita darse un respiro, y pensar.
–No vamos a estar juntos cuando terminemos el instituto, no como lo soñamos.

Suspiro profundamente y me llevo ambas manos hacia la cabeza.

–La realidad destruye muchas partes de nuestros sueños, siempre. La realidad te hace dudar de quién eres, de lo que quieres, y de lo que eres capaz de hacer. Pero si lo sueñas con el corazón, no te mientes, ni engañas, vas a hacer todo lo posible para alcanzarlo. Porque para alcanzar un sueño hay que luchar, sufrir, llorar, enojarnos, intentar, fallar, volver a intentar, hasta que... finalmente lo alcanzas.
Miro a Paul y medio que me sonríe. Siempre tiene las palabras justas para cada momento, y podría estar llorando, pero la ultima vez que me vio llorar era tan solo un niño, así que me trago las lagrimas y niego con la cabeza.

–Pero si el sueño es de a dos, y la otra persona ya no lo quiere, de nada sirve luchar. Estaría luchando en una batalla ya perdida.
–Quizás es momento de sincerarte contigo.

–¿Qué quieres decir?

Paul suspira y se toma su tiempo para hablar.
–No quiero que te vuelvas loco cuando te hable de esto.
Niego con la cabeza, sabiendo de que quiere hablar.
–No me hables de Zoey.

–¿Por qué lo dices de esa forma?
–Porque Zoey fue la fuente del problema.
–Nolan, se me hace estupido culparla.
–¡No la defiendas!
–¿Ya ves como te pones? –niega con la cabeza– No la defiendo, solo digo que no es justo que la culpes cuando Zoey nunca hizo nada. Ella siempre respeto tu relación, respeto a Maddie, y siempre se mantuvo en el lugar de amiga.
–Y por eso Maddie me odia.
–No te odia, ya deja de decir estupideces. Maddie ve lo que tu no estas viendo.

Me río y niego con la cabeza.
–¿Que estoy enamorado de ella?

Me rio como si me acaba de contar el mejor chiste de todos, aunque de hecho lo es.

–Si, lo estas.
–Papá...
–Papá nada. Tu me vas a escuchar, aunque te guste o no lo que voy a decir –Paul se acomoda en su lugar– Quieres a Maddie, lo noto, lo veo y lo se. Pero tu corazón tiene un gran lugar para Zoey. Hijo, cada vez que están juntos, son solo ustedes. Pueden reirse, enojarse y hablar por horas, y nada, ni nadie está a su alrededor, solo ustedes. Es una hermosa amistad, me gustan desde niños, es una amistad única. Tan unica que son solo uno. Hiciste feliz a Maddie, y ella te hizo feliz a ti, es una chica increíble, pero no es tu chica. Tu chica es Zoey, Nolan. Lo supe desde que esa niña de cinco años te dio la bienvenida –sonríe con orgullo ante el recuerdo– Lo supe desde su primer pelea, desde esa vez que te defendió de los chicos que se rieron de ti en el parque. Lo supe desde siempre, aunque se lo haya negado a tu madre y a Chloe. Siempre fue y será Zoey, hijo. Quiero mucho a Maddie, y tal vez todo esto suene injusto para ella, pero ambos deben entender que solo fueron un capítulo en la vida del otro.

Paul termina sus palabras y me mira esperando una respuesta, mientras que mi mente absorbe cada una de esas palabras. Busco una respuesta, pero lo único que me sale es odio, y ganas de reirme por la estupidez de su conclusión.

–¿Terminaste?
Le pregunto y suspira, molesto por mi respuesta.
–Si, pero de nada sirve que evites a Zoey, ella está preocupada por ti– Paul se levanta de la cama, y se dirige hacia la puerta, una vez allí, se detiene y me mira– Me recuerdas a mi –lo miro– Yo estaba así de negado, creía que los demás estaban locos al decirme que amaba a Nathalie, lo negaba, y me reía de ellos. Mientras tanto moría, sin darme cuenta moria. Y agradezco haber escuchado a mi corazón, porque hoy soy feliz con esa chica que amé, y sigo amando –Paul sonríe con ojos brillantes, como siempre le pasa cuando habla de Nathalie– No lo escuches tarde porque te podrías perder el mejor momento de tu vida.

Paul sale de mi habitación luego de sus palabras, y al parecer afuera estaba Nathalie, ya que ambos se dicen que se aman, se ríen y se encierran en su habitación.

Siempre me imaginé teniendo eso con Maddie, pero ahora mis ojos estan cegados, no veo nada, ni a nadie. Solo me veo a mi, odiandome.




El padre de Maddie no me deja verla. Pase a ser un chico confiable, y bueno, a ser el peor del mundo. Me fui a su casa con la esperanza de que diga "papá, déjalo pasar" pero no fue así en absoluto. Aunque estoy casi seguro de que me estaba observando desde la oscuridad de su habitación. No puedo sentirme de ninguna manera, más que terrible y enfermo.

Todos me dicen que mi dolor sería más sano si admito lo que Maddie me dijo. Pero no hay ningún dolor sano, la perdi, y no quiere verme, me odia ¡Y ya me harte de escuchar nombrar a Zoey! Puede ser estúpido, y hasta inmaduro, pero me enoja que me hablen de ella.

Mientras que la familia se fue a cenar afuera, yo me quede en casa. No quiero arruinarles la salida con mi cara, quiero que la pasen bien sin problemas, y Hope sabrá como alegrarlos.

Estoy sentado en el sofá, mirando una serie de comedia, queriendo ponerle humor a mi dia, cuando el sonido del timbre me interrumpe. Lo primero que pienso es en Maddie, así que corro hacia la puerta, pero al abrirla, no tengo la misma emoción con la que corrí hacia aquí.

–¿Que haces aqui?

Le pregunto a una Zoey enojada y preocupada. Ella pasa por mi lado empujándome, y entra a la casa.

–¿Hasta cuándo me vas a seguir evitando?

–Zoey, vete.

–¡No me iré sin una maldita explicación! –su rostro se pone rojo, siempre que se enoja pasa eso– Me ves en el instituto y me esquivas, te sientas en la otra punta del salon y cuando quiero acercarme, huyes. No me atiendes los llamados, ni me contestas los mensajes. Me tengo que enterar por mis padres que estas enojado conmigo –se rie negando con la cabeza– ¡Pues avisame la proxima vez porque yo no estoy enterada! ¿Que demonios te hice? Estoy preocupado por ti, por Maddie, por...

–No nombres a Maddie.

–¿Es por ella? ¿Por ella me estas evitando de esta manera horrible?

–Vete, Zoey.

–¡No!

Suspiro y cierro la puerta de la casa, al fin, con una fuerza un tanto exagerada, solo para demostrar mi enojo.

–¡Maddie me dejo! ¿Estás contenta? ¡Me dejo, se termino, me odia!

Sus ojos muestran sorpresa.

–¿Qué?

–Oh... ¿te sorprende?

–Si, de hecho.

–Me dejo por ti, por tu culpa.

–¿Que demonios tengo que ver yo?

–Cree que estoy loco de amor por ti –Zoey frunce el ceño– No puede soportar que te mire de manera diferente, y no se de que me habla, porque no te miro de ninguna manera.

–Nolan...
–Mañana se va y solo la recuerdo diciéndome que me odia –mi voz se quiebra– La hice llorar, le hago mal, y no soporto el malestar que siento –me trago mis lágrimas, pero Zoey me abraza y las mismas piden auxilio para salir.

Mi cuerpo se transforma ante el tacto de Zoey, mi cuerpo tiembla, mi corazón late con fuerza y le devuelvo el abrazo, casi por instinto. Cuando la abrazo, siento que mis pies tocan el suelo, como si Zoey fuera la persona que me mantiene firme, como si me acabara de salvar de caer en un profundo pozo. La abrazo y siento que ella es todo lo que quiero en estos momentos.

Las palabras de Paul se reaparecen en mi mente y se instalan lentamente en un sector que desconozco, en un lugar que con cada latido me dice "es ella"

Zoey me mira a los ojos, y en la conexión, mi respiración se calma. Es ella.

No puede ser ella, no quiero que sea ella, es una locura la que estoy pensando. Solo me estoy confundiendo, eso es todo. Zoey es mi amiga, mi hermana, nada más. No quiero pensar ninguna otra estupidez, así que aparto cada uno de esos pensamientos, y la miro como mi mejor amiga.

–Quiero estar solo –le digo y me separo.

–No voy a dejarte solo.

–No es tu decisión.

–Me importa un bledo, yo me quedo.

–No, tu te vas.

–Nolan...

–¡Carajo, Zoey. Vete! –se sobresalta por el tono de mi voz y da un paso hacia atrás.

–Yo...

–¡¿Por qué lo haces más complicado?! ¡Solo vete, no quiero tratarte asi!

–¡Bien, me iré! –grita más fuerte que yo– Solo deja de culparme como si yo fuera una rompe hogares, deja de mirarme con odio porque no lo soporto.

–Solo... vete.

–Eres un idiota.

–Adiós.

–¡Adiós!

Grita y me empuja una vez más al pasar por mi lado, abre la puerta con furia y sale.

Mi cuerpo se siente débil, una vez, y siento que solo algo podría hacerme volver a tierra. Me enoja pensar que ese algo es mi mejor amiga, a la que acabo de tratar mal, a la que acabo de ver salir de mi casa con odio, y enojo.

Sigo recolectando odio. Bien, Nolan. Un aplauso para ti.

Es ella. Una vez más lo repito en mi mente, pero lo niego y vuelvo a lo que estaba. Me siento en el sofá, y le pongo atención a la televisión, para intentar así ignorar estos absurdos pensamientos.

Mi celular vibra en la mesa de café, cuando lo desbloqueo, veo un mensaje de Maddie y mi corazón se acelera.

Hola, podemos vernos mañana antes de que me vaya?

Sonrío y le contesto.

Claro que si! A qué hora te vas?

A la tarde. Por lo que se no hay nada importante en el instituto, crees que podrias faltar?

Puedo, Mad...

Bien, entonces nos vemos a las nueve en el café de siempre. No vengas con ningún tipo de ilusion, solo quiero cerrar el tema.

Frunzo el ceño ante el mensaje. Evidentemente mis ilusiones fueron destruidas.

De acuerdo.

Solo queda esperar.

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