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Siempre fue él.

Yeolin ama a Minho.

Tanto, que lo anhelaba.

Tanto, que lo esperaba.

Tanto, que lo aceptaba.

Tanto amaba a Minho, que lo perdonaba, aunque no lo merecía.

Lo amaba tanto para ser él su única opción.

Amaba a Minho lo suficiente y más para saber que su amor dolía. Dolía saber que no era su única opción. Dolía saber que no era la persona que él anhelaba, no era a quien adoraba, no era a quien Minho amaba.

Y lo entendió. Jung Yeolin entendió porque ya no la amaba, se preguntaba también, si en algún momento la amó de la manera en la que él lo ama.

Lo entendió cuando pudo ver a la persona a la que Lee Minho le prometía cuentos de hadas y finales felices, un amor eterno e incondicional, le deseaba los buenos días, le llamaba y se preocupaba por él, persona con la que se convertía en un ser egoísta, posesivo, amoroso, orgulloso.

Conoció a Han Jisung de la forma más cercana que pudo, lo hizo y supo que podía decir que ese chico se merecía un amor tan puro como el que Minho deseaba brindarle, porque lo vio, vio en los ojos de su novio un amor tan intenso y hermoso dirigido y atesorado solo al joven bonito de la tienda de discos cerca a su casa.

Pero por sobre todo, Yeolin deseo ser esa persona, deseo ser el cómico, tierno y guapo, Han Jisung, deseo ser amado tan intensamente como él lo era.

Odio darse cuenta que todo ese amor era tan recíproco, tan correspondido, tan correcto, bueno, y hermoso.

Odio a Han Jisung. Lo odio porque no podía culparlo, porque sabía que Jisung no sabía quién era, porque Minho la había escondido tan bien de su vida, porque Minho la alejo lo suficiente, porque se entero de esos dos mundos en los que Minho saltaba cada día y sin embargo, sabia que Minho no preferiría su mundo, un mundo con ella, un mundo en donde Yeolin pudiera darle amor y ser correspondida, un mundo en donde eran ella y él, nadie más. Yeolin sabía que Minho lo amaba a él y lo preferiría a él.

Asi que, rencorosa, decidió odiarlo a él y no a Minho, decidió odiar al inocente en esa triste y absurda ecuación, quiso entonces no soltar a aquel que daño le hacía, decidió que Minho no merecía a Jisung, decidió que Minho no la merecía pero sacrificaría su corazón.

Porque si Minho no la quería a ella.

Él no podría tenerlo a él.

- Yeolin, sueltame.

No.

Apretó el agarre entre sus manos.

- Mierda, Yeolin, no quiero lastimarte. Sueltame.

Minho ya la había lastimado tanto y aun así, aun así, ahí estaban.

- ¡Hannie! - gritó. El apodo por el que Minho llamaba a su más amado tesoro. El chico se giró sobre sus talones con una sonrisa.

Una sonrisa preciosa que se congelo antes de temblar en sus labios. No importaba si lo estaba malinterpretando, no importa si era solo una confusión y ellos venían tomados de la mano simplemente por ser buenos amigos. No importaba porque él ya tenía su corazoncito en la mano, los ojos cristalinos y su nariz rosada.

Minho aplico la presión suficiente para que su mano se deslizará rápidamente del agarre ajeno. Y odio ver en la expresión de su lindo chico, desilucion, tristeza.

Yeolin no lo sintió, no registro el momento en el que llegaron frente a frente.

Minho a su lado estaba tenso. Sabía que sólo se estaba reprimiendo por ella. ¿Él no tendría el descaro de acercarse a Jisung de otra manera, verdad?

- Que gusto verte.

Yeolin empezó.

- Hannie, -Yeolin le escucho murmurar y, temió, temió por las dolorosas palabras que podrían venir a continuación -mi am-

- Él es mi novio, Minho.

Los expresivos ojos de Han Jisung brillaron, cristales colmados de lágrimas.

- Llevamos dos años.

Y Jisung miró a Minho, lo miró, con decepción, tristeza, arrepentimiento pero ahí entre tantos sentimientos vio el dolor bajo el hechizo eterno de un amor intenso, puro, destinado a ser, antes de verle correr. Yeolin no pudo detener la carrera de Minho porque antes de siquiera pensarlo, él ya no estaba.

Minho no había tardado nada.

Minho no tardo en elegirlo a él.

Yeolin lo sabía, sabia que ella no era su opción.

Yeolin lo supo, lo recuerda, cuando en una visita a la tienda de discos vio, vio a Minho adorar a Han Jisung, vio a Minho sonreír y recibir una sonrisa igual, agraciada, especial, hermosa, una que solo le dedico a su cliente favorito, porque ella no tomó su mano al entrar, porque ella le esperó fuera solo porque estaba molesta. Y lamentó no haber estado a su lado, pero lamentó más, saber que aún si lo hubiese estado, el corazón de Minho no era suyo, nunca le perteneció.




Domi

Hey, amiga.

Vi a Minho besando a un chico en la fiesta.

Lo lamento.

Yeolin no lo respondió. Lloro esa noche.

Domi

Yeolin.

El chico, el del asunto con Minho, lo conozco.

Al día siguiente, Yeolin desperto con un par de notificaciones en su mensajería. Con triste, pesados y hinchados ojos marrones, contestó.

You

Quien es

D

omi

Han Jisung

Sus ojos se cristalizaron.

Yeolin aun recuerda como se sintió ese día. Tres meses atrás. Recuerda el peso en su estómago y la presión en su pecho. Recuerda que buscó en su memoria la última vez que se besó con Minho y la última vez que él le tocó. Se sentían tan lejanos.

Se enteró por su mejor amiga que el corazón de Minho seguía siendo de él.

Han Jisung.

Yeolin nunca lo vio.

Pero Minho jamás lo escondió de ella. Minho le hablo de él al inicio de su relación, quizás hablo de él mucho tiempo después también. Le dijo que era un chico maravilloso, con un corazón enorme y un libro mental de bromas tontas que todos amaban. Sabía que no mentía, porque Domi lo conoció, porque Chan lo deseó, porque Felix lo adoraba y Changbin lo cuidaba como a un hermanito.

Jisung nunca estuvo lejos de ambos.

Un día después, fuera de la tienda de discos, en su auto negro aparcado frente a la acera. Lloro, con su pecho apretado, viendo a Minho y a Jisung, juntos eran una pareja enamorada, de esas que te gustaría formar como un deseo inalcanzable. Recuerda como Minho acomodó un pequeño gorro de lana sobre la cabeza del más bajo, dejando un pequeño beso en los esponjosos labios y luego en la punta de su nariz rojiza por el frío, antes de cubrir con esa gigantesca bufanda, las mejillas rosadas por la fuerte ventisca que las acariciaba.

Lloro.

Recuerda llamarlo. Jisung asomo sus curiosos ojos en la pantalla brillante de su celular y no vio sorpresa, enfado o tristeza, simple curiosidad. ¿Cómo la había agendado? Recuerda que se preguntó.

Uno, dos, tres pitidos antes de verle contestar.

- Hey.

- Min, hola.

- Mmh, qué tal.

Recuerda ese silencio incómodo antes de escuchar la bonita risa de Jisung un poco lejana. Viendo por la ventana de su carro la forma en la que Minho acaricio la mejilla de nuevo descubierta del otro hombre.

Y reprimió ese gemido lastimero que de sus labios quiso brotar, agachando su cabeza mientras las silenciosas lágrimas de sobre su pantalón beige.

- Me preguntaba si te gustaría venir a casa y ver alguna película.

- Lo siento, no puedo, estoy ocupado.

- Pero-

Le escuchó reír y dirigió sus cansados orbes a ambos afuera. Recuerda la sensación de su pecho, el sonido en sus oídos del crujir de su corazón cuando lo vio.

Habian tantas estrellas en sus ojos. Cada uno mientras miraba al otro, y no podía, dolía, dolía mucho.

No podía entender el descaro de Lee Minho, tampoco, mientras miraba a su amado con una llamada de Yeolin, su novia, en el celular sobre su oido. Pero ella quería esas estrellas, las amaba y sin embargo, no recuerda una sola vez que fuesen para ella.

- Está bien. Entiendo.

- Adiós, Lin.

Camino suavemente, siguiendo el camino que recuerda verles tomar.

Estaban en un restaurante con un hermoso jardín tras él. Era hermoso y a Yeolin le hubiese encantado compartir una cena romántica con Minho en un lugar como ese.

Pero ahora, estaba escondida tras una gran columna, mirando la forma desesperada en la que Minho rogaba por el perdón de ese chico. Minho jamás hubiese hecho eso por ella, lo sabe, lo tenía demasiado claro, Minho era, siempre orgulloso, sarcástico y un tanto vanidoso. Y estaba justo en esa banca, con su cabeza refugiándose en el cuello de su amor.

"Bebé♡" Así estaba Han Jisung agendado en su celular.

Y ella solo era "Lin", cuando lo descubrio, río y río, río hasta que su estómago dolió y de sus ojos resbalaron lágrimas de desilucion.

Entonces volvió al presente. Una realidad que aborrecía pero que así era.

Donde Minho, su novio, su ex novio, amó, amaba y amará...

Ella lo veía.

- Perdóname, amor mio. Perdóname por ser un cobarde, perdóname por esconderla de ti, perdóname por no saber como terminarlo sin dañarla, perdóname por amarte tanto que temía perderte cuando te enterarás. Te amo, Jisung, sé que lo sabes, mis ojos no te mienten, mi precioso tesoro -le escucho decir. Mientras tomaba esas bonitas mejillas que envidiaba y las acariciaba con sus dedos, retirando lágrima por lágrima-. Te amo, Jisung, sé que puedes no perdonarme y lo entenderé, pero pase los mejores meses de mi vida a tu lado, cuando me dejaste entrar a tu mundo, cuando te convertiste en el mío, eres y siempre seras mi amor más profundo. Odiame, por esto, por amarte y por odiar la idea de perderte, odiame por lastimarla porque sé que es lo que más te preocupa, porque eres tan hermoso como para dejarte de lado y pensar pensar su tristeza y felicidad antes que la tuya propia. Te amo por todo y por nada. Lamento, lamento no ser ese hombre perfecto que te mereces pero haré lo necesario para hacerte feliz, me disculpare y luego, podré decir que mi corazón fue, es y será siempre tuyo.

La quebró, ese precioso discurso la quebró.

Así como ese beso bajo la luz de la luna.

Un escenario hermoso para una verdadera pareja como ellos lo eran.

Entonces ahora podía terminar la frase.

Donde Minho, su ex novio, amó, ama y amará a Han Jisung.

- Yo también te amo, Minho.

Donde Yeolin conoció de una forma cruda y cruel, un amor destinado a ser, odio a la vida por ponerle a un chico tan grandioso como Minho en su camino. Odio a la vida por crear un ángel inolvidable con Han Jisung.

Jung Yeolin se quedó de pie en la puerta de ese restaurante, mientras su corazon había por fin dado de baja, dando por terminado una historia de amor fallida. Una en la que quiso entregarlo todo y no lo logró. Una en la que dio todo lo que pudo y aún así no llegó a recibir tanto como deseo.

- Yeolin.

- Minho.

- Fui un cobarde, un imbecil. Lo . No te merezco y no lo merezco a él pero-

- No lo haces -respondió, con sus lágrimas corriendo sobre sus mejillas. Sin una cálida mano que las quitara por ella-. Y aún así, estas intentando tenerlo. ¿Por qué no luchas por mi?

Le escuchó suspirar.

- Porque es él a quien amo. De verdad perdóname, lo siento, realmente lo lamento, sé que voy a pagar el daño que te hice y me atendre a las consecuencias, pero mientras Jisung este conmigo, estaré bien. Sé feliz, ama de nuevo, no odies esto tan hermoso como lo es el amor, porque sé que llegará alguien que te ame con la misma intensidad con la que tu lo amaras.

Yeolin asintió.

- ¿Me amaste de esa forma, Minho?

Y su mirada se lo dijo y ella quiso decirle que no lo hiciera, que no lo dijera pero ya era tarde para arrepentirse de su pregunta.

- No pude, Yeolin. Lo intente, te quise, pero...

- Siempre será Jisung.

- Siempre.

Yeolin asintió de nuevo.

- Sé feliz, Minho. Sean felices.

Minho sonrió suavemente, esa clase de sonrisa amable que Yeolin ama.

- Adiós, Yeolin.

- Adiós, Minho.


Yeolin recuerda ver su partida, como un recuerdo triste en su corazón, recuerda verle tomar la mano de Jisung, besar su mejilla y susurrarle una nueva disculpa con un te amo que si sentía.

Ahora los ve.

Diez años después.

Jisung vistiendo un overol, se veía un poco cansado pero igual de hermoso que a sus dieciocho años, con un bebé entre sus brazos, haciéndole muecas graciosas y sonidos para hacerle sonreír. Mostrando una sonrisa tan grande, linda y brillante como él lo era. Con Minho adorandolo a su lado, tal como los viejos tiempos, acercando su rostro al otro para dejar un amoroso beso en sus labios.

Yeolin los recuerda y entiende que ellos eran esa clase de personas que fueron nacidas para amarse a la otra.

Porque pasan los años y ese amor sigue tan fuerte e intenso.

Porque su odio hacia ellos no pudo durar más de lo que quiso proponerse, porque aunque sabía que Minho fue un tonto sin remedio. Ellos se enamoraron y ella fue el obstáculo que ambos pasaron con éxito.

Ahora Yeolin los recuerda, como una historia de amor, pura e intensa.

Una que vive justo ahora, por supuesto, no tan intensa como la de Lee Minho y Han Jisung. Pero si a su ritmo, volvió a amar y la amaron igual y más.



















Disculpen si cometí algún error ortográfico, lo revisaré apenas pueda. Esto es mi primer OS minsung que publicó a pesar de no ser mi primera idea. De todas formas no es demasiado real pero ya sabes, equis. Gracias por leer.

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