Tormenta
Habían transcurrido varias semanas desde el último incidente protagonizado por Broly en el que había vuelto a perder de nuevo el control sobre sí mismo y su temperamento, dejándose llevar por una inmensa ira provocada por todos los recuerdos intrusivos de su vida anterior junto a Paragus.
Durante el lapso de tiempo que siguió a aquel acontecimiento, el joven saiyan se había propuesto continuar con sus entrenamientos, aplicando la técnica que le había aconsejado Cheelai con el objetivo de vaciar su cabeza de cualquier fantasma del pasado que pudiera hacer despertar en cualquier momento a la bestia que dormitaba en su interior. Y aunque al principio no resultó ser una tarea sencilla, en la que fracasó estrepitosamente durante sus intentos iniciales debido a que la mayoría de los lugares del planetoide le recordaban a su difunto padre, al cabo de casi dos meses de intensa disciplina y dureza en sus ejercicios, por fin empezaron a llegar los primeros progresos reales y con ellos, los arrebatos explosivos de cólera fueron disminuyendo de intensidad hasta casi desaparecer por completo, aligerando la tensión constante con la que tenían que vivir Cheelai y Lemo a diario.
-Estás haciendo un gran trabajo, Broly-le felicitó la peliblanca aquel día, con una sonrisa de oreja a oreja después de que él diese por concluido su entrenamiento- ¡y eso que todavía estás empezando, imagina todo lo que puedes llegar a lograr si continúas por este buen camino! Estoy convencida de que antes o después acabarás superando por mucho el poder de esos dos saiyans de la Tierra e incluso el del mismísimo Freezer. Ninguno de ellos será rival para ti en cuanto termines de adaptarte a tu poder e interiorizarlo, sin perder el dominio de tus emociones.
-No lo habría conseguido sin vuestra ayuda- Broly sonrió con timidez, poco acostumbrado a los halagos sinceros y desinteresados.
-No voy a permitir que te infravalores de esa manera-respondió la mujer ladeando la cabeza de izquierda a derecha a modo de negación-nosotros hemos estado ahí todo el tiempo para animarte y ayudarte en todo lo que pudieras necesitar pero el único que ha estado esforzándose al máximo y superándose día a días has sido tú. Y estamos muy orgullosos de ti por ello.
-Lamento tener que cortar vuestra charla pero me temo que tenemos un problema bien gordo al que tenemos que prestar mucha atención por la cuenta que nos trae- interrumpió Lemo, apareciendo de la cocina con una expresión en el rostro que denotaba inquietud- Nos estamos empezando a quedar sin provisiones y como no hagamos algo pronto, en breves no tendremos nada que llevarnos a la boca. ¡Y os advierto desde ya que me niego a volver a comer los restos de los bichos que habitan este lugar!
-Es preferible comernos eso que morirnos de hambre, por muy horrible que sepan esos animales ¿no te parece?-objetó Cheelai, a quien tampoco parecía agradarle demasiado aquella perspectiva después de haberse acostumbrado a los deliciosos manjares que les había entregado Goku.
-Todavía tenemos tiempo para decidir cómo lo haremos para poder seguir sustentándonos, así que por el momento no merece la pena preocuparse demasiado y...- las palabras cargadas de optimismo de Broly fueron interrumpidas de golpe cuando los tres escucharon un extraño ruido a sus espaldas que les puso en alerta.
-¿quién anda ahí?-gritó Cheelai a la defensiva cogiendo su arma y apuntando en dirección al lugar del que provenía el sonido, encontrándose cara a cara con una figura masculina que ya conocía de antes.-¿qué haces tú aquí otra vez?
-solo quería saber cómo se encontraba Broly después de todo este tiempo. - Goku les saludó con un gesto de la mano y se aproximó hacia ellos para observar más de cerca al saiyan contra el que luchó en la Tierra, sorprendiéndose al percibir la inmensa energía que éste desprendía-¡vaya, parece que te has vuelto mucho más fuerte desde nuestro último encuentro! Será muy interesante comprobar de primera mano todos tus progresos y ayudarte a perfeccionar tus técnicas de combate
-Pues mucho me temo que no has llegado en el mejor momento. Antes de que tú aparecieras estábamos comentando que apenas nos quedan víveres y tenemos que buscar la manera de apañárnoslas para conseguir más, de modo que no podemos seguir perdiendo el tiempo contigo-respondió ella encogiéndose de hombros, intentando dar por concluido aquel encuentro.
-Por ese tema no tenéis de qué preocuparos. Ya contaba con ello, así que os he traído suficiente alimento para subsistir los próximos seis meses-Goku les dedicó una sonrisa amable mientras les entregaba una caja de cápsulas que contenían toda la comida que ellos necesitaban. Cheelai se apresuró a agarrarla con ansia, como si temiera que él pudiera cambiar de opinión de repente y dejarles de nuevo con las manos vacías
-de todas formas me gustaría proponeros que os vengáis a vivir a la Tierra con nosotros. Allí no os faltaría de nada para poder sobrevivir, y además, así podríamos vernos más a menudo y entrenar juntos. ¿Qué me decís?-sonrió el saiyan clavando sus ojos negros en los de Broly que le miró tan sorprendido como Cheelai y Lemo.
En realidad, los tres ya habían estado meditando de vez en cuando la idea de marcharse de Vampa en busca de un destino más próspero y agradable, pero Broly siempre se había mostrado algo reticente al respecto, de manera que esa posibilidad había quedado aparcada temporalmente hasta ese momento.
-Haremos lo que tú elijas-le prometió Cheelai sentándose junto a él en un sofá y pasándole un brazo por sus hombros-No vamos a obligarte a abandonar este mundo si tú no quieres.
-Si antes no deseaba alejarme de Vampa era porque este es el único hogar que he conocido en toda mi vida -reconoció Broly-pero ahora mismo creo que ya estoy preparado para dejarlo atrás y empezar de cero en otro lugar. Además, en la Tierra podría descubrir si mis avances son eficaces y si soy capaz de mantener intacto mi autocontrol en un combate real contra otra persona, tal y como he estado haciendo en algunos de mis entrenamientos aquí.
-¿Estás seguro?-Lemo le miró dubitativo aunque en el fondo esperaba que éste accediera a la petición del recién llegado para poder abandonar ese entorno tan inhóspito de una vez por todas.
-Sí. Creo que lo mejor para todos será que nos marchemos. Aquí ya no me queda nada al fin y al cabo-Broly asintió con un gesto leve de la cabeza.
-Entonces está decidido. Te haremos caso y aceptaremos tu sugerencia ¡pero con una condición!- intervino de nuevo la mujer cruzándose de brazos- nosotros tres viviremos solos tal y como hemos estado haciendo hasta ahora sin que nadie nos moleste ¿entendido?
-Por supuesto, os prometo que viviréis tranquilos-Goku se dirigió hacia la puerta con intención de salir y marcharse de ese planeta para regresar al suyo propio-espero volver a encontrarme pronto con vosotros. ¡Hasta la vista!-y desapareció ante sus ojos utilizando el shunkanido
-Mira, al menos nos ha ahorrado un quebradero de cabeza importante-comentó Lemo cuando se volvieron a quedar solos- no me parece un mal tipo, puesto que ya nos ha ayudado en dos ocasiones y justo cuando más lo necesitábamos. Hemos hecho bien en acceder a su propuesta.
-Sí...-Cheelai se quedó pensativa, mientras
agradecía en su fuero interno la suerte que habían tenido al encontrarse con aquel hombre, que ni siquiera les había pedido nada a cambio después de todo-
Broly por su parte, decidió levantarse y tomar el mismo camino que Goku, para salir al exterior de la cueva.
-¿Adónde vas?-le preguntó la mujer con curiosidad-¿quieres que te acompañemos?
-No -respondió él de forma seca-necesito estar solo. Hay algo que quiero hacer antes de que nos vayamos y es preferible que lo haga por mi cuenta.
Los dos ex soldados asintieron comprensivos mientras le veían desaparecer por el umbral de la puerta, entendiendo de inmediato a qué se estaba refiriendo Broly.
-Espero de todo corazón que lo consiga para que pueda cerrar de una vez ese doloroso capítulo de su historia-pensó la peliblanca exhalando un suspiro cargado de preocupación e incertidumbre.
Broly se acercó a uno de los lagos que cubrían la superficie del planeta, situándose justo en el borde para tratar de dar con Bah, con quien todavía no había conseguido reparar su malograda amistad a pesar de sus múltiples intentos. Pero no podía permitirse el lujo de rendirse ni dejarse desanimar por los escasos resultados que había obtenido por el momento. Tenía que hacer todo lo que estuviera en sus manos por cambiar aquella situación antes de emprender su partida.
-¡Bah!-exclamó en varias ocasiones intentando atraerle a la superficie para tratar de razonar con él, pero para su consternación, no logró obtener ningún resultado esperanzador. La criatura no parecía haberle escuchado, o de haberlo hecho, no se había dignado en prestarle la más mínima atención, quedándose dondequiera que estuviese en aquel instante. El saiyan suspiró con melancolía al cabo de un rato, empezando a pensar que tal vez, el daño que le hizo su padre fuese ya del todo irreparable y que no podría volver a ganarse su confianza nunca más.
-No me moveré de aquí hasta que aparezca-se prometió a si mismo, forzándose a recuperar el ánimo y a desterrar bien lejos esas oscuras suposiciones, mientras contemplaba a lo lejos el suave atardecer que indicaba que la noche ya se aproximaba, y junto a ella, las fuertes tormentas que azotaban el planeta- en algún momento tendrá que salir a alimentarse y dar la cara. Y yo estaré ahí para explicarle lo que sucedió en realidad. Todo se solucionará, estoy seguro.
-Está tardando mucho en volver-Cheelai caminaba dando vueltas alrededor del salón, sintiéndose de lo más nerviosa- a lo mejor ha dejado de intentar localizar a Bah y se ha puesto a entrenar.
-o quizás haya fracasado en su búsqueda y ande de nuevo enloquecido por cualquier rincón del planeta. -apostilló Lemo, igualmente preocupado por la seguridad del joven saiyan- en cualquier caso debería regresar ya. Está anocheciendo y el ambiente se volverá demasiado peligroso, incluso para él.
-Iré a buscarle yo misma para traerle de vuelta. Espéranos aquí dentro. No tardaremos demasiado en regresar-resolvió la mujer peliblanca con una media sonrisa que lejos de tranquilizar a Lemo, le causó todavía más inquietud.
-¿Es que has perdido la razón?-el ex soldado alzó la voz hasta convertirla casi en un grito desconcertado-ya sabes que a partir de estas horas es cuando empiezan a formarse las violentas tormentas que azotan este mundo durante toda la noche. Si te arriesgas a salir, es muy probable que salgas volando por los aires y corras un destino fatal.
-Sé cuidarme bien, y no pienso permitir que le pase nada malo a Broly, así que te guste o no, voy a ir en su busca ahora mismo- Cheelai decidió ignorar las advertencias de su amigo y salió corriendo al exterior sin añadir nada más al respecto .
-Intentar razonar con ella cuando se le ha metido algo en la cabeza es lo mismo que intentar hacerlo con un muro. Completamente imposible. Es demasiado testaruda-suspiró Lemo que en aquel momento no podía hacer nada más que desear que ella tuviese razón en sus palabras y que no tardasen mucho tiempo en retornar a la seguridad de su hogar donde estarían a salvo de cualquier peligro externo.
Cuando Cheelai salió de la cueva, se encontró rodeada por una vasta oscuridad que no le permitía ver más allá de lo que tenía ante ella. Soplaba una ligera brisa, que le despeinó el cabello mientras la mujer trataba de forzar sus ojos para adaptarse a las tinieblas y poder encontrar algún rastro que le llevase directa hasta Broly, aunque no tardó mucho tiempo en distinguir a lo lejos su enorme y oscura silueta sentada en la orilla del lago, en una posición tan tranquila que no parecía darse cuenta de lo que estaba a punto de echársele encima.
Las pequeñas ráfagas de aire iniciales fueron aumentando de potencia a cada minuto que pasaba hasta transformarse en furiosos vendavales que arreciaban con violencia, arrastrando y llevándose por delante todo lo que pillaban a su paso.
-¡Broly!-gritó la peliblanca intentando avanzar en medio de la violenta tormenta, y haciendo un esfuerzo casi sobrehumano para mantener los pies estables en el suelo y no salir volando-¡Broly tenemos que regresar de inmediato a nuestro hogar, el clima se está poniendo demasiado peligroso, incluso para ti !
Sin embargo, el guerrero no parecía escucharla a causa del rugido del aire y tampoco percibió su presencia en el exterior, concentrado como estaba en su objetivo de esperar a la aparición de Bah.
La peliblanca, lejos de darse por vencida continuó insistiendo, avanzando a contrarreloj y desafiando a la fuerte tormenta que se estaba aproximando más y más hacia su posición.
Volvió a gritar el nombre del guerrero, una tenue voz en medio del furioso y ensordecedor vendaval que la silenciaba y que terminó por arrastrarla sin piedad cuando ya se encontraba a pocos metros del lugar en el que aún permanecía Broly que entonces ya se dio cuenta de la presencia de Cheelai cuando la escuchó llamándole a gritos por última vez mientras aterrizaba rodando en el suelo, dejando a un lado lo que estaba haciendo para ir a ayudarla a toda prisa.
-¡Cheelai!-exclamó corriendo a la máxima velocidad que le permitían sus piernas en dirección a la posición de la mujer, que en ese instante estaba incorporándose como buenamente podía
-No te preocupes por mí . Estoy entera... o al menos eso creo-sonrió ella haciéndole su gesto característico con la mano mientras con la otra se palpaba la cabeza, en busca de alguna posible herida.
-¿qué hacías fuera a estas horas?-preguntó Broly mientras terminaba de ayudarla a ponerse en pie y la cargaba a su espalda para llevarla de vuelta a su hogar.
-Tardabas mucho y quería buscarte para que volvieras con nosotros, nos tenías preocupados-respondió ella-¿al final conseguiste encontrar a tu amigo?
-No-la contestación del saiyan fue escueta y seca, sin embargo Cheelai pudo percibir cierta tristeza y frustración en ella.
-lo siento mucho, sé las ganas que tienes de reparar vuestra relación pero estoy convencida de que lograrás que vuelva a confiar en ti tarde o temprano, ya lo verás- Cheelai le dio una palmadita en el hombro para tratar de animarle-la próxima vez que quieras ir a buscarle nosotros te acompañamos. Tal vez entre los tres podamos lograr que te preste atención y escuche lo que tengas que decirle.
-Gracias-aunque ella no podía verle, el hombre esbozaba en aquel instante una sonrisa alegre al sentirse arropado por su calidez y su optimismo, dos de las cualidades que más le encantaban de la ex soldado y que agradecía poder tener cerca de él en todo momento aunque no se atreviera a expresarlo en voz alta -eso me gustaría mucho-
Cuando al fin llegaron de nuevo a la cueva, no sin ciertas dificultades a la hora de evitar ser derribados por la tormenta, Lemo les estaba esperando en el umbral de la puerta. Su rostro denotaba preocupación.
-Oye, habéis tardado más de la cuenta en retornar. Estaba empezando a temerme lo peor-les reprochó clavando sus ojos primero en los de él y luego en los de su compañera a quien vio algunos rasguños en el rostro y el pelo del todo desordenado-¿qué te ha pasado Cheelai?-preguntó con ansiedad mientras se aproximaba más a ella para contemplar de cerca sus leves heridas
-Ha tenido un percance con la tormenta-le informó Broly-pero afortunadamente se encuentra sana y salva. Voy a llevarla a su habitación para que descanse.
-Te lo dije-le recriminó Lemo medio en broma, medio en serio, sacudiendo la cabeza-No puedes ser tan terca. Deberías escucharme más cuando te hablo.
-Lo tendré en cuenta para la próxima vez-la mujer sonrió de forma burlona antes de que el saiyan la condujese a su cuarto, donde la tumbó en la cama, tapándola con la manta para que no cogiese frío. Con un dedo de la mano, le quitó un pequeño hilillo de sangre que le salía de la mejilla, acariciándosela con suavidad durante unos segundos para terminar de asegurarse de que no tenía más heridas.
-Gracias por cuidarme Broly-Cheelai le dirigió una mirada dulce y tranquila antes de quedarse dormida-eres genial y te mereces todo lo bueno que pueda ofrecerte el mundo.
El saiyan se ruborizó al escuchar su halago y se quedó en silencio sentado en el borde de la cama, contemplando la imagen serena de ella mientras dormía, permaneciendo a su lado durante toda la noche para cerciorarse de que no tenía alguna lesión oculta que pudiera hacerle daño, peinándole con suavidad su cabello blanco para que volviera a quedar ordenado y sintiéndose completamente en paz consigo mismo. Todos sus miedos, toda su rabia y todos sus traumas desaparecieron de un plumazo. ¡Cómo se alegraba de que tanto ella como Lemo hubieran entrado en su vida! Eran los únicos que de verdad se habían preocupado por él, de forma genuina y desinteresada, sin buscar sacar ningún provecho de él. Habían sido confidentes de las no pocas inseguridades que él había experimentado durante sus entrenamientos, habían estado ayudándole en todo momento y demostrándole que al fin y al cabo, él ya no estaba solo en un mundo vacío y cruel. Poco a poco iba adaptándose a su nueva vida. La vida que nunca esperó llegar a tener.
Un ruido atronador a primera hora de la mañana, que nada tenía que ver con las tormentas, les sacó a ambos de sus respectivos sueños. Broly y Cheelai se levantaron de un bote, alterados y confusos, y se dirigieron al salón donde ella agarró su arma.
-¿Qué ha sido eso?-preguntó ella tensando su cuerpo.
-Era un sonido extraño. Casi podría asegurar que se trataba de alguna nave espacial o algo semejante.
-¿una nave espacial? ¿Y quién podría ir dentro?-
Broly se encogió de hombros, aunque de algo sí estaba seguro. No podía tratarse de alguien a quienes ellos conocieran.
-Tal vez necesite nuestra ayuda-continuó Cheelai dando vueltas en círculos- igual se le ha estropeado la nave, como le pasó a tu padre. Deberíamos ir a comprobar de quién se trata y echarle una mano ¿no te parece?-
El saiyan asintió, y juntos salieron de nuevo al exterior para buscar al recién llegado, sin poner sobre aviso a Lemo, quien, a pesar del escandaloso ruido que se había producido, no parecía haberse enterado de nada.
En otro punto del universo hace tres semanas...
La nave de Freezer acababa de tocar tierra en Nuevo Namek después de varias semanas de trayecto en las que el tirano se había mostrado visiblemente nervioso y ansioso por recuperar a sus antiguos hombres, con los que su Imperio había alcanzado su época de mayor esplendor.
-aún así... me pregunto si serán capaces de estar a la altura de lo que espero de ellos-le confió a Berryblue durante los primeros días de viaje- sus fuerzas de combate por desgracia ya no tienen nada que hacer contra la de esos simios. En el supuesto caso de que tuvieran que enfrentarse a ellos no durarían ni un asalto. Me pregunto si este viaje no será una mala idea y una pérdida de tiempo.
-No tienes nada de qué preocuparte mi señor-sonrió la mujer- ¿Acaso no recuerdas cómo obtuviste tu nueva transformación de Golden Freezer?
-Estuve entrenando unos meses con ese idiota de Tagoma, que a la fuerza también acabó mejorando mucho sus habilidades militares, he de añadir.
-Exacto-asintió ella, paciente y calmada en todo momento- ¿ve adónde quiero llegar señor?
-¿No pretenderás que me ponga a entrenar personalmente con todos ellos para que aumenten su poder igual que hizo Tagoma verdad?-bufó el tirano de mal humor cuando comprendió lo que ella le estaba sugiriendo, clavando sus iris rubíes en los de Berryblue-tengo mejores cosas de las que ocuparme en estos momentos.
-Te quejas de que tus antiguos y mejores soldados posiblemente no estén a la altura de las circunstancias y también desprecias a tus nuevos reclutas por su ineptitud. Si tanto valoras tu Imperio deberías dejar de protestar tanto y hacer un esfuerzo personal para sacarlo a flote, aunque tengas que instruir a tus tropas para ello. De todas formas, si no recuerdo mal, el capitán de tus fuerzas especiales era el hombre más fuerte, respetuoso y leal a tu persona cuando aún vivía. Estoy segura de que accederá con mucho gusto a todo lo que tú le propongas y más si lo que le pides implica que se haga más poderoso de lo que era antes. Puedes trabajar con él y luego encargarle la misión de adiestrar a los demás y así te ahorras llevar a cabo ese cometido-
Freezer se quedó en silencio con gesto pensativo mientras con su mano derecha hacía girar la copa de vino que se estaba tomando. Tal vez ella no andase desencaminada. Sí, estaba seguro de que podía delegar aquella tarea en su hombre más servicial. Podía confiar plenamente en él, tal y como siempre había hecho.
-Señor Freezer, hemos detectado varias presencias próximas a nosotros dispersas en pequeños poblados-le comunicó uno de sus soldados de apariencia monstruosa, situándose frente a él.
-¡Qué magnífica noticia! Ya veo que esos estúpidos namekianos todavía no han aprendido a tomar precauciones frente a los extranjeros. Y en cuanto a vosotros, os voy a asignar la misión de encontrar las siete bolas de dragón y traérmelas aquí de inmediato. Os dividiréis en dos grupos de diez hombres cada uno, y seréis liderados por Berryblue y Kikono, que os darán las instrucciones precisas en todo momento "No vaya a ser que metan la pata y arruinen todos mis planes a última hora"
Mientras les observaba marcharse, una desagradable sensación recorrió su cuerpo al darse cuenta de que el mundo en el que se encontraban era prácticamente idéntico al que él mismo había destruido en el pasado. Y una oleada de recuerdos horribles atravesaron su mente como agujas puntiagudas. Recordó en primer lugar a sus dos generales siendo asesinados a sangre fría por Vegeta, después a sus soldados de élite, humillados y derrotados al completo, y por último se vio a sí mismo, mutilado y flotando semi inconsciente por el negro espacio tras la explosión que se llevó por delante al planeta Namek, hasta que su padre logró dar al fin con él y reparar su destrozado cuerpo.
Apretó los puños con odio, visualizando los ojos azules de Goku al transformarse por primera vez. Esa mirada llena de resentimiento y rabia por la muerte de su amigo, que jamás olvidaría y que acabó sellando su destino para siempre.
-cuando tenga a Broly de mi parte y del todo controlado será un arma perfecta para deshacerme de ese estúpido mono de una vez por todas- pensó- Esta vez no bajaré la guardia ni actuaré de forma precipitada. No cometeré el mismo error de nuevo.
Al cabo de casi cuatro horas regresaron los dos grupos, con las siete bolas y un niño namekiano al que habían obligado a acompañarles para que invocase al dragón en su idioma natal.
-habéis tardado demasiado-les reprendió el tirano golpeando su cola contra el suelo, impaciente.
-lo sentimos mucho mi señor. Esos namekianos han resultado ser más fuertes de lo que creíamos y han opuesto una resistencia considerable... aunque no la suficiente como para poder evitar sus propias muertes-sonrió uno de los hombres mostrándole sus manos cubiertas de sangre inocente.
-Bueno, lo importante es que ya tenemos lo que habíamos venido a buscar-el emperador hizo caso omiso a ese vano intento por ganarse su aprobación y centró toda su atención en el pequeño, que temblaba aterrado mientras le agarraban con firmeza por sus dos brazos para evitar que intentase escapar- venga, llama al dragón ahora mismo. No nos hagas perder más tiempo del necesario en este odioso planeta-
El niño asintió mientras caminaba con pasos nerviosos al lugar en el que habían colocado las esferas. Cuando de ellas salió el gigantesco Polunga, Freezer esbozó una taimada sonrisa. Al fin la suerte parecía sonreírle después de tanto tiempo esquivándole y rehuyendo de él.
-Necesito saber el lugar exacto en el que se encuentra un saiyan llamado Broly-indicó el tirano cuando el dragón le preguntó por su primer deseo. Tenía la sospecha de que aún se encontraría en el planetoide del que provenía, puesto que allí era dónde le habían enviado sus dos amigos, aunque también cabía la posibilidad de que a esas alturas ya se hubieran marchado de allí en busca de un lugar mejor donde vivir, de modo que no podía arriesgarse a mandar a uno de sus hombres al lugar equivocado y perder el tiempo de una forma tan estúpida.
-Se encuentran en un distante mundo llamado Vampa. Un lugar hostil que orbita alrededor de la estrella número 94.
-"Tal y como me imaginaba"- pensó complacido antes de continuar hablando-. Mi segundo deseo será tener a mi disposición una nave espacial de última tecnología y máxima velocidad pero que no pueda asociarse en ningún momento con mi imperio, ¿entendido?
-Eso está hecho-respondió el dragón concediéndole a Freezer lo que él había solicitado-¿y cuál es tu última petición?-
-Quiero que le devuelvas la vida a mis mejores hombres y que aparezcan justo en este mismo lugar. En concreto quiero que resuciten mis dos guardaespaldas, mis fuerzas especiales, Kiwi, Sorbet y Tagoma.
-¿A esos dos también les vas a traer de nuevo? ¿por qué?-quiso saber Kikono mirando a Freezer desconcertado.
-Demostraron tener cierta lealtad hacia mi cuando me resucitaron con las bolas de dragón de la Tierra-sonrió el emperador-simplemente quería devolverles ese gesto concediéndoles el gran honor de volver a trabajar para mi-
Tras un último resplandor dorado, varias siluetas se congregaron alrededor de Freezer. Por un momento todas ellas parecían confusas, sin comprender por qué estaban allí de repente aunque no tardaron en darse cuenta de lo que estaba sucediendo y de lo que suponía su presencia en ese planeta. A modo de gratitud por haberles traído de vuelta a la vida, cinco de los hombres resucitados decidieron mostrarle a Freezer y al resto de los presentes una nueva y extravagante coreografía que culminó con una pose final en la que cada uno se presentó en su orden habitual.
-Hay cosas que supongo que nunca cambiarán, ni aunque pasen cien años-pensó el tirano con más resignación que bochorno al contemplar aquella escena protagonizada por sus fuerzas especiales, antes de ponerse a meditar sobre quién sería el más indicado para cumplir con la misión de vigilar muy de cerca a Broly, controlando todos sus progresos e informándole de forma frecuente hasta que él mismo decidiera que había llegado el momento de actuar y llevar al saiyan de regreso a su nave.
-Ginyu y sus hombres son indudablemente capaces de llevar a cabo con eficacia este trabajo pero si mando a uno de ellos, los demás querrán acompañarle también y no puedo permitirme el lujo de enviarles a todos. Los necesito a mi lado.
Dodoria es fuerte, leal e implacable, sin embargo, conociéndole como le conozco, es bastante probable que en un momento dado se vaya de la lengua o muestre su personalidad violenta, metiendose en problemas con Broly y esos dos desertores; y en cuanto a Kiwi... bueno, Kiwi es fuerte pero también es un completo idiota y demasiado arrogante como para poder ocultar con éxito su identidad de modo que no puedo confiar en que lleve a cabo con éxito ese trabajo, cosa que también podría aplicarse a Sorbet y Tagoma.-
Entonces llegó a la solución más obvia. Tenía que mandar al hombre más inofensivo en apariencia, un hombre inteligente y astuto que supiera actuar como un perfecto aliado sin levantar suspicacias. Y le tenia justo delante de él, con su trenza verdosa ondeando al viento y sus ojos dorados brillantes, rebosando felicidad por haber vuelto a la vida.
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