Aquella noche definitivamente había sido mi mejor noche, la precensia de Adam la hacia perfecta eso sin contar el beso increíble que me había dado.

Me sentía confundida pero increíblemente y pacíficamente enamorada de el, no quería perderlo, no quería que se fuera de mi lado, me preguntaba hasta que punto había llegado para que Adam se convirtiera en parte de mi vida, en parte de mi.

El reloj marcaba la 1:25 am tenia que dormir,  mañana tendría escuela, mi cabeza se encontraba justo encima del pecho formidable de Adam el cual ya estaba dormido, sus brazos se habían convertido en mi cobijo, su precensia me hacia bien, me hacia sentir mas yo, era como si alguien hubiera mandado la felicidad hacia mi, no podía pedir mas, no me importaba lo que fuera Adam yo estaba enamorada de el, no me importaba cuantos riesgos tuviera que tomar yo era parte de el.Los siguientes 30 minutos me la pase pensando en el nosotros de el pasado y en el nosotros de ahora, hasta que el sueño me venció y me quede dormida abrazada a Adam con mi cabeza que aun se encontraba encima de su pecho.
Mi alarma sono como todos los días 6:00 am me desperté de un salto, esperando ver a Adam a mi lado, pero el no se encontraba, en su lugar estaba una nota, sabia que era de el, a si que la abrí con cuidado en su interior se encontraban las siguientes palabras:
Buenos días Eliza,buenos días mi Eliza, espero y no haigas tenido pesadillas anoche, tuve que retirarme, pero te veo en el colegio o que te parece si vamos a un lugar?, conozco uno Excelente,  se que tienes dudas y quiero resolverlas todas, te espero a las 9:00 am afuera de tu puerta.
Te amo, te amaré por toda la eternidad.
Por siempre tu, por siempre Eliza.

Aquellas palabras me brindaron un alivio tremendo,  ya que aquella pequeña y hermosa nota me confirmaban que el beso de ayer y haber dormido con Adam no había sido un sueño, sus palabras tampoco lo habían sido y eso me recofortaba.

Estaba formulando miles de preguntas para Adam, tenía muchas dudas y quería que me las resolviera todas, ahora que no iríamos a la escuela para ir a un lugar, me preguntaba ¿a que lugar quería llevarme Adam? ¿En que lugar hablaríamos sobre su fase de elegible? ¿En que lugar hablaríamos de mi? De nosotros.

Me levante inmediatamente de la cama para darme una ducha, la cual duro 20 minutos, estaba completamente sola ya que mi madre desde que había subido de puesto llegaba mas temprano al trabajo y ahora con su nuevo viaje que tomaría el viernes se esforzaba en ser mas responsable.

Me coloque unos jeans ajustados y una blusa azul marino que me me había regalado mi madre en mi cumpleaños,  deje mi cabello en una coleta y me coloque un poco de labial, faltaba 1 hora para que Adam estuviera afuera de mi puerta por lo que aproveche a ordenar mi habitación. 

No dejaba de darle vueltas al asunto, me preguntaba cuando había pasado esto, ni siquiera me había dado cuenta de cuando me había enamorado de el, solo lo estaba. Podría huir a cualquier lugar del mundo si fuera con el, si fuera de su mano, el timbre de la puerta, hizo que mi sonrisa se elevará sabia que era el, me pase las manos por mi cabello para comprobar que todo estaba bien, antes de abrir repire hondo una y dos veces para controlar el nerviosismo,  de tras de esa puerta de encontraba mi felicidad. 

-Buenos días Eliza-

Adam llevaba un aspecto hermoso como solía tenerlo, llevaba unos jeans grises y una camisa azul aunque no del mismo azul que la mía, era un azul mas claro, su cabello parecía recién lavado sus ojos un de un café hermoso,  sus labios carnosos y su sonrisa perfecta como siempre, su estatura unos 35 centímetros mas que la mía, sus manos se encontraban de tras de su espalda como si ocultara algo.

-Hola- conteste nerviosa.

Adam saco sus manos de tras de su espalda y en ellas se encontraba una rosa, una rosa hermosa, una rosa que jamás había visto, era de un color negro, un negro mate precioso, sus tallos eran perfectos, era la primera y la mas hermosa rosa que alguien me había obsequiado.

-Adam es hermosa, no tenías que molestarte, gracias- dije mientras tomaba aquella rosa entre mis manos.

-Sabes que es lo mejor de esta rosa- dijo Adam mirándome mientras yo la olía.

-¿Que?- pregunte

-Que no se marchita como...nuestro amor- dijo sonriendome con sus labios encantadores.

Me preguntaba como era posible que aquella rosa no se marchitara, Adam estaba llenó de misterios y eso ahora no me asustaba, eso ahora me encantaba.

-Y como es posible que no se marchite- dije sorprendida.

-te lo explico en el camino.

Me adentre una vez mas a mi casa, a poner aquella rosa hermosa en agua, no quería que se marchitara y aunque Adam haiga dicho que no lo hacia, no quería correr el riesgo.

-Confía en mi, mi amor, no se marchita- dijo Adam abrazandome por la espalda mientras yo llenaba el jarrón de agua.

-No quiero correr el riego- dije nerviosa al contacto físico que estábamos teniendo.

-hazlo por mi.

En ese momento vacíe el jarrón que ya casi se encontraba lleno de agua.

-¿Eso fue difícil?- pregunto tomándome de la cintura con suavidad mientras besaba mi cuello.

Adam me exitaba, me exitaba demasiado.

-Para- dije mientras me volteaba para tenerlo de frente.

-¿Que pasa?- pregunto.

-Es mejor que nos vallamos- dije mientras entrelazaba mi mano con la suya.

-claro- dijo estampando un beso pequeño en mis labios.

Puse la flor misteriosa pero hermosa sobre la mesa, y me diriji con Adam de la mano a la salida de mi casa. Estaba segura que nos esperaba un día hermoso juntos, mis dudas se resolverian y disfrutaria de su compañía.