Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo 19

La primera vez que vi a Ray enseguida denominé que era un raro y que no lo quería cerca de mí. Sorpresivamente, conseguí todo lo contrario. Usaba de molestarme cuando le venía en gana, desde quitarme mi comida hasta tirarme de los asientos en las aulas de clase. Y sólo estábamos en primer grado. Pasamos tres años en secciones diferentes hasta que volvimos a estar juntos en cuarto, entonces pareció ser alguien totalmente diferente. A partir de ahí comenzamos a juntarnos y ya en el primer año de secundaria nos reíamos de lo ocurrido en el primer grado.

La primera vez que lo besé fue con culpa. Me refiero a que, ¿por qué besarías a tu mejor amigo? Los amigos no se besan. Sobre todo si son hombres. Usualmente lo consuelas con un buen abrazo y palabras de aliento, pero a todo mi pesar, puede que ese haya sido nuestro primer error: el sacar algo de donde nunca hubo realmente nada.

Nunca mentí cuando dije amarlo. Nunca actué en un beso. Nunca actué un sentimiento. Ray es una parte importante de mí que nada nunca reemplazaría jamás. Lo amo, y ojalá pudiese amarlo de la manera en la que se merece.

—Su nombre es Christa —murmura, deslizando la foto en la pantalla de su teléfono. Acaricio su cabello.

—Es hermosa —digo—. Y no lo digo porque sé que es lo que quieres escuchar, sino porque lo es. Me alegro, Ray.

—Gracias —absorbe por la nariz—. Es... muy linda, sí.

Ya ha llorado, ya lo he abrazado, ya lo he consolado. La noticia le ha pegado fuerte. No creí que fuese a hacerlo. Ni siquiera vi a Bob derramar tantas lágrimas, pero parece ser que Bob nunca estuvo enamorado de mí. Sus respiro se entrecorta, haciéndolo parecer un niño al que acaban de darle una paliza por mal comportamiento. Nunca estuve de acuerdo con ese tipo de tratos, siempre los repudié. Pero ahora lo sostengo entre mis brazos, y parece uno de esos niños. Sólo quiero abrazarlo, decirle que todo va a estar bien. ¿Pero a quién quiero engañar?

—La mereces —continúo acariciando su cabello. Algo que siempre he amado de él, es su cabello. Tiene descendencia latina, por lo que un gran afro siempre formó parte de él, y tuve la oportunidad de verlo formarse por muchos años. Justo en este momento luce más asombroso que nunca. Al decir mis palabras, siento su agarre estrecharse en mi regazo. Quiero creer que no ha vuelto a llorar, pero no saca su cabeza de mi pecho—. ¿Ray?

— ¿Uh?

—Yo voy a estar bien, ¿sabes?

Su cabeza se gira a mí, dejándome verlo por primera vez en un rato. Tiene sus mejillas húmedas, y la punta de su nariz está rojiza. Ray nunca fue exactamente atractivo, sino más bien adorable. Su voz es suave, podría ser cantante si así quisiera, y tengo la certeza de que sería uno increíble. Su risa también es bonita, y su forma de ser es asombrosa. Hay personas que enamoran, y no sólo por su físico. Es el caso de Ray.

Estiro mis comisuras, pasando mis pulgares por debajo de sus ojos.

— ¿Cómo puedes estar bien cuando estás muriendo, Gee?

Lentamente encojo un hombro.

—No siento nada. No hay exactamente nada. Tengo a Bob, tengo a Kellin, tengo a Vic, te tengo a ti. Estoy bien, Ray. No me da miedo la muerte.

Sus ojos brillan y creo que en cualquier momento va a soltar el llanto nuevamente. No sé si me gusta ver a las personas llorar, sobre todo si es por mí. Es como si quisiera tener un súper poder para detenerlas y hacer que sonrían. Después de todo, nunca he sido un amargado. Es lo que pretendía ser.

—Es porque Mikey no le tuvo miedo, ¿cierto?

Río entre dientes, nostálgico. Yo recuerdo las palabras de mi hermano, y no sonaba como alguien que estuviese muriendo de una enfermedad terminal. Siempre quise ser igual de fuerte, igual de valiente. Lo envidié por un segundo, pero ha llegado mi turno, y ya no sé si lo envidie más.

—Simplemente no quiero temerle a nada más, Ray. No quiero.

Él suspira, cerrando los ojos por un segundo.

— ¿Qué hay de Frank? —esta vez yo suspiro.

—Tuve unos problemas con él hace unas semanas. Planeo hablarle, pero no sé cuándo, ni dónde, ni cómo.

— ¿Lo has estado evadiendo?

—Así es. Tenía planeado el hacer muchas cosas todos juntos como grupo una vez estuviese al tanto con él nuevamente, pero pensé mejor, y el dinero de una forma u otra es importante. Así que lo dejaré en una cuenta para Bob, aunque sé que le molestará el que no haya cumplido con nada de lo que yo quería para dejarle todo eso a él, pero no me molesta el hacerlo, ¿sabes? Es lo que yo quiero.

—Sí... No sé qué ha pasado con Frank, pero... Lo necesitas, y estoy seguro de que él te necesita a ti también. No sé qué realmente te está deteniendo de no ir a buscarlo.

—... Nada me detiene. Sólo... quería venir a verte, es todo. Frank..., él puede esperar un poco más.

— ¿Realmente lo quieres hacer esperar más, Gerard? Tú no quieres esperar. Quieres ir a encararlo por lo que sea que haya hecho. Te conozco. Ve a buscarlo.

—Ray, vine a verte porque-

—No quiero saberlo, Gee —sacude su cabeza. Con esfuerzo se levanta de encima de mí, acomoda su ropa y entonces me ayuda a levantarme a mí. Nos guía hasta la sala del apartamento y abre la puerta principal, dejándonos a ambos en el marco de la puerta. Acomoda las solapas de mi chaqueta, y sonrío, porque eso es algo que él siempre hacía—. Ya no se trata de mí. Es tu última oportunidad, tu último chance. O lo tomas, o lo dejas.

—Suena fácil, ¿no es así? —río ladeando mi cabeza, sus comisuras se estiran—. Prométeme que no vas a seguir llorando.

—Déjame llorar ahora, entonces prometo no volverte a llorar nunca más —su mandíbula tiembla, no puedo hacer más que mirarlo—. Si lloro todo lo que tengo que llorar ahora y me preparo para lo que venga, no tendré que hacerlo luego, ¿no crees?

Doy un largo suspiro dejando mis hombros subir y bajar, pero siempre lo veo. Entonces le asiento. Si él lo dice, no hay razón para no creerle, llorar es una reacción común, no es como si pudiese obligarlo a no hacerlo. No me lo perdonaría, entonces dejaría que se desahogase todo lo que quisiera. Dando un paso al frente lo rodeo con mis brazos, él corresponde.

Escondo mi nariz en su cuello, acariciando parcialmente. Cuando nos separamos quedamos a centímetros de distancia, su nariz rozando con la mía, es imposible no verlo a los ojos. Siguen igual de brillosos que siempre.

— ¿Estaría mal pedirte un último beso? —susurra, a duras penas puedo oírle, pero sé lo que ha dicho. Entonces no me niego, ya no tendría la oportunidad de besar sus labios otra vez.

Y de repente todo regresa a nuestro primer beso.

Aparto sus mechones de cabello, pasándolos detrás de sus orejas, y lamo mis labios para posar mi mano en su rostro. Sus labios son carnosos y suaves, mis labios se pierden entre los suyos. El contacto dura unos segundos y en ningún momento nuestras lenguas se encuentran, es un beso inocente y para nosotros es suficiente.

Al separarnos tiene lágrimas corriendo por su rostro nuevamente, y sé que es momento de irme. Recuerdo las palabras de Mikey y le repito que lo amo, que siempre estaría orgulloso de él y cientos de cosas más que espero lo dejen con tranquilidad, porque Ray merece tranquilidad. Y a diferencia de un electrocardiograma sonando en el fondo, son mis pasos los que resuenan por el pasillo de camino al elevador.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro