Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo 18

La mano de Bob acaricia mi cabeza, lo ha estado haciendo por un largo tiempo. Él no me dejaría hasta que yo le dijera qué era lo que ocurría y qué me había llevado al último suceso. Pero no tenía ganas de hablar, no tenía ganas de moverme. Llegué a un punto en el que hasta el latido de mi corazón llegó a molestarme, eso nunca había pasado. ¿A quién en su sano juicio le llega a molestar el latido de su propio corazón? Al parecer a mí.

— ¿Cómo está? —oigo preguntar a Vic.

Estuve pensando. Vic es una gran persona, y nunca me ha caído del todo bien, hasta ahora no lo había captado. No hay razón para tratarlo mal algunas veces. Sin embargo, hasta eso me hace sentir un idiota. Tuve que esperar a estar en la peor posición para percatarme de cosas tan simples como esas. Pensé en las comidas de Bob, en el que aún le agrada el conducir. En Kellin y su insistencia en nuestra amistad. Usualmente no obligas a las personas a ser tus amigos, pero supongo que para Kel eso funciona.

Y Ray. Dejé a Ray por Frank. ¿O Ray me dejó a mí por aquella otra persona? No me gustaría seguir pensando en eso. Lo importante es que Ray es feliz, y al contrario de muchas personas, eso en serio me hace feliz a mí también, por lo cual no importa el quién dejó a quién.

—No ha despertado —suspira Kellin frente a mí. También ha estado sentado en esa silla un largo rato, pero nunca me he dormido, he estado despierto todo el tiempo. ¿Es que mi llanto fue tan silencioso?

— ¿Gee? —murmura Bob—. Levántate.

Y eso es suficiente, porque decido que es suficiente. Doy un profundo suspiro y saco mi rostro de la almohada, las luces están apagadas y afuera está oscuro. Debe ser bastante tarde. Vic sale de la habitación y regresa con un par de aspirinas y un vaso de agua, no protesto, las tomo sin problema. Haría que mi cabeza dejase de doler.

— ¿Está bien si vamos a conducir? —pregunto a Bob, él intercambia miradas con Kellin—. Sólo tú y yo, necesito...

—Está bien, Gee —sonríe Kel yendo a presionar mi hombros—. Vendré mañana, si necesitas algo sólo llama.

—Gracias, K —presiono mis labios—. Hasta mañana, Vic.

—Hasta mañana, Gee —regresa el gesto y los veo salir, entonces la puerta de la entrada cerrarse.

— ¿En serio quieres que conduzca? —el rubio hace una mueca.

—Amas conducir.

—Lo hago, pero tú-

—Yo quiero ir. Vayamos, ¿sí?

Él me mira y luego suspira, asintiéndome. Evito el mirarme en un espejo, estoy hecho mierda. Tomo un gran respiro y me coloco mi chaqueta, entonces sigo a Bob hasta su auto. Harán las una con veinte de la mañana, quiero creer que no estuve casi siete horas de mi vida acostado en una cama y perdiendo el tiempo algo que no lo vale.

Porque seamos realistas, ¿Frank realmente lo vale? Hasta este punto no sabría si creer en ello. No parece habérselo ganado del todo.

Bob conduce con tanta normalidad que te hace creer que nació para conducir, años de experiencia ha de darte tal soltura.

— ¿Adónde quieres ir?

—Tranquilidad —murmuro recargando mi espalda del asiento—. Paz —giro mi cabeza hacia él—. ¿El mirador?

—El mirador —concede, y comenzamos a movernos. Conducir junto a Bob siempre sería una de mis cosas favoritas, aunque eso no lo haya agregado a la famosa lista, hay un montón de cosas que he descubierto que son de mi agrado, mientras que las de mi desagrado continúan siendo las mismas. También me gustaría creer que en estos diez años he sido más que un desperdicio existencial.

En un santiamén llegamos al gran mirador, se puede observar gran parte de la ciudad desde aquí y está la ventaja de que se puede venir a la hora que sea, he venido aquí varias veces por mi cuenta como para que los guardias de seguridad permitan mi entrada. Mi amigo se estaciona y con cuidado bajamos del vehículo, caminamos hasta estar frente a la cerca y nos mantenemos observando las luces y edificios un buen rato, hasta que decido que es el momento adecuado para hacérselo saber.

—Tengo cáncer.

No me mira, no se mueve, mantiene su posición en la baranda de metal con sus codos recargados de ella y presiona sus dedos entrelazados. Si no dice nada tampoco voy a obligarlo, pero cuando lo veo bajar su cabeza y luego asentir, sé que probablemente sus defensas estén por el suelo.

—Lo había supuesto —responde quedo—. Tuve el par de semanas desde la colonoscopia para prepararme mentalmente.

— ¿Y lo lograste?

Tras reír retoma su postura, pero no es una risa verdadera, es más una irónica. Niega aun con su vista en el suelo y se da la vuelta, sus ojos azules están más azules que de costumbre, y su rostro ha tomado el color carmesí que suele tomar cuando está a nada de llorar.

—Gerard... ¿En qué mundo... te preparas... para recibir la noticia, de que tu mejor amigo va a morir? —sonríe—. ¿En qué mundo? ¿En qué vida? ¿Cuándo? ¿Dónde? No puedes. No lo tomas. No hay. No existe. Me vas a dejar, ¿comprendes?

—No te voy a dejar.

—Sí, sí me vas a dejar. Me vas a dejar como nos dejó Mikey y como nos dejó Elena, te vas a ir y me vas a dejar solo y te voy a odiar, Way, te aseguro que te voy a odiar.

Ha partido en llanto y yo sólo soy capaz de abrazarlo con fuerza. Entonces sé cómo se sintió Mikey esa última vez cuando le pregunté si tenía miedo.




—No sabemos.

—Por supuesto que no lo saben —espeto hacia el doctor Grohl, que suspira con pesadez. Parece que puede hacerlo todo, menos mirarme a la cara—. La mayoría de las personas mueren de cáncer. Bueno, a mis ojos todos mueren de cáncer. ¿Para qué descubrirlo y curarlo si te puedes quedar sin trabajo, cierto?

—Gerard, sé que es esto es difícil, pero debemos hablar sobre esto y ponerlo como prioridad, pensar en qué hacer luego. El cáncer de colon es un cáncer que hasta el día de hoy no ha sido identificado. Tendré que consultar con el jefe del departamento de Oncología, el doctor Hoppus.

Suspiro pasando mis manos por mi rostro.

— ¿No pueden simplemente remover el tumor y así puedo seguir con mi vida?

—No, desafortunadamente, no podemos. En los últimos meses se ha extendido por todo el colon, a este punto la cirugía es imposible.

—... ¿Y dice que este doctor tiene otra opción?

—El doctor Hoppus, sí. Es uno de los mejores especialistas en... cáncer avanzado. Él sabrá cómo tratar con esto y verlo desde un punto más extenso.

Presiono mi mandíbula, caminando de un lado a otro. La jodida palabra con C, de nuevo la muy hija de puta palabra con C. Restriego mi cara.

»Gerard, a esta altura sólo tienes dos opciones: o empiezas con el tratamiento ahora mismo, o mueres.

—Muy bien, doctor Grohl, vamos a poner las cosas al derecho, le daré un par de consejos, serán gratis. Primero, la palabra "muerte" no es algo que usted puede sólo decir por decir nada más por la libertad de ser doctor, con la muerte no se juega, y creo que usted debería saberlo. Además de que es jodidamente deprimente.

»Segundo, si está tratando de venderme algún tratamiento, vuelva a pensar en la opción B, porque admítalo, morir no es una opción. ¿Por qué mejor no intenta algo como: "prueba nuestra nueva y mejorada quimio, porque la otra opción lo dejará sin aire"? Cuando llegue su cita de las 3:30 y tenga que decirle que está muriendo, al menos tenga un poco más de sentimiento.




— ¿Realmente le dijiste eso a Grohl? —Bob ríe, asiento riendo junto a él.

—Y luego di una gran salida triunfal por la puerta.

—Mierda —ladea su cabeza—. ¿Estás seguro de que sigue siendo tu doctor?

—Me sacó de mis casillas, no me iba a joder con opciones, Bob.

—Lo comprendo, tienes razón... Y luego vino este tipo, Billie, ¿no?

—Sí. Me dio las listas, repitió más de una vez que Frank es doctor y que yo fui su primer caso y todo lo demás —suspiro—. No sé... cómo sentirme, Bobby.

—Debes hablar con Frank.

— ¿Disculpa?

—No, disculpas te las tiene que dar él a ti. Por haberte mentido, creyendo que tú nunca sabrías que fuiste un puto conejillo de indias.

—Lo que me jode es que pudo habérmelo dicho. ¿Qué pudo realmente perder? Con un buen argumento pudo haberme convencido. Pero el más idiota siempre tiene que irse por el camino más fácil, ¿cierto?

—Mentir.

—Mentir —asiento, estirando mis piernas por el pavimento. Cierro los ojos tomando un gran respiro, la brisa en este lugar es asombrosa. Casi olvidas que estás muriendo.

—Puedo asegurar que él aún tiene tiempo. Te pido que por favor dejes que se explique.

—No quiero escuchar la mierda que tenga para decir, Bob. Me usó todo este tiempo.

—Las personas siempre tienen sus razones, estoy seguro de que él también las tiene. Y debes decirle. No dejes pasar esa noticia por alto.

—Pensaba en hacerle un gran drama. Algo como gritarle que es un maldito y luego romper las listas en partes desiguales justo en su cara, ¿sabes? —ambos reímos—. Creí que eso sería divertido y cruel.

—No es divertido, sólo es cruel.

—Se lo merece —encojo un hombro—. Con mentir y ocultar nunca se arregla nada. Ahora no sé diferenciar sus mentiras de sus verdades. Pudo haberme dicho que me quería y ser una completa mentira, ¿entiendes? Todo sólo para... acostarse conmigo y verme la cara de imbécil.

—Oye, no es por acusarte a ti o defenderlo a él, ni nada por el estilo, pero basado en el Frank que yo alguna vez conocí; él no sería capaz de hacer algo como eso, Gee.

Alzo mis manos, sacudiendo mi cabeza.

— ¿Lo ves? Eso yo no lo sé. Si estuvo diez años juzgándome por un par de listas, ¿qué puedo yo pensar de él? Tesis universitaria, puaj —resoplo—. Se va a graduar dentro de poco y me utilizó para una puta tesis universitaria. Bob, le convenía tratar conmigo. Poder hacer las diferencias entre el Gerard de dieciséis y el Gerard de veintiséis. ¿Tiene sentido?

—Sólo tú comprendes tu soliloquio —rueda los ojos—. Si quieres hazlo sufrir un poco, pero no hasta tu último aliento.

Lo observo por un momento, y luego paso mi brazo por su cuello, atrayéndolo a mí.

—No prometo nada —eso lo hace reír, sonrío—. Aun quiero hacer muchas cosas antes de morir, Bobby.

—Cagas dinero siendo el mejor jodido artista de Nueva York, ¿qué mierda es lo que esperas?

—... Las disculpas de Frank.

— ¿Entonces empiezo a empacar?

—Avísale a Kel y Vic también. Yo hablaré con Ray.

—Dalo por hecho. Gee.

— ¿Qué?

—Hablas dormido.

—No me dormí.

—En siete horas de llanto sí lo hiciste.

— ¿Qué dije?

Suelta una risa.

—No lo sé. Pero Billy Corgan estaba ahí. Y creo que Dios también. Y Mikey sí te escuchó.

Mis labios se entreabren, dejo el aire salir y llevo mi espalda nuevamente a la baranda de metal.

— ¿Tú dices?

—Estoy seguro de que siempre lo ha hecho.

—... Está bien.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro