Capítulo 16
Busco con desesperación, tiro cuanta cosa me obstaculice mi camino e incluso me tropiezo con mis propios pies. Esto es algo insólito. Mike me persigue por todas partes queriendo saber qué es lo que busco, Jared sólo me mira volverme loco, intentando disimuladamente quitar a Mike de mi vista antes de que lo golpee, y Billie... Billie está muy callado.
— ¡Estaban justo aquí, Jared! ¡Lo juro! —reviso por enésima vez el estante a un lado de mi puesto de trabajo—. La última vez que vi la carpeta, la puse aquí, con las listas, y ahora simplemente no está.
—Frank, Frank —Jared intenta tomar mis hombros, pero apenas si puedo escucharlo sobre los latidos de mi corazón y mi respiración irregular—. Frank, escucha, necesitas calmarte, ¿está bien? Respira.
Pero no puedo hacerlo, no puedo calmarme. No cuando las listas que he estado cuidando con mi vida por los últimos diez años han desaparecido, y no sé cómo hacérselo saber a mi amigo sin la necesidad de hiperventilar.
—No... No puedo, Jar... Yo... Esas listas han estado conmigo por diez años. Tienen valor para mí. A la mierda mi tesis, se trata de Gerard, ¿está bien? Ha sido lo que me ha acercado a él de cierta manera. Se trata de él.
—Frankie, comprendo tu punto, pero tú tienes que comprender que enloqueciendo no vas a llegar a ninguna parte.
— ¿Eso era todo lo que buscabas? —dice Mike bajando sus hombros, y esta vez sí me abalanzo a golpearlo. Lástima que Jared es más alto y de por sí más fuerte que yo, el rubio sale corriendo a esconderse tras la barra. Con mis manos revuelvo mi cabello, mi cabeza está comenzando a pulsar de manera anormal. Ciertamente, tampoco puedo creer que un par de papeles con unas listas tontas me tenga así.
Pero nuevamente, se trata de Gerard. He llegado al local en busca de ellas, ya no paso tanto tiempo aquí como solía hacerlo antes de comenzar con la universidad porque esta tomaba todo mi tiempo. Pero estoy en la recta final, es como si mañana me gradúo. Aun así, nada de eso me importa ahora mismo. He perdido las listas que me han llevado hacia Gerard por tanto tiempo, no podía perderlas así como así.
—Sólo... —mi mandíbula tiembla—. Sólo ayúdenme a buscar la carpeta por todo el lugar, ¿está bien? Esa carpeta tiene que aparecer con esas listas. Sí o sí.
Ellos suspiran y hasta Mike deja de ser un grano en el culo por el momento, comienzan a buscar la carpeta amarillenta por todo el espacio, mientras que Billie se recuesta de su silla de trabajo, posando sus pies uno encima del otro sobre la camilla en donde las persona se acuestan para ser tatuadas, despreocupado de todo. Simplemente no logro tolerarlo.
— ¿Y tú te vas a quedar ahí, pedazo de mierda? —golpeo sus pies fuera de la camilla, enseguida retoma su postura y en su semblante aparece el conocido enojo con el que siempre le he caracterizado.
—Es jueves, pedazo de mierda —remeda—, los días de semanas no hay tanto trabajo. Claro que eso deberías de saberlo, pero no lo haces porque estás muy ocupado con tu estupidez de tu tesis, y el maricón este, ¿cómo se llamaba de nuevo? ¿Gerald?
—Escúchame, hijo de puta —mascullo tomándolo del cuello de la camisa, levantándolo hasta tenerlo a centímetros de mi rostro. He perdido la poca paciencia que suelo obligarme a tenerle—. Vuelves a llamarlo así y te hago mierda, ¿estamos de acuerdo? Tú mejor compórtate como alguien de tu jodida edad y métete en tus propios asuntos. Si no quieres ayudarme a buscar la carpeta, entonces no lo hagas, pero si tienes algo que ver con todo esto, voy a matarte, Armstrong.
Antes de que pueda separarlo de mi espacio personal, los dedos de sus manos van a incrustarse en mi cabello, entonces me empuja hacia él besando mis labios con toda la brusquedad que se pueda imaginar, siento a su lengua invadirme repentinamente, luego a sus dientes morder con fuerza mi labio inferior. Y siento asco.
Juntando todas mis fuerzas lo separo de mí, haciendo que la silla caiga y que su espalda se estampe contra la pared. Se tambalea y no espero a que se estabilice; mis nudillos colisionan fuertemente contra su mandíbula y luego un par de veces contra su estómago. Él no hace ni el más mínimo intento de defenderse, y eso me enoja de sobre manera.
— ¡Frank, por amor a Dios, ya basta! —son los brazos de Jared los que me están absteniendo nuevamente, pero para ese entonces ya ha llegado tarde. Forcejeo contra él mientras escucho a Mike preguntarle a Billie si se encuentra bien, Billie no le contesta y quiero creer que al menos le ha dolido alguno de esos golpes. No ha sido nada comparado a lo que me he estado guardando los últimos años.
— ¡Algún día Gerard se va a enterar, Frank! —grita el pelinegro, Jared aún me retiene pero llego a verlo tirado en el suelo. Presiono mi mandíbula con fuerza—. ¡Y no vas a poder hacer nada para evitar que te odie!
— ¡Cállate! —le grito, no quiero escucharlo.
Gerard no puede odiarme. Gerard me quiere, él me lo dijo. Por algo como eso no puede odiarme. No lo estoy utilizando. No me importa mi tesis, no me importan mis estudios. A mí me importa él. Yo lo quiero a él.
— ¡Se hartará por el hecho de que lo estás utilizando para una mierda como una tesis universitaria! —ahora lo escucho carcajear, y mi mandíbula tiembla de la furia. Puedo escuchar a Billie brotando toda esa porquería de su boca, pero las peticiones de Jared sobre quedarme tranquilo y no prestarle atención a su mierda se oyen lejanas, muy lejanas—. ¡Dices que Gerard significa mucho, pero nunca lo has demostrado, Frank! ¡Te has escondido de él bajo el anonimato por diez años, y eres tan imbécil que ahora es que lo vienes tomando en cuenta!
— ¡Mierda, Billie, cierra la puta boca de una vez! —Mike, sorpresivamente, ese es Mike—. ¡Tú no tienes porqué meterte en los asuntos de Frank! ¡Ten algo de jodido respeto por primera vez, ¿quieres?!
— ¿Por qué ahora lo dices, Mikey? ¿Huh? —lo veo ponerse de pie con su mano en el estómago, en algún momento mis ojos se han empañado y luego mi rostro está húmedo—. ¿Porque te conviene? Seguramente. A todos les conviene no dejarle saber al querido Gee que algo tan estúpido como unas ridículas listas puede arruinar lo único bueno en su vida. Porque admitámoslo —sonríe cínicamente—, ese tipo no tiene absolutamente nada más allá de un par de amigos, un buen trabajo y una buena vida vacía de calidad. Y tú te estás quedando cada vez más por fuera, Frankie.
Decido que es suficiente. Jared no me va a dejar golpearlo nuevamente, suena tan patético viniendo de los labios de alguien más. Pasando fugazmente mi mano por mi rostro, con lentitud me encamino a la salida, dejando a todos atrás.
—Jódete, Armstrong —le oigo decir a Jared antes de salir del local.
Necesito salir de ahí antes de caer en un colapso emocional, o cualquier idiotez cercana. Yo simplemente no quiero aceptar el que Billie tenga la razón. Me rehúso rotundamente. Yo no estoy utilizando a Gerard, pero si él lo llega pensar entonces va a destrozarme. Gerard siempre ha significado más para mí de lo que cualquier otra cosa ha llegado a significar jamás, no puedo alejarlo de mí.
— ¡Frank! —la voz de Jared me llama a lo lejos, lo ignoro, sigo caminando—. ¡Frank, espera!
Ha logrado llegar a mí y tomar de mi brazo antes de que siga mi recorrido, intento zafarme, pero como cosa rara; no me deja.
—Quiero estar solo, Jar, hazme el favor.
—Ten —me tiende un cigarro junto a un yesquero. Lo miro irónico, chasquea con su lengua—. Sé que llevas tiempo sin fumar y que habías decidido dejarlo y toda la mierda, pero justo ahora lo necesitas. Tómalo, por favor.
En un suspiro presiono mi mandíbula, entonces sin rodeos tomo el par de objetos y como si fuese un experto lo poso entre mis labios y lo enciendo. A la primera calada puedo sentir la nicotina hacer efecto en mi sistema, relajando de manera inmediata parte de mis nervios.
—Lo detesto. Juro que lo detesto.
—No tuviste por qué prestarle atención, mucho menos tuviste que golpearlo.
—Me besó, Jared —espeto, dando otra calada. Hemos entrado a un callejón de basura, podemos ver a las personas ir de un lado a otro desde la entrada. Yo me apoyo de una de las paredes y él se apoya de la pared contigua con sus brazos cruzados—. Y además insultó a Gerard. No lo iba a dejar salirse con la suya.
—Pero al final lo hiciste. Frank, no puedes simplemente dejarte llevar por lo que él diga. Sabes que Billie ha perdido la cabeza desde que te acostaste con él hace dos años, piensa que es tu dueño, que te puede celar cuando le venga en perra gana y que tiene control sobre ti.
—Y yo he intentado quitármelo de encima, Jared, ¿es que no te has dado cuenta? Billie ha dicho mucha mierda los últimos años, pero en esto... En esto tiene razón.
Jadea una risa de inmediato, incrédulo ladea su cabeza.
— ¿Hablas en serio? ¿Acabas de decir que Billie tiene la razón? —yo asiento—. Frank, ¿acaso perdiste la cabeza?
— ¡No, Jared, ah! —gruño golpeando la pared de mi lado con mi puño—. ¡Si Gerard llega a saber que he tenido esas listas todo este tiempo, va a pensar que le he estado ocultando algo, y para salvarme el culo, voy a tener que mentirle! ¡Y yo no quiero mentirle! ¿Ahora sí captas?
Boto la colilla de cigarro hacia un lado, enseguida me tiende otro y no dudo en tomarlo. Suspiro con alivio dando otra calada. Excelente, he vuelto a fumar luego de meses. Soy un imbécil.
— ¡Entonces no lo hagas! —sacude su cabeza—. Si él realmente te quiere, entonces va a escucharte e intentará comprenderte, Frank. Gerard debe de tener aunque sea un poco de sentido común antes de lanzarse sobre ti por algo tan absurdo como eso. Además, el que la carpeta haya desaparecido es una ventaja, ya no tienes pruebas de que alguna vez existió alguna de esas listas y no habrá la necesidad de hacérselo saber, ¿entiendes?
Eso me pone a pensar. Es cierto. Si no hay listas, entonces no hay manera de que Gerard sepa que las tuve. Doy otro suspiro cargado.
»Confórmate con que sabemos que la carpeta aún sigue en el local y que vamos a seguir buscándolas. Pero me gustaría que por primera vez no hicieras un jodido lío fuera de nada.
— ¿A qué te refieres? —frunzo el ceño, él rueda los ojos.
—Te complicas la vida, como si te estuvieses ahogando en un vaso de tequila.
—Yo no... —voy a reprochar, estoy a nada de hacerlo, pero entonces recuerdo que me he vuelto loco por un par de papeles desgastados, y me obligo a callarme. El barbudo sonríe victorioso—. Idiota.
—Touché —guiña un ojo—. Ahora salgamos de aquí. Esto apesta.
Asiento y tiro el cigarrillo todavía por la mitad. No necesitaré otro de esos en unos meses, de eso estoy seguro, fue sólo por el momento. Lo sigo fuera de callejón y lo detengo a media cuadra del local.
—Oye, prometí a Gerard que lo acompañaría de nuevo al hospital, ¿sí?
— ¿De nuevo?
—Resultado de unas biopsias, o algo así —hago una mueca—. La colonoscopia salió bien, pero estoy preocupado.
—Vaya —suspira—, eso también te tiene mal, ¿no es así?
—Como no tienes idea —niego por lo bajo—. Si mal no recuerdo, su hermano tenía cáncer de colón. Murió hace diez años ya. Cambió drásticamente la vida de Gerard. Necesito estar para él. Sólo espero que esos resultados no muestren nada.
—Todo va a estar bien, Frankie —palmea mi hombro un par de veces—. Dile que le mando saludos, y toda la suerte del mundo. El cáncer es una mierda. Estoy seguro de que él no se merece algo como eso. Hasta luego.
Le sonrío tras asentir y lo veo caminar hasta que desaparece por las puertas del local. Me quedo parado en media acera, con el pecho doliendo y con ganas de abrazar a Gerard como un loco.
Más allá de mis problemas personales, se encuentra él. Siempre se ha encontrado él. Y tengo miedo, muchísimo. Tengo miedo a que, después de tanto tiempo queriendo tenerlo, una vez que lo tenga, deba perderlo nuevamente.
Y eso no podría perdonármelo nunca.
Nota: Lamento las molestias con la publicación de este bendito capítulo, tuve muchos problemas al subirlo por errores de edición y espero que no me vuelva a pasar. Gracias por leer xx.
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