Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo 15

Por un segundo olvido hasta el cómo respirar, siento que las paredes se contraen, el piso se mueve, los sonidos están lejanos y... Estoy en camino hacia el apartamento de Ray.

Lo he llamado hoy, muy temprano. Le dije a Vic que me hiciera el favor de comunicarle a Matt que estaré faltando hoy, pero sólo quedó entre los dos puesto a que he olvidado mis días libres por la exhibición en Detroit. Me hace ver qué tan ensimismado puedo llegar a estar en mi trabajo.

La llamada hacia Ray fue corta y precisa, le dije que necesitaba hablar con él cuanto antes y él sólo accedió al que yo fuese a desayunar con él, pero no podía, no le dije el por qué. Hoy tengo la colonoscopia y según el doctor Grohl, debo estar en ayuna. Sin embargo, en la madruga tuve que acabarme el Prelaxin gracias a mi cena con Bob anoche, no debí haber comido nada después de estar limpio puesto a que tuve que limpiar mi estómago nuevamente.

Como desearía el poder haber considerado eso desde antes.

No presto atención a las personas en el elevador y me dirijo hacia mi destino. Conozco el camino hacia ese apartamento tal como si fuese el mío. Ray y yo nunca llegamos a vivir juntos por el simple hecho de que no me sentía listo. Jamás lo estuve, ahora mucho menos lo estoy. Frank me acompañaría al hospital y esperaría por mí. Bob no podía, Kellin tampoco, Vic ni siquiera estaba en mi lista, y cuando se lo comenté a Frank, él enseguida se presentó como voluntario. Al parecer ya ni la opinión de Ray es de penuria para mí.

Aun así no sé el porqué de mi nerviosismo. Para llevar casi una semana sin hablar él tampoco se mostró indiferente. Sólo... Como siempre, y eso no me extrañó en lo absoluto.

Cuando me recibe me hace pasar y sentir como si nada, como si nuestra última conversación siguiese en el aire y supiese que yo exactamente iría a hablar sobre eso. No dudo que lo haya supuesto, me dejó pendiendo de un hilo.

— ¿Entonces? —cuestiona sentándose sobre el espaldar de uno de los muebles mientras toma de su taza de café, yo tomo asiento frente a él en una de las altas sillas de la barra, también me ha ofrecido del café, pero sigo sin estar seguro de poder consumir cualquier otra cosa que no sea agua. Debí preguntar cuando pude.

— ¿Entonces? —suspiro—. ¿Cómo has estado, Ray?

— ¿Debería responder eso de forma afirmativa?

—Con decir bien o mal me conformo, Raymond.

Eso lo hace soltar una risita que no comprendo.

—No cambias, Gee. He estado bien. Viajé hace un par de días.

—Sí, Bob me comentó algo sobre eso. ¿Estuvo bien?

—Estuvo... bien, sí. ¿Sobre qué queríamos hablar? —frunce su ceño. Agradezco el no estar consumiendo nada en ese momento, porque de haber sido así me hubiese atragantado. Mi garganta se cierra y mi mandíbula comienza a temblar—. ¿Gerard?

—Yo... Tenía, tengo, muchas dudas, Ray.

— ¿Sobre qué? —su ceño continúa fruncido, y realmente me hace pensar que me está tomando el pelo. No puede ser que a mí me haya estado carcomiendo la cabeza todo este tema y que él haga como si no tuviese ni la más mínima idea de lo que estoy hablando. Retomo la postura, el nerviosismo repentinamente se desvanece.

—Ray, ¿acaso tú y yo seguimos siendo pareja?

Sus cejas se levantan, y al mismo tiempo da un corto pero profundo suspiro. Desvía su mirada y sin verme ladea su cabeza.

— ¿Tú qué crees? ¿Según tú seguimos siéndolo?

—La conversación del sábado.

— ¿Qué tuvo la conversación del sábado?

—No nos amamos como pareja.

—Nos amamos como amigos. Los mejores. Creí que lo tenías en claro.

— ¿Disculpa?

Nuevamente, me he descarrilado de la conversación. Claramente estoy enojado, ahora soy yo el que no tiene ni puta idea de lo que él está hablando. Tras reír por lo bajo, va a dejar su taza humeante en la barra a mi lado, entonces yo tomo su puesto cerca del sofá y él va a sentarse en la silla.

—Gerard —contiene el aire por un instante—, ¿realmente no comprendiste nada de esa conversación?

— ¿Es que acaso debí?

—Pues —jadea una risa—, claro que sí —asiente con obviedad—. Gerard, tú te terminaste a ti mismo. Es decir, no exactamente, pero sí literalmente. Hice que tú me terminaras a mí. No me deja ningún peso, ni a ti tampoco. Desde un principio supimos que esto no iba a funcionar, y aun así logramos engañarnos a nosotros mismos por casi tres años.

Quedo atónito. Mi boca se seca y creo que estoy a nada de colapsar, suena dramático, pero yo soy dramático. Sólo puedo pensar: ¡¿tanto para absolutamente nada?! ¡El hombre me ha destruido con sólo una sentencia! Raymond siempre ha sido el inteligente aquí.

»Esta semana la utilicé para pensar mucho en el tema, y por eso acepté el que vinieras a hablarme. Sabía que tenías muchas dudas, pero también estuve un poco ocupado. ¿Puedo decir lo mismo de ti?

—... ¿Ocupado? —me apunto—. ¿Yo?

—Sí —se ríe—, tú. Has estado igual de ocupado que yo.

Entre cierro mis ojos.

— ¿Cómo puedes asegurarte de eso?

— ¿Sinceramente? Por muchas cosas, se involucran nuestros amigos y hasta tu jefe. No me hizo falta decir o hacer nada, Gerard. El día de la subasta, reconocí a Frank de inmediato. Recuerdo su voz, su manera de expresarse, el que tuviese el cabello largo no lo hacía lucir del todo diferente. Sin embargo, hubo un momento en el llegaste a verlo, y él a ti, cuando bajaste del escenario.

—Tú te lanzaste a besarme —murmuro con mi vista fija al suelo, a pesar de eso lo veo asentir.

—Raramente quería que nos viera. Sentí celos al momento, pero luego empezó nuestra distancia, y me di cuenta de que todo esto comenzó mucho antes de Frank. Me refiero a nuestros problemas. Gee... Yo... —mueve sus manos intentando buscar las palabras adecuadas—. Empecé a ver a alguien más.

Y es cuando debo sentarme. No, más bien caigo en el sofá, mis piernas se debilitan.

» ¿Gerard? —su voz se torna alarmada—. ¿Estás hiperventilando? Ah, mierda.

Corre hacia la cocina y se regresa con un vaso de agua. Bebo pestañeando repetidas veces.

—Demasiada información para cinco minutos.

—Lo siento —y ésta vez sí siento que él lo siente. Suspira sentándose en la mesa del centro frente a mí—. Debí aclarar las cosas desde un principio, sin ponerle tanto misterio al tema.

—Ahora mismo quiero golpearte, Raymond. Juro que quiero golpearte. ¿Cómo es posible que me dejes con la duda y luego simplemente salgas con que "empezaste a ver a alguien más"? —hago comillas con mis dedos, imitando infantilmente su voz. Acabo con el agua en el vaso—. Me has hecho sentir culpable todo este puto tiempo.

—Eh, eh, detente. No tienes el derecho a decirme que te he hecho sentir culpable, en este caso ambos somos culpables, Gerard. Y no "empecé a ver a alguien", yo empecé a ver a alguien. Es un hecho, afirmativo. Y fue mucho antes de que Frank apareciera. No debes alardear con el hecho de que hay alguien más en mi vida cuando yo apenas si logré ser alguien más en la tuya.

—Ray, tú no sabes lo que yo sentí.

—Y tú tampoco, ¿de acuerdo?

Jadeo dejando mi espalda caer al asiento. Siento la necesidad de restregar mi rostro con mis manos, así que eso es lo que hago por un buen rato.

— ¿Y ahora qué? —pregunto en un suspiro—. Sí. Tienes razón. Estamos actuando como adolescentes. Debemos actuar como adultos. Nuestra relación no funcionó, seguimos siendo amigos —él asiente—, y estamos viendo a otras personas.

—Gerard, escúchame. Antes de que digas cualquier otra idiotez, escúchame —se acomoda en su puesto, vuelvo a suspirar pestañeando con lentitud—. Tú mereces más.

— ¿Más como qué?

—Más como... Una persona que esté siempre dos pasos atrás de ti. Pero no porque tú seas superior, sino para que siempre te cuide y esté al pendiente de ti. Es algo que todos necesitamos y que yo no he sido capaz de hacer los últimos tres años como tu pareja. Mereces a alguien que te haga sentir lleno, que aun habiéndolo todo, no esté vacío. Como lo explicaste, ¿recuerdas?

¿Qué si recuerdo? Puaj. He estado sintiéndome de esa manera desde que Mikey falleció. No hay un día en el que simplemente no lo sienta, y es algo que considero inevitable; que aun habiéndolo todo, me sienta vacío. Pero como cosa rara, no he tenido el tiempo para auto-lamentarme desde que Frank reapareció. Y casi siento el click sonar en mi cabeza.

—Frank me hace sentir completo —susurro—. Pero no es como si tú nunca lo hubieses hecho.

—Mierda, ya basta de querer ponerme pretextos. Yo estoy bien, ¿sí? Pero tú nunca lo has estado, y si yo no puedo hacer nada al respecto pero Frank sí, entonces —encoje sus hombros—, bienvenido sea.

En algún momento estoy indefenso y mis lágrimas caen. Un segundo mi labio está temblando y al siguiente estoy sollozando. ¿Qué es lo que Ray hace? Ray me abraza. Sin peros, al igual que siempre. Y si hay algo de lo que siempre he estado consciente, es que yo no merezco a Ray, y que nadie nunca lo hará.

*

—Gracias por traerme, Frankie —suspiro, aun adormilado, a duras penas puedo mantener mis ojos abiertos, pero quiero verlo. La anestesia no me va a impedir algo como eso. Lo veo sonreír y sonrío yo también.

— ¿Recuerdas lo que te dijo el doctor Grohl?

—Ah... ¿algo sobre biopsias y que fuese a buscar los resultados después?

—Sí, algo sobre eso —suelta una risita, entonces se baja del auto y va a abrir mi puerta. Me ayuda a bajar, y no sé cómo lo hace, pero en cuestión de minutos estamos frente a la puerta de mi apartamento—. ¿Tus llaves?

—... En mi bolsillo —sonrío, cerrando mis ojos. Estoy bastante ido, pero no soy idiota. Aún tengo mucho sueño, y el doctor Grohl ha dicho que la colonoscopia ha salido bien. Eso no quita el que quiera jugar un poco con Frank. Sus manos pasan fugazmente por mis bolsillos delanteros y su mueca me dice que no ha encontrado nada, me acerco a él—. En los traseros, Frankie.

Él jadea una risa y va a revisar mis bolsillos traseros, tomo ese tiempo en el que siento sus manos en mi trasero para esconder mi rostro entre su cuello y su hombro. Huele delicioso, no es un olor característico en él, pero me agrada. Ojalá lo utilice más seguido.

A tientas entramos, deja todas mis pertenencias sobre el sofá y antes de que me caiga de bruces contra el suelo, me encamina hacia mi habitación. Con cuidado me posa sobre la cama y se deshace de mi calzado para mayor comodidad.

—No sé por qué insististe tanto en que te dieran de alta, eres tan terco. Ahora mismo deberías estar en el hospital, Gerard.

—Idiotas ellos que me hicieron caso —me acomodo sobre la cama—. Los hospitales son una mierda. Conocí a un tipo que su mamá falleció de cáncer, luego la amiga de su hermana cayó en coma por un largo tiempo y él sólo se preocupaba por otro tipo y su estúpida motocicleta.

— ¿Con qué viene eso al tema?

—Con nada, pero me acordé de él. No he sabido absolutamente nada más. Creo que está en Tampa. O Canadá. Ni siquiera sé si sigue con su misma pareja. Creo que no.

—Gerard, necesitas dormir —se ríe sacudiendo la cabeza—. Yo vendré más tarde, si necesitas algo puedes llamarme. Tienes mi número y el del local en donde trabajo. También hablé con Bob, puede que esté aquí para cuando salga del trabajo. Si no me equivoco es a eso de la cinco y treinta.

— ¡No! —no sé si chillé, o más bien grité, pero lo hace detenerse. Hago un puchero—. Quédate.

—Gerard —sus hombros bajan con desgano.

—Por favor.

—Necesito trabajar.

—Por favor —junto mis manos, intensificando el puchero y hasta haciendo ojitos. No recuerdo en dónde vi que hicieran eso, pero siempre creí que era estúpido y que no servía. Sin embargo, Frank parece estarlo considerando bastante—. No me dejes solo. Te quiero conmigo. Con que te quedes me basta.

Tras suspirar, con pesadez camina hasta la cama, sentándose hasta recostarse. Como un niño voy a aferrarme a él, paso mi brazo alrededor de su abdomen y recuesto mi cabeza sobre su pecho. Siento su mano pasar por mi cabello y luego sus labios contra mi frente.

—Es sólo hasta que te duermas, ¿está bien? Me quedaré hasta que te duermas, entonces vengo más tarde.

—Está bien. No quiero dormir.

—Podemos hablar mientras tanto si quieres.

—Excelente, ¿de qué quieres hablar?

—Eh... ¿Realmente te gusta mucho el silencio? —me hace reír.

—Añoro el silencio más de lo que añoro respirar —eso lo hace reír a él.

—Nunca fuiste bueno con los números.

—Nop —presiono mis labios—. En el cuarto año de secundaria incluso me quedo física. Pasé matemática con 05. Mamá estaba orgullosa al menos. Pero arruinó casi toda mi vida escolar, me entraban ataques de ansiedad porque no quería ser irresponsable, pero es algo que ya superé.

—Bien —vuelve a besar mi frente, comienzo a escucharlo cada vez más lejanos, pero intento mantenerme. Quiero escucharlo. Amo su voz. Siempre la he amado. A igual que a él—. ¿Qué piensas de la música después del 2010?

—Basura. Michael Jackson murió y la buena música se fue con él.

—Coincido, aunque no sea de la clase pop, soy más del rock —yo asiento, ya lo sabía—. ¿Te has sentido inútil?

—Parte de mi vida —alzo mi cabeza—. ¿A qué vienen todas esas preguntas?

—Me picó la curiosidad, lo siento. Si te molesta no seguiré.

—No, no —niego enseguida—. Puedes preguntar todo lo que quieras. Quiero que me conozcas, y también quiero conocerte.

—Genial. Ah... ¿Sueles ser muy dramático o exagerado?

—A veces quiero evitarlo —murmuro sonriendo por lo bajo—. Pero sí.

— ¿Qué dices sobre seguir las modas?

—Tus preguntas son raras —suelto risitas—. No me gusta nada de eso, Frankie. Es estúpido.

—Ya lo sé —se ríe—, nada más digo lo primero que me viene a la cabeza. Necesitas dormir.

—Nada más sigue, ¿quieres? —él suspira, y puedo sentir su pecho subir y luego bajar. Sus latidos me reconfortan, podría quedarme así para siempre y estaría bien.

—Tu relación con tu mamá nunca fue buena.

—No, digo, sí. Antes de que Mikey muriera, sí. Siempre estaba en su trabajo, a veces intentaba preocuparse pero no era suficiente-

—Y siempre confundía a tus amigos con tus compañeros de clase.

—También... ¿Cómo sabes?

—Mi mamá hacía lo mismo, tranquilo —suspira—. ¿No piensas dormirte, cierto? —le sonrío.

—No lo creo, Frankie Panky.

Eso lo hace sonreír nuevamente, y siento la necesidad de querer besarlo, pero me abstengo. Sólo lo observo aun cuando mis párpados pesan con demasía. Sus caricias en mi cabello y rostro no ayudan del todo. Luce perfecto, aun cuando está borroso.

— ¿Y si hablamos de las cosas que te gustan?

—Uhm... No creo que me gusten muchas cosas.

—Nombra un par —me dice, entonces intento hacer un recuento de las cosas que siempre me han gustado. Ladea mi cabeza.

—Películas con subtítulos. Leer. Pintar. La música. Malas palabras. El silencio. Pensar antes de hablar. Ser preciso. Tú. Escribir. La rutina-

—Espera, ¿qué?

Su tono divertido nos hace reír a ambos, y me dispongo a encontrar fuerzas de donde no las tengo para acercarme hacia él. Entonces lo beso, y me siento en el mismo cielo cuando me corresponde con suavidad. Por un momento creo dejar mi alma en ese beso, no recuerdo haber besado a nadie con tanta pasión. Parece ser que es lo que él hace.

—Te quiero, Frankie. Y mucho —susurro sobre sus labios. Estoy a nada de caer entre las garras de Morfeo cuando lo escucho susurrar:

—Yo también te quiero, Gee.



Sé que aman que suba capítulos seguidos, así que como ustedes alegran mi pobre alma en pena con sus votos y comentarios, es un placer ahr. Gracias xx.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro