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Capítulo XXXV

Becky entendió por qué Freen se mantenía callada a veces, por lo que, entendió que simplemente no tenía las ganas o los ánimos para pronunciar palabra alguna pero hoy... hoy estaba demasiado rara.

Encontró a Freen sentada bajo la sombra del árbol con hojas amarillas contrastando con el anaranjado, la encontró con sus rodillas pegadas a su pecho, sus brazos abrazando sus piernas y su rostro oculto entre sus rodillas.

La encontró con varias heridas por todo su cuerpo incluyendo su pálido rostro, la herida de su mejilla yacía abierta, aunque esta ya no derramaba tanta sangre como el día anterior.

—Presentía que algo así iba a pasar, por alguna razón lo sentí. —Confesó Becky tomando cuidadosamente la mano de Freen para vendarla.

Ambos brazos se encontraban con vendajes blancos rodeándolos, sus mejillas y nariz se encontraban con curitas por los raspones que éstos tenían. Freen miraba un punto fijo en el césped, su rostro no reflejaba absolutamente nada, su oscura mirada estaba concentrada en el movimiento de las pequeñas plantas, sus piernas aún se mantenían pegadas a su pecho y uno de sus brazos los acunaba con seguridad.

—Listo, bonita ¿ya no duele? —Dejó un beso en el dorso cubierto por la tela blanca.

Freen no respondió, ni siquiera se movió.

Becky suspiró, no había dicho palabra alguna desde que se vieron y comenzaba a preocuparse. Soltó suavemente la mano y esta se unió a la otra para abrazar sus piernas. Freen soltó un suspiro largo dejando caer su frente en sus rodillas. Becky pensaba que este día Freen no tenía ganas ni ánimos de nada.

—Fini. —Freen no reaccionó. —Por favor, dime algo, me preocupas.

Freen no respondió de nuevo.

Becky suspiró y dejó caer su espalda en el tronco del árbol. Esta no era su Freen actual, esta era la Freen que había conocido por primera vez hace tres años, siempre inmersa en sus pensamientos, con el rostro neutro sin emoción alguna. Llevó sus dedos hasta la mejilla de Freen, acarició levemente ahí notando como la mayor se apegaba al tacto inconscientemente.

Su rostro denotaba tristeza, dolor y algo más que Becky no comprendía ¿qué había pasado? Freen se veía demasiado mal, con los ojos rojos, heridas por todas partes de su cuerpo, grandes ojeras bajo sus ojos, Becky estaba a nada de morir por no comprender qué es lo que sucedía y cómo podría ayudar.

—Freen. —Subió sus dedos hasta los negros mechones. —Por favor, dime qué está mal, no me gusta verte así. —Se posicionó delante de su mejor amiga tratando de descifrar a través de sus ojos el porqué de su repentino cambio de actitud.

Freen la miró de reojo, era la primera mirada que le daba en todo el día.

—¿Qué pasa? ¿te duele la garganta? ¿te sientes mal? ¿te duele algo? maldita sea, por favor, háblame. —Becky comenzaba a desesperarse, no había visto a la mayor así desde hace tres años y joder que no le gustaba, odiaba verla así.

Becky sentía un profundo amor por su mejor amiga, no era un simple aleteo de las mariposas en su estómago, no era la simple necesidad de ver a cada rato el rostro de Freen, Becky sentía la necesidad de protegerla y mimarla, sentía la necesidad de abrazarla y besarla para callar cada uno de sus sollozos y parar cada temblor de su cuerpo, tenía el maldito cosquilleo de querer llevársela y cuidarla toda una eternidad a su lado sin titubear.

Las piernas de Freen perdieron fuerza y se dejaron caer, sus muslos tocaron el césped y sus pies se deslizaron hasta terminar a cada lado de su propio cuerpo siendo consecuencia de sus rodillas flexionadas.

—¿Qué está mal, amor? ¿cómo puedo ayudarte? ¿qué debo hacer? —Becky no fue consciente del apodo que soltó pero Freen sí.

En ese momento, su corazón bombeó de una manera tan relajada que sentía su cuerpo débil. Sus manos no correspondían el agarre que las manos de Becky le daban, su mirada quedó en sus rodillas y su sonrisa no se mostró en ningún momento, sus labios no se movieron ni un centímetro.

—Fini. —Intentó llamar nuevamente. —Por favor, te pido... no... te suplico que me digas qué ocurre, no me gusta verte así, vamos, sabes que puedes hablar conmigo. Solo dime qué pasa, sabes que no te voy a juzgar.

"Becky es una buena chica, hija. Tienes una muy buena amiga, mi cielo"

Freen recordó las palabras de su madre y no pudo estar más de acuerdo con aquello. Sus labios se curvaron ligeramente hacia abajo y sus ojos comenzaron a soltar gruesas lágrimas al escuchar en su cabeza la voz de su progenitora.

Becky suspiró rendida pero no soltó las manos vendadas, en cambio, las llevó hasta sus labios y dejó un suave beso en el dorso de cada una, sus dedos fueron los siguientes en el camino de los finos labios de Becky, dejó pequeños besos en cada dedo sin saltarse ninguno. Sus labios acariciaron el costado de su mano derecha hasta parar en el centro de la palma, dejó unos tres besos ahí e hizo lo mismo con la otra, podría estar así todo el día, simplemente besando las pequeñas manos deseando que mágicamente Freen deje de llorar.

Se inclinó ligeramente hacia adelante y plantó otro beso en la frente contraria. Freen no se movió ni un centímetro, su mirada seguía puesta en sus rodillas y las lágrimas seguían saliendo a pesar de que sus labios no soltaban ningún sonido revelando su llanto.

—No entiendo, de verdad no entiendo qué pasa, pero puedes llorar, lo que sea que te atormenta déjalo salir, aquí estoy y no me voy a ir.

Freen presionó sus párpados y las lágrimas siguieron saliendo sin indicios de querer detenerse.

Becky agradecía que esa zona era alejada de las multitudes pues no se sentía con ganas de ver ni hablar con nadie más, solo quería abrazar fuerte a su mejor amiga esperando que este le corresponda. Pero claramente eso no iba a suceder.

⋯⋯⋯ ⊰ ᯽ ⊱ ⋯⋯⋯

Freen no mejoró en el transcurso del día. Su desempeño en clases fue bajo, su mirada siempre se encontraba perdida, no prestaba atención a absolutamente nada y supo que era la hora del descanso solamente porque Becky le dijo.

Era desesperante.

Becky sentía que todo lo que había conseguido se había desvanecido de la noche a la mañana, todas esas sonrisas, todos esos momentos hermosos, esos acercamientos, todo se había ido por la borda, Freen ni siquiera le prestaba atención cuando hablaba, su mente simplemente no estaba en el mismo lugar que su cuerpo.

¿Qué ocurría? Becky no sabía ¿cómo podía ayudarla? No tenía ni idea ¿Freen estaba bien? Al parecer no. Todas esas jodidas preguntas rondaban en su mente como un sigiloso animal en busca de su presa, tan sigiloso que no se daba cuenta en el momento en el que dejaba de prestarle atención a todo y solo fijaba su mirada en el apagado rostro de su mejor amiga.

Frustración sería la palabra más cercana que describa los sentimientos de Becky en este momento, Freen no comió, no habló y sólo la miró tres veces en el transcurso del día, tampoco se apegó a ella para rodear su brazo con los suyos.

Las horas pasaron malditamente lento, las clases habían acabado y Freen se llevó varias llamadas de atención a las que no le había prestado atención, justo como hace tres años. La pareja de amigas caminaba en un sofocante silencio por las frías calles de Bangkok, el sol se despedía nuevamente de ellas por el horizonte y sólo una de las adolescentes se dio cuenta de aquello.

Caminaron unos metros sin rumbo, mayormente sus pies trazaban por si solos un camino antes de que ellas mismos se den cuenta en donde fueron a parar, esta parecía una de esas ocasiones. Con base sus pasos aumentaban el bullicio de los estudiantes disminuía, amaban estar solas sin algún estruendoso ruido que interrumpa sus palabras compartidas, pero... hoy Becky sí quería un poco de ruido pues no había escuchado la voz de Freen en todo el día.

Sus pies frenaron al momento en el que se tropezó notando que una de sus agujetas se había desatado. La menor se agachó momentáneamente a volverlos a atar teniendo la confianza de que Freen pararía al no notarla a su lado.

Pero aquello no pasó.

Los pies de la pelinegra avanzaron sin notar si había alguien o no al lado suyo, sus brazos se balanceaban de adelante para atrás y sus mechones se movían al compás del silbido del viento. Sus ojos veían hacia adelante, pero al mismo tiempo no veían nada, su cerebro no le prestó atención a su alrededor dejando la orden de avanzar a sus pies activada sin fijarse de quitar aquella orden. Su cerebro estaba ocupado pensando cosas más importantes.

Becky levantó la mirada cuando terminó de atar sus agujetas y vio a su amiga unos cuantos metros más adelante, suspiró al darse cuenta de que ya ni a ella le prestaba una mínima atención. Caminó detrás de ella dándole igual si está al lado o detrás de Freen, de todos modos, ya ni la notaba.

Un ruido llamó su atención, un joven con su novia iban a toda velocidad en su motocicleta, ella levantaba ambos brazos y gritaba cosas sin coherencia, él giraba el acelerador hasta llegar al tope no teniendo cuidado de su camino. Becky decidió ignorar aquello, era demasiado común ver a esos muchachos irresponsables violar las normativas.

No prestó atención sino cuando Freen se vio involucrada en aquello.

A pesar del fuerte sonido del motor y los gritos que la mujer pegaba, Freen ni se inmutó. Su vista seguía al frente, sus pies acercándose peligrosamente a la calle donde parecía ir aquella motocicleta. Becky confió nuevamente en que Freen se daría cuenta y se detendría antes de que un accidente pase.

Por seguridad adelantó un poco más sus pasos.

Freen también siguió, pero no paró, la motocicleta se acercaba, ella se acercaba y el corazón de Becky se aceleraba.

¡A la mierda todo! no seguiría jugando a la estúpida, Freen estaba a punto de morir y ella ni siquiera se había enterado de aquello.

Corrió plantando fuerte sus pies con el pavimento, su corazón palpitaba más de lo normal y su frente comenzó a soltar gotas de sudor. Extendió sus brazos hacia adelante con la esperanza de alcanzar a su mejor amiga.

Con la esperanza de salvar al amor de su vida.

Para su suerte y el bien de su acelerado corazón logró tomar y halar la correa de su mochila antes de que pise el suelo de la calle. Aquella acción logró que la más bajita girara y encarara a la castaña, sus manos impactaron con el pecho de Becky y ambas se tambalearon ante el repentino contacto.

Contacto que no duró tanto pues Freen se alejó lentamente viendo a Becky sudada, con la respiración agitada y con próximas lágrimas en sus ojos.

—¡Maldita sea, pudiste morir! —Gritó con desesperación.

Apoyó sus manos en sus rodillas tratando de regularizar su respiración, no había corrido un gran tramo, pero su corazón palpitó tan rápido que casi juraba escucharlo resonar en su cabeza. Freen no se movía y por lo menos eso la calmaba, le calmaba saber que no se movía de su lado. Sus jadeos se volvieron más fuertes y, en lugar de desvanecerse, aumentaron convirtiéndose en sollozos llenos de rabia pura.

Freen reaccionó, por primera vez en el día reconoció a la chica frente suyo como su mejor amiga. Becky se arrodilló ante la mayor sentándose sobre sus pantorrillas, sus manos cubrieron su rostro y dejó fluir las lágrimas que se aguantó en todo el día.

—¿Qué está mal? ¿q-qué hice mal? —Preguntó atropelladamente. —Dime qué sucede, no puedo seguir así. Por favor, princesa, háblame, moriré si no lo haces. —Lloraba siendo sus sollozos ahogados por sus manos, sus lágrimas mojaban sus palmas y la imagen de ella llorando y suplicando le rompió el corazón a Freen.

"Moriré si no lo haces".

Esas cinco palabras la golpearon más fuerte de lo que debería. No quería que Becky muera, su madre ya lo había hecho, no quería quedarse sola en este mundo, no quería quedarse sin su alma gemela. Se agachó y miró con tristeza a la persona frente a ella. Becky apartó sus manos de su rostro cuando sintió una fría y pequeña mano encima de estas.

Freen volvió, su Freen regresó.

Ambas se miraron a los ojos, ojos que reflejaban tristeza, dolor y muchas cosas más, cosas que ninguna podía decir con palabras, pero sí con acciones. Freen sintió sus ojos picar al recordar todo lo de la noche anterior, sintió su respiración irregular al pensar que Becky podría sufrir lo mismo en algún momento.

Ella le prometió a su madre que algún día le correspondería sus abrazos, que algún día podría besarle sus mejillas y sonreírle todo lo que ella quiera... sin embargo eso no se cumplió, cada promesa fue rota ante la inesperada muerte ¿Y si Becky sufría lo mismo? Ella le había prometido abrazarla algún día, le prometió sentirla tan cerca que nadie sabría dónde empieza Freen y donde terminaba Becky.

Suaves hipidos fueron soltados por sus labios y, cuando Becky menos se lo esperó, Freen se sentó sobre ella, dejando el trasero de Becky en el suelo y los brazos de Freen aferrándose al cuello contrario.

Becky quedó perpleja ante eso. Sus manos se sostenían del suelo tras recibir todo el peso de la pelinegra sobre ella, su repentina acción la dejó aturdida y solo un sollozo por parte de la chica que aceleraba su corazón pudo devolverlo a la tierra.

—S-Saro... —Tartamudeo. Llevó una de sus manos hasta la espalda, lo hizo con cuidado y lentitud de no asustar a su mejor amiga.

Freen pareció sentirse cómoda con el toque pues sólo reforzó el agarré en el cuello al sentir la mano subiendo y bajando por su espalda.

Y es que se sentía más que cómoda. El abrazo no era nada forzado, nada rígido, todo su cuerpo se acoplaba de una perfecta forma al cuerpo de Becky. Todo se sentía ligero, cálido, acompañado. La sutileza de Becky por no asustarla, pero al mismo tiempo su firmeza lograba amenizar el ambiente de una forma desconocida. Era tan especial el hecho de solo abrazarla que decidió a partir de hoy nunca negarle otra de estas tranquilizantes muestras de cariño.

Becky tomó un poco más de confianza al notar su comodidad y rodeó la cintura de Freen con su brazo apegándola aún más a su cuerpo.

—Fin-.

—Ella se fue. —Soltó en medio de los sollozos.

¿Ella se fue?

—¿Qué? ¿a dónde? ¿te dejó sola? —Cuestionó dejando de sentir sus ojos húmedos para que la confusión y curiosidad tomen el lugar de la tristeza.

—É-él... —Trató de aclarar su voz para que se escuchara lo más claro posible. —Él la mató. —Su voz se rompió en el mismo instante que pronunció la palabra "mató".

Y mientras una adolescente pelinegra lloraba en el cuello de su mejor amiga lamentando la terrible muerte de la primera persona que amó, la otra se encontraba totalmente aturdida y confusa ante la información proporcionada.

¿Qué mierda estaba pasando?

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