Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo XXXIII

Medio día de un jueves, Becky y Freen llegaron al mismo tiempo a la preparatoria. La idea era solamente llegar, juntarse y hablar un poco, pero ninguna contaba que el padre de Freen llegaría de mal humor de quien sabe dónde y lo primero que encontró para desquitarse fue Freen.

La mayor llegó con una mano en su mejilla recordando las palabras de Becky:

"Si la sangre no para, busca alguna tela limpia y presiónalo contra la herida."

Becky notó debajo de la capucha la palma de Freen manchada de un obscuro líquido rojo que solo la alertó. Becky siempre actuaba rápido en estas circunstancias y hoy no fue la excepción.

Llevó a su mejor amiga al árbol de siempre procurando que Freen le diera la espalda a la entrada para que no la viesen.

—¿Me dejas ver? —Preguntó Becky con su mano encima de la de Freen.

—S-sí. —Titubeó ante el ardor.

Freen apartó su mano lentamente y la mano de Becky tomó su lugar presionando la tela manchada contra la pálida mejilla.

—Es grande. —Pudo observar.

Miró preocupada los ojos de Freen, estos eran decorados con cristalinas lágrimas anunciando su salida, el ardor no se iba al igual que la sangre continuaba saliendo como si de un arroyo se tratase.

A Becky le hacía tan mal ver la tristeza y el dolor en Freen, siempre trataba de no llorar cuando veía el sufrimiento de su mejor amiga ante el basto tratado de su padre, no se imaginaba a su propio padre actuando de esa manera tan inmoral.

—Tal vez te duela mucho. —Becky no mentía cuando se trataba de Freen, por ende, tampoco mentía al momento de decirle si le dolería o no el método que usaría para curarla. —Pero será sólo un momento, se fuerte ¿sí?

Freen asintió mordiendo sus labios.

La mayor volvió a presionar la tela contra su mejilla por órdenes de Becky ya que ella necesitaba ambas manos para sacar los implementó necesarios. Rebuscó entre sus útiles escolares hallando el kit de primeros auxilios bastante rápido, una sonrisa se formó en su rostro al hallarlo, pero esta decayó al ver que solamente había un bote de alcohol y cinta en él.

Le había regalado todas las cremas, pastillas, medicamentos, vendaje y demás a la mamá de Freen y olvidó equiparse de nuevo con esas mismas cosas.

Suspiró regañándose internamente.

Encontró un pedazo de papel en los laterales de su mochila, por lo menos tenía algo para desinfectar la herida.

—Como la sangre sigue saliendo, yo te diré el momento en el que debes quitar esa tela para que pueda limpiar tu mejilla ¿está bien? —Freen asintió con la mirada puesta en el bote de alcohol.

Becky se quitó su suéter gris sintiendo de inmediato las bajas temperaturas atravesar la fina tela de su uniforme. Sin previo aviso, rompió un poco la manga de esta misma prenda asustando a Freen.

—¿P-por qué...

—No tengo vendajes, esto servirá mientras tanto.

Freen se sentía mal cuando Becky hacia ese tipo de cosas por ella.

Se sentía mal, pero a la vez sentía algo en su pecho que era todo lo contrario a estar mal, a veces sus reacciones la confundían de sobremanera.

—Bien. —Freen miró atentamente como Becky vaciaba el líquido en el papel para después, cerrar la botella. —Sé que no te gusta esta parte cuando te curo, pero debes resistir, sé que eres fuerte Freenky.

Freen asintió y a indicación de Becky quitó la tela de su mejilla dejando ver a esta completamente manchada de sangre. Becky aprovechó cada segundo y limpiaba detalladamente la mejilla.

Los labios y ojos de Freen se cerraban fuertemente ante el espantoso ardor, sus manos se movían inquietas buscando algo a lo que aferrarse, Becky notó aquello y le prestó su mano libre para que Freen la tomase, no se hizo de rogar y la aceptó. Sus palmas quedaron pegadas y sus dedos se entrelazaban fuertemente, las dos manos se mantenían al aire tratando de resistir ante el dolor de Freen.

—Mierda. —Susurró Becky para sí misma. La mejilla estaba muy manchada y cuando limpiaba una parte de esta otra se manchaba gracias a que la herida abierta dejaba salir la sangre. —Aguanta un poco más.

—Mmm. —Se quejó en un intento de no soltar un sollozo.

Becky aceleró el proceso humedeciendo toda la blanquecina piel, limpiaba rápidamente e igual lo hacía con cada gota de sangre que salía, el papel se manchaba cada vez más y justo cuando esté quedó de un completo color rojo logró limpiar perfectamente toda la mejilla de Freen. Tomó rápidamente la tela rota de su suéter a la que previamente le había pegado pedazos de cinta adhesiva y la colocó en toda la extensión de la herida.

—Ya está, ya puedes estar tranquila, aguantaste muy bien. —Halagó pegando cuidadosamente el pegamento de aquella cinta para evitar que la tela caiga.

Freen abrió los ojos despacio dejando caer unas cuantas gotas saladas. Sus nudillos adquirieron una blanca tonalidad al estar ejerciendo demasiada fuerza ante el agarré que tenía sobre la mano de Becky, Freen se dio cuenta de aquello y suavizó el agarré temiendo haber lastimado a Becky.

—Lo siento. —Sorbió su nariz.

—No lo sientas, está bien, no puedes controlar tu dolor. —Calmó peinando los oscuros mechones con la punta de sus dedos. —Aún nos queda un poco de tiempo ¿qué quieres hacer?

Becky acomodaba las pocas cosas que logró sacar del botiquín, incluido el papel ensangrentado, después lo tiraría en el basurero más cercano.

—Quiero estar aquí. —Dijo soltando el aire que sus pulmones acumulaban en exceso. —Contigo.

Becky levantó la mirada después de escuchar la última palabra, sonrió mostrando sus bonitos hoyuelos.

—Siempre estaré contigo. —Avaló sentándose a un lado de Freen.

Becky tomó la mano de su mejor amiga entre sus dedos y la dirigió a sus labios. Dejó un casto beso en el dorso amando la grata textura, tan suave como la seda.

—¿Puedo abrazarte? —Intentó de nuevo.

A Freen le causaba gracia, Becky insistía mucho con ceñirla entre sus brazos. Soltó una suave risa antes de responder.

—No aún.

—Es. —Entrelazó sus dedos procurando otorgarle seguridad ante su agarre. —Gracioso, me dejas darte besos en las manos y en la frente, pero no abrazarte, los besos son más íntimos. —Miró de reojo el perfil de Freen.

La mayor suspiró

—Puedo apartarte si no quiero que me beses ¿no? —Becky asintió eufóricamente. —Con los abrazos es diferente, tú atrapas mi cuerpo con tus brazos. —Uno de sus brazos rodeó su torso siendo esto un extra de su explicación. —Y es más difícil salir de ahí si no me siento cómoda.

Becky asintió entendiendo su descripción.

—Cuando me abrazan. —Continuó sintiéndose segura de expresarse. —Siento que no tengo donde escapar, el otro cuerpo está muy cerca del mío y los brazos se sienten como una camisa de fuerza, no es bonito. —Se dejó caer al costado de Becky, si bien había dicho que no le gustaba ser abrazada no significaba que ella no pudiera mantener tanto contacto con alguien.

Aunque por ahora, solo Becky tenía la dicha de estar tan cerca de Freen.

Becky acomodó su cabeza encima de la de Freen sintiéndola un poco tensa ante eso pero no duró mucho, con el pasar de los segundos la tensión se iba dándole paso a su ya tan conocida comodidad.

—Cuando te abrace no lo haré fuerte. —Susurró.

—Cuando me abraces quiero que lo hagas fuerte.

Becky frunció su ceño confundida. Ante su silencio, Freen habló.

—Estoy asimilando que puedo estar tan cerca de alguien sin que sienta miedo o asco, estoy aceptando que me tomes de la mano. —Dio dos apretones en la unión de sus palmas. —Y me siento cómoda, me siento muy cómoda cuando me tomas de la mano.

Becky sonrió.

—También estoy aceptando que puedo abrazar tu brazo, te pego a mí y me siento bien, cálida, protegida.

—Puedes robarte mi brazo cuando quieras. —Vaciló escuchando una risita por parte de la más baja.

—Cuando acepte que me abraces sé que querrás hacerlo fuerte por todo el tiempo que te lo negué. —Becky mantuvo sus ojos al frente, su sonrisa se transformó en una leve curvatura dándole un aspecto nostálgico. —Pero cuando te permita abrazarme quiero que lo hagas fuerte porque entonces ya habré aceptado tenerte tan cerca de mí.

Becky suspiró sintiéndose tan ligera ante las palabras de Freen, era algo complicado que ella exprese lo que siente y cuando lo hacía era hermoso, amaba la fluidez que sus palabras tenían al estar soltando sus sentimientos en cada sílaba pronunciada.

Por otra parte, Freen también amaba la capacidad que Becky tenía para hacerla sentirse en un hogar, un hogar el cual en un momento tuvo, pero le fue arrebatado. A pesar de que no recuerda ese sentimiento lo siente fresco y vivo cuando su mejor amiga le decía cosas bonitas, cuando rozaba sus dedos con tanto cariño por su dañada piel, cuando sus labios bailaban alrededor de su dorso o su frente al momento de pintar un fresco beso ahí.

Freen y Becky no podían esperar el momento en el cual puedan abrazarse y decirse a través de sus acciones cuanto se querían, cuanto anhelaban estar juntas esta vida y todas las demás.

⋯⋯⋯ ⊰ ᯽ ⊱ ⋯⋯⋯

El sonido de los bolígrafos, el cierre de las mochilas y los pasos de los estudiantes resonaban en armonía por todo el salón. La hora del descanso apenas iniciaba y en menos de dos minutos el aula se encontraba vacía en su mayoría.

Las únicas ahí adentro eran Becky y Freen.

—¿Y ahora? ¿comer, el árbol, el salón vacío? —Becky enumeró las opciones que tenían para pasar los minutos libres.

—Quedémonos aquí. —Suspiró dejándose caer al costado de su mejor amiga.

—¿Aquí? —Cuestionó jugando con los largos mechones negros, el gorro amarillo se encontraba en las manos de la mayor por lo que a Becky se le facilitaba peinar cada suave mechón color negro.

Freen emitió un sonido afirmativo.

—¿Por qué aquí? ¿no quieres salir o ir a la otra aula?

—¿Cuál es la diferencia? —Dobló el gorro cuidadosamente dejándolo descansar en sus piernas, sus dedos acariciaron el suave material con adoración. —A esta hora todas las aulas parecen abandonadas.

—Tienes razón.

Por primera vez, Becky no sentía los minutos pasar a gran velocidad, inclusive sentía que los segundos pasaban lento y eso le gustaba, amaba tener a Freen a su lado aún si esta no esté diciendo o haciendo nada. Suspiró cuando supuso que este día se la pasarían así, en silencio, una recostada en la otra, con las respiraciones siendo la única melodía que inundaba el ambiente, su tacto siendo el único indicio de que estaban juntas, sus corazones latiendo al mismo compás demostrando su tranquilidad.

—Estos días haz estado muy callada. —Decidió romper el silencio queriendo escuchar la voz de su mejor amiga. —Sé que dijiste que cuando estás así es porque te sientes tranquila.

Freen atrapó el dedo meñique de Becky alentándola a seguir, algo la inquietaba y ella se sentía dispuesta a calmarla.

—¿pero?

—Pero... no lo sé, también ya no sonríes como otros días. Algunas veces hablas conmigo y el tiempo no es suficiente para terminar de hacerlo, algunos días sonríes así solo te diga lo bonita que te vez. —Prestó atención a como su dedo meñique era acariciado por el pulgar de la mayor. —Pero hay días que estas muy callada, hay días que casi no sonríes y me preocupo ¿está todo bien? sabes que siempre vas a tener mi apoyo.

Freen divagó un rato en su mente antes de contestar, siempre apreciaría y atesoraría la preocupación de Becky, incluso si Freen tuviera un pequeño e insignificante raspón en su piel la menor se encargaba de mimarla con esmero. Eso también le recordó que Becky prefería el bien de Freen antes que el suyo, como cuando estuvo mal del estómago y corrió de su casa hasta la preparatoria solo para salvarla de los bullies, o como hoy, cuando rasgó un pedazo de su manga para hacer que su herida pare de sangrar.

Freen atesora demasiado a Becky.

Freen tomó el brazo de Becky y lo colocó cuidadosamente sobre sus hombros, se notaba su incomodidad y su tensión bajo el toque.

—F-Freen, no es necesario que...

—Como te dije. —Interrumpió. —Cuando estoy callada es porque estoy cómoda, cuando no sonrió es porque no veo la necesidad de hacerlo, no sé muy bien como expresarme y como decirte que contigo me siento bien, me siento segura, tanto que no quiero hacer nada más que estar a tu lado, solo quiero demostrarte que te tengo confianza. Esta. —Tocó la mano de Becky la cual quedaba colgando sin atreverse a tocar la piel blanquecina. —E-es una forma de agradecerte, sé que quieres abrazarme y quiero acostumbrarme lo antes posible.

Y entonces, Becky sintió a su corazón bombear sin ritmo alguno, su sangre elevarse hasta sus mejillas, sus ojos brillosos a causa de la emoción por las palabras de su mejor amiga. Freen confiaba en ella.

—Y-yo. —Habló algo ida. —No es necesario que hagas esto, puedo sentir lo incómoda que estás. —Lentamente deslizó su brazo hasta que esté deje de tocar los hombros contrarios, fue entonces que la mayor pudo respirar mejor. —Ya me estas agradeciendo, princesa.

—¿Cómo? —Se enderezó y levantó su cabeza para observar detalladamente los cristalinos orbes de su mejor amiga.

—Respirando. —Dijo sin más. —Hago todo esto porque tengo miedo, recuerdo que cuando nos estábamos conociendo querías cortarte las venas con una tijera, pude evitarlo y ahora estas aquí conmigo. —Recordó con dolor, ese día Freen había ido al baño, pero Becky notó que llevaba algo en las manos y no pudo evitar preocuparse. —Tengo miedo de que algo así pase de nuevo y esta vez no me dé tiempo de llegar a ti. —Sus temblorosas manos acariciaron las pálidas mejillas, una de ellas tuvo cuidado de no lastimar la reciente herida. —Hago esto porque te quiero aquí conmigo y no hay mejor agradecimiento que este, que sigas respirando, que sigas mirándome de esa forma tan bella, que tu corazón siga palpitando. No hay mejor cosa que tenerte a mi lado, Sarocha Chankimha, por eso esperaré todo lo que tenga que esperar para poder abrazarte como no puedo hacerlo ahora.

Freen asintió. Sus ojos miraban atentamente el rostro tranquilo de Becky y como siempre, sintió paz al observarla, al poder estar a su lado un día más, ni siquiera ella sabía si podría verla por mucho tiempo o si siquiera volverían a cumplir otro año de amigas, solo sabía que si su mejor amiga seguía con ese raro pero hermoso comportamiento viviría por mucho tiempo más.

—Acabas de decir por qué no sonríes. —Su zurda tomó las pequeñas manos de la mayor y su diestra fue a parar en su mentón. —Pero no he visto tu preciosa sonrisa en todo el día, solo sonríe una vez para mí ¿puedes?

Freen intentó sonreír, elevó las comisuras de sus labios, pero solamente logró hacer una mueca rara.

Becky se tragó una risa ante la graciosa expresión.

—No así, una sonrisa de verdad.

Freen se sonrojó ligeramente

—No puedo, dime algo bonito, siempre sonrió cuando me dices algo bonito. —Esta vez fue Becky quien sonrió.

—Algo bonito. —Suspiró, no era difícil resaltar la belleza de Freen a través de palabras. —Te he dicho lo hermosos que son tus ojos, lo precioso que es tu cabello, lo bonita que es tu piel, pero. —Su pulgar se acercó lentamente hasta el labio inferior de Freen con duda. —No recuerdo haberte dicho algo de tus labios. —Sus ojos miraban atentamente ambos labios semi abiertos. —Sé que más de una vez ya me descubriste mirando tus labios ¿no es así?

—Sí. —Suspiró dejando a sus párpados caer, el pulgar de la castaña hacia círculos debajo de sus labios proporcionándole tranquilidad.

—Son muy bonitos, en mis diecisiete años jamás había visto unos labios como los tuyos. Son singulares, parece la boca de un adorable patio. —Sonrió para ella misma. —Tu labio de aquí abajo. —Subió el toque de su pulgar hasta tocar la rosada piel de los labios contrarios. —Es un poco más grueso que el de arriba, es lindo, se ve tan esponjoso y se siente tan suave.

Freen apretó sus labios haciendo que el pulgar de Becky también se mueva, sus mejillas se encontraban ligeramente rosadas y una sonrisa tímida pintaba su cansado rostro. A ella a veces le asustaba la facilidad que Becky tenía para hacerla sonreír.

—Eso es, mira que hermosa sonrisa. —Halagó viendo los ojos brillosos de su mejor amiga.

Freen tenía un aura apagada, Becky se encargaba de compartirle un poco de su brillo para iluminar su triste vida y de paso tener una excusa para estar siempre a su lado.

⋯⋯⋯ ⊰ ᯽ ⊱ ⋯⋯⋯

—¿Duele?

—Poquito.

El atardecer era el encargado de iluminar el camino a casa de dos adolescentes que concluyeron su jornada de estudios. Caminaban lentamente hacia la parada de autobús, el vasto cielo anaranjado por encima de sus cabezas contrastaba de una hermosa forma con el azul obscuro que comenzaba a notarse a lo lejos, la luna no esperó el lento cambio de color queriendo lucirse ante los humanos en una bella luna creciente.

—Se ve mejor, la sangre no sale ya, se ve rojo, pero estarás mejor en unos días. —Informó Becky sosteniendo la tela manchada del que era su suéter entre sus dedos, había querido revisar como iba la herida de Freen, si se infectó, si por alguna extraña razón la sangre salía o cualquier cosa que le indique que debería ser tratada por manos de un profesional.

Pero no, al parecer el alcohol si ayudó a mantener limpia la cortada.

—Antes de conocerte amaba los fines de semana, ahora los odio, mañana será el último día para vernos.

—Lo haces sonar como si no nos volviéramos a ver en mucho tiempo.

—Dos días son mucho tiempo para mí. —Confesó.

Las dos encontraron un espacio libre en una amplia banca metálica, algunas personas se encontraban ahí esperando el autobús.

—Cuídate mucho, Freen.

La nombrada volteó la cabeza encontrándose con los ojos de su mejor amiga

—¿por qué lo dices tan de repente? —Se encogió de hombros

—No lo sé, me nació decirlo, tal vez sea por esto. —Sus dedos rozaron la gran línea en la pálida mejilla logrando sacar un siseo por parte de la mayor. —Lo siento.

—Está bien. —Tranquilizó quitándole la importancia, había tenido heridas más graves de todos modos.

Solo bastaron unos cuantos segundos para que el transporte público anuncie su llegada, las pocas personas se adentraban en el descoordinadamente y empujándose entre sí, Freen siempre esperaba al final para entrar. Una vez las personas dejaron de bloquear su camino decidió adentrarse.

—Espera. —Becky la detuvo antes de que pusiera un pie dentro.

Freen le preguntó con la mirada qué ocurría.

—Por favor, cuídate mucho. —Pidió con una mirada preocupada.

Freen estaba dispuesta a decirle que no se preocupe por nada, que se cuidaría, pero ciertamente el siguiente movimiento de Becky logró descolocarla.

Tomó ambas manos, cruzó sus dedos logrando que las cuatro palmas se mantengan juntas a la altura del pecho de Freen. Becky se acercaba lentamente, sin querer asustar a su mejor amiga. Freen sabía que Becky mantenía sus manos así para que se le sea más fácil empujarla si no se sentía cómoda, pero, para sorpresa de ambas, Freen se quedó quieta, incluso cuando sintió los delgados labios tocar dolorosamente su reciente herida.

Unos tres castos besos bastaron para Becky

—Te quiero. —Susurró.

—Y-yo... yo también. —Respondió en el mismo volumen.

—¿Subirás o no? —La voz del chofer interrumpió el amoroso momento de ambas.

—Lo hará, disculpe la espera. —Becky respondió.

Ambas amigas se separaron y se miraron a los ojos con cariño desbordando cada célula de su cuerpo. La castaña la vio subirse, la vio sentarse y por último, vio al vehículo avanzar hasta la casa de Freen.

Y Becky solo quería besar de nuevo la mejilla de la pelinegra.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro