Narra Lloyd

Mientras estaba en la cocina curioseando el insta-Go Kai entro. No tuve la necesidad de verlo para saberlo, sabía distinguir su presencia.

Pero algo raro le pasaba ya que estaba serio, puede que me pusiera un poco nervioso.

-Lloyd,(dijo serio yo levanté la mirada) tenemos que hablar.

Trague saliva, y mis ojos se posaron en sus acciones, avanzaba poco a poco hacia mi, me miraba seriamente, retrocedí un poco.

-Y de que quieres hablar, (dije con nerviosismo)¿Kai?

Pero entonces algo me interrumpió, una sensación excelente que no esperaba, un beso apasionado por su parte, al cual enseguida reaccione, era tan agradable, que ni notaba que mi respiración disminuía, todo hasta que Kai se separó. Me miró a los ojos y dijo serio.

-¿Que quiere comer mi principito?(dijo ahora con un tono alegre)

En verdad no lo esperaba, no quería comer, quería hacer cualquier cosa menos eso, pero que otra opción que comer? Fácil mentir.

-Estoy lleno ¿Saves? Además tengo que ir a.... (Buscaba rápido cualquier escusa Kai parecía anticiparme-se en todo) ver a mi tío. Quiero saber qué opina de, bueno ya sabes quién.

-Bien, si es así. Agarra una manzana y te vas.

-Esta bien. (Agarre una manzana pequeña tono verde y salí por la puerta)

Me fui rápido hacia el monasterio, pero entonces me di cuenta, el sensei estaría con los niños. Suspiré, había caminado por un buen rato teniendo al sensei a 10 minutos de casa. En fin, me despedí de los monjes que habitaban el monasterio y volví a casa.

Llegue a casa tarde, ya que había ido ha hacer las compras. Serían las 9 de la noche. No había comido en todo el día, mi estómago lo sabía y rugía, mi cerebro me decía que lo ignoraste. Y así entre poco a poco en la cocina, deje las bolsas, y entre al salón.

-Hola Kai. Siento el retraso.

-El sensei Wu estaba aquí, ¿que hiciste ?

- Nada, (conteste, en realidad si había hecho algo) bueno, necesitaba pensar, di una vuelta por un parque y aproveché a comprar.

Kai me miraba con duda, me examino con la mirada. Luego me abrazo y me dijo,

-Necesito que hables con Lara, me preocupa.

-¿Que paso? (Dije preocupado)

Kai solo alzó los hombros, me daba la impresión que el si lo sabía.
Me dirigí hacia su habitación y llamé a la puerta. Oí un "pasa" y entre. Ella estaba sentada en su cama, con las piernas cruzadas y un libro en sus manos, no alzó la cabeza.

-¿Que lee mi niña? (Dije sentándome a su lado y curioseando lo que leía) ¿Me dejas? (Ella me entrego el libro, observé la tapa y leí el título "Cuentos y leyendas de el mundo, por P.I.X.A.L. Bord.") Es interesante, no sabia que te interesaban las leyendas. Pero solo hay una leyenda que a mí me gusta de el libro. ¿Te la leo?

La cara de Lara se iluminó, le encantaba leer, pero le gustaba más que yo le leyera. La hacerque a mi y la acaricie. Y comencé ha leer:

Cuando aún el mismo tiempo no tenía nombre, en un reino diferente al nuestro, dos criaturas, poseyentes de un gran poder, vivían en una infinita guerra. Se llamaban el Oni, posellente de el poder de el cambiaformas y la destrucción, y el dragón, posellente de diferentes poderes elementales, fuego, agua, tierra, rayo, hielo y energía. Pero un día, un heredero de ambos bandos llegó, creció dominando y entendiendo el poder de ambos, pero cuando sus ancestros lo obligaron a elegir, dejo ese mundo y vino al nuestro, para crear uno donde la paz se conservará. 

Entonces aparte el libro, para ver con claridad los ojos de Lara, los cuales ahora estaban cristalizados, ella con una sonrisa triste, se sentó.

-Papa, el, el hombre de la historia es tu abuelo. Verdad? (Yo asentí, no savia a donde quería llegar) Y si el era un Oni, el abuelo Garmadon es Oni (fruncí el ceño, no me gustaba que lo llamarán abuelo) y tu eres un Oni, pero yo no puedo ser oni, porque no soy tu hija de sangre.

Yo no savia a donde quería llegar, la cogí de el hombro y le di una pequeña sonrisa.

-Florecita, no se que quieres decirme,(dije mientras veía caer una lágrima por su mejilla) pero que sepas que te apoyo en todo, y que no me importa que no seas mi hija de sangre.

Lara asintió. Se puso de pie y me miró con la cabeza alta, alzó las manos, y cerró fuertemente los ojos, y de repente...