La Cacería de Media Noche
(Este cuento pertenece al Ciclo Narrativo de La Inquisición Nocturna).
La mujer cayó al piso, y el Vampiro la miró saboreándose los labios. Abrió la boca, y sus incontables colmillos se prepararon para arrancarle la carne. Caín habló deteniéndolo.
"Alto. Alguien los siguió."
Uno de los Vampiros se dirigó hacia él, sacando pecho y limpiándose los colmillos ensangrentados de la carne seca que había vomitado recientemente.
"¿Algún Cazador de la Orden Eclesiástica, o quizá un Exoreth?"
La voz del vampiro se silenció bajo la mano de Caín, quien se puso de pie, nervioso. Tenía la sensación de que el ambiente era asfixiante, y se llevó la mano al pecho.
"No. Tengo un mal presentimiento. Algo está mal." Su voz titubeó, y los demás vampiros lo notaron sorprendidos. El Primer Vampiro ¿Temblaba de miedo?
Se acercó a la mujer, y la arrastró por un pasillo detrás de él saliendo de la habitación.
"Si alguien viene, me traerán su cabeza ¿Entendido?"
"Sí, jefe." Contestaron, mostrándose abiertamente hostiles. Mostraron sus garras, sus colmillos y su fuerza sobrenatural estaba preparada para lo que vendría.
Caín caminó, mirando la hora en su celular. Faltaban dos minutos para la media noche, y miró el cuerpo de la mujer, pulcro y bajo en implantes. Así la carne se disfrutaba más, cuando no estaba sobrecargada de metal. La boca se le hizo agua, pero por la sensación escalofriante que tenía, no era momento para comer, sino para retirarse.
No podía explicar el porque su instinto le gritaba que huyera, pero no quiso darle tiempo a equivocarse. Salió del edificio, y caminó hasta el interior del edificio contiguo donde se ocultó con la mujer, mirando el interior y a sus hombres. Un minuto para la media noche. Él podía ver en la oscuridad sin ningún problema, y movía a la mujer como si fuera una hoja de papel, ella no escaparía a ningún lado.
"¡Por favor! Déjame ¿Qué vas a hacerme?"
"Cállate, porquería humana. Si no guardas silencio te mataré ahora mismo."
Los ojos de Caín observaron su entorno, y la media noche llegó. La puerta se abrió de golpe, y hombres armados entraron al nido de vampiros. Caín observó la escena, los Vampiros se abalazaron contra ellos con sus cualidades sobrenaturales pero una lluvia de fuego empaló a los vampiros en acero.
No hubo un combate, sino solo una masacre con toda la rabia humana que Caín jamás había visto. Hombres con trajes desconocidos que portaban una insignia, y escuchaba sus voces.
"Todo Acechador limpiará la porquería vampírica, o de cualquier índole sobrenatural de esta tierra. La Inquisición Nocturna va a destruir todas las formas de vida que representen una amenaza para los seres vivos."
Las armas eran avanzadas, con un alto nivel tecnológico de respuesta rápida e inteligencia artificial integrada para asistir en la destrucción de monstruos. Caín lo vio de primera mano, ni uno solo de los hombres cayó, pero sus vástagos... todos cayeron muertos.
La Inquisición Nocturna masacró cada vástago, moviéndose como una fuerza armada militarizada. No eran cazadores, parecían más asesinos de monstruos pensó Caín.
"¿Qué mierda? Los Cazadores de la Orden y los Exoreth no usan esos métodos... Es muy diferente, no buscan ser discretos, no buscan obtener información. Solo quieren destruir..." Las manos de Caín temblaban, y miró a la mujer.
Ella, asustada intentó alejarse pero Caín la tomó de la cabeza y se la separó del cuerpo dejando un río escarlata que se vertió en su boca, bebiendo cuanto podía. Una vez se terminó de alimentar, los escuchó venir. Aplastó el cráneo de la mujer con sus dedos, partiéndolo en pedazos y se preparó.
La puerta se abrió, y Caín podía escuchar el sonido del reloj. Un acechador vio la sangre goteando, y escurriéndose.
"¡Hay más vampiros!"
Los hombres apuntaron con sus cañones, y casi parecía que una enorme bestia acechaba en la noche, desde las tinieblas mirando a Caín, con millares de ojos brillando y jadeando. Sus pasos se escucharon como uno solo, avanzando y mostrando sus colmillos ante el antiguo Vampiro, quien se unió a las sombras para ocultarse.
El Comandante de los Acechadores levantó su arma mirando alrededor, y usando la tecnología de su casco activó la visión nocturna. Caín lo notó, comenzó a correr.
"El monstruo se oculta en la noche, pero la Inquisición lo ve todo." Habló el Comandante de los Acechadores, y los demás activaron sus visiones nocturnas para revelar el movimiento de Caín.
"Siempre le gusta ser poético, cuando esas cosas rondan en la noche."
"¿Y qué es el hombre, sin la poesía, soldado?"
El vampiro escuchó los pasos chirriantes de la bestia, y el aliento de acero hirviente casi era palpable en su rostro. Extendió sus garras, planteándose pelear.
"No soy un monstruo cualquiera." Pensó para sí mismo, pero por dentro su instinto le gritaba que tenía que huir ¿Era esa sensación en el pecho, tan dolorosa, una herida que podría romper hasta un vampiro de su calibre? Era su orgullo.
Los brillantes ojos metálicos radiaban poder bajo la luz de la luna, y fueron seguidos de una llamarada ensordecedora y brillante que se clavó como la lluvia en el metal de la pared. Caín corrió con su velocidad sobrenatural, sabía que bajar a enfrentar a la Inquisición era un suicidio, y pronto, partes de sus sombras fueron alcanzadas por las balas.
Una inyección de electricidad se sintió recorriendo su médula, no eran balas comunes. Las armas Den inyectaban electricidad en sus objetivos paralizándolos. Caín saltó por la ventana mientras tenía impulso, y cayó sobre un tejado.
Sentía su cuerpo contraerse con músculos que escapaban de sus órdenes, más allá de sus cualidades sobrenaturales. La tecnología Den usada para la cacería de bestias y animales, ahora usada para cazar monstruos como si fueran simples ratas.
"Parece que el rebaño ya no le tiene miedo a sus depredadores... pero me niego a ser yo quien sea cazado." Por un momento quiso volver, miró hacia atrás pero sus manos temblaban y se mordió el labio intentando darse fuerzas. No, la bestia lo estaba acechando, y ahora se daba cuenta que no era más que una presa que solo podía huir.
Caín, despojado de su orgullo tras sentirse roto por dentro se arrancó las balas del cuerpo, sus heridas no sangraban y hubieran sido mortales inclusive para sus congéneres. El poder de Nyandrak de forma tan pura corriendo por sus venas le otorgaba mayores capacidades, pero no por ello era totalmente inmune. Una vez sus heridas se cerraron, escuchando a la bestia venir, acechándolo corrió hasta el siguiente tejado y saltó. Al caer, se difuminó entre las sombras aprovechando que lo habían perdido de vista, y pronto usó los callejones para alejarse a toda velocidad.
No sabía quien era la Inquisición Nocturna ni los Acechadores, pero ahora sabía que había un mayor peligro que unos simples Cazadores de Monstruos correteando por ahí.
El Comandante caminó bajo la luz de la luna. Tocó el suelo ensangrentado, dejando que la sangre formara líneas entre sus dedos. Con una calma casi insultante, susurró como si Caín pudiera escucharlo.
"No hay lugar en esta tierra, ni en las estrellas donde ocultarse, Monstruo. Cada sombra será iluminada, cada refugio será desmantelado. Solo pospones ligeramente tu erradicación, pero antes del último amanecer tu cabeza estará separada de su impío cadáver. Disfruta esta cacería, si así prefieres llamarla. Pero recuerda: para nosotros, esto no es caza... Es una masacre."
El soldado se acercó, mostrándose regio con su informe vocal.
"Señor, el vampiro huyó."
El Comandante lo miró sin expresión, y luego habló con una frialdad que parecía cortar el aire.
"No importa, soldado. El orgullo del monstruo lo hará salir a la luz."
Se agachó, levantando fragmentos de una rama entre sus dedos enguantados. La sostuvo un momento evaluando su naturaleza, antes de cerrar en su puño. La madera crujió hasta hacerse añicos.
"Y cuando salga..." dijo finalmente. "Nosotros estaremos ahí para hacerlo arder."
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