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|| Ayato ||

¿Qué se necesita para escapar?

Jamás había pensado en eso, pero según en las películas... Una llave, un arma, algo con que defenderse por si te persiguen.

Me encontraba en la cocina, cortando y lavando las verduras mientras pensaba en ese plan. No quería que Ryo sufriera ahí encerrado así que lo liberaría.

Mientras me metía en mis pensamientos, el cuchillo rozó mi dedo, cortandolo levemente. Eso hizo que diera un brinco y me llevara el dedo a la boca, maldición, no puedo hacer dos cosas a la vez...

—¿_____? — la voz detrás de mi me alertó que Ayato estaba detrás mío. Yo me giré y sonreí tontamente

—Lo siento, me distraje y me corté... — murmure aún con el dedo en la boca.

—Que tonta eres — dijo burlón y se acercó a mí con una sonrisa. Tomó mi dedo y le dio un beso a la herida — Ven, deja que te cure. Y te dije que yo haría la cena, ¿qué haces tú en la cocina?

No podía decirle que planeaba un plan de escape, y mucho menos que tomaría algún arma de la cocina...

—Quería ayudarte un poco, además me muero de hambre.

—Me hubieras dicho y hubiera comprado algo de comer... Ven — me abrazó con fuerza y luego me llevó al comedor.

Movió la silla hacia atrás e hizo una señal para que me sentara. Fue al baño del piso de abajo y tomó un botiquín de primero auxilios con el cual desinfectó mi herida y le puso una curita.

—Gracias — sonreí y mis mejillas me pusieron rosas

En este tipo de momentos me quedaba pensativa: ¿estaré haciendo lo correcto? Pese a que este podía ser el síndrome de estocolmo, sentía algo por Ayato; sus dulces palabras y acciones enternecian mi corazón, haciéndolo latir rápidamente.

Desearia que las cosas se hubieran hecho diferente, un mundo donde Ayato y yo nos hubiéramos conocido de otra forma más linda... Más romántica. Como en las películas de romance, donde se conocen por accidente y todo comienza.

Pero en esta película, el amor había sido "corrompido" por la necesidad de poseer. Ayato quería poseerme y lo hizo más de una vez en todo este tiempo.

Pero Ryo era mi única preocupación, si él seguía atrapado allá abajo temía lo que pudiera hacerle Ayato, o lo que podía hacer yo... Tenía que liberarlo si quería tener una vida tranquila junto a Ayato.

—¿Princesa? — volví a dar un brinco cuando escuché mi apodo — Hoy estas muy distraída, ¿Sucede algo? Quizás... Emm... ¿Estás en tus días?

Al escuchar eso, no pude evitar reír y negar varias veces. Miré a los ojos a Ayato: ojos negros como la noche pero llenos de amor por mi.

—No, nada de eso — dije entre risas — Estaba pensando... ¿No podemos... Liberar a Ryo?

El silencio reinó la habitación. Ayato frunció un poco el ceño al escuchar el nombre de Ryo. Apretó el puño y soltó un gruñido.

—¿Porqué dices eso? — preguntó finalmente y me vio aún molesto.

—Es que... No quiero que esté aquí, no me gusta verlo sufrir...

—Él te hizo sufrir a ti, ¿Porqué no quieres hacer lo mismo con él? Hacer que sufra, ¡que grité y suplique perdón! — se levantó de golpe, tirando la silla por la fuerza del impulso.

—Ayato, cálmate — me había asustado un poco pero de cierta manera ya me había acostumbrado a sus ataques de ira.

Tomé su mano, que estaba hecha un puño y la acerqué a mi mejilla, la acaricié un poco y sonreí.

—Perdón, no puedo hacer eso — murmure — Pero no planeo irme, si eso es lo que te asusta. Solo... No quiero verlo ahí.

—Pero... — su respiración había estado agitada pero con esas palabras se relajó.

Se agachó, parecía un niño pequeño confundido y asustado. Recostó su cabeza en mi regazo, sonreí un poco y acaricié su cabello; pese a que era de mi edad, mucho más alto que yo y un... Asesino, Ayato me causaba mucha ternura en estos momentos;él solo quería amor, alguien en quien confiar y pasar su vida.

Yo podía ser ese alguien si me quedo aquí...

—____, perdón por actuar así. Soy como una bomba, explotando y dañandote, yo...

—Ayato, te amo — dije, interrumpiendolo

—¿Qué? — alzó la cabeza y sus ojos brillaron de ilusión

—Te amo, no tienes que dudar sobre nada — continúe —. No me voy a ir, solo quiero que liberes a Ryo, no solo por mi, si no por ti. A ti también te hace daño seguir así 

—¿Lo dices enserio? — murmuró y sonrió. Se levantó y me abrazó con fuerza, colocó su cabeza en mi cuello e inhalo mi perfume — Te amo, te amo, yo también te amo

Decía sin parar, cada vez que lo decía me abrazaba con más y más fuerza, como si no quisiera dejarme ir.

—Ayato... No respiro — fingí una voz más aguda y reí suavemente. Él se apartó de golpe de mi y sonrió

—Perdón, no pude evitar abrazarte — comentó y sonrió nervioso —. Déjame conceder tu deseo, princesa — dijo haciendo una voz más "fina".

Se levantó, se apoyó en una rodilla y extendió su mano hacia mi; un príncipe a la espera de su princesa.

—¿Estarías junto a mí por el resto de nuestra la vida? — con una sonrisa tímida tomé su mano y asentí — Juro hacer todo lo que me pidas, soy todo tuyo y jamás te abandonaré ; no puedo darte el mundo pero si mi mundo

Mi corazón se enternecia por sus palabras. Quizás, en un mundo diferente, Ayato y yo pudiéramos habernos enamorado sin tener que hacer todo esto. Sus palabras eran dulces y sinceras, unas palabras que significaban todo para mí ahora

—Quiero hacerte feliz, quiero darte todo. No quiero que sufras por nadie, y si alguien lo hace, lo pagará — su rostro se oscureció, mostrando su amargura al decir esas palabras.

—No necesitas hacer eso — respondí enseguida. El recuerdo del asesinato de Kuro volvió a mi mente, no quería que volviera a hacerlo.

Me incliné a su altura, le sonreí y con mi mano libre, acaricié su cabello y mejilla. Él me miró con la misma ternura con la que yo lo veía

—Escucha, yo... Aún no estoy segura si te perdoné por eso totalmente, pero tengo algo muy seguro: estaré contigo pase lo que pase pero... No asesines más, te lo ruego. No quiero que lo hagas

—B-Bien... — respondió poco después. Se notaba algo inseguro por eso, quizás porque.. ¿Disfrutaba hacerlo?

—Ayato, ¿Acaso a ti te gusta eso? Eso nunca es la solución, tu sabes muy bien que...

—Yo asesine a mi madre — su voz retumbó por la habitación, yo me quedé en shock. Mis manos temblaban, mi boca se quedó entre abierta

—¿Por...qué? — fue lo único que salió de mis labios.

Al ser un tema muy sensible, le costó responder. El silencio reinaba en la habitación y lo único que nos decía que el tiempo no se había parado por arte de magia era el Tic Tac del reloj de la pared.

—Ella tenía depresión. Verás, nuestro padre nos abandonó cuando era pequeño, mi madre se quedó sola conmigo. Sufrió mucho esos años, así que... Ella me pidió que le demostrara mi amor.

—¿Amor? — repetí. Me terminé de sentar. Escuchaba su historia mientras me sentaba sobre mis muslos y con nuestras manos aún unidas.

—Quería que la asesinara — inexplicablemente él sonrió —. Así que lo hice, ¡le mostré mi amor! — su mano sujetó con más fuerza mi mano — ¡se lo mostré y ella me lo agradeció! Murió con una sonrisa, ¿qué mejor muestra de amor que esa? Ella me lo dijo, estaría feliz si la mataba yo...

—Ayato, eso no, no es...

—Me mandaron con mis abuelos, esos viejos nunca me agradaron. Trataban a mi madre como una cualquiera, como si no fuera su familia y solo una mera loca que se "suicidó"

Ya no me miraba a los ojos, miraba nuestras manos unidas. La de él temblaba y me rogaba que no lo soltara. Sus ojos se pusieron rojos, anunciando que lágrimas saldrían de ellos.

—Los detestaba, ¡los quería asesinar en ese momento! — gritó poniéndose furioso. Mis manos dolían cuando encajaba sus uñas en la palma de mi mano, pero al darse cuenta que me estaba haciendo daño, paró —. Pero, no quería desquitar mi odio en ellos.

—¿Entonces... A quién odias? — puse mi mano libre en su barbilla e hice que me mirara.

—Al imbécil que nos abandonó — al decir eso, su voz sonó áspera, como si escupiera en esa persona —. Pasaron años y ese imbécil volvió; al parecer, tenía una herencia de parte de un hermano de mi madre. Al no tener familia, se la dio a mi madre, al morir, la herencia quedaba en mi. Y bueno, ese estúpido hombre se enteró

—¿Volvió solo por eso? Yo también estaría furiosa...

—Me obligó a ir con él. Cuando cumplí 16 y bueno, nuestra "familia" no duró mucho — al decir eso, una sonrisa sombría apareció en sus labios —. Lo asesine y lo disfruté como no puedes imaginarlo... Su sangre en mi rostro, el brillo de sus ojos que poco a poco lo abandonaba... ¡Fue lo mejor! Vengarme del hombre que llevó a mi madre a eso...

—A-Ayato, tu... ¿Cómo?

¿Cómo reaccionaba a esto? La confesión de un asesino que dijo que disfrutó totalmente asesinar a su "padre". Pero, en lugar de temblar, estaba en silencio y totalmente quieta.

—No importa como, importa el porqué. Ese hombre merecía la muerte y la obtuvo. Ahora, tengo aún algo de dinero, podemos escapar juntos, tu y yo... Para siempre.

—¿Lo dices enserio? Es...capar... ¿Juntos?

—¡Si! — dijo sonriendo de oreja a oreja. El brillo de su mirada había vuelto

—Bueno, eso... Es algo precipitado — trague saliva y luego bajé la mirada. Una parte de mí me decía que si, y otra que tenía miedo.

—Jamás te abandonaré, incluso... Podríamos casarnos cuando quisieras, yo te amo, te amo como no puedes imaginar...

—Ayato... — sonreí un poco a la vez que mis mejillas se pusieron rojas

—Por favor, ven conmigo, escapa con...

Al estar tan metida en nuestra conversación, no me di cuenta de lo que estaba detrás de Ayato: Ryo había escapado y con ayuda de un martillo había golpeado en la cabeza a Ayato.

Su cuerpo cayó al suelo, totalmente noqueado y con un charco de sangre manchando el suelo

—¡Ayato! — grité con horror y me incliné a su altura — ¡Por favor despierta, despierta Ayato!

—____, vamonos — Ryo soltó el arma y extendió su mano hacia mi, esta tenía pequeñas manchas de sangre.

—¿Qué....? ¿Cómo es que tu...? — sostuve el cuerpo de Ayato en mis brazos. Mi ropa ahora estaba sucia, su sangre me cubria, pero... En este momento tenía miedo de algo

—¿No ves? Lo noquie, es momento de escapar — tomó mi mano ensangrentada y me obligó a levantarme

—Pero él... Necesita ayuda , no puedo.. — me sentía débil, ver tanta sangre me mareaba.

Quería acercarme a él, no dejarlo solo. Él me necesita, Ayato me necesita, no puedo...

—Ryo...

—Lo que vayas a decir que sea fuera, necesitamos irnos antes de que despierte . Llamaremos a la policía, y..

—¡No! — me solté de su agarre y corrí hacia  Ayato — ¡No perderé a nadie más!

—¿Qué? ¿¡De qué hablas!? ¡Él te secuestró, debemos irnos si no quieres que despierte!

Ryo comenzaba a perder su paciencia. Su voz demandaba que nos fueramos ya, pero no me movería de ahí. Ahora, ante esta situación me daba cuenta de lo que era importante

—Ayato... No lo dejaré — murmure poco después, cuando supe la respuesta.

—¿Pero qué te pasa? No me digas que él... — hubo un silencio en la habitación. Pero cuando Ryo supo el porqué del silencio, se mordió el labio y apretó los puños —. Lo amas, ¿verdad?

Bajé la mirada, fijé mi mirada en la herida de Ayato. Cubrí esta con la palma de mi mano, un intento absurdo de evitar que sangrara más.

—¿Algún problema? — murmure de manera fría. Ayato seguía respirando, de manera agitada pero seguía ahí.

—Esto.... Es estocolmo, solo debemos irnos y si vamos a que te traten...  — colocó una mano en su frente, como si tratara desesperadamente de encontrar una respuesta.

—No quiero hayar una cura, no me importa si dicen que estoy "enferma", yo quiero estar a su lado.

Esta vez, no había rastro de duda en mi voz. Estaba completamente segura de mi decisión, y ahora, que veía a Ayato frente a mí, sabía que no quería perderlo.

—Ryo, por favor, déjanos solos... — volví a ordenarle. No quería desquitar mi ira en él, pese a que en verdad quería hacerlo.

Por su culpa, Ayato estaba herido y temía que no sobreviviera. Cuando Ryo se fuera llamaría a una ambulancia, pero debía tener cuidado para que no me reconocieran.

—.... Me niego a dejarte, ¡no puedes hacer esto! — Ryo se acercó a mí, tomó mi mano ensangrentada y negó varias veces — Por favor, no puedes, no puedes...

—Ryo, yo amo a Ayato, por favor... Déjanos — esta vez, evité mirarlo a los ojos. Unos ojos que antes veía con mucho amor, ahora me traían remordimiento y dolor.

Quería que desaparecieran.

—Bien.... Bien.... — se levantó sin decir nada más. Se dirigió a la entrada, miró una última vez por encima de sus hombros. Su mirada estaba vacía, todo gracias a mi — Yo también te amaba.

La puerta se cerró de un golpazo y la habitación quedó en silencio. Mis lágrimas no tardaron en salir cuando me quedé sola.

—Agh... — al escuchar los jadeos de Ayato, una alegría recorrió mi cuerpo — ¿_____?

—¡Ayato! — grité de alegría y rápidamente me limpié las lágrimas — No te muevas, llamaré a una ambulancia.

—Pero... Si te ven... — volvió a jadear y colocó una mano en su cabeza

—Todo estará bien, lo prometo.

Me levanté después de dejar a Ayato con cuidado en el suelo. Fui por el teléfono y llamé al 911, rápidamente atendieron y le dije la emergencia.

—Ayato, sigue hablando — dejé el teléfono y me acerqué a él nuevamente —. No duermas, sigue hablando.

—Agh... Es... Difícil pensar en algo en que no seas tu ~ — trató de sonreír pero su sonrisa se volvió amarga gracias al dolor.

—Pff, n-no es momento para bromas... — dije entre sollozos. Lo volví a recostar en mis piernas y cubrí su herida con mi mano.  Sabía que estaba mal hacer eso pero me temblaban las piernas y tenía miedo de alejarme de él

—Me... Alegra que no me dejaras — volvió a decir. Yo sonreí y negué

—Te dije que jamás te dejaría — mis lágrimas eran de felicidad ahora —Te... Dije que te amaba, ¿verdad? No fue mentira.

—Princesa... — sonrió y sostuvo mi mano libre

Habían pasado 5 minutos y el ruido de la ambulancia me distrajo. Rápidamente me levante y tomé el martillo con el que habían golpeado a Ayato y lo escondí. Si encontraban las huellas de Ryo...

Tocaron la puerta rápidamente y yo corrí hacia ella.

Me apartaron y corrieron hacia Ayato, lo colocaron en la camilla y lo llevaron a la ambulancia, fui con ellos, les dije que era su novia y me dejaron subir...

El tiempo pasó, por suerte nadie me reconoció; quizás porque ya había pasado mucho tiempo desde que "desaparecí" y ya no soy de importancia. De cierta manera... Estoy feliz de eso, quizás es mejor así.

Pasaron 2 semanas para que Ayato pudiera recibir visitas, al parecer habían tenido que ponerle puntos por lo grave de su herida. Pero por suerte ahora todo estaba bien.

Fui con él a su habitación, lo podía ver por fin, después de todo este tiempo.

—¿Ayato? — estaba dormido.

Me acerqué a él y acaricié su cabello con suavidad. Después le di un beso en la frente y sonreí un poco.

—¿Mh...? —jadeó poco después. Abrió poco a poco sus ojos y sonrió al verme — ¿princesa?

—Buenos días —dije con una pequeña sonrisa — ¿Cómo te sientes?

—Me duele mucho la cabeza aún , pero mejor... — con algo de esfuerzo, se levantó y se sentó.

—Bueno, cuando vuelvas a casa me esforzaré en hacerte sentir mejor, ¿si? —- volví a sonreír

—No puedo esperar a ver como lo harás ~ — dijo de manera pícara

—¡N-No es momento de eso! — mis mejillas ardieron de vergüenza pero de cierta manera me tranquilizó ver que bromeaba así.

—Dijiste que me harías sentir mejor, esa es la mejor manera...

—¡E-Ey! — volví a gritar — Pediré que sigas otras 2 semanas aquí si sigues bromeando así

—N-No es necesario — negó rápidamente y luego tomó mi mano —. ¿Ya te dije que te amo?

—Lo has hecho, más de 100 veces

—Bueno, aquí va otra vez: te amo — volvió a susurrar y besó mi mano

—Eres... Muy lindo, ¿Porqué no pudiste ser así en lugar de secuestrarme? — comenté de manera burlona.

—Soy algo tímido — dijo de igual manera. Yo solo rodé los ojos.

—Espero que seas tímido en otras cosas...

—Imposible — volvió a reír y luego colocó su mano en la cabeza por el dolor

—Tranquilo, el doctor me dijo que estarás una semana más y podrás volver conmigo.

—Bien... Pero te extraño mucho, ¿puedes venir más seguido?

—Claro — sonríe y le di un beso en los labios —Jamás no volveremos a separar....

×~×~×~
Años después, Cinna le dio por actualizar esta historia muerta.
Oh, y falta un capítulo más! Un OVA

Esperenlo 7u7

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