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34

Salí de la casa esperando encontrarme con NamJoon, pero él no estaba. Caminé hacía Jin quien todavía estaba frente a su casa con el celular en manos.

— ¿Dónde está NamJoon? — pregunté, me miró y volteó la cara dándome a entender que no me iba a decir nada — Sigues tan arrogante como siempre.

— Y tú tan engreída como siempre.

Contestó y dió algunos pasos hacía delante para entrar a su casa. Lo perdí de vista cuando entró y dió un portazo que se escuchó en todo el barrio, literalmente me dolió en la cara que haya hecho eso.

Mi celular comenzó a vibrar y cuando me fijé en el nombre respondí rápidamente, era Yuhe, hace mucho que no hablamos. Contesté y me pareció algo rara al hablar, parecía que estaba nerviosa. Me dijo que necesitaba hablar conmigo y que si podía ir a su casa. Bien, no es muy lejos de aquí. TaeHyung vive por allá también. Comencé a caminar y no dejaba de pensar en NamJoon.

¿Dónde se había metido? Me iba a decir algo de Jimin y simplemente se fue, no entendí porqué y verdaderamente estoy molesta por ello.

Caminé un poco más y al fin había llegado, veía su casa desde donde estaba.

— Hola In — le sonreí a Tae al verlo, estaba a un lado mío jugando con dos niños, ¿serán sus hermanos? Creo haber escudado que tenía hermanos — ¿Qué haces por aquí?

— Vine a ver a mi amiga.

— ¿Yuhe? — asentí — Está en su casa, hace un momento la vi asomarse en la puerta. Seguro para ver si ya venías — me informó y el niño más pequeño se le subió encima, Tae solo río al igual que yo. Eran muy tiernos — Nos vemos — se dió la vuelta y yo retomé mi paso — Espero que estés bien.

Lo escuché y volteé, pero ya no me estaba mirando así que decidí seguir y no preguntar, estoy segura que es por la última vez que nos vimos. Cuando yo estaba llorando.

Dí dos toques en la puerta y rápidamente abrió la mamá de Yuhe con una amplia sonrisa, ellas dos se parecen mucho.

— Que bueno que estás aquí JungIn, hacía mucho tiempo que no te veía. Yuhe también me contó que no te ha visto mucho tampoco — la escuché y sonreí apenada.

— Lo siento — hice una reverencia — He estado un poco ocupada y he tenido algunos problemas.

Me invitó a entrar y me indicó que podía subir a ver a Yuhe, subí rápido las escaleras y abrí la puerta del cuarto al llegar. Ella estaba sentada frente a la computadora.

— Hey, ¿qué haces? — fue lo primero que me vino a la cabeza. Ella se giró y me extrañó su mirada.

Pues pensé que iba a sonreír o a tirarse encima de mi y abrazarme como lo hacía antes, pero fue todo lo contrario. Me miró muy sería y después bajó la cabeza, ¿qué le pasa?

— Tengo algo muy importante que decirte — se levantó de la silla, caminó hacía el escritorio y tomó un disco, su paciencia me estaba desesperando y más con esa cara que traía, estoy segura que pasó algo grave — Ten, no tuve el tiempo de devolvértelo antes.

Fruncí el ceño lo tomé y la volví a mirar.

— ¿Qué te pasa? Me lo podías haber dado más tarde cuando me fuera, estás muy rara.

— Créeme, estás a punto de irte, cuando te cuente lo que pasó no querrás verme.

Bien, ahora sí me estaba empezando a preocupar, ¿qué mierda es lo que me va a decir que es tan grave como para no querer verla?

— Bien, te voy a contar — tomó aire — Yo también me acosté con Park Jimin.

¿Dolor? ¿Sorpresa? ¿Remordimiento? No, nada de eso se compara con lo que estoy sintiendo ahora mismo. Quiero golpear algo y si Yuhe no me explica bien de que está hablando creo que será ella a quién golpee.

— ¿De qué estás hablando? — mordí mi lengua al sentir mi vos demasiado debilitada.

Pero, ¿cómo no estarlo? Mi mejor amiga y Jimin. Por dios, se que él es un estúpido y que me engañó, pero, ¿cómo pudo hacerlo con mi mejor amiga? ¿Acaso soy tan poco para él que ni siquiera pensó eso antes de hacerlo? No pensó en el daño que eso podría causarme y el que me está causando ahora mismo.

— Perdoname, yo no sabía nada de lo de ustedes, lo juro — ¿eso era una lágrima? Ella estaba llorando — Fue en el viaje que hicimos todos a Busan. Él, yo no sabía que ustedes dos estaban juntos. Si lo hubiera sabido yo no lo hubiera hecho.

No podía creerlo.

— ¿Que día fue? — pregunté. Juro que si fue después de habernos acostado lo voy a matar.

— Fue un día después de haber llegado. Yo estaba en el baño y el entró, me vio desnuda sin querer y no se fue — hipó — Simplemente comenzó a besarme y a acariciarme, Jimin es demasiado guapo y no me contuve.

Di media vuelta y salí de allí con los ojos llenos de lágrimas, no podía creerlo, soy tan estúpida al creer que Jimin algún día me iba a ser fiel, que me iba a besar y a acariciar solo a mi.

Llegué a la salida y me fui sin siquiera decir adiós, no quiero ver a nadie. Simplemente quiero irme a un bar y emborracharme lo suficiente como para olvidar todo esto que me está pasando. Olvidarme del sucio de Jimin.

— ¿Ya te vas? — Tae nunca entiende cundo alguien no quiere ver a nadie — ¿Qué te pasó esta vez? ¿Por qué lloras nuevamente?

Lo miré.

— ¿Sabes donde hay un bar por aquí? Quiero emborracharme — frunció el ceño — ¡Dime de una vez!

— Está bien, yo sé donde hay uno. Pero no es necesario. Yo te puedo dar lo que quieres — se giró hacía lo dos niños — Entren ya a casa, volveré después a jugar, ¿vale?

Los niños asintieron y se fueron corriendo hacía la casa.

— Son muy lindos, ¿que son tuyos?

— Son mis primos — respondió. Tomó mi mano y caminamos hacía una casa cerca.

— ¿Adonde vamos?

— A mi casa. Tengo alcohol allí, ¿vienes? — alzó sus cejas.

No me detuve ni le dije que me soltara. Solo lo seguí y entré detrás de él cuando abrió la puerta. Me dijo que me sentara y entró a lo que creo que es la cocina, salió con algunas botellas. Me extendió una y se sentó frente a mi. Di un sorbo y lo miré, sus ojos estaban clavados en mi.

— ¿Qué? — alcé los cejas — ¿Se te perdió algo?

— No, solo trato de saber que es lo que te sucede. Últimamente cada vez que te veo estás llorando, eso no es normal en alguien como tú — explicó y tomó de su bebida, no me había fijado. Tae tiene unos labios muy finos, me pregunto como sabrán.

— Nada, y no te hagas el que sabes mucho. Solo eres un chiquillo — el solo rió ante mi comentario, me eché hacía delante y me pegué a su rostro — ¿De qué te ríes?

— De que puedo demostrarte que no soy ese chiquillo que piensas — volvió a sonreír, no sé si es la bebida, pero me está pareciendo muy sexy.

— ¿Cómo?

Lo reté y él captó rápidamente mi insinuación. Acercó más su rostro y atrapó mis labios sin pensarlo. Besaba bien, deliciosamente bien, esos finos labios se movían perfectamente sobre los míos. Llevó sus manos a mi rostro y lo acarició antes de comenzar a jugar con su lengua en mi boca.

Nos separamos un poco por falta de aire y él aprovechó para cambiar de lugar y sentarse a mi lado. Yo me giré hacía él y me recostó contra el suave sofá, se posicionó sobre mi y comenzó a besar mi cuello dejando húmedos y calientes besos por todo este, mi piel se erizó completamente. Dirigí mis manos hacía su camisa y la quité fácilmente pudiendo observar su torso desnudo, me levanté un poco y pasé mi lengua por este, lo vi morder su labio y reí.

Nos despejamos de nuestra ropa y sentí sus manos sobre no abdomen, recorrió todo este con leves caricias hasta llegar a mis senos, quitó el sostén y atrapó mi pezón con sus dientes para luego tirar de el.

Grité de excitación y también porque había dolido un poco.

Volvió a hacerlo con el otro y luego los chupó los dos sacándome un gemido. Dirigí mi mano hacía su bóxer y cambiamos de posición quedando yo sobre su erección, volví a meter mi mano y comencé a masturbarlo, se aferró a mi cintura y echó su cabeza hacía atrás con los ojos cerrados, lo escuché gemir.

— No pares — su voz salió extremadamente ronca — Así, quiero entrar en ti.

Me miró y sonreí, me alcé un poco y con sus ayuda logré que entrara en mi. Yo estaba arriba, así que yo tenía el mando. Comencé a moverme sobre su gran largura y nuestros gemidos se hicieron más altos.

— Eso es... eres deliciosa — susurró.

Seguí moviéndome sobre él hasta que sentí el orgasmo llegar y perdí todas mis fuerzas. Tae me tomó y se puso él encima esta vez y comenzó a dar fuertes embestidas.

Luego de unos segundos lo sentí salir de mí para correrse fuera y volvió para besar mis labios, lo besé con deseo.

Lo siento Jimin, ahora te toca a ti ser engañado.

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