10
Meses atrás
N
arrador
Un pelirrojo caminaba apresurado a su respectiva aula. La noche anterior se había quedado viendo vídeos de defensa personal y de Karate.
Abrió la puerta asustado por qué el profesor ya hubiera llegado, pero para su suerte, no era así.
Suspiró aliviado y entro caminando un poco más relajado a su lugar mientras se secaba el sudor de su frente.
-Viejo, eso estuvo cerca.- Kaminari lo recibió acompañado de Sero
Pero él solo se concentro en sentarse y dejar caer su cabeza agotado por la carrera que dió sin siquiera haber desayunado.
Justo entró el maestro con su misma cara de pereza por la vida.
-Bueno, dado que perdimos unos minutos de clase debido a cierto inconveniente...- habló viendo a Mineta con un moretón en su mejilla
Se había colado al baño de chicas y lo habían agarrado a palazos con las escobas del cuarto del conserje.
-Continuemos. ¡Ah cierto! Se me olvidaba, tenemos una alumna nueva.
Kirishima estiró su cuello por acechar a la puerta y ver al novato. Pero nadie entró.
-¿Ya está aquí Yamada Shione?- pregunto Aizawa viendo su lista
Pero hubo un silencio. Al menos hasta que un bajo titubeó se escuchó al fondo del aula.
-A-aquí...- volteó a ver
Al fondo del aula había una chica con cabellera negra, de piel algo bronceada, y de cuerpo algo grueso. Tenía la mirada baja apesar de tener la mano levemente levantada.
-Preséntate.- ordenó indiferente el profesor
-S-si...- se levantó nerviosa, casi podía ver su cuerpo temblar como gelatina
A los ojos de Kirishima parecía un cachorro recién nacido intentando sobrevivir.
-M-mucho gusto... Díganme solo Shione. Es-espero poder conocerlos a to-todos.- y se sentó enseguida aún con la mirada baja
Nadie dijo nada a tan pobre y lamentable presentación, ni tampoco preguntaron algo sobre ella. Solo hubo silencio.
-Bien. Continuemos ahora sí.
Y la clase prosiguió como si nada.
Kirishima se encontraba algo sorprendido por no haber notado la presencia de alguien nuevo cuando entró al aula. Y también de que nadie estuviera cerca de ella.
Si era un alumno nuevo era de esperarse que todos sintiera curiosidad, pero tal parecía que a nadie le interesaba la nueva.
Cada tanto volteaba a verla de reojo, y siempre se mantenía en la misma posición: con sus brazos rígidos apoyados sobre su mesa y con sus ojos viendo sus libros.
Es rara... No Kirishima, no juzgues sin conocer. Eso no es varonil.
Se reprendió.
Las primeras clases pasaron hasta el timbre que anunciaba el almuerzo. Sus amigos se acercaron listos para salir a comer, pero nadie se interesó por ella.
Ya se le acercará alguien a invitarla. No creó que se sienta cómoda entre hombres.
Salió de ahí con sus amigos rumbo a la comedor. Y después de un delicioso almuerzo regresaron antes al salón.
-Ya te digo viejo, eran las mejores técnicas. ¡Debemos intentarlo!- les contaba entusiasmado a sus amigos lo que había visto la noche anterior
-Mientras yo no sea el sujeto de pruebas todo bien.- río nervioso Kaminari
-¿Quién mejor para golpear que el gallina?- se burló Bakugō del rubio
Kirishima río y abrió la puerta del salón sin cuidado y sin ver su caminó.
-¡Auh!- escuchó un quejido
Se asusto al ver qué la nueva tenía agarrada su mano con los ojos cerrados. Le había machucado sus dedos.
-¡Lo siento! ¡Perdón! ¿Estás bien?- Kirishima la vió preocupado y apenado
Pero ante la cercanía del joven, Shione se puso nerviosa.
-L-lo estoy- y cuando Kirishima se intentó acercar más para ver si no la lastimó de más, ella dió un corto salto hacía atrás -¡Permiso!- lo esquivó y salió apresurada de ahí
-Es rara...- habló Sero viendo como se alejaba
-Concuerdo con Sero.- secundó Kaminari
-Da igual, es solo una extra más.- Bakugō los hizo a un lado para pasar
-¿Rara?- pregunto el pelirrojo
-Si, desde que entró al salón murmuraba cosas sin sentido cómo Midoriya, pero más tenebrosa.- se estremeció Sero
-Me acerque yo y también las chicas, pero no alcanzabamos a escuchar cuando nos respondía y tartamudeaba demasiado.- se rasco la nuca el rubio escandaloso
Pues claro que se iba a asustar.
El ver a mucha gente acercarse de golpe la puso con los nervios de punta. No sabía a quién ver, a quien escuchar o responder. Al final su tono había desaparecido en medio del bullicio del aula.
Kirishima vió al pupitre de la chica, y vio que había migajas de pan en ella y una cajita de jugo de manzana.
Al parecer había comido en el salón sola.
Se mordió su labio con algo de lástima por ella.
-¡Hey! ¡Kirishima!- Kaminari le hacía la mano para llamar su atención -¿Que ves?- enfoco su mirada a la dirección a la que él veía.
-Nada.- y aunque pensó dejarlo pasar, no pudo evitar sentir cierta lástima por la chica -Oigan ¿No les parece que Yamada está muy sola?
-¿La nueva? ¡Nah!- le resto importancia Kaminari
-Bueno, no parece querer que nos acerquemos.- Sero se rasco la mejilla
-No merece mi atención.- habló Katsuki jugando con su celular
Pero Kirishima no se sentía bien al dejar a una chica sola y marginada. Sentía que era el deber de un hombre ayudar a los necesitados. Se rasco su cabello algo ansioso y se acercó a la ventana a tomar aire.
Se apoyó en el marco y dio un vistazo al cielo azul, despejado y en paz, le gustaba esa vista.
-Tranquilo, tranquilo, no te haré daño...- escucho una suave voz proviniendo de abajo, así que bajo su vista a ver quién era
Yamada estaba agachada en el pasto, y cada tanto avanzaba así, viendose graciosa y causándole una sonrisa divertida al pelirrojo.
-¿Cómo te subo?- vió que por fin, tomó algo en sus manos, pero la ramas del árbol no le dejaban ver qué era, la chica se levantó -Oye, no me piques, te quiero ayudar. ¡No! No te muevas te vas a caer.- se veía algo desesperada
Y entonces Kirishima comprendió que había bajado a buscar un polluelo que se había caído de su nido.
-Veamos si te puedo subir, pero no te arrebates ¿vale?- le hablaba a la criatura como si le entendiera
Y quiso ayudarla. Por alguna razón ese sentimiento brotó en él. Era su deber, así lo sintió.
Salió corriendo del salón sin dar explicación alguna, dejando a sus amigos algo preocupados por la urgencia con la que salió. Bajo lo más rápido que pudo, y llegó justo en el momento en que la pelinegra intentaba colgarse de una rama para subir.
Pero piso mal, y al estar agarrada con solo una mano casi cae de trasero. De no ser porque Kirishima corrió y la tomo de la cintura, evitando así que se lastimara.
Yamada volteó a ver quién la había salvado y también algo asustada por la cercanía del extraño.
Sus pupilas se dilataron al ver a un fuerte chico, con sus brazos rodeándola, con su cara con un poco de preocupación, con sus cortas cejas fruncidas, y con sus ojos rojos cuál sangre viéndola a detalle. Y sus labios entre abiertos, dejando ver unos adorables dientes puntiagudos.
-¿Estás bien?- habló por fin el de ojos carmín
Ella asintió rápido aún sin separarse. Kirishima por fin la soltó, y suspiro aliviado.
-¿Te ayudo a subirlo?- señaló con su cabeza al polluelo en manos de la chica
-¿Ah? ¿A-ayudarme?- me sorprendió
-Jaja, si ¿Por que no?- se tocó su nuca
-D-de a-acuerdo.- tartamudeo y le entrego al polluelo
-Mejor me lo das cuando ya haya llegado.- se trono sus dedos, sus brazos y cuello
Empezó a subir al árbol sin ninguna dificultad, dejando asombrada a la chica por la agilidad del joven.
-Pásamelo, solo lo tienes que estirar.- llegó por fin a la copa del árbol y estiró su brazo hacia abajo
Ella se acercó y se puso de puntitas para alcanzarlo mejor. Por fin, Kirishima tomó con cuidado a la criatura y la colocó en su nido.
-¡Si!- dijo para sí feliz. Bajo de un saltó y quedó frente a frente de la chica. -Gracias.- hizo una corta reverencia
-No hagas eso, no fue mucho.
-P-para mi si. V-varios me han visto intentar subir pero solo se r-rien o me ignoran...- comentó tímida sin verlo a los ojos
La chica estaba nerviosa por el trato que le había dado este peculiar chico. Siempre había estado sola, nadie la ayudaba nunca. Todos creían que ella se sentía más y por eso nunca se relacionaba con ella.
Pero Kirishima no era así. Kirishima veía a un cachorro intentando defenderse en un mundo hostil.
-Pues hicieron mal.- el timbre sono
-U-una vez más, gracias.- y se dió la vuelta empezando a caminar rápido, no podía contener el miedo de cometer un error y desagradarle al único que fue amable con ella ese día
-¡Espérame!- Kirishima la alcanzó
Ella lo vió algo sorprendida.
-Vamos al mismo salón ¿no? Vamos juntos, solo acelera el pasó si no quieres que Aizawa Sensei te regañé.- río y empezó a correr, pero al ver qué ella no lo siguió se detuvo
La chica había quedado deslumbrada por la sonrisa de él, que no había captado que debía seguirlo.
-¿No vienes?- le extendió la mano
Kirishima se dió cuenta de que era bastante tímida y que no quería ser molestía. Por eso no había salido a comer con nadie, no pidió ayuda para subir al polluelo, por eso había mantenido la cabeza baja toda la clase.
-S-si.- y corrió hacía él pero sin tomar su mano
Pronto, llegaron al salón con algunas miradas curiosas puestas sobre ellos.
Aizawa entraba justo en ese momento por la otra puerta. Cada quién se fue a su lugar, no sin antes susurrarle a Kirishima.
-Gracias.- y continúo su paso al fondo del salón
Al jovén pelirrojo se le dibujó una sonrisa en sus labios. No era tan rara como creía.
Yamada limpió su pupitre y termino su jugo mientras hacía su tarea.
El resto del día paso sin algún inconveniente. El timbre sonó, y todos recogieron sus cosas apurados.
Shione recogió lo más rápido que pudo para salir de ahí como era su costumbre. Pero a lo lejos, un chico la miraba algo curioso por ver qué haría ella.
-¿Ya estás?- Sero le dió una palmada a Kirishima en el hombro para que le hiciera caso
-¿Ah? Ya voy.- amontono sus cosas en su mochila
Todo el día se había pasado pensando en Yamada.
¿Puede alguien ser tan tímido? ¿Por qué será así? Siempre rodeado de personas extrovertidas... Nunca pensé llegar a ver a alguien así.
Incluso Kouda tiene amigos. Pero ella... Si sigue así tendrá problemas para hacerlos. Terminará marginada.
Kirishima estaba preocupado. Él sabía que su salón no excluía a nadie, todos se llevaban bien, bueno, a excepción de Bakugō y Midoriya. Pero se entiende ¿no?
Estaba tan absorto en sus pensamientos, y sumando el ruido en el aula y la baja voz que lo llamaba, Kirishima no se había dado cuenta de que alguien lo llamaba.
-¡Oh! Hola, Yamada, ¿no?- escucho la voz se Kaminari hablar a sus espaldas
-S-s-si...- la chica no podía verlo a los ojos -K-kaminari ¿verdad?
-Si.- respondió con una sonrisa intentando no verse algo incómodo por el tartamudeo de la chica
Y se quedaron en silencio, en un breve pero incómodo silencio.
-¡Hola Yamada!- por fin se unió Kirishima
-¡Ten!- le estiró una golosina de durazno -Es lo único que te puedo dar por lo de hace rato... G-gracias.
Y justo cuándo el de ojos carmín lo tomó con una sonrisa de curiosidad en su rostro la chica salió a paso veloz de ahí, soltando un suave y bajito: "Hasta mañana"
-¿Que te dio?- Kaminari se acercó curioso, y su amigo abrió su mano dejando ver el cremoso dulce -Bueno, al menos no es solo un chicle.- se burló y Sero se rió junto a él
Kirishima le dio un golpe en su nuca para que se callara de una buena vez.
-Es tierna.- las palabras se le escaparon de sus labios con una sonrisa ladina, siendo escuchado por Kaminari únicamente -¡Andando!- regresó a ser él
La tarde había llegado, el sol de primavera pegaba en la ventana del joven varonil y el no aguantaba un segundo más encerrado en su cuarto.
Esa tarde no tenía planes y se arrepentía de no haberlos hecho, así que decidió salir a correr un rato. Se alistó con su ropa deportiva que era solo sus tennis, su pantalón para ejercitarse y una camiseta negra sin mangas.
Mientras corría por el parque más cercano a su casa vió algo que le resultaba familiar.
-Y-ya casi... Un poco más...
Las piernas de una chica sobresalían de una alcantarilla destapada.
Parecía que en cualquier momento se iría de cabeza. Se acercó rápido a ayudar a la señorita.
-¿Necesitas ayuda?- pregunto quitándose uno de sus articulares
-¿Mandé?- la chica como pudo volteó a ver quién la llamada
Pero se asusto al ver a su compañero viéndola en aquélla posición y en tal lugar.
¡Maldición! ¡Ahora se correrá la voz que soy una maldita rara que le gusta meter su cabeza en alcantarillas! ¡Tierra tragame!
Y como si el cielo hubiera escuchado su petición, su mano perdió fuerza y cayó de cabeza dentro de la enlodada alcantarilla.
Un gritito se escapó de la boca de Kirishima al ver en camara lenta como su compañera nueva se iba.
-¡Duele!- se quejó bajito dentro del hueco, sobándose su mejilla -¡El polluelo!- exclamó asustada de haberlo aplastado
Lo busco entre el poco lodo que había, y por suerte, seguía intacto, aún pillando por ayuda. Lo tomó en manos y con lo que le quedaba de limpio en su camiseta, le quitó el lodo con cuidado y cariño.
-Ya está.- le hablo al avecilla
Kirishima estaba algo embobado contemplando a la chica. No le importaba si estaba manchada de lodo, si no tenía su mejor ropa en ese momento, o si su mejilla se estuviera empezando a hinchar, para él ella se veía como una heroína.
-Alguien dejo la alcantarilla abierta, lo escuché piar y me acerque a sacarlo.- habló tranquila
Mientras no tuviera mucha gente viéndola, mientras estuviera distraída o haciendo algo que le gustaba o captaba por completo su atención podía ser ella. Era una chica normal después de todo.
Kirishima reaccionó y salió de su trance.
-Déjame ayudarte.- le extendió la mano y ella lo tomo, se impulso de las paredes de la alcantarilla para subir.
En un último esfuerzo, dió un corto salto para poder terminar de salir por completo y no dejarle todo el esfuerzo a su compañero. Quedando cerca y sin querer, salpicando lo un poco del lodo que tenía en su cabello.
-¡Oh por Dios! L-lo s-siento. Déjame... Ahg, se embarro más.- la chica apenada intentaba quitarle el lodo de la mejilla del chico
Pero a Kirishima no le importaba eso. Le gustaba poder ver el rostro de la preocupada y avergonzada Yamada Shione un poco más cerca. Tenía ojos caídos, pero con un brillo en ellos.
-Esta bien, no te preocupes. ¿Cómo está?- señaló al polluelo en su mano
-Espero que bien... De nuevo me ayudaste ¡Gracias!- hizo una reverencia media dos veces más hasta que Eijiruo la paro
-No es necesario eso jaja... Vamos, te ayudo a subirlo de nuevo ¿Sabes de dónde cayó?
-S-si... Creó que es de ese.- señaló un árbol atrás de ellos, a unos metros, se escuchaba a otros polluelos piar
-Bueno, pues hacemos lo mismo de la mañana.
Camino al árbol, y después de subir, Yamada se lo extendió y lo puso en su lugar, con su familia.
Bajo y quedó de nuevo viendo el rostro de la chica. Tenía una sonrisa sincera de agradecimiento en su rostro.
¿Es la misma persona que no podía presentarse en la mañana? ¿La que no podía ver al frente toda la clase? ¿La misma que no me veía a los ojos?
Y en ese instante, Kirishima decidió ayudarla sin importar que. El la ayudaría a sonreír así.
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