El día que me dieron mi Miraculous, me sentí la persona más dichosa del mundo. Me sentía como un pájaro, libre de todo. Por fin podría ayudar a los superhéroes más increíbles de París, bueno los únicos, y podría ser una heroína como ellos. Tendría el poder para hacer algo y cambiar este mundo.

Era increíble ser una superheroína al inicio. Pelear contra los akumatizados, ayudar a Ladybug y a Chat Noir a salvar el día. Daba una sensación impresionante. Nunca había encontrado algo que me diera una sensación tan increíble como la que me daba el sentir el viento contra mi cara al saltar por los techos de la ciudad.

Pero entonces un día, fue cuando las cosas comenzaron a ponerse un poco raras. Ladybug y Chat Noir siempre habían sido mis ídolos, aunque en especial Ladybug. Pero un día, me sorprendí a mí misma mirando fijamente a Chat. Desvíe la mirada al instante. Si, lo admitía, Chat era un chico guapo, pero no debía de fijarme en esas cosas. Lo importante era centrarse en nuestro trabajo de héroes.

Pero esa no fue la única vez. Los días seguían pasando y cada vez, me sorprendía más a mí misma volteándolo a ver, o acercándome al chico, buscando su contacto, o poniéndome nerviosa frente a él. Siempre buscando su mirada. Al inicio no sabía que me pasaba. Eso no era correcto. Eso estaba mal. Chat Noir no se parecía en nada a mí, éramos completamente distintos. Y aunque no lo conociera fuera de la máscara, por su forma de ser sabía que nuestros mundos eran completamente diferentes. El simplemente no era el chico con el que yo debía estar.

Pero las cosas no cambiaban. Comenzó a pasarme cada vez más. Y no podía ser. Ni si quiera me gustaba mucho su forma de ser. Y aún así las cosas seguían pasando. Y no había nada que yo podía hacer para tratar de detenerlo. Yo no quería admitirlo, hubo una época en la que rehuía todas las canciones que hablaban de enamorarse o todos los libros que hablaban de amor. Incluso trate de evitar verlo lo más posible y deshacerme de todo aquello que me recordara a él. Pero fue inútil y al final, tuve que aceptarlo. Chat Noir me gustaba.

Me regañaba a mí misma por ello, pero la verdad fue que aceptarlo en realidad fue quitarme un enorme peso de los hombros. Al principio me daba vergüenza de mí misma, pero poco a poco, fui aprendiendo a aceptarlo. Comencé a acercarme a él sin sentirme culpable de mí misma. Comencé a entender que quizás no estaba del todo mal estar enamorada. No era la primera vez que me sentía así , pero sentía que esta vez era distinto. Sentía que estar cerca de él me haría más feliz de lo que nada en este mundo podría lograrlo.

Así pasó un tiempo y cada vez me sentía más enamorada. Junto a él me sentía segura y protegida. Los momentos en los que pasaba hablando con él eran mágicos y su sonrisa era hermosa. Tal vez lo más hermoso de todo era que muchas de sus sonrisas eran para mí. Claro que sabía que Chat Noir coqueteaba mucho con Ladybug y eso en ocasiones me daban muchos celos. Pero los ocultaba, al igual que también ocultaba sus sonrisas y sus miradas llenas de cariño y ternura. Lo único que importaba era lo que él me hacía sentir.

Pero entonces llegó el fatídico día en el que Ladybug se me acercó y me pidió que si podía hablar con ella. Ella era muy buena amiga y accedí sin dudarlo. En ocasiones ya habíamos hablado de chicos y cosas de ese estilo, pero ese día, Ladybug me dijo algo que me destrozo por completo. Me dijo que creía que se estaba enamorando de Chat Noir. No recuerdo lo que dijo después, pero sí recuerdo haberme quedado de hielo, mientras que Ladybug me seguía hablando acerca de sus sentimientos. Nunca nada me había dolido tanto.

Y no era por el hecho de que tuviera miedo de quedarme en una pelea contra Ladybug por el mismo chico y que temiera perder, si no por el hecho de que yo realmente quería mucho a Ladybug. Desde que me volví una superheroína, nosotras nos volvimos muy unidas y llegue al punto en el que la consideraba como una hermana. Cuando ella terminó de hablar, únicamente le pude sonreír y decirle que si no estaba segura, que siguiera a su corazón. Ladybug me abrazó y me agradeció por escucharla. Luego se fue y me quede sola con mis lágrimas plateadas.

A partir de ese día, Ladybug comenzó a acercarse más a Chat Noir. Lo miraba más, se le acercaba e incluso le coqueteaba de regreso, mientras que yo sólo podía observar. Pero tal vez eso no era lo más doloroso. Lo más doloroso era ver cómo Chat Noir se veía cada vez más feliz. Lo más doloroso era ver que sus hermosas sonrisas iban dirigidas hacia alguien que no era yo. Lo más doloroso era ver que el era feliz a su lado y no poder hacer nada más que observar.

Un día Ladybug llego corriendo a abrazarme. Se le veía radiante. Estaba tan emocionada. Me dijo que algo había sucedido con Chat Noir y que ahora eran novios. Estaba tan emocionada. Y cuando llego Chat Noir él también se veía muy feliz. Se miraban el uno al otro con una infinita ternura mientras que se tomaban de la mano. Incluso llegue a observar cómo Chat le robaba un beso a Ladybug, la cual se sonrojó y comenzó a sonreír con extrema felicidad. Hice un esfuerzo sobrehumano para hacerles notar que estaba muy feliz por ellos y lo único que en ese momento sabía era que en mi corazón solo quedaban cenizas de cristal.

Esos días fueron muy duros para mí. Me sentía destrozada y no podía dormir por las noches, pues las sombras del dolor me perseguían a todas partes. Incluso con Chat Noir y con Ladybug me sentía tan decaída que comenzaron a preocuparse por mí. Una noche después del patrullaje, Chat Noir se acercó a mí. Me dijo que ya no era la misma, y que estaba muy preocupado por mi. Que si necesitaba algo, se lo podía pedir. Yo solo recuerdo haberme quedado sumergida dentro de sus ojos esmeralda. Después le sonreí y le dije que solo tenía unos problemas en casa. El me confesó que el aveces también tenía problemas con su familia y que si necesitaba hablar con alguien, podía confiar en el. Entendí que aunque yo no tenía el lugar que tenía Ladybug, seguía teniendo un lugar en su vida, y quizás en su corazón. Chat me abrazó y yo me aferre a él con todas mis fuerzas, porque en ese momento, renunciaría a él para siempre.

Porque ese día en el que Ladybug me confesó que ella también le amaba, yo tomé una decisión. Yo sabía que si yo amaba a Chat Noir, las cosas se complicarían tanto. Sabia que si lo amaba, Ladybug también me consideraba una hermana. Sabía que si lo amaba, Ladybug renunciaría a él. Sabía que si lo amaba, Chat lo dejaría todo por mi. Sabía que si lo amaba, destrozaria a Ladybug. Sabía que si lo amaba, jamás me lo perdonaría a mí misma. Y yo decidí que por mi amor, lo callaría, para simplemente resignarme a observar y sonreír.

Aunque debajo de esas sonrisas, haya lágrimas de plata, y escondido en mi corazón, siempre se levantara un fénix de amor de las cenizas del sentimiento que nunca podrá desaparecer.