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Décimo tercer capítulo

Décimo tercer capítulo

Buscó a Pete que seguía en la habitación de su hijo, la mochila que había llevado estaba a los pies.

-Entonces eso es todo -afirmó con los puños cerrados- vas a hacerlo de nuevo.
-Ae...
-Ae??? Ae! -se colocó delante de él para intimidarlo- estoy cansado de escuchar mi nombre de tu puta boca! ¿Qué mierda vas a decir Pete?
-No puedo.
-Entonces para que volviste?! ¡Porque mierda nos haces esto! Viste a Niko? Te ama, lo hace como no tienes idea y estás destrozándolo, mañana va a volver a casa y va a seguir esperándote como lo hace cada día y cada noche.

Miró el cuerpo delante de él, los hombros y la cabeza gacha, las lágrimas manchando la belleza que tanto había amado en el pasado.

-No lo hagas -le levantó el rostro con las manos esperando ver una esperanza- por favor, no lo hagas, Niko merece tener a su papi, te necesita a su lado, por favor Pete, si lo quieres, si alguna vez lo quisiste...
-Lo amo...
-Entonces quédate, podemos olvidar esto -tragó saliva- y si no me quieres, si yo soy el problema, podemos encontrar la forma, juro que serás libre de mí, haré lo que pidas, lo que quieras, viviré en otro lado, dormiré en la cocina, pero por favor...
-Lo siento...
-Mentira! No lo sientes nada! Sino dirías una verdad! -lo sacudió por los hombros- la que fuera!

Lloró con fuerza y cayó a sus pies, se agarró a su cintura mientras berreaba como un bebé implorando algo que no sería dado. Permaneció allí, aún cuando Pete se dio vuelta para buscar la mochila y sintió el vacío que  dejó al salir por la puerta. No pudo moverse para tomarle la mano aún cuando quería arrastrarlo a su lado, correr tras él para implorarle una última vez.

〰️〰️〰️

El dolor en su cabeza parecía pequeños clavos martillados alrededor del craneo. Con un esfuerzo casi sobrehumano logró sentarse en el suelo rodeado de un par de latas de cerveza vacías y recordó porque tomar hasta el olvido nunca había sido una buena idea. Los golpes insistentes en la puerta lo sacaron del estupor y lo hicieron avanzar casi a gatas, cerca de la puerta examinó su estado, la ropa arrugada y sucia con algo de aspecto asqueroso que intentó limpiar con la mano.

-Voy -logró graznar a través de la voz rasposa del llanto y el alcohol, y por un tonto segundo pensó que podía ser Pete- ya voy...

Apenas abrió unos centímetros, pero bastaron que un joven del tamaño de un duende se colara por la puerta.

-Si? -la vio pasearse como dueño del lugar- hola... ¿Quién eres? ¿Qué estás haciendo...

Caminó por el comedor y miró con algo parecido al horror las latas descartadas.

-Hola! -llamó más fuerte, ganándose una punzada que pareció llegarle al cerebro- ¿Qué haces en mi casa? ¿Quién eres?

El joven, ahora veía que no era más que un adolescente, se detuvo frente a él y sin disimulo olfateó el lugar.

-¿Vas a decirme quien eres y que haces en mi casa?
-¿Eres Ae? -preguntó de golpe- porque creo que lo eres, pero si no lo eres, creo que me equivoqué.
-Si, soy Ae -habló sin dejar de mirarlo e intentando encontrar en la memoria si conocía al pequeño.
-Bien! -aplaudió frente a él con unas manos blanquícismas de uñas pintadas con varios colores.
-¿Ahora me dices quien eres?

Hizo un movimiento con las manos como restándole importancia a la pregunta..

-Vine porque me necesitas -dijo en cambio- en primer lugar para limpiar esta mugre.
-Esto es irreal -pasó la mano por su cara, tal vez la intoxicación etílica era más que solo una punzada en la cabeza y un sabor asqueroso en la boca- tienes que irte, no tengo ni idea quien eres.
-Hagamos un trato -lo miró con seriedad en los ojos canela- voy a decírtelo, pero antes vas a bañarte mientras yo acomodo aquí.
-Estás loco? Tienes que irte.
-Escucha... -los ojos se clavaron en los suyos- ¿Quieres saber de Pete?
-¿Sabes donde está?

Le joven hizo un rebote en sus pies y asintió.

-¿Vas a decirme? -apenas logró susurrar- ¿o estás mintiendo?
-¿Cómo sabría quien eres si no conociera a Pete?
-Puede ser...
-Escucha, no quiero mandonearte, pero tu olor realmente es asqueroso... -levantó la primer lata- tú te bañas, yo levanto esto y hablamos.
-¿Y si eres un ladrón?
-Mmmmm -fingió pensar apoyando un dedo en mentón- tendrás que esperar y ver.

〰️〰️〰️

Bañarse fue algo automático, los pensamientos inventándose distintos escenarios, tal vez era mentira, pero sentía que por primera vez tenía la verdad a su alcance. El pelo aún chorreaba cuando se sentó a la mesa, todas las latas habían desaparecido, los almohadones del sofá en su lugar.

-Toma -una taza de café humeante fue colocada delante de él- negro y con mucha azucar.
-Como me gusta... -alcanzó a decir antes de dar el primer sorbo.
-Lo se -se ubicó frente a él- es una de las cosas que me contó de tí.
-¿Sabes donde está Pete?
-Si -le sonrió con algo de ternura- por cierto, me llamo Earth.
-Earth... ¿Me dirás donde esta?
-Solo si me prometes algo.
-Lo que sea.
-Hazle entender que nada es culpa suya -vio los ojos empañarse- ¿puedes decirle eso?
-No entiendo.
-Lo entenderás.

〰️〰️〰️

Ae bajó en la terminal de transporte, no llevaba más que una mochila, la billetera y los documentos. En la ventanilla de información pidió por la dirección y las indicaciones de su destino, no quedaba a más de diez minutos caminando, después de todo era un pueblo chico.
La adrenalina bombeaba llevándolo a un mareo al que se resistió por voluntad propia hasta que se encontró en la vereda de enfrente. Eran poco más de las cinco de la madrugada, pero la fachada estaba bien iluminada, el perímetro de muros delimitado con luces blancas cegadoras.
Buscó la puerta de entrada, las letras impresas sobre el umbral diciéndole que su búsqueda había terminado.
Cuatro años después por fín se enfrentaría a la verdad.
Toco el timbre y esperó, por lo que Earth le había contado, siempre había alguien en la entrada.

-¿Si? -el sonido llegó distorsionada por el intercomunicador.
-¿Hola? -sentía el temblor iniciando en sus pies- estoy buscando a alguien.
-No es horario de visitas.
-Lo se, lo se... -las palabras se apretaban en la garganta- solo quiero saber si está aquí.
-Un momento.

Apretó con fuerza los dedos, el sudor mojándole el cuello de la ropa y el calor filtrándose de adentro hacia afuera.
La entrada de doble hoja de madera se abrió dejando ver el uniforme de quien estaba detrás.

-Si busca información, primero debe dejar sus datos y documentos.
-Oh si -sacó la billetera y los entregó.
-Y debe firmar una planilla.
-Si.
-Pase por aquí, por favor.

Avanzó hasta un gran escritorio de madera a unos metros de la puerta de ingreso, desee allí se podía adivinar el movimiento de las primeras horas.

-Los del turno noche están preparando el desayuno -aclaró mientras llenaba un formulario con sus datos- como es su primera vez aquí, debemos constatar y dejar asentados los datos.
-Si...
-Bien.

Se concentró en los pequeños ruidos que le decían que todo esto era real.

-Ahora debe firmar aquí.

Tomó la planilla y leyó sus datos en ella antes de estampar su firma. Volvió a leerla, debajo de su nombre estaban todas las respuestas.

"Centro penitenciario de reinserción social n°3. Poder Judicial."

〰️🖤〰️

Hola gente, diganme que piensan, que sienten, que se les ocurre o si sospecharon que mi bebé hermoso podía estar en la carcel.
Espero les hayan gustado los dos capítulos, los leo en los comentarios. Saludos!!!

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