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Décimo séptimo capítulo

Décimo sexto capítulo

Niko parecía vibrar ante sus ojos, las manitos nerviosas intentaban arreglar todo a su antojo.
Desde hace cinco días, momento en que lo buscó en casa de Maisha, el pequeño se había vuelto un torbellino, ansioso por la expectativa de volver a ver a su papi, una sonrisa mucho más grande de la que le había visto en mucho tiempo.
En honor a la verdad, Ae todavía no daba crédito a lo que había sucedido, no era solo volver a tener a Pete en sus vida, sino el conocer la razón por la que huyó, la vida tan miserable antes de que se conocieran y el amor que sentía por su hermano menor. Separarse de él luego de haberlo encontrado fue más duro de lo que pensó posible, pero ver la felicidad en la mirada de Niko al saber que pronto  podrían encontrarse, le dio un poco de sentido.

-Mida! Mida! -gritó mientras acomodaba uno de la decena de dibujos que había preparado para la ocasión- ¿te dusta?
-Me encanta -lo despeinó un poco- está hermoso.

Faltaba media hora para salir al encuentro de Pete, así que Earth se encargaría de cuidar al menor mientras él lo buscaba y lo llevaba a la habitación que había alquilado para la ocasión. En el tiempo desde la aparición de su joven cuñado había aprendido mucho de la familia que alguna vez habían sido y comprendió que los colores que mostraba Earth al mundo no eran más que una fachada, una forma de esconder a la vista de todos los tormentos que sufrió desde que Pete lo salvó del abuso. La vida no había mejorado para él, en todo caso, la situación se hizo insostenible con una madre que lo odiaba y lo culpaba de la muerte de su pareja, tanto que terminó por abandonarlo a su suerte. Desde allí comenzó un derrotero por varios hogares de acogida hasta que cumplió los 18 años. Aún se culpaba por como terminó todo para Pete, esa fue la razón que lo movió al buscar a Ae para contarle la verdad.

Ver aparecer al castaño en la puerta del servicio penitenciario se sentía irreal y le costaría un tiempo adaptarse a esa realidad, por ahora lo único importante es que volvía a estar en su vida.
Pete parecía tímido en el primer acercamiento, lo cual remedió atrayéndolo a sus brazos para apretarlo tanto como el cuerpo le permitía.

-También te extrañé -escuchó el susurro en su oído- más de lo que puedo expresar.

El siguiente movimiento fue perderse en sus labios, un inicio suave, apenas un barrido que fue escalando, tanto que debió obligarse a separarse para evitar avergonzarse en la calle.

-Ven -le dijo una vez que recuperó el aliento tirando de su mano- alguien te está esperando.

Sacó la mochila que Pete tenía al hombro para aliviarle el peso, y emprendieron el camino de la mano. Apenas podían hablar, algunas palabras perdidas en las cuadras que lo alejaban de su familia, el pequeño hotel familiar no era más que una antigua casa dividida en departamentos equipados con lo necesario, lo justo para unos días de tranquila comodidad.
Ae golpeó con los nudillos para alertar que ya estaban allí, sonrió antes las risitas que se escuchaban del otro lado.

-Todpreta! -gritó el más pequeño.

Los ojos de Pete se llenaron de humedad, empezó como un sollozo hasta convertirse en llanto abierto que movió su cuerpo en un temblor que le fue incontrolable.

-Papi? -la carita de preocupación de Niko y el puchero en sus labios mostró que no entendía porque su papá lloraba y malinterpretaba la situación.

-No te busta? -habló con una voz chiquitita y asustada.

Pete sacó las manos que cubrían su cara y sonrió con una sonrisa que iluminaba sus facciones enrojecidas.

-Este siempre fue mi deseo de cumpleaños -respondió antes de atraparlo en sus brazos para sostenerlo con fuerza contra su pecho- gracias mi vida.

Le siguió cantar el Felíz cumpleaños entre los cuatros, el nombre de Niko rodeada de más velitas de la cuenta, los globos colgando por toda la habitación y el cartel con stikers que el niño había seleccionado con toda la seriedad que un pequeño podía reunir. Comieron el pastel de chocolate con gula, hasta dejar los estómagos saciados y sin lugar para más.

-¿Quiéres hacer algo en especial? -le preguntó luego de ordenar el lugar.
-Si, tal vez es muy tonto. 
-Dime.
-Ya que aquí hay lugar... me gustaría cocinar para ustedes ¿puede ser?
-No es necesario.
-Lo sé, es solo que quiero hacerlo.

Mirando a Pete mientras terminaba con los pequeños toques en la comida que había improvisado seguido de cerca por Niko, sintió lo que nunca había sentido, la seguridad de que todo comenzaba a acomodarse en su lugar.
Se levantó y caminó hipnotizado por los mechones castaños y los ojos canela hasta abrazarlo desde atrás apoyando la frente en su espalda. Esto es real, repitió como un mantra inhalando el aroma que lo había perseguido en sueños miles de noches y varias veces en el día. Pronto, los brazos de su hijo también lo sujetaban, una unidad, un todo que había estado separado demasiado tiempo. Por poco evitó que las lágrimas cayeran y carraspeó con fuerza para que el aire pasara más allá de su garganta.

-Nosotros pondremos la mesa ¿Verdad Niko?
-Ti!

Por pura voluntad logró alejarse y poner los pocos cubiertos que encontraron sobre la mesa con cuatro lugares, la diminuta cocina invadida por el aroma a salsa que lo tenía salivando.

-No puedo más -dijo tiempo después mientras se palmeaba el estómago.
-¿Realmente te gustó?
-¿Lo preguntas enserio?

Miró la fuente donde había sido servida la comida, allí solo quedaban algunas pastas perdidas y tres o cuatro albóndigas que habían acompañado la salsa, Niko tenía varias manchas en la ropa y la cara, Earth había dejado casi nada en su plato.

-Estuve aprendiendo varias cosas... -las palabras salieron débiles, con una pizca de vergüenza.
-Entonces supongo que probaremos todo -respondió con una sonrisa mientras le tomaba la mano- no voy a dejar pasar esta oportunidad.

〰️〰️〰️

Niko había estado demasiado exaltado, no fue hasta el anochecer que por fín cayó rendido luego de un baño en el que solo Pete pudo estar presente, un secado rápido y un cuento que le leyó hasta que sus pestañas se unieron para dar paso al sueño.

-Yo me quedo con él -había anunciado Earth acomodándose en la cama contigua- tengo una cita con un libro y este enano, y ustedes... vayan a hacer lo que sea que hacen los papás.
-Earth! -lo reprendió con las mejillas coloradas.
-Solo digo...

La puerta de la otra habitación quedaba enfrentada, una cama matrimonial en el medio y dos mesitas a los costados. Por unos segundos la situación se sintió casi incómoda, los párpados de Pete algo bajos, supuso que todavía estaba en la memoria lo que había pasado la semana anterior.

-No es necesario que...

Las palabras quedaron atrapadas dentro, porque al instante los labios del castaño estaban prendidos a los suyos, los dedos enganchados al pelo y tirando con desesperación, como si la sensación no fuera suficiente. Y no lo era.
Enganchó una de sus piernas a la cadera para que la fricción de su pene elevara el placer que se iba construyendo y lo atrajo más a su cuerpo sosteniendolo con fuerza sin dejar espacios entre ellos. Caer en la cama fue el próximo movimiento, Pete atrapado bajo suyo, los labios abiertos en un gemido angustioso mientras le mordía primero el cuello para seguir con el hombro que le permitió la apertura de la remera.
Con manos rápidas y desesperadas sacó cada una de las prendas, volvió a maravillarse de la piel cremosa y pálida, mordió con antojo los pezones café y deslizó la lengua hasta el ombligo donde realizó dibujos caprichosos que pronto realizaría mucho más abajo.
La imagen decadente de Pete con las piernas abiertas mientras él lamía la hendidura donde pronto se enterraría hasta hacerlo gritar de placer, elevó el calor que parecía abrasarlo.

-Hey! No! -lloriqueó cuando se alejó.
-Shhhh -besó una vez más sus labios- quiero tenerte sobre mí.

Los ojos vidriosos se brillaron aún más si era posible, se ubicó sobre su pélvis y al instante se alineó de tal forma que el momento de vaivén lo llevó a su interior.

-Ooh dioses -suspiró con la voz ahogada- tan bueno.
-No quiero hacerte daño -tuvo que apretar los dientes para no terminar apenas empezando- espera...
-No -gimió moviéndose para aumentar la fricción- por favor, más...

Observar desde abajo como los labios eran atrapados entre los dientes para luego lamerlos, los ojos velados, las mejillas sonrojadas, llevaron el calor a un nuevo nivel, miles de hormigas deslizándose dentro de sus venas. Cuando la mano de Pete fue a su miembro moviéndolo de forma firme y desesperada, llegó al punto límite, el placer arremolinándose desde un punto en su espalda baja, hasta recorrerlo por completo culminando con un grito que tuvo que acallar tirándolo en un beso deserperado de gemidos compartidos, el calor húmedo sobre el abdomen le dijo lo que necesitaba saber.

-Dioses... -revoloteó con pequeños besos mientras seguían unidos- esto es perfecto.
-Lo es -respondió- soñé demasiadas veces con algo así.
-No digas eso si quieres salir de esta cama pronto.
-Tenemos toda la noche -le insinuó sobre los labios.

Ae suspiró, allí, en ese departamento, en las horas prestadas que estaban viviendo, en el instante robado al destino cruel que les había tocado, sintió que todas las piezas se estaban ya casi en su sitio.

-Tenemos toda la vida -lo acarició con gentileza- solo debemos aguantar un poco más.

〰️🖤〰️

Hola gente!!
Que soy la peor de todas? No lo dudo. Me costó mucho escribir, ya no siento esa necesidad, pero mi responsabilidad es con mis lector@s, así que ya estoy pensando enbel final.
Agradezco de corazón que hayan estado junto a mí, fueron un gran apoyo en momentos difíciles.
Les dejo un beso, me encantaría leer que piensan, sí que dejen algún comentario. La edición se las debo!

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