Décimo segundo capítulo.
Décimo segundo capítulo.
El día siguiente fue como siempre debió haber sido y si cerraba los ojos y fingía lo suficiente, hasta podía imaginarse que eran una familia real, materializarse la esperanza que absurdamente había guardado por cuatro años.
Empezó cuando al despertar un parloteo lejano e incongruente llegó a él. Abrir los ojos cuando la cabeza se sentía atravesada por miles de pequeñas agujas supuso gran esfuerzo, aún así, quedarse en la cama no era una opción. Avanzó guiado por la voz de Niko que tropezaba con palabras mientras decía frases casi sin respirar. Los miró desde el umbral que separaba las habitaciones de la cocina y el comedor, vagamente recordó el día en que Pete había elegido el color de la pared, en ese momento le habría dado todo sin dudarlo. Verlo allí, cocinando, lo que supuso eran tortitas con azúcar negra espolvoreada, hundió algo en el fondo de su estómago.
-Tienes que soplar antes de comer, todavía está caliente.
-Ti -metió una tortita completa dentro de la boca.
-Despacio -los dedos pálidos acariciaron el pelo oscuro- te puedes quemar.
La respuesta fue una sonrisa de mejillas llenas y ojos achinados, la sonrisa de adoración de la que solo un niño es capaz.
Apoyó la frente contra la pared, la situación era tan irreal que en cualquier momento despertaría para encontrarse nuevamente solo con su hijo, con las preguntas sin respuestas y la tristeza a cuestas. Se unió a ellos por el impulso patético de tener por unos segundos algo que existió únicamente en su imaginación.
-¡Papá! Mida lo te hito papi! Totitas!
-Disculpa... -Pete retorció sus dedos- quería hacer el desayuno.
-Es tu casa también -fue áspero en su forma- no tienes que pedir permiso.
Buscó la jarra de café que desprendía el aroma inconfundible de lo recién preparado y se sentó a un lado, después de todo, desde que había visto a Pete por primera vez, un impulso lo guiaba hacia él.
Desayunaron en una calma apenas rota por Niko contando todo lo que pasaba por su cabeza. No lo soportaba y aún así no podía alejarse, necesitaba impregnarse de la presencia de alguien que lo había destrozado, la situación era irreal y bastante incómoda, las cosas sin decir ocupando un espacio entre ellos. Media hora después, un niño inquieto lo obligó a salir.
Mirar a Pete se volvió indispensable, la forma en como sostenía a su hijo de la mano, la voz que utilizaba para hablarle, la figura esbelta vestida con sencillez que caminaba sin prestar atención a nada más que al pequeño que lo miraba con la misma adoración.
Se ubicaron en el cesped de una plaza tranquila y poco concurrida, y desde ese lugar fue testigo de como subían juntos a una hamaca y se movían impulsados por los piea de Pete.
Quería odiarlo, odiar desde su presencia y su perfume hasta los ojos que canela que no tenían lugar nada más que para Niko.
-Hola! -la voz sonó a un costado y lo sacó de sus pensamientos.
-Oh! Hola Kai!
Miró al joven niñero, por lo visto estaba realizando algún deporte, cerca de allí se encontraban los circuitos de salud que hace una eternidad había utilizado para mantenerse en forma.
-¿Estás haciendo un picnic? -los ojos de Kai eran dulces y bastante bonitos, y no por primera vez pensó en que bueno sería poder empezar a vivir una vez más.
-A Niko no le bastó con su fiesta de cumpleaños, así que salimos a quemar un poco de energía.
Debería decir algo más, indicarle que Pete también estaba allí, que por una mañana estaban fingiendo que eran una familia, por unos segundos la tentación colgaba allí, la posibilidad de hacer algo por sí mismo sin pensar en nadie más.
-Eso es genial -apretujó sus dedos- se que es muy difícil criar a un niño por cuenta propia, y digo, sin ánimos de ofender... si algún día necesitas ayuda...
Esta era la oportunidad, al alcance de unas palabras bien escogidas, la puerta de entrada a una experiencia que tenía el derecho a vivir.
No era esa persona, nunca lo seria, conocía lo que era vivir de una ilusión, nunca haría a otra persona pasar por algo así, además, aunque prácticamente tenían la misma edad, él ya se sentía un viejo. Fingió no entender la indirecta y esquivó la respuesta preguntando sobre las actividades que estaba realizando, el sonrojo en las mejillas de Kai le dijo que eso era lo mejor.
Se despidieron bastante después, era realmente agradable hablar con Kai y sabía que no sería gran esfuerzo tenerlo como compañero.
Volvieron a casa para almorzar, algo en la mirada de Niko había cambiado pero no podía poner el dedo en señalar a que se debía, sus manos parecían casi desaparecer dentro de las de Pete.
En la casa el parloteo se había silenciado, los ojos de Niko seguían a su papi en cada movimiento y pidió por él para acostarse durante una breve siesta.
La nube oscura estaba en toda la casa consumiendo el oxigeno y solo hacía falta esperar para ver cuando lo asfixiaría una vez más.
El anticipo fue con el timbre sonando después de las siete de la tarde, el rostro de Maisha apenas con una mueca. Al verla la cabeza volvió a llenarse de reproches, el dolor agitándose en su pecho. Al ingresar fue directo a abrazar y besar a Pete, lo aferró con fuerza sin decir ni hacer preguntas.
-Ae... -empezó Maisha- me gustaría llevar a Niko a dormir esta noche a casa.
-¿Qué?
-Sólo esta noche, yo me ocupo de llevarlo a la escuela.
-¿Qué? -preguntó una vez más, algo no estaba bien.
-¿Me dejas? Creo que tal vez sería lo mejor...
Caminó a la habitación y Niko estaba sentado con la mochila de superheroes puesta en su espalda, los ojitos bajos.
-¿Qué está pasando? -preguntó a Pete y Maisha que estaban tras él.
-Voy a una pitamada -respondió Niko en su lugar- con la tía.
-Una pijamada ¿eh?
Caminó al comedor y agarró a Maisha del brazo arrastrándola con él.
-¿Qué estan planeando...? Donde le hagan algo a mi hijo...
-Ae -lo miró con los ojos cubierto de pena- ustedes son mi familia, nunca haría nada en contra de Niko y es mejor para ustedes hablar solos.
Volvió a la habitación, los brazos del pequeño estaban alrededor de Pete, sabía que ambos estaban llorando.
Esto era todo, era el final, supuso que por lo menos esta vez, tendría el valor de abandonarlo de frente.
〰️🖤〰️
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro