Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Cuarto capítulo

Cuarto capítulo

Sentirse pleno durante el sexo se había convertido en algo frustrante , casi inalcanzable.
Ae siempre lo complacía, su cuerpo hacía cosas increíbles sobre el suyo, pero cada vez, al momento de la penetración su cuerpo perdía el control contra fantasmas que vivían en su cabeza, al final, el orgasmo llegaba mucho después, cuando el morocho terminaba por tomarlo en su boca. Pero él quería más, quería un clímax compartido, la plenitud de tenerlo mientras el otro se movía dentro suyo y esta vez no había sido la excepción.
Ya hace cuatro meses que compartían sus noches, no era solo sexo, era volver a alguien que lo escuchaba sobre su turno, que le preguntaba sobre sus sueños y aspiraciones.
Con el tiempo había conocido el lugar donde vivía Ae, por lejos era mucho más cómodo, nada parecido a la ratonera con la cama de una plaza en donde vivía, de vez en cuando amanecían allí.
No era solo sexo, pero tampoco era algo más, su relación habitaba en un espacio sinnombre, horas compartidas y algo de compañía.
La primera vez que sintió que algo andaba mal fue un día en que las náuseas lo despertaron y corrió al baño para vomitar lo poco que tenía dentro. Esa noche había dormido solo, el mayor había tenido una reunión prolongada y terminó por volver a la pensión.
Pete se miró al espejo luego de limpiarse la boca en el baño, el color ceniciento y los labios pálidos eran otra prueba de que su cuerpo estaba enfermo. Esa tarde, al ingresar a su turno, apenas podía mantenerse en pie, el mareo lo llevó a rendir menos y terminó por pedir a Maísha salir antes.

-No dioses -rezó en el camino de vuelta- por favor, no.

Se acostó sin desvestirse, mucho más tarde sintió el cuerpo de Ae acostarse tras suyo y abrazarlo mientras él fingía dormir.
Se repitió al día siguiente y uno más, cuando al quinto día los síntomas no desaparecieron, comprendió que no podía evitar esto por siempre, era hora de confirmar sus sospechas.
Compró la prueba de embarazo a unas cuadras del bar y la dejó en el bolso antes de su turno, todo el tiempo sintió la necesidad de hacerla mientras rogaba porque el tiempo se detuviera y el momento no llegará nunca.

-¿Ae te espera? -la voz de su jefa interrumpió los pensamientos pesimistas.
-No, realmente está complicado con sus horarios, dice que es por la cercanía con las vacaciones, tienen que dejar todo listo.
-Pete, ¿está todo bien?
-Si -impostó una sonrisa- ¿Porqué preguntas?
-Oh! Solo quiero saber de mi niño, hace tiempo que apenas pasas tiempo conmigo.
-No es así...
-Si lo es, pero no importa, solo necesito saber que estas bien, estos últimos días tu sonrisa está un poco perdida.
-Realmente no es nada...
-Okey amor, cuidate al volver ¿Si?
-Siempre.

Avanzó por las calles con una sentencia sobre los hombros, el cuerpo tenso tanto que le dolía, arrastró los pies hasta que sin notarlo estaba dentro del baño, la prueba lista esperando para ser utilizada.
Sólo fuero cinco minutos y el mundo cayó sobre él.
Se sentó en la cama, la prueba entre los dedos mientras apenas podía respirar.
Así lo encontró Ae tres horas después. Lo escuchó cuando atravesó la puerta, sintió su beso en la mejilla antes que se colocara frente a él y descubriera lo que sostenía. No podía mirarlo a los ojos aún cuando el mayor buscó su mirada.

-Pete - los brazos lo rodearon- esto es...
-Ae -lo interrumpió porque no quería escuchar lo que estaba seguro le iba a decir-  no puedo, lo sabes ¿verdad?

Los brazos del morocho lo apretaron un poco más fuerte, apoyó la frente sobre su cabeza y dejó escapar un suspiro.

-No puedo, Ae, puedes pensar lo peor de mí, odiarme si quieres, pero no puedo, no voy a hacer esto.
-Pete...
-Hay una clínica en el centro, tengo un compañero que una vez tuvo que pasar por lo mismo, ni siquiera debes pedir turno, puedo hacerlo mañana mismo.
-Lo que tú quieras -escuchó el temblor en su voz, los brazos ciñendolo hasta llegar a ser doloroso- voy a acompañarte, no voy a dejar que...
-No, debo hacerlo solo, quiero hacerlo solo.
-Pero...
-Es algo que lleva solo unas horas, realmente no es necesario que estés allí.
-Puedo llevarte.
-No Ae -se removió hasta soltarse, necesitaba distanciarse de la calidez del otro- necesito que te vayas.
-Por favor, Pete, no tiene porque ser así.
-Necesito estar solo, quiero que te vayas.

Miró de reojo como los hombros del mayor caían y le pareció ver algunas lágrimas mal disimuladas que sintió como propias.

-¿Puedo venir mañana?
-No lo se -respondió vagamente sin levantar la cabeza.
-Puedes llamarme cuando quieras -los pasos lo acercaron a la puerta- solo tienes que enviarme un mensaje.

No miró cuando escuchó la puerta abrirse y cerrarse segundos después.
No podía, su voluntad pendía de algo muy fino y no dejaría que nada terminara por minar sus fuerzas.

-¿Pete? ¿Eres Pete? -lo volvió a llamar y él asintió- es tu turno.

La noche anterior no había dormido, más bien se había tumbado mirando las sombras que dibujaban las luces que se filtraban a través de las cortinas desgastadas. Había caminado hacia la clínica, un buso con capucha para ocultar al mundo lo que estaba a punto de hacer. 

-Ven por aquí -lo guió- la doctora te está esperando para la consulta, luego pasarás al quirófano ¿está bien?

Apenas movió la cabeza en señal de que había escuchado.
Dentro del consultorio miró sus manos mientras la doctora corroboraba los datos que había completado en la ficha de consentimiento.

-No está completa el tiempo aproximado de gestación -la voz era dulce, podría decirse que casi maternal- ¿no lo sabes?

Negó con un movimiento.

-Está bien Pete -tomó nota y continuó- pero es necesario que sepamos el tiempo para no tener complicaciones.
-Esta bien.
-Escucha, haremos una ecografía, pero tú no verás ni oiras nada, es solo para no ir a ciegas, ¿de acuerdo?
-Si
-Bien.

Pete se recostó en la camilla y miró el techo mientras se desprendía el pantalón. El gel frío sobre su piel apenas lo sobresaltó antes de sentir la suave presión del aparato moverse  sobre su abdomen.
Esto era irreal, una voz que quería ignorar gritaba en el fondo de su mente.

-Bien - la escuchó decir- todo irá bien, no tienes porqué preocuparte.

Le alcanzó unos papeles para limpiarse.

-Te daré una bata, tienes que colocarla antes de ingresar al quirófano, la anestecia es local, así que en unas horas podrás ir a casa.
-Si.
-¿Hay alguien que te espere?
-No, vine solo.
-Okey -le palmeó la mano- cuando estes preparado empezaremos ¿Si?
-Si -tomó aire antes de hablar- puedo... ¿Puedo saber cuanto tiempo...?
-¿El tiempo de gestación?
-Si.
-Cinco semanas.
-Cinco semanas...
-Es realmente poco, así que las posibilidad de complicaciones son casi inexistentes.

Cinco semanas, no era nada, lo sabía, apenas un conjunto de células. Miró la bata azul en sus manos, sin darse cuenta las había hecho un bollo.
Cinco semanas, su mundo había cambiado sin que él lo notara.
Dio un paso atrás.

-¿Estás bien? Puedes sentarte unos minutos, podemos esperar.

Hizo como lo indicó, de a poco acomodó la cabeza entre las rodillas. No podía respirar. Cinco semanas.
Su vida era un desastre, era una locura.
Se paró tambaleándose, tomándose del borde de la silla, el aire se hizo mucho más opresivo, tanto que los pulmones por poco lograban funcionar. Los sonidos llegaron a él amplificados, las voces en la sala de espera, algún teléfono sonando, los pequeños pitidos emitidos por el ecógrafo.

Cinco semanas.

Dio un paso atrás.
Uno.
Dos.
Tres.

Quien estuviera allí podía decir que estaba huyendo. Avanzó entre los consultorios, el hall de entrada hasta llegar a la calle, no veía nada, solo necesitaba salir de allí.
El choque de un cuerpo sacó un pequeño gritó ahogado de su pecho. Unos brazos lo envolvieron, un aroma que conocía de memoria.
Dejó a su cuerpo derrumbarse mientras los brazos lo acunaban, lloró allí, en la vereda donde había intentado a volver a tener el control de su vida sabiendo que, nunca nada volvería a ser igual.

〰️🖤〰️

Hola gente! Espero esten bien. Aquí algo más para ustedes. Quiero seguir,  pero también tengo pendiente otra historia.
Espero que les guste como voy aquí, se que es lenta, pero no pienso abandonar.
Realmente me gustaría saber que piensan de este capítulo.
Les dejo un beso inmenso. Cuidense.
(Saben que sólo son 15 personas leyendo esta historia? Así que espero la esten disfrutando!)


Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro