Capítulo 36
THEO
—¿Qué... qué está pasando?
Puedo verlo en las ropas que traen, las batas blancas, el aspecto de esta sala... Es como estar otra vez en su laboratorio. Y entonces comprendo por qué cedió con tanta facilidad a que me quedara. Solo fingió cuando ingresó a la residencia aparentando ser un padre preocupado, cuando en verdad él fue el que maquinó todo esto.
—¿P-papá? —Siento el pecho apretado, y la cabeza me pesa profundamente.
Procesar todo, pensar en el inicio viéndole un nuevo significado es doloroso.
—Estoy orgulloso —responde a secas.
Levanto la cabeza, encontrándome con esos ojos fríos. Morgan está aferrada a su brazo, la manera en que se ven y tocan es suficiente para saber lo que hay entre ellos. La mujer que mencionó tantas veces, pero con otro nombre.
Y entonces nuevas hipótesis pasan por mi cabeza.
—¿Qué hiciste?
«Derek».
¿Dónde está Derek?
La expresión de Laurent cambia a una de decepción.
—¡Felicidades, Theo! —me habla animada una de las trabajadoras de mi padre—. Es un gran orgullo para Laurent que todo el esfuerzo invertido haya generado frutos.
¿Generado... frutos?
—Trabajó años en ti, el que ganaras demuestra que su teoría era correcta. Evolucionaste. Es un honor ser testigo de esta perfecc...
Dejo de escuchar, no puedo seguir oyendo a una persona abstraída por las creencias de mi padre.
La manera en que él sin escrúpulos experimentó conmigo por tanto tiempo...
Y peor aún, que ilusionara a un grupo de jóvenes con la esperanza de cambiar sus vidas.
Pensé que al estar aquí me estaba alejando de él, podría finalmente comenzar otra vez, pero solo era otra prueba experimental.
Solo estaba jugando conmigo.
Otra vez.
Otra vez.
—¿Dónde está Derek? —pregunto a media voz.
Mi padre alza una ceja analizando mi comportamiento. Sabe que mi relación con Derek es más que una amistad, nos ha observado todo este tiempo.
Morgan está por responderme cuando repentinamente se oyen dos disparos a lo lejos. Cualquier orden se altera, con prisa ingresan a una sala próxima que supongo debe tratarse del lugar de monitoreo. Los sigo, dándome cuenta de que mis deducciones son correctas.
Las cámaras se activan. Cada uno enfocado en encontrar el origen de los disparos. Unos guardias salen armados, listos para disparar en caso de ser necesario.
Se me ocurre una sola persona que sería capaz de causar todo este alboroto.
Tímidamente se forma una sonrisa en mi rostro mientras intentan localizarlo en cada rincón sin dar con su rastro.
Tras varios minutos de frustración me sobresalto al oír un nuevo ruido, la puerta abriéndose detrás de mí.
—¿Me buscaban? —Su presencia es tan imponente, que sé que se trata de él, aun cuando no hubiera dicho nada.
Volteo la cabeza, nuestros ojos encontrándose, ambos ante la sorpresa y alivio de seguir vivos.
—Derek —habla solemne mi padre. Percibo algo más en la mirada que le dedica Derek, creo que va más allá del hecho de enterarse que él ha estado manipulándonos desde el inicio.
¿Acaso ya lo sabía?
—Creo que les facilité el trabajo al venir directo aquí. Deberían darme las gracias, solo una sugerencia.
Los guardias que aparecen detrás de él le hacen una seña a Morgan, a lo que reacciona saliendo desesperada del cuartel.
—Cuánta conmoción —se burla Derek, usando ese tono característico que conozco a la perfección—. Parece que me daban por muerto, eso sería un grave error, les recuerdo que mala hierba nunca muere.
Corro a su encuentro. Derek me acaricia el cabello suavemente. Aproxima la boca a mi oreja derecha susurrando palabras, muy muy despacio. Disimulo e intento mantener la expresión gélida cuando mi padre se para a pocos pasos de nosotros, dando la orden de que debemos mantenernos separados hasta la evaluación final.
Y en tanto nos dirigen a esas piezas individuales mantengo esa inexpresión que aprendí de mi padre y esa faceta impostora que creó mi estadía en este programa.
No soy ni seré un sujeto de prueba.
La habitación es más pequeña que la del podio. Las paredes gruesas que aíslan el ruido te producen una sensación de enajenación de cualquier contacto con el mundo exterior. Están hechas pensando en evitar cualquier escape o confabulación.
Me enfoco en memorizar cada esquina y vértice buscando calma, o cualquier indicio que pueda ser de ayuda.
Suspiro, y me rindo cuando veo que estoy atrapado sin manera de escapar de esta jaula. Al no existir alternativas, mi mente divaga en lo que he vivido en este programa. Durante toda mi vida reprimí mis emociones, a tal punto que liberarlas parecía ser uno de los mayores desafíos a los que podía enfrentarme. Sin embargo, estar aquí me ayudó a enfrentarme a ese bloqueo. Pensar y actuar tomando en consideración mis sentimientos y los del otro. Me pregunto si el mérito de ello puede ser mío o nuevamente de Laurent Ashford.
—Hola, hijo. —No he solicitado verlo, pero aquí está frente a mí una vez más.
Cierra la puerta rápidamente.
Me siento en la cama mientras él recuesta la espalda sobre la pared. Ahora sí que viste su bata blanca. Detesto ver esos ojos idénticos a los míos.
—Me criaste para esto. —No lo saludaré así como si nada, como si no hubiera arruinado mi vida—. Desde el inicio tu plan fue someterme a esta competencia, demostrar que todas esas pruebas habían tenido un sentido.
—Te acercaste bastante al hijo que siempre deseé. Extremadamente inteligente, mi sucesor en toda regla, salvo por un detalle. Siempre faltó algo, no sabes lo frustrado que he estado todos estos años.
«Me faltaba algo». Sé a lo que se refiere.
—Tú no sabes lo frustrado que crecí sin entender del todo qué me pasaba. Sé que hay algo innato en mí, una forma de ser que aborreces a pesar de que así soy y ya está. Pero también, jugaste con mi cabeza, haciéndome sentir inseguro sobre mis propios emociones, como si no hubiera nada más que vivir más allá de esas cuatro paredes. Me encerré en mí mismo, cuando ya tenía una tendencia horrible a hacerlo. Dices que esa era la falla, cuando tú exacerbaste ese lado de mí, obligándome a participar en esas pruebas, persuadiéndome y potenciando mi memoria e intereses para ser siempre el mejor. Sin embargo, ahora dices que es una falla... que algo faltaba... cuando soy así también gracias a ti. Te aprovechaste de mis nulas habilidades sociales para crear algo conmigo, y luego consideraste un error tu propia creación.
He soltado todo lo que he sentido, mas no parece afectarle ni un poco.
—¿Intereses? ¿Siquiera tenías intereses o ambiciones? Puse todas mis fichas en ti, por algo creciste conmigo. Me aseguré de entrenarte lo mejor posible, de darte todas las herramientas, pero tu problema siempre fue esa falta de hambre. Lo tienes todo para incluso superarme... y aun así no había caso. Pero ahora, ahora con este programa mira cuánto has cambiado. —Me observa algo admirado, pero no de mí, sino de su creación, es decir, todo esto no es más que admiración a sí mismo—. Déjame decirte que es imposible que hayas llegado a la final sin que esos sentimientos te dominaran. A fin de cuentas, es en experimentos sociales como estos, cuando termina por salir la verdadera naturaleza del hombre. Te has acercado lo más posible a la evolución. Serán mis genes los que perpetúen a través de ti, y cuando eso haya pasado te darás cuenta de que pese a todo lo que creías terminaste siendo el más egoísta de todos. Este programa está hecho para demostrar que son esos genes los que trascienden. Por un segundo me sentí muy orgulloso de ti.
Mientras habla mantiene una perturbadora sonrisa en el rostro. Tal vez nunca dimensioné el grado de locura de mi padre.
—Pues en eso te equivocas, padre. No es que me haya vuelto un egoísta en este programa, los sentimientos que despertaron fueron otros y distan bastante de lo que tenías en mente.
Él se limita a alzar una ceja. Si hay algo que odio de la manera en que me trata, es que cree conocerme mejor de lo que me conozco a mí mismo.
—¿Estás seguro de que lo que nació aquí estas cuatro semanas fue amor? ¿Y.. si así fuera estás seguro de que el amor y el egoísmo son tan diferentes?
—Lo fue. Y no solo eso, también aprendí a gestionar mejor mis emociones, a expresarlas con más confianza —respondo a la defensiva, ignorando sus últimas palabras.
—Claro, y todo eso lo aprendiste aquí. —Se atribuye el mérito—. Si terminas siendo una mejor versión de ti mismo sabrás que fue gracias a este experimento.
—Fue más que un experimento social —hablo a regañadientes, limitándome a no decir más de lo debido.
—Siempre hay un costo por quedar en la historia. El problema es que casi nadie está dispuesto a pagarlo, y por ello, la mayoría de los habitantes de este mundo serán olvidados cuando los pocos que supieron de su existencia mueran con ellos. Esa es la triste verdad, aunque quieras verme como el malo de la historia.
—Eres la persona más manipuladora que he conocido en la vida. Te odio.
Me responde con una sonrisa suave antes de desaparecer del cuarto dejándome solo. Sin él a la vista puedo llorar tranquilamente al recordar las palabras de Derek.
La última prueba es un examen. Nos han dado varias horas para estudiar como es debido. Sentarme en esa sala con tantas puestos vacíos es desolador. Derek entra unos minutos más tarde. Intercambiamos unas cuantas miradas antes de que Morgan ingrese a la sala. Se le ve afectada, y la forma en que se refiere a Derek es hostil.
La Tablet se enciende. Es una prueba que dura una hora por su nivel de complejidad y extensión. Abarca todos los contenidos vistos durante el mes.
No tenemos una real motivación para hacer esto, pero no tenemos escapatoria. Vamos a dar lo mejor en el examen, porque ese fue el acuerdo implícito al que llegamos.
Él se lo tomará en serio, y yo también. Ignoraremos que esto no es más que una retorcida prueba de Laurent Ashford, precisamente para demostrarle lo equivocado que está.
Voy pasando uno a uno por cada materia. Matemáticas, química, física, biología, historia, comunicaciones. Derek me sigue el paso bastante rápido, aunque por poco se ha quedado atrás. Lo noto cuando termino antes que él la evaluación.
Esta vez no me duermo. Recordar esos comportamientos me da vergüenza. Reviso nuevamente mis respuestas, un vistazo veloz y ligero.
El pitido suena, advirtiendo que el tiempo se ha acabado. No oigo a Derek maldecir, no sé si se lo ha tomado con mayor madurez, o es que ha alcanzado a terminar.
Se gira en mi dirección una sola vez. Bastan esos segundos para dedicarnos esa complicidad, segundos que desafían toda lógica, porque se vuelven eternos.
Lo que siento por él me ha hecho ver el mundo de otra manera. No porque me haya dejado influenciar por Derek, sino porque su cercanía me hizo reflexionar sobre la forma en que estaba viviendo. Soy una persona diferente.
—¿No preguntarán por los resultados? —inquiere Morgan.
Ambos guardamos silencio, conteniendo todo lo que querríamos decirle en su lugar.
Morgan sigue actuando dulce conmigo, piensa que no estoy al tanto de todo, pero solo bastó unas pocas palabras. Lo demás me lo dejó a la deducción, y Derek y yo siempre nos entendemos.
—Parece que no —continúa Morgan—. Esperen pacientemente, Laurent dará el resultado final en persona.
Derek chasquea la lengua al oír su nombre, mas su actitud cambia cuando ve que Morgan sale de la sala, dejándonos completamente solos.
—¿Estás bien? —murmuro lo más bajo posible.
—Bien no. Hecho una furia sí, ¿y tú?
—No tengo palabras, Derek...
Recordar lo que susurró en mi oído: "Cosette está viva. Nos traicionó..." Solo puede significar que ella estaba detrás de las muertes. Además por el comportamiento entre Laurent y Morgan ya había llegado a la conclusión de que Cosette no era lo que yo pensaba.
Y viéndolo en retrospectiva que ella estuviera en complot con mi padre no era una idea descabellada. Cosette era la única además de Magnus que tenía un vínculo previo con él. Solo que en ese entonces, no había considerado la hipótesis de que esto fuera otro experimento de Laurent Ashford. Si hubiera sido capaz de ver esas pistas, nos habríamos enterado de la verdad desde un inicio.
Por otra parte, estoy bastante convencido de que si Laurent eligió veinte personas para ser sujetos de prueba, debe haber hay algo más que nos une. No sería propio de él que fuéramos escogidos al azar. Solo dejo un 1% de margen de error... pero considerando que conmigo experimentó toda la vida y soy su hijo...
—¿Qué nos une?
—Lo que nos une es lo mismo que nos unía con los demás que ya no están aquí, a excepción de Félix.
Habla manteniendo la vista al frente. De un momento a otro, lo veo formar un puño con una mano. Cuando vuelve a hablar, la voz se le quiebra.
—¿¡N-no... no cambiará nada, verdad!?
Está asustado, y puedo imaginar a qué se debe.
—Cuéntame todo.
Y lo hace bajo la promesa de que luego le daré su respuesta. Demoro unos segundos en hacerlo, no porque de pronto dude de todo lo que siento por él, sino por lo difícil qué es procesar toda la información.
Y la muerte... la muerte de todos... El dolor de haber presenciado la muerte de Artemisa se ha quedado conmigo, y ahora enterarme de Magnus... La última vez que hablamos me pidió perdón... Ojalá todo esto se tratara de una pesadilla.
—Por favor, respóndeme.
Que Laurent... sea su...
—Nunca lo veré como un padre. —Marca cada palabra, como si se tratara de un juramento. Voltea y puedo ver lágrimas en sus ojos—. A mí me vale mierda, pero sé que tú eres mejor persona que yo.
Suspiro fuerte.
—Quizá no tanto como imaginas. No, no cambia nada. —No digo nada más, pero sé que le basta para quedarse tranquilo. Soy de pocas palabras, pero sincero.
—Necesitaba saber eso, porque ahora que lo sé, romperemos este teatrito. Vámonos de aquí, Theo —dice de un momento a otro al percatarse de que no hay guardias custodiando la puerta. Se levanta y me toma de la mano—. ¡Ahora ya!
Le sigo el paso. Extrañamente el pasillo está despejado. Corremos directo hacia la salida.
Este camino ya lo conocemos bien, si siguiéramos en ese laberinto bajo tierra habría sido muy diferente.
Cruzamos el comedor y el último sector de habitaciones. Alcanzo a ver la salida, y cuando estamos a unos pocos metros Derek me acaricia los dedos. Sutil y lento.
Poco, nos falta muy poco cuando una explosión impacta sorpresivamente, impidiéndonos el paso. Grito cuando Derek pierde el conocimiento.
—No... no... —Yo estoy en perfecto estado, pero él ha recibido todo el impacto.
Me arrodillo junto a él. Su mano busca la mía con desesperación. Me acaricia el rostro, pero pierde fuerza, lo percibo porque poco a poco se desliza por mi piel, perdiendo su solidez.
—Por favor, Jasmine... Jasmine...
—No, Derek. ¡Vamos! Tú puedes, vamos. Tienes que acompañarme, estamos juntos en esto.
Los parlantes se activan, anunciando quién se ha quedado con el primer lugar en base a las evaluaciones. Se suponía Laurent nos daría el resultado en persona, pero ya deben estar al tanto de nuestro intento de escape.
Y contra toda probabilidad el nombre pronunciado no es el mío. Es... Derek.
—Dije un montón de veces que eran unos putos sádicos. —Tose—. Gano justo cuando me estoy muriendo.
Los guardias llegan, pero nadie se preocupa de ayudarlo. Murmura en mi oído lo que alcanza contra el tiempo.
—¡No! ¡No! —grito mientras me alejan de él—¡No pueden ser tan crueles! ¡Derek ganó, hagan algo! ¡Que alguien haga algo!
—Te amo... Busca la manera de salir de aquí. —Sus palabras se escuchan distantes, apenas un susurro—. Gané, Theo, gané...
«Sí... ganaste...»
Cierro los ojos con fuerza, me pesa todo el cuerpo. Son los guardias quienes me sostienen y me obligan a permanecer en pie. Aunque intentara escapar, estoy mareado, la salida se encuentra bloqueada y con esa cantidad de guardias sería imposible ganar en una lucha cuerpo a cuerpo, tampoco es que esté entrenado para poder enfrentarlos.
Por lo demás... el humo... me impide ver con claridad el camino. Toso varias veces, en tanto procuro verlo una última vez, pero la capa grisácea me impide divisarlo.
—¡Alto! —ordeno, aunque nadie me hace caso—. ¡Alto! —Se me desgarra la garganta—. ¡No lo dejaré! ¡No me separen de él!
Las llamas empiezan a crecer, y abro grande los ojos cuando los vidrios de las ventanas explotan.
—¡No me iré sin Derek! —sigo gritando con todas mis fuerzas, buscando zafarme del agarre—. No puedo... No puedo hacerlo, Derek. —Cierro los ojos ante el miedo e impotencia que me abruman—. No puedo cumplir mi palabra.
No hay tiempo para hacer algo diferente, para salirme del plan, porque se vuelven más bruscos al recibir instrucciones de mi padre.
—Tráiganlo rápido. —Escucho que le dice a uno de los guardias presentes por el intercomunicador.
Entre todos me alejan de él, de su cuerpo. Me obligan a subir las escaleras, escapando del humo. Los cuatro hombres deben ser los últimos empleados que quedan en el programa. La mayoría de los trabajadores de Proyecto 151 deben haber huido del recinto luego de causar la explosión.
Confirmo esa teoría cuando subimos al techo. La cúpula se ha abierto, como si hubiéramos estado atrapados bajo vidrio y ahora fuéramos libres. Pero, quienes deberían serlo no tendrían que ser estas personas.
No.
Puedo imaginar sus siluetas, las de mis compañeros que perdieron la vida estas semanas. Incluso con los que nunca intercambié palabras... Recuerdo su alegría en esas fiestas, estaban llenos de vida. No merecían morir ni pasar sus últimos segundos aterrados de miedo.
Si tan solo hubiera sido diferente... Y ahora estuviera subiéndome a un helicóptero con mis amigos... con la única familia que he tenido...
Una vez que los guardias me han metido a la fuerza, se van al segundo helicóptero que está por despegar.
Observo a Laurent junto al piloto. Él se percata de ello, y se limita a sonreír hipócritamente.
—Fue una lástima —menciona uno de sus trabajadores de confianza a un lado mío—. Ya había sido anunciado como el ganador... Nunca imaginé que alguien sería capaz de vencer a tu hijo, Laurent, menos en una prueba académica.
—Venía preparándose hace mucho tiempo —comenta el que va de piloto—. Estudiaba incluso a horas insólitas. Nunca se dio por vencido, aunque fuera un imposible ganarle jamás se rindió, pero... saboreó la victoria tan solo un segundo, para que finalmente Theo sea el ganador de este programa.
El ruido del motor se hace presente, y todos se quedan en silencio a excepción de mí.
—Es bastante raro escucharlos hablar de nosotros cuando no nos conocieron ni un poco...
Mi padre se detiene en mí, y sé que no se debe a mi tono monótono, ni a la mirada perdida que se apodera de mi rostro, sino porque identifica bien lo que es no tener miedo, porque ya no tienes nada que perder.
«Te mataré, padre».
𖣠━━━━━━━➊➎➊━━━━━━━𖣠
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro