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Capítulo 34

DEREK

Pestañeo confundido y adolorido. Siento la sangre deslizarse por mi cabeza, pero en cuánto intento llevar las manos a esta me veo impedido de hacerlo. Tengo las manos y pies amarrados. Chequeo rápido la habitación sin identificar dónde me ha llevado. Solo sé que en esta posición me encuentro en una horrible desventaja. Interesante

Cosette se ajusta la máscara en cuánto advierte mis quejidos. Suelta una risa cuando otra persona se hace presente, quedándose a pocos pasos de ella. Ambos tienen máscaras en sus rostros. 

—¿Problemas? —le pregunta en voz baja.

Cosette niega con la cabeza, y la forma en que mueve su cuerpo me hace sospechar que algo de toda esta situación le excita. 

—¿Qué... qué mierda? —balbuceo.

Las máscaras que están usando... Esas sonrisas escalofriantes que por desgracia tan bien conozco. 

Ambos ladean la cabeza en el mismo sentido, sin explicarme lo que sucede. 

Cambio a la faceta desenfadada, como si tuviera el control de la situación pese a mi deplorable estado.  

—Astuta. Hiciste que con Febe perdiéramos la confianza, cuando en verdad ninguno de los dos estaba detrás de las máscaras. ¿Dónde las conseguiste? —pregunto calmado. 

—¿Astuta? Creí que me habías llamado hija de perra.

—Oh, sí, disculpa, impulso del momento. 

—Mmh... —ríe detrás de la máscara. 

Le gustan los juegos tanto como a mí. 

Su acompañante le sigue el rollo en todo lo que hace. Cosette es la mente, el otro un mero cómplice. Achico los ojos, tengo una idea de quien podría ser, especialmente con ese vendaje y esa manera en que cojea al caminar un poco. Así y todo no pienso demasiado en ello. Quiero dejarme sorprender. «A ver si lo logras, Cosette». 

—Bueno, dejémonos de intrigas, querida criatura —le dice a su compañero. Baja la cabeza una vez, dándole el visto bueno para que se quite la máscara junto a ella— ¡Fue tan divertido! —grita cuando los dos quedan con las máscaras en sus cabezas, y él la toma de la cintura para estampar un beso en sus labios. 

Suelto una pequeña risa.

—Félix... Y yo que pensaba que había algo mal conmigo por ni inmutarme al saber que Theo es mi medio hermano. Y bueno... enterarme de lo de Febe sí que me causa escalofríos, pero no tenía cómo saber la verdad. Pero tú... ustedes... ustedes sí que sabían bien todo, y aun así decidieron enrollarse. 

Cosette pasa la lengua por sus labios, dejándolos húmedos, para luego morderlos suavemente.

—¡Nada de eso, Derek! Félix no es un Ashford, solo un muy buen infiltrado. 

—¿Y cómo hicieron eso, Cosette? —pregunto tranquilamente. 

—Fácil... Pues, matamos al que en verdad tenía genes Ashford. Pobre muchacho... me causó algo de pena. Era una criatura muy bella, pero Félix necesitaba el pase.

—¿Eres la misma persona que le preguntaba a Félix cuánto valía una vida humana? Vaya, estoy francamente impresionado. 

—La mejor forma de que nunca nos vincularan era que todos pensaran que nos odiábamos —me responde— ¿No cierto, Félix? —Ambos ríen como si se hubiera tratado de la mejor travesura de sus vidas. 

O sea que todas esas peleas, las veces que Félix la humillaba... Todo era una actuación entre los dos. 

—¿Qué sacas contándome todo esto ahora? —inquiero. 

—¿Qué sentido tendría matarte así sin más, querida criatura? Ciertamente no sería divertido. Quiero que tengas plena consciencia de por qué perdiste, de por qué yo soy la perfecta hija Ashford. 

—Tampoco pensaba disputarte ese título —suelto divertido. 

Félix me ataca dándome un golpe directo en la cara, aunque duela mantengo la sonrisa. 

—Haré como que te creo, querido Derek... O debería decir... ¡Oh, mi Salvador! —estalla en una carcajada—. ¿Sabes cuál fue tu problema? Que tu ego impidió que vieras la realidad. Nunca habría intentado hacerte sombra, era muchísimo mejor que te confiaras en esa sensación de superioridad, así nunca verías quien era realmente tu rival. —Curva hacia arriba la comisura de sus labios—. Fingí ser inofensiva e inocente ¿Sabes cuántos exámenes respondí hasta el final...? —Deja pasar unos segundos, ante mi silencio continúa—: Ninguno. Intencionalmente me dejé en los últimos lugares, así se olvidarían de mí como potencial amenaza. Ni siquiera cuando estuve más arriba di el máximo. Soy... —Lleva un dedo a su frente indicando su mente—. La que tiene el coeficiente intelectual más alto. 

Lo mismo que yo hice en el último examen. Tenemos mentes parecidas. Solo que ella desde el inicio quiso crear una imagen de que no era tan inteligente como los demás. Sin embargo, no fue tan así como ella dice, sí que sospeché de Cosette más de alguna vez, aunque fue astuta en la manera en que iba desviando la atención. 

—Querías... que desde el inicio me enfocara en Theo... —murmuro. 

—Ajá. Tan concentrado en Theo que olvidarías que yo era tu competencia. Y cuando me di cuenta de que habían sentimientos entre ustedes creí que esa sería una distracción aún mejor, querido Derek. 

—Y querías ganar porque... 

Ella sabía desde el inicio que la competencia no era real, no en cuanto al premio en dinero que prometía. Así que el dinero no es lo que la mueve, sino esa afirmación de ser la perfecta Ashford. 

Papi se dará cuenta de la realidad. De que la única que podía prevalecer entre todos ustedes era yo. Soy hermosa, inteligente, icónica, legendaria...

—Una perfecta villana —suelto despreocupado a lo que Félix me fulmina con la mirada. 

Que se joda y se vaya de aquí, ya me quedó claro que no es más que alguien que sigue órdenes de Cosette. 

—Y... asesina por cierto —agrego después—. De seguro eso le encantará a Laurent Ashford. 

Félix se me acerca nuevamente, se agacha y me agarra del cabello obligando a que le sostenga la mirada a Cosette. 

—Solo para que recuerdes que estás abajo de ella —me murmura en el oído sacándome de quicio. 

—Ah, ese detallito —interviene Cosette respondiéndome—. El número 14... 

—Su mayor error fue estar dónde no debía —habla Félix—. Escuchó a Morgan con uno de los trabajadores. Tenía demasiado miedo, quería advertirles a todos, pero ya era demasiado tarde. 

—Félix se hizo cargo —continúa Cosette—. Y ya que estábamos, pensé que era una increíble oportunidad para empezar mi acoso con Febe. Dejarlo en el cuarto de Febe fue completamente intencional. 

Y su coartada fue irse luego al cuarto de Magnus. En aquel entonces, no sabíamos de la existencia de Félix, aunque él ya había quedado en el podio y tenía fácil acceso al cuarto de Artemisa.

—Hija de puta. Artemisa... sufrió con tu supuesta muerte. 

«Artemisa». Cada vez que pienso en ella siento una presión en el pecho. El sonido de las avispas y sus gritos... Jamás podré olvidarlo. 

—Luego la muerte de Quinn... También querías que sospecháramos de ella —reflexiono—. Artemisa estaba celosa de Quinn. 

—Muchos muchos motivos —dice Cosette juguetona—, las sospechas se irían a ella o a ti, era perfecto. Además a Quinn le interesabas, mejor sacar del camino a una posible aliada. Empujarla de la terraza fue de lo más emocionante.

Así es como poco a poco se va revelando la verdad detrás de los asesinatos. Ahora pienso que debí haber confiado más en mi intuición, comenzamos a ir detrás de pistas equivocadas. Aunque Theo y yo hicimos lo mejor que pudimos... No podíamos prever que nos alejábamos cada vez más de atraparlos. 

—¿Y Phineas? 

—¿Phineas? Fue un error mío. Verás, me sacrifiqué en el juego con dos motivos. Uno, ganarme tu confianza. Y dos, porque al estar apartada podría ir y venir cuando quisiera. Estaba cansada y aburrida, así que salí un rato. Siempre tuve las llaves, y conocía el subterráneo perfectamente, podía ir por comida cuando quisiera. Abrí la puerta del subterráneo y Phineas me vio. Por suerte, Félix estaba en el grupo de los guardias así que lo mató. Félix haría cualquier cosa por mí. 

Y claro... Por supuesto que ganarse mi confianza. Se ofreció de voluntaria, porque se sentía en deuda al ser salvada con mis puntos. Situación que creó precisamente para que yo pensara que tenía el control sobre ella, que Cosette dependía de mí, cuando en realidad ella me estaba manipulando a mí. 

Me debí haber adelantado... La persona más peligrosa es la que se deja manipular con una sonrisa en el rostro. Nunca podría significar que vas ganando, solo te están dejando creer que lo haces. 

Al encerrarse consiguió que todos la viéramos como una persona confiable. Lo mismo repitió cuando dejó que yo la acusara de ser la asesina. Cada vez que se confinó por voluntad propia buscaba quitarse las sospechas de encima. 

Recordar las peleas que mantenían estos dos, pensar que todo fue una actuación me saca de quicio. 

—Y Pax... Nos pusimos un poco creativos. —Cosette le guiña un ojo a Félix—. Ya estaba muerto, el escenario ideal era uno en que todos los que estaban fuera de tu control fueran desapareciendo del camino. Así, en algún punto todos creerían que estabas detrás de todo. Me daba igual si recaía en Febe o en ti las sospechas, pero sin duda a medida que pasaba el tiempo pensar que tú eras el que estaba detrás de las muertes era un escenario muchísimo más posible. Además tú nos diste la pauta, dijiste lengua, y ¡Boom! Te lo di. 

Claro que lo hicieron, así parecía perfectamente que yo era el puto asesino. 

El detalle de usar el cuarto de Magnus fue para despistarme. 

—Las máscaras para que Febe y yo nos odiáramos...

Sigo procesando toda la información, conectando todos los puntos. Entre todo lo que hizo Cosette, y nuestro aparente padre... Mis neuronas están al borde.

—Y el ataque de sangre falsa... 

—Jugando con su fobia, de la misma forma que lo hicimos al dejar el cuerpo del N°14 en su cuarto. 

—Y la relación de Artemisa con Félix... 

—Oh, le dije que no la tratara bien, que me caía mal, por supuesto. 

La complicidad que tienen estos dos con esas miraditas me dan ganas de vomitar. 

—Tu acto de ser su amiga... 

—Para que se empodere sin duda, y así provocarla hasta que se vaya en tu contra. Aunque no te equivoques, los odiaba a ambos. Tanto, que seguramente puedo atribuirme la muerte de Febe, más cuando empapé su sudadera de agua azucarada antes de que empezara esa prueba. 

Abro grande los ojos ante esa última revelación. Juro que si no estuviera amarrado ya me habría ido contra ella. 

—¿Y recuerdas la nota de Lou? Yo la escribí —confiesa—. Lou jamás podría haberla escrito, ya que está muerta. 

Muerta como todos los que han dejado el programa. Esa realidad nunca dejará de doler. 

Advierte esa angustia en mi rostro, y se regocija de ello. 

—Tú tendrás el mismo destino que ella, y que Febe no te preocupes. 

—¿La muerte? No le temo para nada —miento. Si son mis últimos minutos con vida me daría asco mostrarme patético frente a ella. 

—Ah, ¿Solo muerte? Nada de eso, seguirás viviendo, pero dentro mío, sin duda. ¿Es lo que hemos estado haciendo, no? 

Camina de un lado a otro con gracia. Alardea de ser la que sabe todo sobre este experimento de mierda. Intenté leer lo más que pude en las carpetas, pero el tiempo no dio para tanto. Comprender el trasfondo de sus palabras me lleva a hipótesis que no estoy seguro de si quiero comprobar. 

Qué puto asco, son todos unos enfermos. 

—¿Crees que lo de la carne era mentira? —Se acomoda sus mechones blancos— ¿Acaso no has entendido nada del experimento 151? Míralo como una cadena alimenticia. Los últimos del ranking eran los que le ganaban a quiénes quedaban fuera del programa, así que eran ellos los que se comían sus cerebros. Claro, los aderezos no hacían lo suyo en espantar el fuerte sabor, detalles. Y como básicamente me voy a deshacer de los tres al mismo tiempo —dice refiriéndose a Artemisa, Theo y yo—, seguramente me sirva los tres de postre. 

A la mierda con contenerme. Intento irme contra ella, por más que las cuerdas me lo impidan. Por más que Félix use toda su fuerza contra mí. 

—¡Te mataré, hija de puta! —grito, intentando moverme penosamente—. ¡Y a todos los que participan en este experimento de mierda! ¡Me vengaré! ¡Ya verán! ¡Van a sufrir todos por lo que nos hicieron! 

—¿Venganza? —Cosette se me acerca, pone un pie sobre mi espalda. Félix me fuerza a que quede en el suelo en tanto ella me pisa—. ¿Todavía no entiendes por qué me ensañé con Febe y contigo? Venganza es mi apellido. —Hace énfasis en esa palabra—. Venganza por lo que le hicieron a Greta. No la mataron, pero bien que podría haber muerto. La dejaron a su deriva como si hubieran atropellado a un gato en medio de la carretera. Quedó inválida por culpa de ustedes. Greta era todo para mí, mis padres murieron cuando era pequeña. Siempre pensé que la tendría solo para mí y que ella me cuidaría, pero no. Morgan terminó haciéndolo, y créeme no fue para nada lo que esperaba.

Me mantengo en silencio procesando toda su versión.

—Y antes de que te lo preguntes, fue fácil que nadie sospechara nada. Theo nunca alcanzó a conocer a Morgan, no podría haberla reconocido. Solo me conocía a mí. El día antes de que fuera la cena de presentación de mi tía empezó este programa. Extrañas coincidencias —agrega con ironía—. Lo cierto es que fuiste un gran oponente. Tienes una mente interesante, pero no fue suficiente. Tu ambición te hizo caer en la trampa. No te diste cuenta de que todo tiene un costo. Si algo es gratis, solo queda preguntarse cuál será este. Tú no lo pensaste, te dejaste seducir por el sueño de ser millonario. En cambio yo revolví las aguas, jugué con tus emociones. Siempre estuvieron jugando con mis cartas mientras yo daba precisamente en tu punto débil más de una vez. Fui espía, aparentemente inofensiva, incluso tonta. Te alabé, porque ciertamente meterse contigo de frente sería un gran error. Y todo... porque te odio, querido Derek. 

—¿Ya terminaste? —cuestiono. 

He escuchado pacientemente cada palabra. Que cuente todo el plan es más que satisfactorio, despeja todas las dudas que aún podrían haber quedado volando en el aire. 

—¿Disculpa? ¿Tan emocionado estás de ya morirte? Descuida, queda poco, querida criatura. Tu lucecita y la de Theo podrán encontrarse en el más allá. 

Odio que hable de esa manera, como si Theo no fuera a sobrevivir. 

—Sí... Quería saber si ya terminaste con tu discursito, así ya podemos hablar con la verdad. 

Esa sonrisa desaparece. Incluso el agarre de Félix se debilita. 

—Me pesa profundamente lo que pasó esa noche, me persigue desde ese entonces, no tienes idea... Te pido perdón pese a saber la verdad. —Abre sus ojos como platos—. Yo no quería lastimarla, fue un accidente... No quita mi responsabilidad, pero leí tu expediente. Fue lo último que alcancé a leer. —Agacho la cabeza en tanto ella se mantiene demasiado quieta observándome—. Has intentado manipular todo para que yo me vea como el malo de la historia, pero tú mataste a tus padres por tu capricho de querer a Greta únicamente para ti. Greta se enteró de la verdad y escapaba de ti esa noche. Parece que después de todo, heredaste muchísimo más de lo podríamos pensar respecto a los genes Ashford, pero dado que a ti te encanta, debería decir... ¿Felicitaciones?

Greta huía de esa horrible realidad, no se fijó al cruzar la calle, lo cual no me exonera de culpa. Pero Cosette... ella está muy equivocada si cree que puede esconderse tras una mentira. Me odia, pero no por Greta, es en quien menos piensa. 

—Tú... la cambiaste... Tú... tienes la culpa de que.... 

—¿Y si tú nunca hubieras hecho algo tan traumático? —la interrumpo—. Tal vez ella nunca habría tenido la necesidad de huir de ti. Ya me imagino cómo debe haberse sentido al estar atrapada contigo. Es de lo único que me culparé, de que no pueda escapar de ti por mi culpa.

—¿Acaso me juzgas por mi intensa forma de amar? —Se hace la ofendida. 

—¿Intensa forma? —Desvío la vista a Félix. Supongo algo le interesa de esta conversación—. Tú no amas intensamente. Tú amas que te amen. 

Cosette pierde la paciencia conmigo. Escuchar esas palabras es todo lo que quisiera evitar oír.

Pero no importa, toda esta conversación me ha dado el tiempo suficiente para aflojar poco a poco las cuerdas en las muñecas. 

Estas terminan por caer al suelo, y al estar arrodillado llevo las manos a los pies. Debo aprovechar que Félix ha abandonado su papel de vigilante para ir dónde Cosette. Al parecer realmente le preocupa cómo haya reaccionado a mis palabras. Ella lo corre. 

Me atacó rápido antes, porque tampoco es que esté en su mejor momento. Tuvo una caída, y puedo ver pequeñas heridas en su cuerpo. Sin duda tuvo ayuda de Proyecto 151, ella no sufrió una caída de mil pisos, pero sí que se dejó caer al vacío. Tal vez tenían preparado algo abajo, y después usaron algún muñeco para despistarnos. A este punto pienso cualquier cosa de estos dementes.  

Félix tiene fuerza en los brazos, pero una pierna herida. Su momento de ventaja se ha acabado, y solo puedo felicitarme a mí mismo por tener el arma en medio de la ropa. 

Pienso en mis compañeros. No puedo evitar lamentar que Magnus ya no siga con nosotros, que Artemisa no vuelva a ver un atardecer. 

Sí...

A fin de cuentas ahora mismo agradezco esa falta de moralidad a la que tanto me he aferrado. Esa pesadilla que tuve cuando solo era un niño terminó siendo una especie de predicción de lo que era capaz de hacer.  

He mantenido a raya los genes Ashford, pero sé que laten en algún punto de mi ser. 

Sí soy capaz de matar, de eso no tengo dudas. 

Pero lo mío son los peces gordos, lo haré con la mente detrás de esto, no con una parejita fanáticos del derramamiento de sangre, de esos que patológicamente se excitan luego de un par de crímenes. Una desquiciada y un sicario... No merecen la pena. 

En cambio, Laurent Ashford... Oh... Estaré encantado de hacer justicia por mano propia por todo el sufrimiento que le causó y causará a Theo. El dolor que será saber que su padre siempre estuvo detrás de todo, que mató a personas que apreciaba, que nunca ha dejado de jugar con él. Le hizo creer que por primera vez estaba tomando una decisión por sí mismo, cuando estaba escogiendo precisamente lo que Laurent quería. La conexión que existe entre nosotros... No tiene perdón. 

Y ya sé qué debo hacer, 

Vamos por el siguiente acto. 

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