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Capítulo 31

DEREK

—¿Por qué...? ¿Por qué los guardias no actuaron? —Oigo a Febe sollozar. 

Morgan detiene el paso. Félix mantiene esa expresión de triunfador mientras los guardias se lo llevan. 

—Si aún necesitas la respuesta a esa pregunta es que no mereces haber llegado a estas instancias —contesta Morgan. 

Entiendo el mensaje, y ya que con esa frase lo ha dicho todo: "Nos vale que se lastimen entre ustedes" aprieto el gatillo antes de ir con Theo. 

Directo a sus piernas. 

No permitiré que Félix se vaya satisfecho con lo que ha hecho. 

—Mereces más que eso maldito infeliz. 

Sus alaridos se quedan cortos, nada podrá cambiar la realidad, lo que ya pasó. El dolor que acarreará todo esto. Solo no le doy directo en la cabeza, porque no soy un puto asesino como él. 

Los guardias lo arrastran mientras él no para de gritar. 

Los demás se quedan paralizados ante el sonido de la bala, aunque nadie lo recrimina. 

Morgan me confirma nuevamente lo que intuía, que en el programa son todos unos sádicos, espectadores de todas las muertes que se han llevado a cabo. 

Siento un peso en el hombro. Miro de reojo y en cuánto nuestros ojos conectan se derrumba y yo con él. 

—N-ni siquiera me dejaron despedirme... Se la llevaron... Se la llevaron, Derek. —Rompe en llanto en mi hombro. 

—Morgan... —le hablo antes de que se vaya. Sé que la tengo a mis espaldas. Acaricio a Theo, se aferra a mí con fuerza—. Deja que todos nos acerquemos... hacer aunque sea una ceremonia. Esto... es demasiado cruel. 

El sonido de sus tacones cada vez más cerca mío. 

—Lucecitas, solo hemos sido testigos de un fenómeno propio de la naturaleza. Deberían sentirse privilegiados de ser los elegidos. 

—¡Me importa una mierda, Morgan! ¡Cosette está muerta! —grito, y el llanto de todos se intensifica, cada uno en su lugar. 

—Ha muerto gente desde el inicio y nunca les importó —me responde— ¿Acaso hacerle una ceremonia no sería injusto con respecto a los demás? 

Esa amabilidad se ha esfumado, así como su inocente voz. 

—Siempre nos afectó, hijos de puta. —Me dirijo a ella y a los guardias del programa que se quedaron a nuestro alrededor—. No como ustedes que solo miran desde sus pantallas. Ustedes son los enfermos que no han parado esto. Nosotros solo estamos aquí porque necesitamos una oportunidad. Estamos a merced de ustedes, somos peor que cucarachas. Pero... ¡Cosette era nuestra amiga, mierda! 

—Contrólate, Derek, o tal como dices esa oportunidad la perderás. 

«Te odio, Morgan. Un día te haré pagar por todo lo que nos has hecho vivir. Esa fachada de inocencia es eso nada más, una fachada, una que ya nadie te compra». 

Theo me sujeta más fuerte. Me aflijo ante la forma en que se ha desmoronado. No sé cómo saldremos de esta. 

—Hablaré... hablaré con mi padre —balbucea. 

—Si lo haces solo vas a conseguir tu boleto de salida. Le prometiste a Cosette que cuidarías a su hermana, ¿no es así? —Sostengo su rostro con mis manos, obligándolo a que me mire a los ojos—. Eso solo lo podrás hacer si ganas. De lo contrario, su familia seguirá amarrada a ese matrimonio con tu padre. 

—Dios... Derek... duele demasiado... —Su pecho sube y abaja, agitado. 

—Lo sé, lo sé, amor... 

Su mirada se encuentra con la mía ante esa palabra que se me ha escapado. 

—Ella tendría que estar aquí con nosotros... —murmura— ella... 

—Sí, lo sé. Yo también cuánto quisiera... 

Y me gana la situación. Quería mantenerme firme, contenerlo, pero no puedo más. Lloro con fuerza por la impotencia de todo lo que ha sucedido, ha sido tan rápido, tan repentino. Me duele y me desgarra no volver a verla, escucharla. Era la única del grupo que insistía en que éramos amigos, una familia, y a fin de cuentas creo que el cariño siempre estuvo solo que éramos demasiado tercos para aceptarlo. 

No nos permiten rendirle homenaje. Solo informan la hora del siguiente examen, y como si no fuera suficiente mañana ya tendremos que someternos nuevamente a esa exigencia. 

Quieren deshacerse pronto de nosotros. 

El juego se terminará rápido. 


Theo llora en medio de mis brazos. Estamos recostados en la cama. Necesitamos un momento, un paréntesis para sobrellevar el dolor. Siento sus lágrimas mojarme la piel. Su rostro enrojecido y sus ojos hinchados. Las puntadas en su cabeza han aumentado, empeorado. Quisiera encontrar la manera de aliviarle todo ese sufrimiento, pero sé que es imposible. 

—¿Alguna vez se supera? —me pregunta. 

Sé a lo que se refiere. 

—¿Quieres que te responda con la verdad? Porque tengo cierta cercanía con la muerte y sé perfectamente la respuesta. 

Theo clava sus ojos en los míos. 

—Entre nosotros siempre la verdad. 

—Entre nosotros —le confirmo—. Y solo entre nosotros. 

Entonces lo abrazo fuerte mientras le doy la respuesta a esa interrogante. No son las palabras que quería escuchar, de eso estoy seguro. Pero a él no puedo mentirle, ya no más.  

FEBE

—¿Qué hacemos aquí? —inquiere Theo. 

Recibió la nota de que nos juntáramos en el cuarto de Cosette. 

Solo él y nosotros. 

Todo será más fácil sin Derek cerca. 

—Tenemos que hablar contigo. —Me cruzo de brazos. 

Magnus asiente con la cabeza al oírme. Fue idea de ambos hablar con Theo en privado. 

—¿Sobre qué?

Theo se ha sentado en la cama de Cosette, su mirada perdida en cada espacio que le recuerda a ella. Su presencia que hace tanta falta.

—Sobre Derek —digo finalmente. 

—Escucho. 

Planeo soltar la conclusión a la que hemos llegado sin rodeos. Conclusión que ha sido confirmada con la muerte de Cosette. 

—Derek es el asesino de proyecto 151 —aseguro—. El segundo debió haber sido Félix, la forma en que mató a Cosette se parece mucho a lo que pasó con Quinn. Dudo que hayan actuado como cómplices, pero... Félix ya no es un problema, y Derek sí, ya que vive con nosotros. La única manera de ganar es si nos unimos los tres, sino terminaremos muriendo... Primero Magnus o yo... Y luego será la final entre ustedes. —Intento buscar alguna señal de cómo se está tomando todo esto, pero no lo consigo así que continúo—. Tal vez use el intelecto... Tal vez te mate, no sabría decirlo, ya que lo que lo mueve solo parece ser el placer de matar a otro. No es por necesidad, ni por ganar. No quita que quiera ganar, claro que lo quiere, pero quizá hay algo en conflicto consigo mismo...

O bien, fue su manera de quitar a varios del camino, a todos los que quedaban fuera de su control hasta reducirlo a quienes sabía perfectamente podría tener en su mano. 

Theo lleva un dedo a ese mechón de cabello que suele enrollar. 

—No es cierto —contesta. 

—¡Theo! —Magnus se exaspera. 

—No tiene sentido. Derek estuvo conmigo en varias oportunidades. Además también lo atacaron.

—Porque ahí actuó Félix —debato—. Es lo que te estoy diciendo. 

Incluso si se analiza lo poco que pude enterarme del ataque a Derek, coincide con la actitud que tanto miedo me dio mientras intentaba estudiar con Félix. La fuerza que usó para aplastarme, para humillarme y degradarme. 

—Derek no lo haría. Confío en él.

—Yo lo conozco más que tú —insisto.

—Y estabas con él y no pensabas dejarlo. Si estás tan segura de que es el asesino, entonces... ¿Qué hacías con él?

Es verdad, si Derek no hubiera terminado nuestra relación jamás lo hubiera abandonado. Aunque algo en mí ha cambiado, estar sola no parece tan desolador como creía. Pienso que en este preciso momento, si nada hubiera cambiado, si Derek y yo estuviéramos juntos habría actuado diferente. Habría dado el término cuando vi esa falta de amor. 

—En ese entonces no creía que él estuviera detrás de todo.

—¿Y qué te hizo cambiar de opinión?

—Me atacaron... Desperté noches atrás envuelta en tinta roja... Esa misma noche me dejaron una máscara en la cama. Una advertencia.

—¿Y por qué piensas que fue Derek?

Es hora de abandonar ese temor a ser descubierta, y la única manera de dejar de tener miedo es contando la verdad. 

—Porque esa fue la máscara que usé la noche del robo. Hace un año... Fue un mensaje, una amenaza con su firma. 

—¿Por qué...?

—Theo. —No lo dejo continuar. No lo entiende, claro que no lo entiende— ¿Derek no te ha dicho nada, no?

Se mantiene en silencio confirmándonos lo que tanto Magnus como yo pensábamos. 

—Me siento tan tonta por no haberme dado cuenta antes... —reflexiono—. La primera muerte, el cuerpo en mi cuarto... La reacción de Derek... fue la misma que tuvo hace un año. El motivo para no denunciar y optar por ocultar el cuerpo no fue por el premio... o porque el programa se iba a acabar. 

—Explícate. 

Con remordimiento suelto aquella verdad que me carcome. La razón de mi fobia a la sangre. 

—Hace un año sufrimos un horrible accidente... Dónde tuve culpa... Él iba al volante y yo... quería que me viera de otra manera, aún no pasaba nada entre nosotros. Venía con toda la adrenalina de lo que habíamos hecho, nuestro plan, el robo... había salido a la perfección. Veníamos en el auto de mi padrastro y... lo empecé a tocar mientras conducía. —Theo esquiva la mirada ante esas palabras—. De cierta manera fue mi culpa.  

—¿Qué ocurrió? —pregunta, aunque parece ajeno a la conversación. 

—Atropellamos a alguien. Yo entré en pánico... quería llamar, pedir ayuda inmediatamente, pero Derek me lo impidió. El cuerpo quedó ahí en medio de la calle... Huimos... No tenemos dinero, pero mi padrastro es policía, eso ayudó bastante ¿No lo sabías?

No lo sabía, aunque le dé pena confirmar que Derek le ocultó cosas. 

—Eso demuestra cómo es Derek en verdad. —Magnus se une a la conversación—. Le dio lo mismo lo que hizo, solo pensó en salvarse él mismo. Cualquier persona normal habría hecho lo correcto, dar la cara, ver si quedaba esperanza de ayudar a esa persona. Salvarla. No dejarla morir como si su vida no valiera nada. 

A medida que hablamos recuerdo cada detalle de esa noche, aún se me hace difícil conciliar el sueño. Fue duro. 

—Ese evento marcó mi vida, y creí por un segundo que también a él lo había impactado. Estaba demasiado convencida de la imagen idealizada que tenía de Derek, pero... luego Cosette... su última palabra... 

Theo abre grande los ojos ante la expectativa de saber qué fue lo último que salió de su boca. 

—La última palabra de Cosette fue su nombre... —corrobora Magnus—, "Derek". Me lo dijo a mí, seguramente sabía que entendería el mensaje, siempre lo he visto a mal. 

Sé que Theo es reacio al contacto físico, pero me acerco a él buscando sostener sus manos que de pronto se han vuelto temblorosas. Ninguno de los dos está cómodo, mas necesito acercarme de alguna forma a él. Que vea que no hay dobles intenciones en nuestra intervención. Solo queremos mantenernos con vida, ya ni siquiera se trata tanto del premio, aunque claramente sería injusto que alguien como Derek terminara ganando Proyecto 151. 

—Confía en nosotros. Y si no confías en nosotros, lo cual es entendible... Hazlo por Cosette. Sé cuánto la querías. 

—La muerte de Quinn... dijiste que Derek tenía salpicaduras de sangre —murmura Theo. Su atención puesta en Magnus—. La amenaza de Derek a Félix... y luego Pax... esa l-lengua... —titubea—. La muerte del primer muchacho... Derek también se había ido antes de la fiesta, nos habíamos encontrado en el pasillo. Y cuando murió Phineas... Derek tenía sangre seca en sus manos. Estuvimos encerrados juntos, pero... pero... —Comienza a hablar lento, buscando una explicación que haga sentido, que libre a Derek de toda sospecha, mas lo que dice, sumado a nuestras deducciones forma una sólida sospecha. 

Magnus se aproxima. Ellos dos están distanciados, pero si se trata de supervivencia, de que todos salgamos con vida hay que unirse. No me gusta ese contacto, tenerlos cerca. Lo único que yo esperaba de este programa era conseguir una vida tranquila junto a alguien que valorara mi presencia, compartir conmigo la esperanza de una buena vida. 

Pero esa idea la he botado a la basura. Ahora, solo puedo dirigir mis esfuerzos a cambiar el destino que nos espera. Guiar a Magnus y a Theo, a Magnus para que pueda ser cauteloso, a Theo para que deje de confiar en Derek. 

—¿Derek... es el asesino? 

No es una pregunta que busque ser respondida, solo es su manera de procesar el dolor. Formo un puño con una mano, alguna vez estuve igual de engañada. Él se sintió especial, así como yo estuve alguna vez en esa fantasía de que Derek podía ser como yo esperaba. 

—¿Cuál es el plan, Febe? —pregunta, sorprendiéndome. 

Sus ojos apagados. 

Tan apagados, que pareciera ser que algo ha terminado de romperse dentro de él. 

—Primero, ya no me digan Febe —les pido a ambos—. Solo Artemisa. 

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