Capítulo 25
DEREK
Nuevo día. Nuevas oportunidades. La sala de estudio parece cualquier cosa, papeles en el suelo. Algunos pegados en las paredes, la pizarra llena de garabatos. Los libros sueltos desplegados por la mesa. Es un desastre, un puto desastre, pero mientras escribo mantengo una sonrisa enferma en la boca. Me lo he aprendido todo.
Desde aquella conversación entre Magnus y Theo me he encerrado a estudiar para el examen qué es dentro de unas horas.
—¿Derek? —Theo abre la puerta de la sala de estudio.
Ni siquiera me molesto en alzar la vista. Mantengo los ojos clavados en el papel.
—¿Mmh?
—No entiendo, ¿estás enojado conmigo?
Tiene motivos para sospechar que algo me pasa. Y es que sí, algo me pasa. Oír esa conversación con Magnus fue una mala idea. No buscaba hacerlo, pero terminé siendo igual de chismoso que Cosette. «La curiosidad mata al gato». Es cosa de ver nada más dónde está Cosette ahora, aunque eso también es mi culpa. Yo la dejé acojonada.
—Porque no sé por qué lo estarías. Te seguí el juego frente a los demás.
Claro que lo hizo, es tan inteligente que se dio cuenta que Cosette y yo habíamos confabulado. Lo que me causa admiración, me gusta demasiado Theo Ashford, al punto que me pregunto si acaso estos sentimientos no estarán estorbando en que dé mi máximo potencial.
Cuando entré estaba por completo enfocado en el objetivo. Después comencé a desviarme de la meta, a tal punto que dejó de importarme demasiado. No he podido sacarme esa idea de la cabeza, así como ese sentimiento de no ser capaz. De no ser suficiente.
—Pese a que se trataba de Cosette... —Persiste en la idea—. Rato antes me había pedido que cuidara a su hermana si algo le pasaba, así que no me sentí demasiado cómodo yéndome en su contra. Pero lo hice, y fue mi decisión, me di cuenta de que ambos estaban de acuerdo... Pero ahora no comprendo tu cambio de actitud. No me hablas.
—Bueno, más sospechoso si te pidió eso.
—¿Qué pasa Derek? —inquiere ladeando la cabeza.
—Escuché la conversación con Magnus. Fue sin querer, pero escuché todo.
Abre un poco la boca formando una "O". Con eso ya entendió todo.
—¿Te molestó que le dijera que estamos juntos?
¿Estamos juntos? No sabría ni cómo llamarle a lo que tenemos.
Niego de una manera bastante inmadura. Sigo sin darle la cara.
—Entonces... fue por lo que dijo Magnus.
—A mí nadie me va a menospreciar. —Tomo todos los libros, preparándome para largarme. Si él no piensa dejarme solo, entonces me iré de la sala.
—Yo no lo hago. No sé si escuchaste lo que le dije, pero...
—Sí lo oí, fuerte y claro.
—¿Entonces por qué pareces molesto conmigo?
—Solo... debo volver a enfocarme. No perder mi tiempo.
—¿Pierdes el tiempo conmigo?
Desvío la mirada. No me siento cómodo, y es mi problema. Nunca debí involucrar sentimientos de ningún tipo.
—Porque creí que nuestra prioridad era volver al subterráneo, descifrar qué es lo que nos hacen aquí. Sobrevivir.
—Lou dijo que todos están vivos, no hay peligro.
—¿A qué se debe este cambio? —Frunce el ceño.
—Si todos están bien, entonces no se trata de una emergencia. Lo que ocurre es por culpa de alguien del grupo, no del Proyecto 151 —debato molesto—. Y ya hicimos algo al respecto, Cosette está encerrada. Estoy analizando cómo actúan todos para ver quién es.
—Quienes, dirás —me corrige de inmediato—. Estoy seguro son dos asesinos, creí que ya teníamos un consenso en ello. —Abro grande los ojos—. No lo sé, Derek, no entiendo tu cambio. Creí que ambos teníamos como prioridad averiguar si Proyecto 151 está implicado de alguna manera, saber a ciencia cierta quiénes son los asesinos. Ver si el dinero está intacto. Pero ahora solo parece preocuparte el siguiente examen. Pareces otra persona.
Cada palabra se siente como una puñalada. No me gusta que me vea de esa forma. Desde que sentí esa conexión le dije que con él podía ser yo mismo. Sin embargo, entiendo que para Theo sea repentino el cambio, y es que lo fue. Solo que por más que me esfuerzo no puedo ser indiferente a lo que dijo Magnus. Lo que también me hace sentir patético, patético de que alguien como Magnus consiga afectarme de tal manera.
—Ya fui al subterráneo —lo corto inmediatamente—. Me encontré con el guardia de hecho.
Una bomba. Sé que esperaba que fuésemos juntos.
—¿Fuiste solo?
Por primera vez me dirige una mirada de desconfianza.
—No aguanté la curiosidad.
—¿En qué moment...?
—Hago muchas cosas a la vez. Necesitaba algo.
—¿Qué?
—¿Es un interrogatorio? Porque tú mejor que nadie deberías saber lo molestos qué son. Confía más en mí.
—Siempre lo he hecho, tú eres el que se está alejando.
—Como sea —suelto de mala manera.
Theo achica los ojos.
—Está bien. No voy a seguir insistiendo —dice. Una capa de hielo en cada palabra.
Ya lo sé. Él no es de los que van detrás de alguien, ni mucho menos se arrastraría por un perro de la calle como yo.
—Me parece bien. —Paso a un lado de él, haciendo como si no me importara.
La verdad es que Theo tampoco se ve demasiado afectado por mi actitud.
Tal vez nunca le importé.
Entro a la sala de evaluaciones. Febe tenía encargado liberar a Cosette unos minutos antes de que el examen empiece. Me pregunto si Cosette estará resentida conmigo, no es tonta, se debe haber dado cuenta de que se la jugué. No puede juzgarme, tengo mis motivos para pensar que ella es la asesina, y dado que quedamos pocos debo deshacerme rápido de esa persona. Liberar el camino y así llegar tranquilamente a la final.
No pienso dejar que mi vida corra peligro.
Me posiciono al fondo de la sala. Solo que ahora dejando un margen de distancia de Theo. Magnus también se queda alejado de nosotros.
Morgan parte la sesión diciendo que Pax abandonó el programa, me provoca un horrible sabor de boca escuchar la mentira que suelta con tanta facilidad. Insisto en que Morgan es perfecta para el trabajo que tiene. Pese a que se nos revuelve el estómago, no podemos hacer nada, más que fingir ser estúpidos. Proyecto 151 son unos sádicos que disfrutan ver cómo nos atacamos entre nosotros. No van a intervenir ni ayudar a nadie.
El cronómetro empieza obligando a dejar los pensamientos a un lado.
Y esta vez tampoco me dejaré distraer por la velocidad en que Theo Ashford rinde su examen. Tampoco oiré ni prestaré atención a quienes puedan estar haciendo trampa.
Solo soy yo y la tablet. Yo y el éxito.
«¿Perro de la calle? ¿Perro de la calle?» Ya verá, Ya verá.
Contesto la hoja de respuesta. Saboreo la victoria cuando el tiempo me alcanza perfectamente.
Morgan anuncia el término del examen, he tenido al menos unos cinco minutos de descanso. El ranking se actualiza de inmediato, y ahí lo veo, otra vez.
Segundo lugar.
Segundo lugar otra vez... Otra vez.
Y solo ahí, intercambio una mirada con Theo. Sé que puede ver mis ojos rojos y llorosos. La línea de su boca se inclina hacia abajo, como si igualmente le deprimiera. Pero yo no quiero compasión, ¿En serio alguien que está en la cima podría sentirse triste porque su lugar no le fue usurpado? Me siento tan patético, creí que ya podría afrontar de otra manera esta frustración, pero bastó una palabra de alguien incluso más patético que yo para volver a caer en este ciclo. Siendo que yo mismo le dije a Theo que no cualquiera podría estar con él, que no era fácil estar con un genio. Parece que hasta a mí me quedó corto. Si fuera mejor persona podría alegrarme de que la persona que quiero me supere, pero mi frustración y complejos me hacen sabotear mis propias promesas.
No obstante, si entré aquí fue porque quería ganar, también superarme es ser fiel a mí mismo.
Mis pensamientos van de un lado a otro. Suelo tener un plan para todo, pero es difícil cuando se meten en medio sentimientos. Ya no estoy seguro de qué paso dar, y eso me pone en una situación vulnerable. Me siento perdido.
Tan perdido que ni siquiera sé quién ha quedado último. Quien tendrá que irse. Nada de eso me importa, solo las palabras de Magnus. «Es poca cosa para ti». «Un perro de la calle». El recuerdo me martillea la cabeza peor que una herida profunda.
Morgan me llama la atención cuando salgo con prisa del salón, la ignoro. Dejo apoyar una mano en el pasillo. Intento buscar calma, pero los pensamientos me abruman y se solidifican. Me siento insuficiente.
Oigo los pasos tras de mí. No necesito voltear para saber de quién se trata.
—¡Suéltame! —grito apenas siento el roce en el hombro.
—¿Quieres ganar? —Theo me obliga a voltear dándole la cara—. ¿Por qué? ¿Es por ti? ¿Realmente es por ti?
¿Y por quién más sería?
—¡Nadie volverá a menospreciarme! —respondo a la defensiva.
—¿Entonces solo es por eso? —Intenta hacerme ver su punto— ¿Es por los demás? ¿Es por demostrar algo ante los demás? Qué decepcionante —escupe—. Creí que tu principal motivación era el dinero. Por ti. Por tu hermana.
—¿Qué dijiste?
No puedo creer que me haya dicho eso. No. Claro que lo hizo, el prodigio habló. Y aquí estoy dispuesto a escuchar lo que tenga que decir, aunque termine destruyéndome en el proceso.
—Que es una decepción si esa es tu única motivación. Creí que había algo más, pero... ni siquiera es por ti. Si solo tienes ansías de poder. Si solo te importa ganar para restregárselo a los demás entonces eres igual a mi padre.
No. Eso sí que no. No obstante, no tengo fuerza para debatirle. Tampoco es completamente falso, me invaden unas horribles ganas de que el resto pueda reconocer mi valor, pero más que reconocimiento creo que se trata de mi ego herido, y eso no me hace sentir bien conmigo mismo. Sin embargo, no es pura ambición, es más que eso. No es simplemente un "quiero ganar". Es que voy a hacerlo. Tengo la fiel convicción de que el esfuerzo y dedicación constante es la fórmula para conseguir lo que quiero. El éxito conlleva un sacrificio por el cuál no todos están dispuestos a pasar. Yo estaría dispuesto a vivir infinitas veces ese sacrificio con tal de llegar a la meta, y por eso me creo con más derecho a ganar que otros. Y cuando esa creencia no se confirma, sufro. Soy esclavo de mis propias creencias. Esa es la verdad.
—Muchachos, deben ingresar ahora. —Nos regaña Morgan, asomándose en la puerta.
Cierto, no ha terminado. No me fijé quién quedó último. Me sacudo la cabeza, emprendiendo el camino de regreso. Theo camina detrás mío.
El aire me pesa, pero me contengo para poder prestar atención nuevamente a mi entorno.
La pantalla proyecta los resultados.
N°1. Theo.
N°2. Derek.
N°3. Félix.
N°4. Cosette.
N°5. Febe.
N°6. Magnus.
—Bueno, era de esperarse dadas las circunstancias —habla Cosette que salió del podio con este resultado. Todos sabemos que se refiere a las condiciones en las que ha estado las últimas horas. Difícil estudiar y rendir como habitualmente lo haría, aunque de todas maneras no es la primera vez que cae bajo en el ranking.
Mentiría si dijera que no estoy gratamente satisfecho con ver a Magnus en el último lugar. Así de rápido cambian las cosas aquí. La vez pasada que reprobó me preocupé por su estadía. Ahora en cambio, casi podría reírme en su cara de que se encuentre en esta situación.
El azar comienza. Soy el que tiene más puntaje acumulado de ese juego, pero sí salgo seleccionado no pienso darle ni un mísero punto. Si yo salgo, Magnus se va.
«La venganza del perro».
Para mí pesar no soy yo el elegido, sino Félix. El resultado no cambia mucho es demasiado predecible lo que hará. Sin embargo...
—¿Cuánto necesita? —le pregunta a Morgan.
—Son cinco puntos los que distancian de Febe.
—Con que cinco puntos —dice con cierta diversión—. ¿O sea que si le doy seis Febe se va?
—Qué desgraciado —murmura Cosette— ¿Cuál es el sentido?
—Tú cállate. Em.. déjame pensarlo un poco, Morgan.
Oigo a Febe maldecir y preguntarle bajo qué diablos le pasa.
—Bromeo bromeo —le contesta—. Por la paz del grupo le doy cinco puntos a Magnus. Primera y última vez que te doy puntos, Magnus. ¿Supongo nada lo impide, no? Ambos se salvan si tienen el mismo puntaje.
O bien ambos podrían ser eliminados, pero por la expresión de Morgan tan encantadora, pareciera ser que todo está más que bien.
—Ese es el espíritu de compañerismo que quería ver, lucecitas. —Lleva un dedo a sus ojos limpiándose una débil lágrima que se le ha escapado.
Resoplo.
Tomo mis cosas alejándome de ese espectáculo. En la puerta choco con Febe, las hojas que sostenía se le caen al suelo. Tarda en reaccionar, luego se agacha de inmediato. Sus ojos clavados en mis zapatillas.
—Ni que me tuvieras miedo, Febe —río con cierta arrogancia.
—¿Debería? —inquiere.
Me quedo en silencio observándola a mis pies.
—Será mejor que tu potencial regrese pronto —respondo en cambio.
Con prisa agarra todas sus cosas. No me quedo a verla. Me alejo de la sala sintiendo el peso de su mirada sobre mí.
Nuevamente llega el horario de almuerzo. Cosette ya fue escoltada hasta la celda, Magnus se ofreció a llevarle su comida. Aunque la mayoría tiende a creer que los dichos de Cosette no fueron más que un truco, más que nada esas fueron mis palabras, igualmente existe cierto resquemor a comer la carne. Hay un trato implícito de sacar comida del podio. Sutil. Se pasa en los sectores dónde no se encuentran las cámaras.
Afirmar que Cosette mintió fue una apuesta. No tengo pruebas de que la carne esté libre de cualquier sustancia extraña. No obstante, tiendo a pensar que es demasiado conveniente que ese cuento se haya hecho justo cuando Magnus cayó último. Sus reacciones siempre han sido desmesuradas. Nada tiene que ver la influencia de algún componente en su cuerpo. De ahí mis sospechas.
Avanzo con la bandeja por la ranura de metal. Siempre me voy por los fideos o la lasaña; todo lo que sea pasta, ya que son mis comidas favoritas. Sin embargo... Pienso en lo que siempre elige Theo solo para hacer una variante. Todos aquí suelen escoger lo mismo cada día, o muy similar. Nos conocen los gustos después de todo, el menú también va acorde a nosotros. Nuestros expedientes.
Theo siempre se va por lo salteado, así que tomo el arroz con verduras salteadas. Su tamaño equipara al de una olla, creo que apenas podré comerlo, pero no pierdo nada con probar. Cuando Theo se percata de lo que he tomado se queda observando unos segundos. Luego hace caso omiso sentándose unos puestos más allá.
Esta ley del hielo me enferma.
Terminamos de comer, y nos llaman al gimnasio. Siento la mirada punzante de Theo cada maldito segundo. Es como si dijera «¿Qué hacemos perdiendo el tiempo?» Tenemos que seguir investigando. Y es que sí después del invento de Morgan claro que es lo más razonable a hacer, mas callo esa voz en mi cabeza.
Ya bajé al subterráneo. ¿Podría habérselo dicho? ¿Pedirle que me acompañe? Claro que sí, pero fue un arrebato. No encontré ninguna puerta secreta, aunque también estaba bastante cabreado. Solo quería conseguir lo que necesitaba y ya. Por suerte el guardia me lo dio casi de inmediato. Saber lo de las transacciones fue un descuido de Félix. Yo jamás se lo mencionaría a nadie.
Morgan nos explica que tendremos una tarde recreativa, viendo una película para relajarnos un poco tras el examen. A su vez, a modo de celebración porque ninguno de nosotros se fue.
La película se llama "Unas vacaciones de pesadilla". Se ve de bajo presupuesto y nadie parece especialmente entusiasmado. Ni siquiera habíamos oído el título, más parece una película hecha por un amateur. Sé que si fuera por nosotros estaríamos encerrados lidiando con todas las emociones del momento. Pax está muerto, era nuestro compañero y está muerto. Todos tenemos las manos manchadas de sangre. Ver una película a tan poco de tiempo de su muerte es un insulto. No merecemos estar pasándolo bien.
Pero no tenemos opción. Nos sentamos en el suelo. Magnus y Cosette son los últimos en llegar. Magnus debió haberla liberado cuando sonó el anuncio por los parlantes. Está bien, es más que obvio que Proyecto 151 sabe lo que hemos hecho con Cosette, pero mejor hacernos los tontos, así como también ellos hacen con toda esta situación. «Putos sádicos». Si lo hacemos demasiado evidente, Morgan hará preguntas y podría estropear mi plan. Yo averiguaré quién está detrás de las muertes. Mi vida depende de ello.
Y la de Theo también.
La película se proyecta en grande, ocupando toda la pared. Los parlantes están detrás de nosotros, por lo cual es casi como estar en un cine, o lo que imagino debe ser. Nunca tuve la oportunidad de ir a uno, habían otras preocupaciones en la cabeza. Aunque sí me gustaría compartir esa experiencia con Jasmine alguna vez.
Van unos diez minutos de película y no pasa nada interesante. Solo un grupo de amigos que decide hacer un viaje en vacaciones. Son bastante inmaduros y quieren joda. No obstante, la música anticipa que algo malo va a suceder.
La chica que conduce el vehículo está ebria, y el del copiloto no está mucho mejor. La noche es lúgubre, y la niebla impide ver bien el camino.
El grupo en los asientos traseros continúan bebiendo y charlando. La música demasiado fuerte. Uno de ellos baja la ventana gritando un par de incoherencias.
Todo es locura y diversión.
Pero de un segundo a otro la música se detiene. Cualquier ruido se va, y cuando el sonido regresa, abruptamente se escucha un golpe. Tan real, que es como si estuviera pasando en la sala.
Los jóvenes se bajan del automóvil, percatándose de que han atropellado a un animal. Al acercarse lentamente, se dan cuenta de que es un gato. El cuerpo de este se retuerce. Está agonizando, son sus últimos segundos con vida.
A la chica que conducía le da un susto horrible enfrentarse a tal escena. Regresa de inmediato al automóvil. El grupo la imita, dejando al animal solo y abandonado en medio de la carretera.
Unos incómodos e innecesarios segundos enfocando al animal se despliegan frente a nosotros.
Y no se detiene... y sus extremidades... y el estado de su cabeza...
Me levanto repentinamente ante la imagen que sigue reproduciéndose en el proyector.
«No puedo seguir viendo esto» es lo único que pienso.
Febe tiene la ligera intención de levantarse junto conmigo. No lo hace. Félix la toma del brazo, obligándola a permanecer en esa posición.
Me excuso con Morgan con que el estudio me tiene exhausto. No cede de buenas a primeras, pero finalmente me deja ir. Corro por los pasillos, y cuando llego a mi cuarto entro a la cama, buscando un refugio en esta.
«Culpa».
Magnus tiene razón. Theo no sabe de lo que soy capaz, y si fuera por mí ojalá nunca lo supiera.
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